Marco Polo, el hombre que cont¨® la mitad de lo que vio
En 2024 se cumple el 700? aniversario de la?muerte de quien describi¨® tierras entonces ignotas de Oriente. Fue, y sigue siendo, un mito para viajeros y lectores
En enero de 1324 mor¨ªa en Venecia Marco Polo. Un comerciante que hab¨ªa pasado m¨¢s de 20 a?os por tierras entonces ignotas de Oriente. Y que dej¨® escritas sus andanzas en un libro que fue bestseller cuando a¨²n no se hab¨ªa inventado la imprenta en Europa. Un mito para viajeros y lectores. Tambi¨¦n los de ahora: cine, series de televisi¨®n, c¨®mics, incluso videojuegos echan mano de su figura. Entre la docena de pel¨ªculas destaca la producci¨®n estelar de 1965 titulada en espa?ol La conquista de un imperio; y entre las series televisivas, la que en 1982 emiti¨® RTVE para Espa?a, con m¨²sica inolvidable de Ennio Morricone.
Marco Polo dict¨® su libro a un tal Rustichello de Pisa mientras ambos estaban presos en G¨¦nova. El libro se copiaba a mano y corri¨® como la p¨®lvora; se conocen m¨¢s de 140 manuscritos. Las primeras impresiones se hicieron en 1477, en alem¨¢n y en italiano. Conocido al principio por su t¨ªtulo en franc¨¦s, Le d¨¦visement du monde (La descripci¨®n del mundo), pronto empez¨® a ser m¨¢s conocido como El libro de las maravillas, o tambi¨¦n Il Milione. Aunque Polo dict¨® el libro de memoria ¨Dque siempre es traicionera, exagera o inventa¨D, ¨¦l mismo confiesa que en sus viajes ¡°anot¨® algunos detalles en sus tablillas¡±.
?Qui¨¦n fue realmente Marco Polo? Desde las primeras ediciones de su libro se le presenta como un caballero o comerciante veneciano. Debi¨® de nacer en 1254, pero ?d¨®nde? Los croatas est¨¢n convencidos de que fue en la isla d¨¢lmata de K¨®rcula. El Gobierno croata acaba de restaurar (o recrear) la supuesta casa natal, convirti¨¦ndola en una mansi¨®n de sillares labrados, ventanales g¨®ticos y una torre. El merchandising en torno a Marco Polo invade esta preciosa isla fortificada. El apellido Polo podr¨ªa ser de origen croata, s¨ª, pero al ni?o Marco se lo habr¨ªa llevado a Venecia un t¨ªo comerciante all¨ª establecido. La isla de K¨®rcula estaba entonces bajo dominio de Venecia, la gran potencia de la regi¨®n enfrentada a G¨¦nova y otras rep¨²blicas marinas como Pisa o Amalfi.
Precisamente en una escaramuza naval entre G¨¦nova y Venecia, cuando ya Polo hab¨ªa regresado de Oriente, fue apresado y conducido a G¨¦nova, donde dict¨® su libro. Hab¨ªa acompa?ado a su padre Niccol¨° y a su t¨ªo Mateo por vez primera cuando solo ten¨ªa 17 a?os. Luego volvi¨® solo y se gan¨® la confianza del Gran Kan mongol ¨Dlos ficticios di¨¢logos entre Kublai Kan y Marco Polo constituyen uno de los libros m¨¢s brillantes del siglo XX, Las ciudades invisibles, de ?talo Calvino¨D. Ya de regreso, sent¨® cabeza, se cas¨® con una dama llamada Donata, tuvo con ella cuatro hijas y a su muerte hizo testamento en favor de ellas. La casa de Marco Polo en Venecia est¨¢ ocupada ahora por un teatro.
Para entender y valorar la haza?a de Marco Polo hay que tener en cuenta su tiempo: el siglo XIII empezaba a dejar atr¨¢s la oscura Edad Media y preludiaba el Renacimiento. El arte g¨®tico inundaba de luz catedrales y templos, cuajaban las primeras universidades, hab¨ªa hambre de nuevos saberes y descubrimientos. Oriente segu¨ªa siendo un misterio. Los pocos pioneros en adentrarse en ¨¦l se hab¨ªan limitado a lo que hoy llamamos Oriente Pr¨®ximo. Peregrinos cristianos hab¨ªan alcanzado los Santos Lugares desde el siglo IV, entre ellos la dama hispana Egeria, hacia el a?o 380. Tambi¨¦n eran compatriotas nuestros el jud¨ªo Benjam¨ªn de Tudela (1130-1173) o el andalus¨ª Ibn Yubair (1145-1217) quienes, como Egeria, dejaron escritos sus viajes a Oriente.
