De viaje por Ucrania y Rusia en el ¨²ltimo verano de la URSS

Visit¨¦ Ucrania en julio de 1991, durante el ¨²ltimo y caluroso verano de la URSS. Viajar en aquel momento a la Uni¨®n Sovi¨¦tica supon¨ªa meterse de lleno en el ojo del hurac¨¢n para ser testigo de cambios que pasar¨ªan a la historia. En el ambiente callejero de Mosc¨², Leningrado (actual San Petersburgo) y Kiev se respiraban aires de gl¨¢snost (transparencia) y reforma. Aunque a¨²n no lo sab¨ªamos, la perestroika de Mija¨ªl Gorbachov ten¨ªa los d¨ªas contados.

Los is¨®topos radiactivos de la central nuclear de Chern¨®bil, que hab¨ªa explotado dos a?os antes a solo 180 kil¨®metros de la capital ucrania, todav¨ªa flotaban en el aire, aunque no los ve¨ªamos, y un vaho caliente y pegajoso, adem¨¢s de los mosquitos, sub¨ªa del inmenso r¨ªo Dni¨¦per que abarca desde Rusia hasta el mar Negro. Encontrar una cerveza fr¨ªa (jal¨®dnaie piba) en la ciudad era una misi¨®n imposible, y los rostros severos e hirsutos de los monjes ortodoxos contrastaban con las formidables esculturas de hierro fundido que guardan la entrada al Callej¨®n de las Ciudades Heroicas del Museo de la Guerra, un conjunto de edificios de estilo brutalista que cuentan la ¨¦pica resistencia que los habitantes de Kiev opusieron en 1941 a los invasores alemanes, en una colina coronada por el monumento a la Madre Patria, una escultura de acero inoxidable de 62 metros de altura y 530 toneladas, obra de Yevgeny Vuchetich (1908-1974). Puro realismo socialista.

Esplendor y decadencia

Esto fue casi una d¨¦cada despu¨¦s de mi primer viaje a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en el g¨¦lido diciembre de 1983, cuando Europa estaba en plena crisis de los misiles Pershing-2 ¡ªuno de los cap¨ªtulos m¨¢s tensos de la Guerra Fr¨ªa que puso al mundo al borde de una guerra nuclear, aunque pocos se enteraron¡ª, pero el abandono segu¨ªa siendo evidente en los majestuosos edificios y plazas de San Petersburgo: el Palacio de Invierno (donde se encuentra el Museo del Ermitage), la fortaleza de Pedro y Pablo, el Almirantazgo y su inconfundible aguja dorada o la plaza de los Decembristas, frente a la majestuosa catedral de San Isaac. Las recepciones de los hoteles segu¨ªan tan desangeladas como las recordaba, al igual que los comercios, salas de fiestas o restaurantes de la avenida Nevski.

Por las calles de Mosc¨² predicaban grupos de Hare Krishna, y aunque acababa de abrir un McDonalds, a los famosos almacenes GUM de la Plaza Roja a¨²n no hab¨ªan llegado las marcas de moda y todav¨ªa se pod¨ªa comprar una recia c¨¢mara r¨¦flex Zenith por menos de 500 pesetas (unos 3 euros) o reservar mesa en un restaurante de lujo como el Praga de la calle Arbat, hoy cerrado, para una cena que inclu¨ªa caviar beluga y esturi¨®n ahumado, por 10 o 15 euros por persona.

El gigante ca¨ªdo

La declaraci¨®n de independencia de Ucrania tras el fallido golpe de Estado de agosto de 1991 fue el golpe de gracia para la URRS, cuando un dips¨®mano llamado Bor¨ªs Yeltsin se puso al frente del Kremlin culminando la jugada que el papa Juan Pablo II, Margaret Thatcher, Lech Walesa y un exactor de cine reconvertido a presidente de EE UU llamado Ronald Reagan hab¨ªan puesto en marcha varios a?os antes, y que termin¨® con el fin de la Guerra Fr¨ªa y la desintegraci¨®n y el colapso econ¨®mico de la Uni¨®n Sovi¨¦tica el 25 de diciembre de 1991.

De las ruinas de la superpotencia socialista surgir¨ªa un pa¨ªs de ricos de nuevo cu?o, mafiosos, nost¨¢lgicos del antiguo r¨¦gimen y esp¨ªas reconvertidos en pol¨ªticos como Vlad¨ªmir Putin (Leningrado, 1952), el sucesor de Yeltsin, que devolver¨ªa la pelota a Occidente m¨¢s de dos d¨¦cadas despu¨¦s colocando, mediante t¨¢cticas de desinformaci¨®n y las redes sociales que le permitieron ganar las elecciones, a un exc¨¦ntrico millonario al frente de la Casa Blanca.

Una vuelta de tuerca

Quiz¨¢s no sea casualidad que la actual crisis entre Ucrania y Rusia coincida con el 30? aniversario del fin de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Putin, que entra ya en la setentena, se ha marcado como legado resucitar el papel de Rusia como potencia mundial. En 1998, fue nombrado primer vicejefe de la Administraci¨®n de Yeltsin. Dos meses despu¨¦s, pasar¨ªa a ocupar el puesto de director del Servicio Federal de Seguridad (FSB), heredero del KGB sovi¨¦tico, donde Putin hab¨ªa comenzado su carrera profesional como agente secreto en Alemania. El 26 de marzo de 2000 gan¨® las elecciones con el 53% de los votos.

No hace falta ser un fino analista para darse cuenta de que el l¨ªder del Kremlin, que desde entonces ha ido acumulando poder y eliminando adversarios pol¨ªticos, nunca dejar¨¢ que Ucrania vaya por libre. Y no solo por motivos estrat¨¦gicos. Tras la amenaza de una nueva invasi¨®n no est¨¢ solo la intenci¨®n de Putin impedir la expansi¨®n de la OTAN, sino la tesis de que Rusia y Ucrania, al igual que Bielorrusia, son un solo pueblo cuyo origen se remonta a los viajes de los rus o varegos, como se conoc¨ªa a los vikingos procedentes de la regi¨®n de Gotland, en Suecia, que en el siglo IX abrieron las rutas comerciales del este de Europa.