Doce museos al aire libre en Espa?a (m¨¢s una sorpresa submarina)
Sierras y valles de Espa?a salpicados de esculturas. ?rboles y pe?ascos pintados. Paseamos entre 'chillidas' y obras de Agust¨ªn Ibarrola o Wolf Vostell desplegadas en plena naturaleza
Caminando al aire libre se pueden ver obras de artistas importantes, como las de Eduardo Chillida en Hernani. Tambi¨¦n piezas de aficionados, como las caras enormes que hay esculpidas junto al embalse de Buend¨ªa, en el noroeste de Cuenca. En cualquier caso, hay ocasiones en las que es mejor verlas ah¨ª, a pleno sol, que bajo los focos de un museo. Es m¨¢s entretenido y, en estos tiempos, tambi¨¦n m¨¢s prudente.
A diferencia de las que se muestran entre cuatro paredes, estas son obras vivas, expuestas a los agentes atmosf¨¦ricos, la contaminaci¨®n, los rayos, los incendios, las agresiones intencionadas o involuntarias de los hombres y las epidemias forestales¡ El tr¨¢gico destino del Bosque Pintado de Oma (Bizkaia), famosa muestra de land art de Agust¨ªn Ibarrola, devastado por una plaga, obliga a mirar estas obras con otros ojos, con m¨¢s emoci¨®n. Su fragilidad las hace m¨¢s humanas, m¨¢s preciosas. Ay si Las meninas envejecieran, si La Gioconda muriera¡
Una utop¨ªa hecha realidad
Chillida Leku (Gipuzkoa)
Ver las grandes obras de Eduardo Chillida en los prados que rodean el caser¨ªo Zabalaga, que el propio escultor rehabilit¨® en Hernani, es algo tan grato y natural como ver su famoso Peine del viento al borde del mar, en San Sebasti¨¢n, en lugar de en un fr¨ªo museo. ¡°Un d¨ªa so?¨¦ una utop¨ªa: encontrar un espacio donde pudieran descansar mis esculturas y la gente caminara entre ellas como por un bosque¡±, dijo el escultor. Ya no es un sue?o. Es Chillida Leku. A lo largo y ancho de una parcela de 13 hect¨¢reas se descubren 40 de sus esculturas de diferentes tama?os, tirando a inmensas. Las m¨¢s grandes son Lotura XXXII, de 64 toneladas, y Buscando la luz I, de 22. En condiciones normales (prepandemia), a los visitantes se los anima a palpar las obras para sentir la fuerza de los materiales de que est¨¢n hechas: acero y piedra (sobre todo, granito rosa). Ahora es casi mejor no tocar nada.
Tres esculturas y un bosque pintado
Parque de los Pueblos de Europa (Bizkaia)
En Gernika, al lado de la Casa de Juntas, se halla el Parque de los Pueblos de Europa, una cuidada floresta de encinas, robles y hayas donde habitan dos fabulosos monumentos: las esculturas Large Figure in a Shelter (gran imagen en su refugio), de Henry Moore, y Gure aitaren etxea (la casa de nuestro padre), de Chillida. Tres, si contamos el ?rbol de Gernika, el roble que simboliza las libertades tradicionales del Pa¨ªs Vasco y junto al que han jurado, desde hace siete siglos, los se?ores de Bizkaia, los reyes de Espa?a y los lendakaris. El de Gernika es muy importante, s¨ª, pero los ¨¢rboles que todo el mundo conoce y relaciona con el Pa¨ªs Vasco son los 500 pinos que Agust¨ªn Ibarrola pint¨® entre 1982 y 1985 en Oma, a ocho kil¨®metros de la villa foral. El Bosque Pintado de Oma es la obra de land art m¨¢s famosa de Espa?a. Y la peor tratada, pues ha sido v¨ªctima de talas y atentados que nada tienen que ver con el arte y todo con la pol¨ªtica. Encima, estos ¨²ltimos a?os ha sufrido una plaga letal, la banda marr¨®n o peste del pino, que lo ha arrasado y oblig¨® a cerrarlo en 2018 por motivos de seguridad. La idea, tal como se cuenta en la web de Agust¨ªn Ibarrola, es recrear las pinturas en otro bosque cercano. Cuando la pandemia (humana) amaine. Los ¨¢rboles y los hombres se marchitan y mueren. El arte permanece.
