Una ruta literaria por los inh¨®spitos paisajes de Yorkshire
De Haworth a Heptonstall, un viaje por el paisaje ingl¨¦s que inspir¨® a las hermanas Bront?, a Ted Hughes y a Sylvia Plath
Para llegar a Haworth (West Yorkshire), lo m¨¢s f¨¢cil es tomar, en M¨¢nchester o en Leeds, uno de los muchos trenes que van hasta Hebden Bridge, y en la propia estaci¨®n, el llamado Bront? Bus, que tarda algo m¨¢s de media hora y que nos deja muy cerca de la casa museo de las hermanas (el Bront? Parsonage Museum). Cuando el autob¨²s empieza a subir, serpenteando por una carretera local, el paisaje es de una belleza abrumadora. Hay bandadas de cuervos y azores graznando sobre los p¨¢ramos cubiertos de rocas, helechos y musgos. Pero es al llegar al pueblo cuando todo estremece: el dialecto ¨¢spero, musical y brusco de la gente de la zona, las calles empinadas y oscuras, el rugido del viento, las tumbas del cementerio derrumbadas y comidas por las ortigas y el olvido, la sobria rector¨ªa, en cuyo interior todav¨ªa palpitan los objetos y los muebles de la familia. Y es que, como dijo el poeta Seamus Heaney, esta zona de Yorkshire se nutre de un ¡°paisaje primitivo donde las piedras gritan y los horizontes sufren¡±.?
?Es esta Cumbres Borrascosas, una de las mansiones que se describen en la famosa obra hom¨®nima de Emily Bront??, es lo primero que nos preguntamos al entrar en el Parsonage. Pues s¨ª y no, porque, aunque tiene mucho que ver, en realidad Emily se inspir¨® en un cobertizo de un lugar llamado Top Withens, a casi cinco kil¨®metros de all¨ª, y que es hoy parte del recorrido por los parajes de las Bront?.
Huyendo de las r¨ªgidas ataduras de la Inglaterra victoriana, en la casa que es hoy museo se recluyeron las hermanas para escribir obras que ya son cl¨¢sicos como Jane Eyre o Cumbres borrascosas. Las habitaciones se han conservado tal y como estaban, de modo que el visitante se puede imaginar a sus moradores a lo largo del tiempo: las ni?as jugando en el office, Emily pelando patatas en la cocina o practicando escalas en el piano, o Charlotte visti¨¦ndose para su boda. Y es que el misterio que ejerce el Parsonage en el visitante tiene mucho que ver con la narrativa dom¨¦stica en torno a la cual se articulan los objetos, los muebles y las estancias: el cuarto de los juegos es el mismo en el que la Emily adulta dorm¨ªa, y donde se cree que salv¨® a su hermano Branwell de un incendio; junto a esta habitaci¨®n est¨¢ el lugar donde el reverendo Patrick Bront? tuvo que lidiar con el delirium tremens de su hijo; el comedor en el que Charlotte, Emily y Anne caminaban en torno a la mesa redonda, discutiendo los planes del d¨ªa, es tambi¨¦n la estancia que contiene el sof¨¢ en el que muri¨® Emily, y la verja que Charlotte cruz¨® para contraer matrimonio es tambi¨¦n la verja a trav¨¦s de la cual fue transportado su ata¨²d el d¨ªa de su entierro. Siguen ah¨ª tambi¨¦n objetos originales: la copia del famoso retrato realizado por Branwell¡ªel original se conserva en la National Portrait Gallery de Londres¡ª de Anne, Emily y Charlotte; cartas a medio escribir, un tintero, una taza de t¨¦, un peri¨®dico sobre el escritorio del reverendo, unos trapos de cocina, los dibujos de Branwell, el piano, una cama con dosel o unas l¨¢mparas de aceite que nos meten de sopet¨®n en el ambiente.
Todo ello, adem¨¢s, intercalado con paneles que proporcionan informaci¨®n sobre la biograf¨ªa de la familia y que nos acercan a la tragedia que vivi¨®. Porque, si hemos dicho que el entorno del Parsonage estremece, a¨²n produce una impresi¨®n mayor descubrir que fue el padre de las escritoras, el reverendo Patrick Bront? ¡ªun irland¨¦s de origen campesino que estudi¨® gracias a una beca¡ª quien sobrevivi¨® y enterr¨® a toda su familia, seis personas en total, con edades comprendidas entre los 11 y los 39 a?os.
