Siete playas y piscinas naturales en La Palma entre coladas de lava
Un chapuz¨®n en las pozas marinas de Charco Azul, los atardeceres en los arenales de Fuencaliente o buceo con morenas picopato en Malpique. Para eso, y mucho m¨¢s, da la llamada isla bonita
No hay en Espa?a un litoral tan cambiante y singular como el que circunda la isla canaria de La Palma, declarada por la Unesco reserva de la biosfera en 1983. Desde sus orillas oce¨¢nicas nos percatamos enseguida de su ¨ªndole de lavas y piroclastos, cuya oferta de ocio para ba?istas se prodiga en playas de arena negra, pozas, charcos y piscinas intermareales, una posibilidad diferente de disfrutar del Atl¨¢ntico, como bien demuestran estos siete ba?os en la llamada isla bonita.
Sus arenales no solo registran constantes mutaciones, sino que el aporte arenoso resulta estacional: lo que roban las corrientes marinas en invierno, lo devuelven a lo largo de la primavera. Un ¨²ltimo eslab¨®n de este lento acontecer vulcanol¨®gico ¨Dy actual objetivo del deseo tur¨ªstico¨D fue la sonora erupci¨®n, en septiembre de 2021, del Tajogaite (El Paso), flamante cono que a?adir a la larga lista de volcanes que se alinean en la dorsal de Cumbre Vieja.
La anchurosa playa de Charco Verde, icono de Los Llanos de Aridane
Tan cerca llegaron los efectos del volc¨¢n, que el enclave tur¨ªstico de Puerto Naos, a solo un kil¨®metro de Charco Verde, a¨²n permanece cerrado por la alta concentraci¨®n de gases nocivos. Raz¨®n de que la playa, una de las mejor valoradas de La Palma (estuvo inaccesible durante unos meses), no registre ni asomo de masificaci¨®n. El primor y calado de este arenal se miden en su belleza escasamente urbanizada y en su entorno de plataneras, que tiene como respaldo la cordillera de Cumbre Vieja, por donde transitan grupos de senderistas los 17 kil¨®metros de la Ruta de los Volcanes.
Charco Verde sigue disfrutando de aguas limpias en sus dos tramos de playa ¨Des m¨¢s amplio y menos pedregoso el meridional¨D, separados por un roquedo en el que permanece una imagen de la virgen de Carmen. Ancha hasta decir basta y con escal¨®n a la entrada del mar, que habr¨¢ que evitar en cuanto se desatan las marejadas. Toda vez que la arena negra retiene endiabladamente el calor, los d¨ªas de sol se recomienda calzar chancletas ¡ªver, si no, los respingos que dan los ni?os cuando abandonan las sombrillas¡ª. La toponimia de Charco Verde est¨¢ ligada a los juncos que orlaban los pozos de agua medicinal situados en su parte trasera. En El Remo, a tres kil¨®metros, se halla el reputado Kiosko 7 Islas, que tiene previsto reabrir pr¨®ximamente despu¨¦s de una larga temporada cerrados primero por el covid y, depu¨¦s, por la erupci¨®n del volc¨¢n.
Despu¨¦s nos espera en Las Manchas (Los Llanos de Aridane) el centro de interpretaci¨®n de las Cavidades Volc¨¢nicas Ca?os de Fuego y Cueva de las Palomas, junto a las lavas solidificadas de la erupci¨®n del volc¨¢n de San Juan, acontecida en 1949. A unos dos kil¨®metros en l¨ªnea recta escudri?aremos la espalda del volc¨¢n que ha hecho famosa a La Palma en el mundo entero.
