Un viaje a otra ¨¦poca en el Palacio de los Selgas, un lugar lleno de tesoros
Este edificio de estilo renacentista construido entre los a?os 1880 y 1895 est¨¢ acompa?ado por tres jardines, un pabell¨®n de los tapices, un museo escolar y un invernadero, lo que le ha valido ganarse el sobrenombre del ¡°Versalles Asturiano¡±
Pensar en Asturias es pensar en todas las gamas del verde, en playas, gastronom¨ªa y paisajes inigualables. Es pensar en mar y monta?a, a lo que se ha sumado que el norte de Espa?a se ha convertido en una de las zonas m¨¢s codiciadas del pa¨ªs para huir del calor en verano, un refugio clim¨¢tico.
Si hay un sitio tur¨ªstico en el Principado ese es Cudillero, uno de los puertos pesqueros m¨¢s fotografiados y presente siempre en las listas de pueblos m¨¢s bonitos de Espa?a. Muy cerca de aqu¨ª se encuentra una joya escondida: el Palacio de los Selgas. En la localidad de El Pito, a menos de cinco minutos en coche, subiendo por una empinada carretera, est¨¢ este magn¨ªfico edificio de estilo renacentista, tambi¨¦n conocido como La Quinta. Fue mandado construir por los hermanos Ezequiel y Fortunato de Selgas y Albuerne entre los a?os 1880 y 1895. Hijos de un pr¨®spero comerciante de Cudillero, se trasladaron a estudiar a Madrid, donde gracias al gran talento para los negocios del hermano mayor, Ezequiel, y el gusto por las artes y la cultura de Fortunato constituyeron un perfecto t¨¢ndem que tiene su reflejo en este palacio. ¡°Ellos van comprando fincas, anexas a la primitiva propiedad familiar hasta que crean este conjunto de casi 90.000 metros cuadrados. Europa est¨¢ de moda, Francia e Italia, y de ah¨ª sacan las influencias para crear todo esto¡±, cuenta Mar¨ªa Junco, gerente de la Fundaci¨®n Selgas-Fagalde.
Ambos hermanos fallecen en el primer tercio del siglo XX y es Fortunato, casado con Mar¨ªa Gisbert Mar¨ªn, el ¨²nico que deja descendencia. Sus dos hijos, Ezequiel y Juan, se casar¨¢n con las hermanas Carmen y Manuela Fagalde. Ambos matrimonios morir¨¢n sin descendencia, dejando sus viudas, fallecidas en 1991 y 1992, un importante patrimonio hoy en manos de la fundaci¨®n. La Fundaci¨®n Selgas-Fagalde, privada y sin ¨¢nimo de lucro, autofinanciada y en la que tienen presencia el Gobierno del Principado de Asturias, el Ayuntamiento de Cudillero, la universidad de Oviedo y la Iglesia Asturiana, tiene como finalidad la conservaci¨®n y mantenimiento de este patrimonio para ponerlo al servicio de la sociedad.
Esta Quinta la componen el palacete, los jardines, el pabell¨®n de los tapices, el museo escolar y el invernadero. El edificio, de estilo clasicista, tiene cuatro plantas. En la planta baja se encuentran las estancias de recepci¨®n con los salones, el comedor y la biblioteca, mientras que en la primera est¨¢n las alcobas de la familia, donde se desarrollaba la vida privada. Adem¨¢s de muebles de la ¨¦poca, el palacio est¨¢ lleno de valiosos objetos art¨ªsticos. ¡°Lo que suele llamar m¨¢s la atenci¨®n a los visitantes es el artesonado del techo del comedor, inspirado en el que se hizo para el Archivo de Alcal¨¢ de Henares, lo que m¨¢s sorprende es el trabajo de madera del palacio¡±, cuenta Mar¨ªa Junco. Luego a?ade que lo que la gente encuentra m¨¢s cercano son ¡°las vajillas, las mesas puestas al estilo franc¨¦s, los apliques de luz¡ y, por supuesto, el sal¨®n de baile, r¨¦plica del de Versalles¡±. Junto al mobiliario de ¨¦poca, hay l¨¢mparas de cristal de Murano, porcelanas, los lienzos encastrados de los techos y obras pict¨®ricas de autores como Goya u otras atribuidas a Carre?o, Miranda o Rubens. Siguiendo con su esp¨ªritu coleccionista, tambi¨¦n reunieron un importante n¨²mero de tapices, lo que hizo que Juan, hijo de Fortunato, construyera un pabell¨®n de estilo clasicista para poder conservarlos debidamente.
