Diez bellos jardines europeos perfectos para refugiarse del calor

No hace falta ser un buen jardinero ni entender nada de plantas: estos 10 jardines europeos son una visita tur¨ªstica para disfrutar con todos los sentidos. Los hay mediterr¨¢neos, casi ¨¢rticos o alpinos; m¨¢s o menos artificiales; m¨¢s o menos urbanos; ubicados en lagos o en plena monta?a¡­ Todos estos lugares tienen algo especial y est¨¢n dise?ados para crear un entorno especialmente bello que nos conecta con la naturaleza.

1. Un jard¨ªn renacentista para jugar entre fuentes (Villa d¡¯Este, T¨ªvoli, Italia)

A lo largo de los siglos, los artistas se han inspirado en la belleza de Villa d¡¯Este, un jard¨ªn renacentista en T¨ªvoli (Italia): Fragonard, Corot y Turner lo pintaron o dibujaron, Sassoon escribi¨® un poema en su honor y el sonido de sus fuentes y cascadas inspir¨® a Liszt a componer tres famosas obras para piano. Todo son pruebas de la inmensa belleza que evoca este jard¨ªn del siglo XVI, declarado patrimonio mundial por la Unesco en 2011.

Despu¨¦s de que el cardenal Ippolito II d¡¯Este fracasara en su intento de convertirse en papa en 1549, se mud¨® de Roma a la peque?a ciudad de T¨ªvoli para asumir el cargo de gobernador. Para compensar el desprecio de no ser papa, Ippolito decidi¨® poner en marcha un proyecto ambicioso y magn¨ªfico ante el que todos se maravillar¨ªan. El arquitecto papal y amante de la antig¨¹edad romana Pirro Logorio fue designado para encargarse del dise?o del jard¨ªn: empezaron los trabajos en 1550 y duraron unas dos d¨¦cadas. Y as¨ª fue como naci¨® el impresionante jard¨ªn de la Villa d¡¯Este. Al visitarlo hoy es imposible no asombrarse ante las empinadas terrazas y las numerosas fuentes de agua, el murmullo mel¨®dico que producen te sigue a lo largo de la Avenida de las Cien Fuentes.

Las estad¨ªsticas son alucinantes. Los jardines cuentan con m¨¢s de 50 fuentes, 64 cascadas y cientos de ca?os, chorros y cuencas. Trabajando con un ingeniero hidr¨¢ulico, Logorio trajo tierra para crear terrazas e incluso mand¨® construir un acueducto. Como esto no fue suficiente para proporcionar el agua necesaria, solicit¨® que se desviara un afluente del r¨ªo Aniene y se canalizara hacia el jard¨ªn. La presi¨®n natural del r¨ªo oblig¨® a los chorros de agua a brotar 12 metros en el aire desde las fuentes e incluso impuls¨® un mecanismo de 144 tubos en la Fuente del ?rgano, una maravilla tecnol¨®gica que sigue sonando. El mayor logro de Logorio fue ocultar toda la tecnolog¨ªa utilizada, de modo que el agua se mueve como si estuviera dise?ada para hacerlo por naturaleza, una ilusi¨®n tan inteligente como m¨¢gica. Adem¨¢s, hay estatuas cl¨¢sicas por todas las terrazas y fuentes, que representan dioses griegos y romanos, dragones, delfines, esfinges y leones.

Tivoli est¨¢ a unos 35 kil¨®metros al este de Roma y el mes m¨¢s colorido para visitar el jard¨ªn es mayo, cuando florecen las rosas y las glicinias, o en verano, cuando la neblina que producen las fuentes lo convierten en un delicioso refugio del calor.

2. El jard¨ªn bot¨¢nico m¨¢s septentrional del mundo (Troms?, Noruega)

El C¨ªrculo Polar ?rtico no es un lugar f¨¢cil para una planta. Durante tres meses en invierno, el sol nunca se asoma por el horizonte. Durante tres m¨¢s en verano, se olvida de ponerse. Cualquier planta lo suficientemente valiente como para intentar crecer aqu¨ª debe hacer frente a uno de los climas m¨¢s extremos de la Tierra. Por eso la mayor¨ªa ni siquiera lo intenta. Excepto en el Jard¨ªn Bot¨¢nico ?rtico-Alpino de Troms?. Este oasis se encuentra a 1.700 kil¨®metros al norte de Oslo y est¨¢ cubierto de nieve durante gran parte del a?o y, sin embargo, ofrece una profusi¨®n de colores florales que recuerdan m¨¢s a un d¨ªa de verano.