Episodio crucial en el descubrimiento de Oriente fueron las Cruzadas, iniciadas en el siglo XI. Pero en el siglo de Marco Polo la enso?aci¨®n cruzada se hab¨ªa extinguido. Y el mapa del mundo cambiaba: en el extremo Oriente, desconocido, Gengis Kan pon¨ªa los cimientos del imperio mongol en 1206; en pocos a?os, ese imperio se extend¨ªa desde Corea a los Balcanes. Para los europeos, parad¨®jicamente, fue una gran oportunidad, pues se les permit¨ªa comerciar a lo largo y ancho de ese territorio, a salvo del poder musulm¨¢n que atenazaba el sur. Catai (China) y Cipango (Jap¨®n) entraron en los mapas.
Marco Polo fue uno m¨¢s de los mercaderes, misioneros y aventureros que aprovecharon esa oportunidad. Coet¨¢neos de Marco Polo fueron algunos misioneros franciscanos como Juan de Pian del C¨¢rpine, Guillermo de Rubruck, Juan de Montecorvino y Oderico de Podernone, que tambi¨¦n dejaron escritos sendos libros de memorias. Pero entre 1346 y 1351 la peste negra asol¨® Europa (200 millones de muertos) y un par de d¨¦cadas despu¨¦s, en 1368, ca¨ªa el imperio mongol, terminando as¨ª aquella ¨¦poca de cierta cordialidad e intercambio entre Oriente y Occidente.
El Libro de las Maravillas de Marco Polo es en realidad la suma de tres vol¨²menes: Primer libro, Segundo libro y El libro de la India. En ellos describe cosas inauditas, hasta entonces ignotas. Como ¡°un licor tal que aceite que brota de la tierra¡± (petr¨®leo), unas ¡°piedras negras¡± que arden (hulla), papel moneda (que en Europa no se emplear¨ªa hasta 1661). Habla de frutas ex¨®ticas, bebidas de arroz sustitutas del vino, gemas y piedras preciosas, sedas variadas, especias, animales fant¨¢sticos ¨Dcomo el unicornio (en realidad el rinoceronte) o el p¨¢jaro Roc o Rush que aparece en los cuentos de Simbad y Las mil y una noches¨D. Menciona ¡°macarrones y otros platos hechos con pasta¡±, pero no es cierto que trajera a Europa los ¡°fideos chinos¡± o espaguetis: la pasta hilada ya se fabricaba en los molinos ¨¢rabes de Sicilia muchos siglos antes.
Pero tal vez el m¨¦rito mayor de Marco Polo y su libro es que, sin ¨¦l saberlo, hace labor de antrop¨®logo avant la lettre. Describe usos y costumbres chocantes. Por ejemplo, dice que algunos queman a sus muertos, otros practican canibalismo, se cubren con tatuajes, forran con oro sus dientes, ¡°van completamente desnudos, tanto hombres como mujeres (¡) tienen relaciones carnales como perros en la calle, no consideran villan¨ªa que un extranjero los deshonre a capricho con sus mujeres o hijas¡±. En Yun¨¢n, el marido, tras el parto, se mete en la cama con el ni?o 40 d¨ªas, mientras la mujer se ocupa de la casa. Y en la India, las esposas (y a veces los sirvientes) se arrojan a la pira donde se quema el difunto.
La seda y las especias son una constante en su libro. No menciona algo as¨ª como una ruta de la seda (tan fomentada ahora por las autoridades chinas), pero cita como algo ya entonces popular el Camino de Santiago. En cuanto a las especias, hay que pensar que esa era la meta de Col¨®n, quien, por cierto, guardaba una copia del libro de Marco Polo anotado en los m¨¢rgenes de su pu?o y letra. Cuando en su lecho de muerte su mujer y amigos rogaron a Marco Polo que, en ese trance final, confesara si lo que hab¨ªa contado en el libro era verdad, apenas balbuci¨®: ¡°Yo solo he contado la mitad de lo que vi¡±.
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