Otra menci¨®n especial merecen sus tres jardines: el franc¨¦s, el ingl¨¦s y el italiano, cada uno de un estilo diferente, pero todos con el agua y las estatuas muy presentes. Estos recibieron el premio en el a?o 2006 al mejor jard¨ªn espa?ol por parte de la sociedad de amigos del Real Jard¨ªn Bot¨¢nico. El franc¨¦s, situado junto a la entrada principal, recuerda inevitablemente a los jardines de Versalles. Esto ha hecho que a esta quinta se le haya llamado muchas veces, siempre salvando las distancias, ¡°el peque?o Versalles¡± o ¡°el Versalles Asturiano¡±. El jard¨ªn ingl¨¦s, m¨¢s salvaje y desordenado, cuenta con un r¨ªo y un bosque de secuoyas californianas, que es una de las paradas m¨¢s interesantes porque miden entre 55 y 60 metros. ¡°Construir un jard¨ªn es un acto de generosidad porque ellos nunca lo han podido disfrutar como lo estamos haciendo ahora nosotros¡±, comenta Junco. Por ¨²ltimo, el italiano es el m¨¢s ¨ªntimo y privado. Tambi¨¦n hay un invernadero para renovar constantemente las flores y plantas de los jardines o decorar el interior del palacio. ¡°En el palacio tenemos la sensaci¨®n de estar en una especie de burbuja. Es como si ellos se hubieran ido a dar una vuelta y nos colamos hasta que vuelvan otra vez. Lo intentamos mantener todo con ese ambiente con el que ellos lo viv¨ªan¡±, asegura la gerente de la fundaci¨®n.
Es de destacar la labor filantr¨®pica de los hermanos Selgas, que no solamente construyeron este conjunto palaciego en su localidad natal, sino que contribuyeron tambi¨¦n a la educaci¨®n de los ni?os y j¨®venes de Cudillero. Construyeron las Escuelas Selgas en 1915 para que los alumnos de ambos sexos disfrutasen gratuitamente de la educaci¨®n sin importar la renta familiar. Dentro de La Quinta se puede visitar el museo escolar, con mobiliario y objetos originales de estas escuelas. A d¨ªa de hoy se han convertido en el Instituto de Ense?anza Secundaria, con un monolito en su frente dedicado a la familia Selgas que reza Facilitar la cultura es hacer patria. Este es un lema que Fortunato y su hermano llevaron por bandera.
Ampliar la excursi¨®n
En frente de La Quinta se encuentra una iglesia mandada construir y costeada por Fortunato, que fue inaugurada en 1914 por la entonces Princesa de Asturias, Isabel de Borb¨®n. En su interior, en la cripta, hay un pante¨®n en el que descansan los restos de la familia.
Con una mezcla de fascinaci¨®n y sorpresa, abandonamos La Quinta para volver a la realidad. La visita ¡ªse puede realizar hasta el pr¨®ximo 10 de septiembre; hasta el pr¨®ximo verano no reabrir¨¢ sus puertas¡ª dura unas dos horas en las que uno se traslada a otro espacio y otra ¨¦poca y se pone en la piel de las personas que hasta hace poco la habitaban. Si despu¨¦s se quiere hacer un poco de turismo, tenemos varias playas por la zona. Muy cercanas se encuentran la de Aguilar o la del Silencio, una de las m¨¢s bonitas y especiales del Cant¨¢brico, ideales para darse un chapuz¨®n.
Quienes busquen un sitio de calidad donde comer, el Pescador es la opci¨®n perfecta. Este restaurante es uno de los recomendados por la gu¨ªa Michelin. Pertenece a una familia de pescadores de la zona que se autoabastece, ya que tienen embarcaci¨®n propia que sale a faenar todos los d¨ªas. Ofrecen pescados y mariscos, arroces, calamares de potera y la merluza ?a?ada, especialidad de la casa. Otra opci¨®n es acercarse la Concha de Artedo y comer en Casa Miguel. El restaurante, situado encima de esta bonita playa de canto rodado, ofrece arroces, pescados y, la especialidad de la casa: el cachopo de pix¨ªn (rape en asturiano) con una buena relaci¨®n calidad precio. Un lugar que, palabra de honor, te sorprender¨¢.
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