Pe?as a todo color
Dehesa de Garoza (?vila)
Dos d¨¦cadas despu¨¦s de intervenir en el bosque de Oma, entre 2005 y 2009, Ibarrola pintaba 115 grandes pe?as gran¨ªticas de la dehesa de Garoza, en Mu?ogalindo, a 20 kil¨®metros de la capital abulense, componiendo una inmensa obra de land art que puede recorrerse siguiendo varios senderos con la ayuda de un plano y una audiogu¨ªa. Era la culminaci¨®n de su serie Bosques, que arranc¨® en el de Oma. Menudo museo se busc¨® el vizca¨ªno para pintar y exponer sus piedras: alrededor, las viejas encinas; arriba, el azul perfecto del cielo de ?vila. Y enfrente, al otro lado del valle de Ambl¨¦s, el castro vet¨®n de Ulaca.
Puerta a la naturaleza
Sierra de Francia (Salamanca)
Una puerta blanca, con su marco blanco, abierta en mitad del campo (Al otro lado, de Manuel P¨¦rez de Arrilucea): ?qui¨¦n dijo que no se le pueden poner puertas al campo? Diez camas llenas de musgo, ramas y flores (Sue?os prodigiosos, de Alfredo Oma?a): el sue?o de una siesta de verano de unos elfos dormilones. Estas son dos de las obras que jalonan los Caminos de Arte en la Naturaleza, cuatro sugestivos senderos circulares de entre siete y diez kil¨®metros que permiten recorrer diferentes zonas del parque natural de Las Batuecas-Sierra de Francia contemplando, de paso, esculturas de una veintena de artistas. El llamado Camino de las Ra¨ªces discurre alrededor de La Alberca, pueblo que ya es, sin necesidad de que nadie intervenga, una obra de arte. A este se le suman el Camino de los Prodigios, el Asentadero-Bosque de los Espejos y el Camino del Agua.
Bronce sobre fachadas
Rinc¨®n de Ademuz (Valencia)
Aislada entre Cuenca y Teruel, sin contacto f¨ªsico con la Comunidad Valenciana (a la que pertenece territorialmente), la comarca del Rinc¨®n de Ademuz es la tierra m¨¢s rec¨®ndita, alta y fr¨ªa (caen nevadas de un metro) de esta zona. Aqu¨ª veremos sabinas milenarias y manzanos en lugar de naranjos. Y tambi¨¦n pueblos de antigua y hermosa traza, como Castielfabib, y ca?ones rebosantes de vegetaci¨®n y cascadas, como la hoz del Boh¨ªlgues. Para completar el descubrimiento tambi¨¦n veremos, distribuidas por los pueblecitos del enclave, 70 obras seleccionadas en las dos bienales internacionales de escultura Rinc¨®n de Ademuz, en 2001-2003 y 2003-2005. En Arroyo Cerezo est¨¢n dos de las mejores: Horse, del brit¨¢nico Philip Bews, un caballo de 3,5 metros de altura hecho con ramas de encina al que el tiempo (el atmosf¨¦rico) no ha tratado bien. Y Echoing Walls (paredes con eco), de la tambi¨¦n brit¨¢nica Diane Gorwin, que contin¨²a como el primer d¨ªa porque son caras de bronce incrustadas en los muros de piedra de la aldea.
Ojos que acechan
Ruta de las Caras (Cuenca)
Krishna, Maitreya, Arjuna¡ Enormes rostros de divinidades aparecen esculpidos en la orilla rocosa del embalse de Buend¨ªa, un mar de color turquesa que ba?a el noroeste de Cuenca. No son obra de hombres prehist¨®ricos. Ni de ning¨²n artista moderno. Son el capricho de dos amigos aficionados a la escultura y el esoterismo, Eulogio Reguillo y Jorge J. Maldonado. En total, hay 18 relieves. Y miden hasta 3,5 metros de altura.?Land art? Desde luego son pura land, tierra hecha cara, roca que acecha con cien ojos al caminante en las sombras del pinar, cual pir¨¢mide maya devorada por la selva, y que contempla con hipnotizadora fijeza de mo¨¢i las aguas del pantano. Un sitio raro. Y un bonito paseo.