Todo estremece: el dialecto ¨¢spero, musical y brusco, las calles empinadas y oscuras, el rugido del viento, las tumbas del cementerio derrumbadas
Adem¨¢s de callejear por Haworth, as¨ª como visitar la iglesia, el cementerio y la escuela, uno puede conocer los inspiradores parajes por los que paseaban las hermanas. Aparte de Top Withens, merece la pena sentir el viento y escuchar el chillido de las piedras de camino al puente y las Bront? Waterfalls. Merece la pena mancharse los zapatos de barro y pincharse las pantorrillas con los cardos y los brezos para llegar al Ponden Kirk, una gran piedra gran¨ªtica con poderes m¨¢gicos: la leyenda dice que si una chica atraviesa gateando el gran agujero al pie de la roca, se casar¨¢ ese a?o.
Pero esta zona de Inglaterra no es exclusiva de las Bront?. En Yorkshire?nacieron tambi¨¦n, entre otros, los dramaturgos John Arden y Alan Bennett, y los poetas W. H. Auden y Ted Hughes. Este ¨²ltimo, casado con la poeta americana Sylvia Plath, vivi¨® un tiempo en Heptonstall, muy pr¨®xima a Hebden Bridge, ciudad mercado del valle de Upper Calder, en el que cogimos el autob¨²s y al que ahora regresamos. Es un placer pasear por sus ordenadas calles adornadas con cestones de flores, por su plaza o por la ribera del r¨ªo Calder, as¨ª como comer un sunday roast (rosbif, patatas asadas, verdura y Yorkshire pudding) en uno de sus pubs.
El ¨²ltimo reino celta
A tres kil¨®metros de?Hebden Bridge est¨¢ Heptonstall, que fue especialmente significativo para Hughes, y uno comprende de inmediato por qu¨¦ la naturaleza (cardos, helechos, viento¡) y los animales (zorro, cuervo, azor, caballos, lucios¡) tuvieron tanta presencia en su obra. En ¨¦l se ergu¨ªa el principal baluarte de Elmet, el ¨²ltimo reino celta que hubo en Inglaterra, y que el poeta fundi¨® con Yorkshire?en el poemario Remains of Elmet. En Heptonstall se halla tambi¨¦n The Beacon, la casa de sus padres, donde vivi¨® con Sylvia Plath cuando acababan de casarse y desde la que visitaron la parroquia de las Bront?. De esta visita sali¨® el poema de Plath titulado Cumbres borrascosas. En este caso, la poeta no volv¨ªa a contar la historia de las Bront?, sino que us¨® las im¨¢genes de los sombr¨ªos p¨¢ramos para transmitir su propio estado de ¨¢nimo desolado (¡°El viento doblegando todo en una ¨²nica direcci¨®n / noto c¨®mo intenta / extraerme el calor¡±). Dos a?os m¨¢s tarde, a la edad de 30 a?os, se suicid¨® y, por deseo de su marido, fue enterrada en el cementerio de Heptonstall. Su tumba, en la que se puede leer: ¡°En memoria de Sylvia Plath Hughes, 1932-1963. Incluso entre las llamas ardientes puede cultivarse el loto dorado¡±, fue desde el principio centro de peregrinaci¨®n de muchos lectores y objeto de una intensa pol¨¦mica. En varias ocasiones unas manos an¨®nimas (la prensa brit¨¢nica apunt¨® a que se trataba de grupos feministas) hicieron pintadas y borraron el apellido Hughes. El estremecedor y bell¨ªsimo poema de?Ted Hughes titulado Los perros se est¨¢n comiendo a tu madre, dirigido a su hija Frieda, da cuenta de esa ¨¦poca en que cr¨ªticos, bi¨®grafos y estudiosos no cesaban de cebarse con el cad¨¢ver de Plath.
En Hebden Bridge es un placer pasear por sus ordenadas calles adornadas con cestones de flores, por su plaza o por la ribera del r¨ªo Calder
Muy cerca de The Beacon, hundida en el valle, est¨¢ Lumb Bank, la casa que Hughes compr¨® en 1969. All¨ª se traslad¨® con sus hijos y con su amante Brenda Hedden. Unos a?os despu¨¦s alquil¨® la casa a la Fundaci¨®n Arvon, una organizaci¨®n de escritura creativa en la que hab¨ªa estado involucrado que sigue organizando residencias y cursos. Desde ella se ven las chimeneas del poema Lumb Chimneys y uno entiende las palabras con las que Hughes defini¨® su tierra: ¡°Al oeste de Yorkshire¡ nada consigue huir del todo hacia la felicidad. La gente no acaba de desligarse de la piedra, como si la mitad de su cuerpo a¨²n estuviese en la tierra, y las tumbas est¨¢n demasiado cerca de la superficie¡±.
Cristina S¨¢nchez-Andrade es autora de la novela Alguien bajo los p¨¢rpados (Anagrama).
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