Se necesitan muchos cuidados para mantener un jard¨ªn tan al norte. Se han seleccionado plantas de todo el mundo por su resistencia: del Himalaya, los Andes, Nueva Zelanda, las Islas Malvinas, Tayikist¨¢n, Taiw¨¢n, Marruecos, Afganist¨¢n, Lesoto, M¨¦xico... De hecho, se dice que hay una planta de todos los continentes aqu¨ª, incluido el esp¨¦cimen de la obra maestra del jard¨ªn, la rara amapola azul del Himalaya y la colecci¨®n de genciana m¨¢s grande del mundo. Es uno de los pocos vergeles del mundo donde las plantas m¨¢s al norte y m¨¢s al sur de la Tierra florecen juntas. Tambi¨¦n se encuentran hierbas resistentes como la salvia, el romero, el eneldo y los alliums y las plantas perennes antiguas, que proporcionan un v¨ªnculo en el tiempo con los pueblos ind¨ªgenas de Noruega, los s¨¢mi, y tambi¨¦n con los vikingos, quienes usaban las plantas nativas de Noruega en medicinas tradicionales y remedios caseros.

Desde su apertura en 1994, se ha convertido en uno de los hitos tur¨ªsticos de Troms?. En verano, la gente del pueblo pasea por los senderos, hace p¨ªcnics o se para para tomar un caf¨¦ y gofres en la acogedora cafeter¨ªa revestida de madera. En invierno, cuando la nieve y el hielo cubren el suelo, la ubicaci¨®n en la cima de la colina del jard¨ªn ofrece fabulosas vistas invernales de los fiordos circundantes. Y si tiene la suerte de visitarlo en una noche muy oscura y despejada, es posible incluso disfrutar de una exhibici¨®n de auroras boreales.

Troms? tiene vuelos directos desde Oslo y las principales ciudades europeas, pero tambi¨¦n se puede llegar a bordo del ferri Hurtigruten. El jard¨ªn, a unos cuatro kil¨®metros del centro de la ciudad, muestra sus mejores colores en pleno verano (mediados de junio a mediados de julio), pero la primavera (marzo a mayo) y el oto?o (septiembre a noviembre) tambi¨¦n son muy agradables. De noviembre a febrero es la temporada alta para ver auroras boreales.

3. Para disfrutar del olfato y de la vista (Grasse, Francia)

Caminar en mayo a trav¨¦s de los prados cubiertos de flores del Museo Internacional de la Perfumer¨ªa, en la localidad provenzal de Grase, es una alegr¨ªa para el olfato. El aroma de las rosas centifolia es poderoso y embriagador y no es de extra?ar que esta rosa haya sido durante mucho tiempo la musa m¨¢s preciada para los famosos perfumistas de esta parte del sur de Francia. Sus jardines, dise?ados en 2010, despliegan flores y plantas de 800 especies que se han utilizado en la industria del perfume de la ciudad desde el siglo XVI, cuando el curtidor local Galimard perfum¨® ingeniosamente un par de guantes para disimular el desagradable hedor del cuero. A principios del siglo XX, Grasse era el mayor productor mundial de materias primas para perfumer¨ªa, y los jardines, alrededor de un canal en Mouans-Sartoux, al sureste de la ciudad, son un incre¨ªble popurr¨ª de esas flores que hacen que las esencias de Grasse sean tan famosas. Las casas de moda de alta costura como Christian Dior y Chanel a¨²n extraen esencias para sus perfumes.