En las playas de Echentive y Malpique
Uno de los arenales m¨¢s modernos de La Palma se encuentra en la localidad de Fuencaliente, al suroeste de la isla, y lleva por nombre Echentive, o Playa Nueva, enmarcada en el monumento natural de los Volcanes de Tenegu¨ªa. Fueron las coladas del volc¨¢n de Tenegu¨ªa las que, en 1971, extendieron este arenal hacia el oc¨¦ano. Mucho antes, en 1667, fue la activaci¨®n del volc¨¢n San Antonio la que sepult¨® la Fuente Santa, de supuestas propiedades milagrosas, que prest¨® su nombre al municipio y que en 2005 fue reencontrada en Echentive por medio de una galer¨ªa actualmente cerrada por una puerta circular.
A lo largo de una escalinata con barandilla de madera se llega a estos 300 metros salvajes de arena negra, con escasa afluencia de p¨²blico, algo resguardada de los vientos alisios, pero en la que se debe recelar del oleaje. El sendero de la derecha conduce a dos charcas naturales, admirable expresi¨®n de coloraciones verdosas y amarillentas de origen sulfuroso, que no andan cortas de encanto para los fot¨®grafos.
Del entorno queda por conocer la playa de Malpique, quiz¨¢ el mayor enclave para el buceo de La Palma, por la buena visibilidad de sus fondos volc¨¢nicos y, en especial, por encontrarse ambos arenales ¡ªEchentive y Malpique¡ª en la zona de protecci¨®n integral (?prohibida la pesca!) de la reserva marina Isla de La Palma, cuyo centro de interpretaci¨®n abre en las antiguas viviendas del faro de Tenegu¨ªa. Frente a Malpique se hallan sumergidas, a 15 metros de profundidad, 40 cruces que recuerdan, a la manera de un cenotafio, la cruel matanza de 1570, en la que 40 misioneros jesuitas, de camino a Brasil, fueron asesinados a manos de corsarios hugonotes. Adem¨¢s de las cruces, Buceo Isla Bonita organiza salidas para contemplar morenas picopato, rayas mantelinas y alg¨²n que otro angelote, un peque?o tibur¨®n desdentado.
Tras la visita autoguiada por las salinas de Tenegu¨ªa y su tienda, el restaurante El Jard¨ªn de la Sal nos saciar¨¢ con suculenta cocina canaria renovada y basada en pescados de kil¨®metro 0 (o de menos incluso). Su menu degustaci¨®n cuesta 60 euros (con maridaje).
Una experiencia visual donde el acantilado se hace playa
Rodeada de escarpados acantilados y comunicada por una carretera con buen firme, la playa de Nogales re¨²ne una imperdible riqueza paisaj¨ªstica. De bajada queda el mirador a mano izquierda (resulta complicado aparcar), donde se pone de manifiesto, mejor en marea baja, el manto verde de aire caribe?o que entona a la perfecci¨®n con el negro de la arena.
El ¨²nico peaje de la playa lo constituyen los 320 escalones, m¨¢s bien tendidos, que se aferran al acantilado por espacio de 600 metros. El visitante, ayudado por el nuevo barandal de madera, no parar¨¢ de hacer fotos entre cardonales e higuerillas. Dicha bajada estuvo cerrada el pasado verano por el riesgo de desprendimientos debido a los temblores causados por la erupci¨®n del Tajogaite (nombre a¨²n no oficial). ?Hasta aqu¨ª llegaron los efectos de sus 8.652 terremotos! La cueva del Infierno no es sino la salida de un cono volc¨¢nico. Con marea descendente, la arena negra se manifiesta a lo largo de casi un kil¨®metro, y en algunos de sus rincones se ha observado el desove de tortugas.
Su encanto lo completan las cascadas de vegetaci¨®n acompa?adas por filtraciones naturales, cuando no por sobrantes de riegos. El o¨ªdo registra con satisfacci¨®n el eco del mar al rebotar en los acantilados. Una advertencia: como playa expuesta al norte, el ba?o entra?a graves riesgos, por lo que lo mejor es remojarse hasta las rodillas. De julio a septiembre cuenta con socorrista.
