Restos mayas, buen caf¨¦ y olas perfectas en El Salvador

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La memoria de su conflicto civil, entre 1980 y 1992, y la inspiradora figura de monse?or Romero, asesinado durante la celebraci¨®n de una misa en 1980, est¨¢n presentes en casi todos los ¨¢mbitos de la vida de El Salvador: religioso, pol¨ªtico, social, art¨ªstico¡­ Es el pa¨ªs m¨¢s peque?o de Centroam¨¦rica ¡ªsu superficie no es mucho mayor que la provincia de Ciudad Real¡ª, pero se ha convertido en la segunda econom¨ªa de la zona, por detr¨¢s de Costa Rica. Aunque poco conocida, su oferta tur¨ªstica es diversa y atractiva: incluye singulares yacimientos arqueol¨®gicos mayas, la ruta por sus pueblos coloniales, 300 kil¨®metros de costa y el espect¨¢culo natural de sus muchos lagos y volcanes.

Tres maravillas mayas

De la civilizaci¨®n maya hay infinidad de aspectos que se desconocen, pero, hasta no hace mucho, de lo que menos sab¨ªamos era de la vida de los mayas de a pie, ya que los grandes palacios, pir¨¢mides y escrituras jerogl¨ªficas estaban reservados a reyes, sacerdotes y nobles. Con el descubrimiento en 1976 de la Joya de Cer¨¦n, uno de los sitios arqueol¨®gicos m¨¢s importantes de Mesoam¨¦rica, qued¨® por fin a la vista su vida cotidiana. Es conocida como la Pompeya de Am¨¦rica, porque hacia el a?o 600, como consecuencia de la erupci¨®n del volc¨¢n Laguna Caldera, la poblaci¨®n qued¨® sepultada bajo un manto de cenizas. Hubo que esperar casi 1.400 a?os hasta que una excavadora puso accidentalmente al descubierto este poblado precolombino. A partir de ese momento comenzaron las excavaciones, que han conseguido sacar a la luz numerosas estructuras, entre ellas la casa del cham¨¢n y un temazcal (ba?o p¨²blico), y desvelando los materiales y t¨¦cnicas de construcci¨®n de viviendas, sistemas sanitarios¡­ Algunas de las casas-caba?a conservan restos de la madera y de la palma con las que fueron levantadas originalmente. Patrimonio mundial desde 1993, es un monumento maya ¨²nico en el mundo porque ha permitido documentar la forma en que viv¨ªa el pueblo llano de esta cultura prehisp¨¢nica. La visita se realiza a la sombra de la fresca y frondosa vegetaci¨®n, especialmente de los monumentales guanacastes o ¡°¨¢rboles que oyen¡±, as¨ª conocidos por la forma de oreja que tienen sus grandes semillas.

A unos 50 kil¨®metros est¨¢ el siguiente parque arqueol¨®gico que merece la pena visitar: Tazumal, ¡°el lugar donde descansan las almas¡±. Es un complejo ceremonial que funcion¨® entre los a?os 100 y 1200, y donde pueden verse una pir¨¢mide de 25 metros de altura y los restos de un juego de pelota. Hay estudiosos que sostienen que al final de estos partidos, ligados a rituales religiosos, los vencedores eran sacrificados por los sacerdotes en los altares sagrados. En estos templos tambi¨¦n inmolaban a los guerreros y jefes capturados de las tribus enemigas. Todos estos sacrificios humanos, que tambi¨¦n inclu¨ªan ni?os, eran ofrendas a los dioses para favorecer las cosechas, provocar la lluvia o dar gracias por los favores recibidos.

Hacia el este est¨¢ Cihuat¨¢n, el mayor yacimiento maya del pa¨ªs; una ciudad que pudo albergar m¨¢s de 20.000 habitantes. La zona visitable se limita al Centro Ceremonial de Poniente, donde se encuentran los principales monumentos sacados a la luz hasta la fecha: un amplio recinto amurallado, una gran pir¨¢mide, los restos de varios templos, dos canchas de juego de pelota y algunas construcciones m¨¢s. La zona de la Acr¨®polis, en la que se situar¨ªan los palacios de los gobernantes, est¨¢ en proceso de excavaci¨®n. Cihuat¨¢n tiene una especial significaci¨®n dentro de la arqueolog¨ªa maya porque aqu¨ª se hallaron varias figuritas con ruedas, meros juguetes infantiles que demostrar¨ªan que, pese a que no la utilizaron como medio de transporte, los mayas s¨ª conoc¨ªan la rueda.

Encanto colonial

El Salvador cuenta con cerca de 500 sitios arqueol¨®gicos, entre yacimientos precolombinos y pueblos coloniales. Uno de estos ¨²ltimos, quiz¨¢s el mejor conservado, es Suchitoto, a 60 kil¨®metros de San Salvador, la capital. La mayor parte de sus calles lucen los tradicionales e irregulares empedrados y en la plaza principal destaca la iglesia blanca de Santa Luc¨ªa, del siglo XVIII. Pr¨¢cticamente ninguna edificaci¨®n supera las dos plantas y las fachadas de las casas son de brillantes e intensos colores, con enormes ventanas enrejadas. En los soportales de la plaza, grupos de campesinos descansan mientras alg¨²n vendedor anuncia a voces su mercanc¨ªa. Una pupuser¨ªa cercana trae el aroma de sus sabrosas tortillas de ma¨ªz rellenas de carne. Suchitoto vivi¨® su mayor esplendor entre los siglos XVII y XIX gracias al a?il, el tinte azul que se extrae de la planta xiquilite (Indigofera suffruticosa). Con la llegada de los tintes industriales la prosperidad de la zona decay¨®, aunque hoy, a menor escala, se ha reactivado la producci¨®n artesanal de a?il. As¨ª, el pueblo vive del turismo y del incipiente y m¨¢s espec¨ªfico avistamiento de aves en el cercano embalse de Suchitl¨¢n. En este lago artificial de 450 kil¨®metros cuadrados de superficie viven cerca de 100 especies de aves, algunas de ellas end¨¦micas, como el ¨¢guila caracolera.

La Ruta de las Flores

Este interesante recorrido por pintorescos pueblos de monta?a enclavados muy cerca de la cordillera de los volcanes se llama as¨ª porque la ruta est¨¢ repleta de plantaciones de caf¨¦, casi siempre exhibiendo su llamativa flor blanca. Nahuizalco, Salcoatit¨¢n, Apaneca, Juay¨²a¡­ son algunas de estas poblaciones en las que se cosecha uno de los mejores caf¨¦s de altura del mundo. Para saborearlo, durante la visita a Ataco y sus llamativos murales callejeros hay que ir a The House of Coffee y preguntar por ?scar Escalante, un experto en la selecci¨®n y preparaci¨®n de los mejores caf¨¦s salvadore?os. Una inolvidable experiencia gustativa.

Surf junto a San Salvador

El viajero no debe irse de El Salvador sin visitar su costa, sobre todo si se es amante del surf; algunas de las playas m¨¢s reconocidas internacionalmente para este deporte est¨¢n aqu¨ª, como la de El Tunco, a 40 minutos en coche de San Salvador. Tampoco hay que perderse la bah¨ªa de Jiquilisco, donde el oc¨¦ano penetra kil¨®metros y kil¨®metros tierra adentro mezclando el agua salada con la dulce y generando en sus 27 islas un ecosistema muy especial en el que abundan los caimanes y tortugas marinas que desovan en estas aguas.