Todo el jard¨ªn est¨¢ cuidado al m¨¢ximo, con detalles como la p¨¦rgola de metal y mimbre cubierta de rosas que evoca las cestas de los recolectores de flores que todav¨ªa recogen m¨¢s de 16,000 flores al d¨ªa; o la p¨¦rgola de madera que recuerda a las caba?as donde tradicionalmente se secan kilo tras kilo de flores de jazm¨ªn blanco nacarado. A lo largo del Parcours Olfactif (el sendero olfativo), organizado por familias olfativas, se puede inhalar profundamente para sentir el exuberante c¨®ctel de aromas con notas c¨ªtricas, amaderadas, florales, afrutadas, almizcladas, ambarinas y especiadas. Y en la secci¨®n de arom¨¢ticos son las notas herb¨¢ceas frescas y revitalizantes las que nos llegan a trav¨¦s de las diferentes variedades de salvia, tomillo, menta, hinojo, romero que nos hacen pensar en unas vacaciones de verano en Provenza.

Para llegar a este arom¨¢tico jard¨ªn hay que ir a Grasse, en Provenza, y de all¨ª a la estaci¨®n de tren de Mouans-Sartoux (siete minutos). El mejor momento para visitarlo es desde abril a junio, cuando el campo de rosas est¨¢ en su mejor momento, junto a los jazmines, violetas, nardos y lavandas p¨²rpuras.

4. Un paseo a la sombra por la historia (Trsteno, Croacia)

Los fans de Juego de tronos lo entender¨¢n: ni las maravillosas vistas al mar desde el pabell¨®n del Trsteno Arboretum les disuadieron de organizar el espantoso final de Joffrey Baratheon. Pero la utilizaci¨®n del Trsteno Arboretum como escenario para la famosa serie de HBO no es lo m¨¢s interesante desde este enclave en la costa croata. A finales del siglo XV, un noble de la cercana Dubrovnik construy¨® aqu¨ª una villa de verano y la rode¨® de jardines dise?ados seg¨²n los ideales del Renacimiento italiano. Una inscripci¨®n que data de 1502 resume su filosof¨ªa: ¡°Visitantes, contemplad las huellas de manos humanas, cuyas excelentes habilidades han domesticado la naturaleza salvaje¡±. A solo 17 kil¨®metros de la famosa ciudad amurallada, el recinto ocupa una terraza con vistas sobre el Adri¨¢tico, que se extienden sobre las islas Elafiti. La familia Gu?eti?-Gozze mantuvo la propiedad durante 450 a?os, hasta que pas¨® a ser propiedad estatal en 1945.

Hoy se puede disfrutar del arboreto, en donde incluso en los calurosos d¨ªas de verano la vegetaci¨®n te rodea r¨¢pidamente, como un dosel, hasta llegar a la s¨®lida villa de piedra y un pabell¨®n en lo alto del acantilado. A las especies acumuladas a lo largo de estos siglos, se suman las ¨²ltimas en llegar: las palmeras ex¨®ticas y las plantas suculentas, una pasi¨®n personal de uno de los condes del siglo XIX. Lo mejor son las asombrosas vistas al mar, pero hay mucho de lo que disfrutar: el eje principal del jard¨ªn continua por una peque?a capilla del siglo XVI y una fuente barroca del XVIII, con su Neptuno, sus ninfas y sus delfines, todo alimentado por un acueducto que contin¨²a a trav¨¦s de una magn¨ªfica arboleda hasta el arroyo que corre por la parte superior de la finca. El Tresteno Arboretum se extiende hacia el oeste para incorporar un prado, un olivar hist¨®rico y un jard¨ªn que se agreg¨® a principios del siglo XX, con escalones que conducen al mar. Salpicado de estatuas, glorietas y terrazas, forman un cuadro mediterr¨¢neo atemporal.

Para llegar, hay autobuses a Trsteno desde Dubrovnik. La mejor ¨¦poca es la primavera, cuando la villa se llena de rosas y de glicinias en flor. En verano, los senderos sombreados y la brisa marina lo convierten en una pausa deliciosa y refrescante en un viaje por la costa croata.