Remota furia creadora
El Valle de los Sue?os (Madrid)
Puebla de la Sierra, el municipio madrile?o m¨¢s alejado de la capital (a unos 110 kil¨®metros) y menos densamente poblado, se esconde en un valle salpicado de robles centenarios y esculturas muy modernas. Hay un centenar de ellas, m¨¢s que vecinos en el pueblo (65). Es El Valle de los Sue?os. El escultor Federico Egu¨ªa, nacido aqu¨ª, ha sido el impulsor tanto del parque, cuyas primeras obras se instalaron en 2005, as¨ª como de la Bienal Valle de los Sue?os, que ya lleva siete ediciones y ha atra¨ªdo a docenas de artistas, generando una furia creadora que no se ve¨ªa por estos apartados lares desde el Sil¨²rico, cuando se formaron las afiladas pizarras de la sierra del Rinc¨®n, la cual, dicho sea de paso, fue declarada reserva de la biosfera por la Unesco en 2005. Un paseo de 1,3 kil¨®metros por y alrededor del pueblo permite ver obras tan impactantes como Minotauro, de Jorge Egea Izquierdo, de gesto y mirada hondamente humanos. O como Post hominum memoriam, una mujer roja haciendo equilibrio sobre un hombre azul, de seis metros de altura, homenaje de Henrique Prado a todas las que sufren violencia machista.
Danza de olivos y monolitos
Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) | Huesca
Richard Long, Ulrich R¨¹ckriem, Siah Armajani, Fernando Cas¨¢s, David Nash, Alberto Carneiro y Per Kirkeby fueron los artistas seleccionados por el Centro de Arte y Naturaleza de Huesca (CDAN) para participar en el proyecto Arte y naturaleza. Entre 1994 y 2009 dise?aron obras especialmente concebidas para un emplazamiento concreto dentro del paisaje de la provincia, con libertad casi total. La m¨¢s espectacular es ?rboles como arqueolog¨ªa, de Fernando Cas¨¢s: ocho monolitos de granito negro y dos olivos centenarios plantados al borde de un acantilado junto a la ermita rom¨¢nica de la Virgen de la Corona, en Pirac¨¦s, a 20 kil¨®metros de Huesca. Est¨¢ se?alizada 1,5 kil¨®metros antes de llegar al pueblo. Despu¨¦s esperan unos 10 minutos de paseo desde la carretera y, una vez arriba, unas magn¨ªficas vistas del desierto de Los Monegros, con sus muelas y tozales justo a nuestros pies.
P¨ªcnic muy inspirador
Isla de las Esculturas (Pontevedra)
A su paso por la capital pontevedresa, el r¨ªo L¨¦rez forma una isla largirucha, de casi un kil¨®metro, que est¨¢ salpicada de monolitos, laberintos y bancos con mensajes filos¨®ficos. Una espectacular pasarela colgante met¨¢lica de color blanco da acceso a la Illa do Covo, m¨¢s conocida como la Isla de las Esculturas por las 12 obras de granito que la adornan, de artistas internacionales de la talla de Giovanni Anselmo, Dan Graham o Francisco Leiro. Es una isla de arte pero tambi¨¦n ¡ªo sobre todo¡ª de naturaleza, y est¨¢ declarada Lugar de Importancia Comunitaria. Perfecta para pasear, correr, pedalear o comerse un bocadillo contemplando los patos, las garzas, los somormujos lavancos y otras aves que pululan en estas m¨¢rgenes fluviales.
Mitolog¨ªa en piedra
Parque escult¨®rico Torre de H¨¦rcules (A Coru?a)
47 hect¨¢reas ¡ªunos 90 campos de f¨²tbol¡ª mide el parque que rodea la coru?esa Torre de H¨¦rcules, una colina verde con vistas al oc¨¦ano y 18 grandes esculturas, buena parte de ellas de asunto mitol¨®gico: Caronte, Breog¨¢n, Hidra de Lerna, H¨¦rcules en la nave de los argonautas¡ 19 si se incluye el propio faro bajo el que H¨¦rcules enterr¨® al gigante Geri¨®n y que (leyendas aparte) ilumina esta esquina del mundo desde hace 2.000 a?os.