Nogales, tras el cierre de la playa de Los Guirres por la ¨²ltima erupci¨®n, es uno de los spots m¨¢s demandados por los surfistas insulares. Para uno de los mayores entendidos en surf de La Palma, Aar¨®n Rodr¨ªguez, resulta, por sus fuertes corrientes solo recomendadas para expertos (salvo En verano se convierte en un para¨ªso para los novatos de las olas, a los que alecciona Aar¨®n Rodr¨ªguez, uno de los mayores entendidos en surf de la isla, con su empresa Barrel Surfhouse.
Para cocina palmera tradicional, queda muy cerca el restaurante Casa Asterio, con ensaladilla de boniatos, quesos palmeros y carne de cabra compuesta.
La Zamora, calas sobradas de atardeceres
Los hay que solo se acercan a las playas del suroeste palmero para disfrutar de sus puestas de sol sentados en el Kiosco La Zamora, donde Isabel Acosta, adem¨¢s de servir pescado fresco del mejor (?reservar mesa! 618 85 72 73; cierra lunes y martes), informa sobre el estado de la mar para, en caso de fuerte oleaje, ahorrarse el desplazamiento. Bajo este acantilado de Fuencaliente se abren dos calas accesibles por escalinatas aseguradas recientemente con mallas de alambre galvanizado.
A La Zamora Grande, en la que casi siempre hay sitio para tender la toalla, se accede negociando 191 escalones, en tanto que La Zamora Chica exige solo 85 pelda?os. Esta es la predilecta de los aficionados al bodyboard cuando el Atl¨¢ntico se alborota, pese a la protecci¨®n que generan siete peque?os islotes. Dispone de ducha y solario. De una a otra cala se puede pasar en marea baja salvando el muy resbaladizo resalte rocoso en el que se abre una enorme cueva. Aqu¨ª rompe habitualmente la ola, disfrutando por tanto los deportistas de olas de izquierda y de derecha. Los nadadores deber¨¢n desconfiar de este oc¨¦ano siempre traicionero.
Las piscinas naturales de La Fajana, lo m¨¢s parecido a ba?arse en medio del mar
Con la erupci¨®n del volc¨¢n de la cordillera de Cumbre Vieja se form¨® una fajana, t¨¦rmino con el que se alude a una colada l¨¢vica que gana terreno al mar, muy propensa para la formaci¨®n de min¨²sculas piscinas rocosas. Tal ocurri¨® en Barlovento, al noreste de La Palma, con los Riegos del Lino. Las cavidades de su fajana se usaron para curtir el lino en agua salada con el que, tras mazarlo y realizar la hebra, confeccionar ropas y mantas en tanto la chavaler¨ªa chapuzaba en las pozas. ¡°Hace medio siglo, un agricultor avispado realiz¨® el cerramiento de esas pozas con una pared de hormig¨®n, permitiendo as¨ª el vaciado y llenado completo de las piscinas dos veces al d¨ªa, sin necesidad de bombas ni de tener que clorar las aguas, siempre al comp¨¢s de la fuerza de las mareas¡±, comenta el alcalde de Barlovento Jacob An¨ªs Qadri. Es como ba?arse en el oc¨¦ano, pero sin asumir los riesgos que ello comporta.
Quiz¨¢ lo m¨¢s atractivo de los tres vasos de La Fajana sea su equipamiento. Escaleras de acceso dotadas con barandillas, solarios decorados con tarajales, sombrillas de hojas de palmera, vestuarios, duchas de agua dulce, aseos, merendero y el recomendable restaurante La Gaviota, especializado en pescado fresco.
Qu¨¦ mejor consejo al ba?ista que embeberse de la grandiosidad acantilada, en tanto los ¨²ltimos rayos de luz caen por el horizonte marino, m¨¢s all¨¢ de la punta de la Gaviota. Al rato de oscurecer, empieza a girar el molinete luminoso del faro de Punta Cumplida, reconvertidas sus viviendas en hotel con encanto.