5. El jard¨ªn de un pintor para encontrar inspiraci¨®n (Giverny, Francia)

Hay jardines en los que uno siente que est¨¢s entrando en una pintura. El jard¨ªn de Monet en Giverny es tal vez el mejor ejemplo, sobre todo al contemplar el Jard¨ªn del Agua, cubierto por nen¨²fares y con los reflejos de los sauces, una imagen bien conocida por los aficionados al arte y los amantes de los jardines. Sin embargo, el jard¨ªn no siempre fue tan llamativo como hoy lo vemos. Cuando Monet se mud¨® aqu¨ª en 1883 con sus dos hijos (de su difunta esposa), m¨¢s su amante y sus seis hijos, se encontraron en una casa sencilla con un huerto. El artista inmediatamente se puso a trabajar transformando el exterior, reemplazando la mayor¨ªa de los ¨¢rboles del huerto con marcos de metal para agarrar rosas trepadoras, creando as¨ª el Clos Normand. Este espacio se cuid¨® y planific¨® al detalle, pero Monet se permiti¨® dejar un cierto efecto salvaje. En altura se entremezclan las rosas trepadoras y clem¨¢tides con los cerezos, manzanos y albaricoqueros japoneses, mientras que los caminos de grava a nivel del suelo est¨¢n bordeados por parterres llenos de tulipanes, lirios, amapolas orientales, narcisos y peon¨ªas, e invadido por capuchinas. Luego compr¨® un terreno al otro lado de la v¨ªa f¨¦rrea y construy¨® el Jard¨ªn del Agua, un espacio que ser¨ªa una fuente constante de inspiraci¨®n para ¨¦l hasta su muerte en 1926. El conjunto es un verdadero cuadro lleno de color y armon¨ªa.

Al Clos Normand se llega pasando por debajo del t¨²nel que conecta con el Jard¨ªn del Agua, una forma casi de cuento para llegar a un lugar que se ha hecho legendario. Aqu¨ª se aprecia la influencia del arte y dise?o japon¨¦s en Monet; los nen¨²fares, el puente de estilo japon¨¦s, el bamb¨², los rododendros y el sauce llor¨®n que cubre el agua crean un juego de luces que permiti¨® al artista reproducirlo en m¨²ltiples ocasiones.

Vernon es la estaci¨®n de tren m¨¢s cercana a la casa de Monet, desde donde, en temporada, un autob¨²s lanzadera conecta con el jard¨ªn. Caminar o alquilar una bicicleta es otra opci¨®n para el trayecto de 6,5 kil¨®metros, en parte siguiendo el r¨ªo Sena. Para ver los nen¨²fares hay que ir en junio y julio.

6. Un oasis urbano con aromas moriscos (Sevilla, Espa?a)

En medio de Sevilla, protegido por altos muros almenados, se esconde una de las joyas verdes de la ciudad: los jardines del Alc¨¢zar, de los m¨¢s extraordinarios de Espa?a y que empezaron a cultivarse hace m¨¢s de mil a?os. A un paso del tr¨¢fico, se refugian esbeltas palmeras, c¨ªtricos arom¨¢ticos, jazmines o hierbas arom¨¢ticas que hacen que pasear por aqu¨ª se convierta en un escape del bullicio urbano. Los jardines con influencia isl¨¢mica, renacentista o rom¨¢ntica y los edificios reales que rodean han ido creciendo a trav¨¦s de los siglos. Hoy ocupan seis hect¨¢reas y contienen m¨¢s de 187 especies de plantas, desde madreselvas hasta higueras.

Los antecedentes de los jardines se encuentran en la media docena de patios contiguos a los edificios palaciegos que datan de ¨¦poca isl¨¢mica (anterior a 1248) pero que fueron profundamente transformados a partir del siglo XVI. Son espacios ¨ªntimos en torno a fuentes y refrescados por el agua y las sombras, que invitan a redescubrir la belleza de la Sevilla mud¨¦jar. Los ¨¢rabes alimentaron la idea de que los jardines ornamentales deb¨ªan reflejar el cielo en la tierra. Los cristianos heredaron esta noci¨®n y la ampliaron. Hoy, despu¨¦s de siglos de ser cuidados por sucesivos paisajistas y horticultores, eno han perdido nada de su magia.