Arte chocante
Los Barruecos y el Museo Vostell (C¨¢ceres)
La pe?a de la Bomba, la Seta y la G¨¢rgola, la de la Horca, la del Tibur¨®n, la del Caracol¡ son algunas de las muchas moles gran¨ªticas, esculpidas art¨ªsticamente por el azar geol¨®gico, que salpican el paraje de Los Barruecos, en Malpartida de C¨¢ceres, a 14 kil¨®metros de la capital provincial. Casi no se ven ¨¢rboles. Solo rocas y m¨¢s rocas, multiplicadas al reflejarse en el agua de las charcas. Sobre las grandes pe?as anida una de las mayores colonias de cig¨¹e?as de Europa, que llenan con su extra?a canci¨®n (el casta?eteo de los picos) todos los rincones de este no menos extra?o paisaje. Debajo de las pe?as tambi¨¦n hay que mirar, pues se conservan pinturas y grabados rupestres que atestiguan la fascinaci¨®n que los hombres han sentido desde siempre por este p¨¦treo lugar. Prendado qued¨® el alem¨¢n Wolf Vostell (1932-1998), pintor, escultor, pionero de la instalaci¨®n y el videoarte y figura destacada del movimiento Fluxus, que nada m¨¢s contemplar este paisaje en 1976 lo declar¨® ¡°obra de arte de la naturaleza¡± y decidi¨® crear all¨ª un museo donde se combinaran las creaciones naturales con las humanas. De las cuatro sendas autoguiadas que recorren el Monumento Natural de Los Barruecos, la m¨¢s completa es la ruta azul, de dos horas de duraci¨®n, que permite ver las pe?as m¨¢s curiosas, tumbas antropomorfas, un asentamiento romano, un poblado neol¨ªtico, grabados y pinturas rupestres y algunas de las esculturas al aire libre del Museo Vostell, incluida la ins¨®lita pieza V.O.A.E.X. Viaje de (H)ormig¨®n por la Alta Extremadura, que no es otra cosa que el viejo coche ¡ªun Opel Kadett¡ª del artista cubierto de hormig¨®n y empotrado contra un muro del mismo material. Una obra chocante, nunca mejor dicho.
Un paseo alucinante
Fundaci¨®n Montenmedio (NMAC) | C¨¢diz
Una blanca elipse escalonada donde los visitantes andan arriba y abajo y se sientan como en un anfiteatro angelical (Impresi¨®n del cielo, de Gunilla Bandolin). Asientos p¨²blicos que nadie puede usar porque parece haberlos fundido el sol o partido un rayo (Bancos sociales modificados, de Jeppe Hein). Una pasarela de cer¨¢mica decorada con dibujos chinos y ¨¢rabes, met¨¢fora de todo lo que une y separa a las diferentes culturas (Puente, de Shen Yuan). Obras como estas nos har¨¢n alucinar mientras paseamos por un pinar de la costa gaditana. Adem¨¢s veremos, sobre la fronda pinariega, el blanco caser¨ªo de Vejer de la Frontera y, al borde del mar, el faro blanco de Trafalgar y los acantilados de Barbate, que tambi¨¦n son obras de arte, pero no contempor¨¢neo, sino intemporal.
Museo Atl¨¢ntico, arte subacu¨¢tico en Lanzarote
Arte al aire libre no es. De hecho, hay que admirarlo respirando ox¨ªgeno embotellado o practicando snorkel. Pero quien quiera ver obras lejos de las salas de los museos y de las muchedumbres, no hallar¨¢ mejor lugar que este, bajo las aguas del oc¨¦ano, en Playa Blanca, al sur de la isla de Lanzarote. Dise?ado para generar un arrecife artificial a gran escala, el Museo Atl¨¢ntico consta de 10 grupos escult¨®ricos creados por el artista ingl¨¦s Jason deCaires Taylor, un especialista en este tipo de trabajos porque adem¨¢s de escultor es instructor de submarinismo.
Bajo las aguas se pueden ver escenas alucinantes: un parque infantil con hombres de negocios trajeados jugando en un columpio y un balanc¨ªn (Desregulado); h¨ªbridos de humanos y cactus (Jard¨ªn h¨ªbrido); 13 inmigrantes desfallecidos a bordo de una z¨®diac (La balsa de Lampedusa, obra inspirada en La balsa de la Medusa, del pintor Th¨¦odore G¨¦ricault). Para m¨¢s realismo y alucine, algunos de los personajes que aparecen en los grupos escult¨®ricos se basan en modelos aut¨¦nticos: en Cruzando el Rubic¨®n, los 35 individuos que caminan hacia un muro de Trump submarino son los vivos retratos de otros tantos habitantes de la isla canaria.
Todo esto se puede ver haciendo snorkel, pero en ese caso hay que tener buena vista y mejores pulmones, porque las obras se encuentran a una profundidad de 12 a 14 metros. Mejor bucear con todo el equipo. La empresa Dive College ofrece la experiencia a buceadores titulados y a no buceadores. A estos ¨²ltimos, l¨®gicamente, se los instruye previamente.
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