Las coquetas piscinas de Charco Azul
El mundo de las piscinas intermareales es un elemento tan canario como los dragos o el gofio. En Charco Azul, en la costa del municipio de San Andr¨¦s y Sauces, no lejos de los grandes bosques de laurisilva de La Palma, han puesto muros al Atl¨¢ntico, generando as¨ª piscinas que la mar rellena en pleamar y en la que una l¨ªnea de pilotes impide que el reboso (resaca) succione a los nadadores.
Charco Azul resalta por el colorido y la tranquilidad de las tres piscinas unidas por pasarelas de piedra excavadas en el basalto, as¨ª como plazoletas o solarios con mobiliario. Los vasos cuentan con instalaciones an¨¢logas a las del universo playero. Hasta la piscina infantil se bombea el agua salada, y con el sobrante se forma la peque?a cascada que alimenta la piscina de El Charco, la de los mayores. Algo m¨¢s alejado, detr¨¢s de una isleta con sombrilla, se halla el charco de las Damas, especie de spa natural por la forma en que las corrientes oce¨¢nicas hierven y masajean a los usuarios mientras proyectan la mirada hacia el Teide.
Entre las instalaciones cabe mencionar sombrillas de hojas de palmera, aseos, vestuarios, duchas de agua dulce y La Cantina El Charco Azul, abonada a los productos de kil¨®metro 0 preparados con recetas de la comarca.
Aventura vertiginosa en la playa de la Veta, en el municipio de Tijarafe
Bajo el ep¨ªgrafe ¡°Aventura en La Palma¡± bien podr¨ªa inscribirse la Veta, una cala salvaje, acantilada, de una belleza envolvente y acceso no apto para ni?os o senderistas con movilidad comprometida. Hay que estar en forma para encarar esta excursi¨®n playera. La bajada por la estrecha y zigzagueante carretera requiere prudencia, similar a la exigida en la bajada al Pro¨ªs de Candelaria, puertito cavern¨ªcola de visita memorable.
Del aparcamiento, con capacidad para una veintena de coches, parte el sendero de un kil¨®metro de largo y 278 metros de desnivel (hay que llevar buen calzado), donde se tiene la sensaci¨®n de estar participando en un paisaje a la medida del senderista, sin que falte un t¨²nel iluminado manualmente. Hay que calcular unos 20 minutos antes de que nos reciba una arena negra estacional que sorprende y encoje la retina del que se aventura a pisarla. Concentra el calor como pocas y carece de sombras donde guarecerse. A 200 metros hay un muelle minimalista, pero que cumple su funci¨®n.
La Veta no es grande, unos 140 metros de largo, y merece la pena disfrutarla en bajamar; nunca con marejada. En su parte trasera quedan antiguas barracas de pescadores, algunas reconvertidas en residencias de ocio, usadas hoy por veraneantes provistos de embarcaciones. De hecho, casi todos los palmeros acuden por v¨ªa mar¨ªtima.
Desde el puerto de Tazacorte zarpan excursiones para conocer esta costa monumentalmente acantilada. El peque?o catamar¨¢n de Nemo La Palma reserva en su singladura 20 minutos para zambullirse en la playa de la Veta (sin desembarcar), a raz¨®n de 45 euros por adulto. El restaurante La Muralla es una buena opci¨®n para recuperar fuerzas y, al estar en un punto alto del acantilado, concede las mejores vistas sobre el oc¨¦ano.
Y si queremos disponer de una nueva panor¨¢mica del cono y las coladas del volc¨¢n de Tajogaite, en Cumbre Vieja, la encontraremos al final de la carretera de Tacande, en el Ayuntamiento de El Paso. Se exige caminar 10 minutos hasta donde la monta?a de coladas corta la carretera dejando quiz¨¢ la mejor postal del cr¨¢ter.
Solo ocho empresas est¨¢n autorizadas para acercarse a la zona de exclusi¨®n del nuevo volc¨¢n, a lo largo de un sendero de cinco kil¨®metros, con 183 metros de desnivel. Una de las firmas m¨¢s recomendables es Isla Bonita Tours.
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