Uno de los elementos m¨¢s escenogr¨¢ficos es la Galer¨ªa de Grutesco, una galer¨ªa elevada adornada con p¨®rticos creados en el siglo XVII a partir de una antigua muralla almohade. Llama la atenci¨®n el Jard¨ªn de las Damas construido durante el Renacimiento sobre una antigua huerta morisca. Aunque los huertos originales han desaparecido, quedan m¨¢s de 1.000 naranjos, incluido uno que supuestamente tiene 600 a?os. Detr¨¢s del Jard¨ªn de las Damas hay un pabell¨®n de azulejos construido en el siglo XVI para honrar el matrimonio de Carlos V con Isabel de Portugal. En su lado sur, se extiende un intrincado laberinto y un jard¨ªn ingl¨¦s, m¨¢s salvaje, con sus robles robustos y sus pavos reales.

El Alc¨¢zar est¨¢ en el centro de Sevilla, en el barrio de Santa Cruz. Se puede visitar todo el a?o, pero el momento m¨¢s tranquilo es tal vez el invierno. Quienes vayan a finales de febrero ver¨¢n florecer los naranjos; en abril ver¨¢n c¨®mo los jazmines ti?en de blanco el vergel y en oto?o, la floraci¨®n de los famosos ¨¢rboles de seda lo envuelve en colores fucsia.

7. Un jard¨ªn renacentista, a la francesa (Villandry, Francia)

Para descubrir toda la riqueza de la aristocracia francesa del Renacimiento y sus exquisitos gustos, es imprescindible un viaje por el valle del Loira, donde llaman la atenci¨®n tanto sus castillos como sus exquisitos jardines. Terminado en 1536, el Ch?teau de Villandry fue el ¨²ltimo gran palacio de recreo que se construy¨® a orillas del Loira. El castillo es famoso por sus espl¨¦ndidos salones, pero son tambi¨¦n excepcionales sus jardines ornamentales, nacidos de la noci¨®n renacentista de que un jard¨ªn es la extensi¨®n de un interior noble. Villandry era simplemente una torre medieval enclavada entre un bosque y el pueblo del mismo nombre cuando Jean Breton, el ministro de finanzas del rey, adquiri¨® la propiedad en 1532. Despu¨¦s de supervisar la construcci¨®n del cercano Ch?teau de Chambord para Francisco I, Breton sab¨ªa bastante sobre arquitectura renacentista y jardines.

Pasear por Villandry hoy permite disfrutar de sus magn¨ªficos jardines formales (jardines a la francesa, como se les conoce en todo el mundo), que cubren cuatro terrazas, todas meticulosamente recreadas desde 1908 en adelante para ver c¨®mo se ve¨ªan en el siglo XVI. Siguiendo las normas del dise?o renacentista, los jardines ornamentales se contemplan maravillosamente desde los salones de recepci¨®n del ala sur del castillo. El m¨¢s llamativo es el Jardin d¡¯Amour (el jard¨ªn del amor), cargado de simbolismo: un maravilloso paseo entre macizos de flores geom¨¦tricos cuyos tulipanes primaverales rosas, blancos y rojo sangre, begonias veraniegas y una deslumbrante mezcla de bojes cincelados representan todas las caras del amor.

No falta una huerta decorativa, donde miles de lechugas rojas y verdes, coles moradas y negras y otras verduras forman un deslumbrante tablero de ajedrez de colores y formas. Y las hierbas arom¨¢ticas y las plantas medicinales encienden todos los sentidos en el medieval Jardin des Simples (el dedicado a las plantas medicinales).

El castillo de Villandry est¨¢ a 16 kil¨®metros al suroeste de Tours, la gran ciudad que le queda m¨¢s cercana. Savonni¨¨res, 5 kil¨®metros al noreste, es la estaci¨®n de tren m¨¢s cercana. Las flores est¨¢n en su mejor momento de floraci¨®n de abril a octubre, aunque el jard¨ªn tiene color y encanto en cualquier ¨¦poca.

8. Un parque acu¨¢tico renacentista (Salzburgo, Austria)

A simple vista, Hellbrunn es un palacio de ensue?o de color amarillo pastel que se refleja sobre la superficie inm¨®vil de un estanque. Como tantos otros, no falta un anfiteatro romano de mosaicos y estatuas cl¨¢sicas que lanzan agua por sus bocas. Pero la sorpresa llega cuando uno se sienta en torno a una gran mesa de piedra para descansar o escuchar al gu¨ªa, y de repente se ve empapado por los chorros de agua que surgen a su alrededor. Todo el mundo se sobresalta, chilla, se r¨ªe¡­ y sale empapado. Una especie de parque acu¨¢tico que lleva cuatrocientos a?os sorprendiendo a los visitantes.

Los curiosos jardines del palacio de Hellbrunn fueron una creaci¨®n del gobernante de Salzburgo, el pr¨ªncipe-arzobispo Markus Sittikus, que se inspir¨® en los jardines italianos que hab¨ªa visitado y en 1612 supervis¨® personalmente la creaci¨®n de estas fuentes de fantas¨ªa. Caminando entre los jardines cubiertos por rosas, lavandas o pensamientos se encuentran fuentes por todas partes, pero hay cinco lugares concretos en los que los visitantes son atra¨ªdos hacia grutas en las rocas, llenas de estatuas de m¨¢rmol, estuco dorado, frescos y mosaicos. Aqu¨ª, los gu¨ªas se colocan discretamente para poner en acci¨®n los chorros ocultos utilizando el sistema original de agua de 400 a?os de antig¨¹edad que fluye desde las colinas cercanas. En la Gruta de Neptuno, los chorros salen disparados inesperadamente del suelo y las estatuas de aspecto inocente de repente roc¨ªan a los espectadores. La Gruta de la Corona cuenta con un arco de agua que cae en cascada de las paredes. Con estos jardines tan innovadores Markus Sittikis pretend¨ªa divertir a la gente pero tambi¨¦n demostrar a los invitados su inmensa riqueza y poder. Y, por supuesto, cada gruta tiene un asiento seco reservado para el mism¨ªsimo Pr¨ªncipe-Arzobispo. Hay otros lugares muy curiosos como Bird Call Grotto, donde el gorjeo de los p¨¢jaros no proviene de una grabaci¨®n sino del ruido de las tuber¨ªas de agua, y en el asombroso Teatro Mec¨¢nico hay 142 marionetas impulsadas por agua que giran de un lado a otro.

Las fuentes con truco son solo una peque?a parte de la extensa propiedad de Hellbrunn, que tambi¨¦n incluye jardines de estilo ingl¨¦s y franc¨¦s, zonas verdes para p¨ªcnics y practicar deporte, rincones tranquilos para la meditaci¨®n y un teatro de piedra donde se han realizado conciertos desde 1617.

Hellbrunn est¨¢ a 25 minutos del centro de Salzburgo. Los jardines del palacio est¨¢n abiertos todo el a?o, y aunque son muy bonitos bajo una capa de nieve, las fuentes de agua no funcionan de noviembre a febrero.

9. El jard¨ªn ingl¨¦s por excelencia (Kent, Inglaterra)

Cuando la poetisa Vita Sackville-West y su esposo, el diplom¨¢tico y cronista Harold Nicolson, compraron el castillo de Sissinghurst en 1930, era una ruina en el campo de Kent sin ning¨²n jard¨ªn digno de menci¨®n. La pareja tard¨® a?os en quitar la maleza antes de poder plantar algo. El dise?o general fue concebido por Harold y las plantaciones por Vita, quien hizo famoso Sissinghurst a trav¨¦s de sus columnas de jardiner¨ªa para el peri¨®dico The Observer, llamadas In Your Garden. El jard¨ªn se abri¨® al p¨²blico o por primera vez en 1938 y, junto con la propiedad, han sido parte del National Trust desde 1967. Un equipo se encarga de que se respete el plan de Vita y Harold haciendo las revisiones y actualizaciones necesarias.

La mejor manera de apreciar el dise?o de Sissinghurst es subir a la parte superior de la torre isabelina de ladrillo rojo en su centro: fue aqu¨ª donde Vita ten¨ªa su estudio de escritura. Se obtiene una gran vista de los espacios del jard¨ªn, principalmente delimitados con bloques de colores y tem¨¢ticas, adem¨¢s de elementos m¨¢s naturalistas como el huerto y el prado. De vuelta al nivel del suelo, solo hay que explorar entre los setos recortados y las viejas paredes de ladrillo: hay m¨¢s de 200 especies en el jard¨ªn de rosas, una colecci¨®n muy inglesa, que se combina con el aroma de la madreselva y crea una especie de tapiz floral bordado. El llamado Jard¨ªn Blanco, muy imitado posteriormente, fue un audaz proyecto de Vita, en el que solo permiti¨® cuatro colores: blanco, verde, gris y plata. Su idea era crear simplicidad pero a?adiendo la espectacularidad a trav¨¦s de la mezcla de muchas formas y texturas diferentes.

Una de las partes m¨¢s atractivas de Sissinghurst es su huerto de viejos ¨¢rboles frutales de Kent. En primavera se llena de narcisos y en verano el prado se llena de flores silvestres. Y aunque todo resulta de lo m¨¢s british, queda espacio tambi¨¦n para un paisaje mediterr¨¢neo de cipreses, higueras y alcornoques que brotan de la grava con destellos de amapolas rojas. Tambi¨¦n se encuentra Delos, un jard¨ªn completado en 2021 pero basado en un proyecto de la d¨¦cada de 1930 de Vita y Harold, cuando la pareja intent¨®, sin ¨¦xito, recrear lo que hab¨ªan encontrado en la isla griega del mismo nombre. Hoy podemos disfrutar del paisaje ba?ado por el sol de las C¨ªcladas en plena Inglaterra.

El jard¨ªn est¨¢ Cranbrook, Kent, y la estaci¨®n de tren m¨¢s cercana es Staplehurst, a unos 10 kil¨®metros al norte de Sissinghurst. La mejor ¨¦poca para ir es marzo-abril, aunque el jard¨ªn de rosas es espectacular de mayo a agosto.

10. Jardines barrocos en el lago Maggiore (Isola Bella, Italia)

En medio del lago Maggiore, al norte de Italia, la Isola Bella se alza como un enorme barco verde con el fondo de los picos alpinos nevados. Si todos los lagos italianos son espl¨¦ndidos, este lo es todav¨ªa m¨¢s, y se hace dif¨ªcil imaginar que hace menos de 400 a?os la isla no era mas que un pe?asco rocoso. En 1632 fue cuando Carlo III Borromeo inici¨® las obras de una ambiciosa mansi¨®n rodeada de jardines que nombr¨® en honor de su esposa Isabella. Durante 40 a?os trabaj¨® en este proyecto, que fue rematado por su hijo Vitaliano hacia 1671. El resultado fue el incre¨ªble conjunto que hoy se puede disfrutar: los jardines ocupan las tres cuartas partes de Isola Bella, y parecen a¨²n m¨¢s grandes desde el agua, casi irreales.

Una vez en tierra, despu¨¦s de recorrer el palacio, una escalera conduce entre altos setos a la pieza central de los exuberantes jardines: el Teatro Massimo, que se parece m¨¢s a una iglesia que a un vergel. Este edificio barroco sobre el que se apilan las 10 terrazas del jard¨ªn est¨¢ salpicado de arcos en forma de gruta y estatuas mitol¨®gicas. La gran estructura piramidal est¨¢ rematada por una imagen her¨¢ldica de un unicornio (s¨ªmbolo de la familia Borromeo) y unida por una serie de escaleras y caminos de grava, flanqueados por vegetaci¨®n trepadora.

Aunque la impresi¨®n general es barroca, en los jardines hay mucha simetr¨ªa cl¨¢sica en su c¨¦sped bien recortado bordeado por setos de corte bajo y macetas estrat¨¦gicamente ubicadas. Hay flores por todas partes, algunas en parterres, otras en macetas o trepando por las paredes de las terrazas. Florecen las glicinias lila en abril, las rosas rojas y rosadas en mayo y las azaleas fucsias en junio. Algunas de las plantas son tan antiguas como el palacio y hay un tejo europeo que se cree que fue plantado en 1700, un alcornoque que data de alrededor de 1800 y un alcanforero de la d¨¦cada de 1820.

Para llegar a Isola Bella hay que ir a las ciudades de Stresa y Verbania Pallanza, junto al lago, desde donde cada media hora salen ferris a la isla. Los mejores meses para visitar el jard¨ªn son mayo y septiembre, menos concurridos y con las mejores flores. El palacio y los jardines est¨¢n cerrados en invierno.

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