De J¨¢vea a Elche, cinco locales con personalidad para disfrutar del ocio alicantino junto al mar
C¨®cteles, m¨²sica en directo y buena comida, y por supuesto escenogr¨¢ficas playas, esperan en estos ¡®beach clubs¡¯ y chiringuitos tan refrescantes y tentadores como el propio Mediterr¨¢neo
Los beach clubs y los chiringuitos son para el imaginario colectivo una promesa veraniega a la que nadie quiere renunciar; tampoco en la Costa Blanca, la correspondiente a la provincia de Alicante, la que mide 229 kil¨®metros de litoral levantino. Aunque la Costa Blanca no pueda competir con el potencial glamuroso de Ibiza y la Costa del Sol, s¨ª apunta maneras con locales que despiertan la atenci¨®n de los sentidos con sabrosa comida, cocteler¨ªa, m¨²sica pegadiza y ambiente veraniego.
Proponemos cinco terrazas de la provincia alicantina, tan refrescantes y tentadoras como el propio Mediterr¨¢neo.
Practicando la seducci¨®n en La Siesta (J¨¢vea)
Si hay un beach club que justifique un largo desplazamiento por la autopista AP-7, ese es La Siesta Beach Club, en J¨¢vea. Un local sibarita que representa una precisa simbiosis entre lo elegante, lo apacible y lo festivo. Este estupendo hotspot no es el m¨¢s indicado para sestear, ni para aletargarse: aqu¨ª se viene a despejarse del mundillo laboral, a dejar que el tiempo pase l¨²dicamente.
Todo naci¨® en la casa de hace medio siglo ¡ªhoy cobija la barra, la cocina y los aseos¡ª que evoca los origenes del local como chiringuito en la playa del Primer Muntanyar o Benissero. A su vera se despliegan las mesas y la enorme puerta de arco apuntado y sabor moruno, carne de photocall que al cerrarse luce un coraz¨®n abierto. Ese arco y los colores blanco y a?il son el motivo repetido por todo el establecimiento, equipado con mesas con azulejos, sof¨¢s, tumbonas y pufs.
Su carta de cocina internacional tiene como hits gastron¨®micos, aparte del aperitivo liban¨¦s y las tablas de sushi, los espaguetis con langostinos, que muchos alegran con picante. No es menor el impacto de los nems vietnamitas de pollo casero o de cualquier pescado al curri.
Del tardeo se encarga el DJ, en torno al cual, en mayor o menos n¨²mero, baila la concurrencia bajo la red de camuflaje. De noche, el local gana en magia al tiempo que la clientela cuida su indumentaria cenando a la luz de las velas o bajo un techo iluminado con lucecitas, siguiendo con la vista, de reojo, el molinete luminoso del faro del cabo de San Antonio, que sirve de espectacular tel¨®n de fondo.
Los que no paran son los cuatro bartenders encargados de que los c¨®cteles entren por la vista, al servirlos dentro de piezas de fruta fresca, a cu¨¢l m¨¢s vistosa. Valgan como ejemplos la Pi?a Colada Royal, La Siesta Planteur (dentro de un mel¨®n) o el Sex on the Beach (servido dentro de media sand¨ªa); sorberlo en pareja, con dos pajitas, en un sof¨¢ junto a la arena y acompa?ados de palmeras iluminadas es un plan que no puede ser m¨¢s apetecible.
Debido a su ¨¦xito m¨¢s que notorio, La Siesta no acepta reservas, lo que exige guardar cola para acceder en temporada alta y en horarios punta. Despu¨¦s esperaremos mesa en el bar con un n¨²mero asignado por azafatas equipadas con walkie-talkie. Las mascotas son bienvenidas.
Conviction Beach Club, junto al majestuoso campo dunar de Elche
La oferta de locales costeros con fuerte personalidad se concentra en el norte de la costa alicantina. De ah¨ª la importancia del Conviction Beach Club, enclavado hacia el sur, en la playa de El Carabass¨ª (Elche), una de las joyas dunares mejor conservadas de la Comunidad Valenciana. Aqu¨ª los cordones de arena, consolidados y vallados, dan un respiro al urbanismo feroz con dunas embrionarias, m¨®viles, semifijas, fijas y m¨®viles, y hasta un pinar protegido. Las anchas pasarelas de acceso dan idea de la magnificencia costera.
El gerente fundador del Grupo Conviction, Nicol¨¢s Romero, nacido en Buenos Aires y adoptado por el municipio ilicitano, ha pretendido evolucionar el concepto de chiringuito tradicional alicantino aplicando lo vivido en Ibiza y Formentera para una suerte de resort de peque?as dimensiones distinguido con la Q de Calidad Tur¨ªstica en hamacas, sombrillas, restaurante y balizamiento de playas, adem¨¢s de contar con las normas ISO 9001 (gesti¨®n empresarial) y 14001 (gesti¨®n medioambiental).
Su oferta culinaria incorpora el carpacho de gamba roja de Santa Pola, el ceviche de corvina, el pulpo a la plancha, la lubina. Y en la carta l¨ªquida, desde el mojito Sant Ferran, de frambuesa o lima con ron blanco de tres a?os, hierbabuena y az¨²car de ca?a, hasta la botella de Mo?t & Chandon Ice Imp¨¦rial. El equipo del establecimiento atiende las hamacas y camas balinesas, bautizadas con nombres como Amor, Familia o Humanidad. Quien no pueda darse el lujo de pasar una jornada aqu¨ª puede inscribirse en los sorteos que se organizan en su perfil de Instagram, cuyo premio es el disfrute durante un d¨ªa de una cama balinesa, m¨¢s 150 euros en consumiciones. Para la foto viajera, no queda sino sentarse en el banco de madera, que se puso muy de moda durante la pandemia, con su rotulaci¨®n: ¡°+ #abrazos & + #besos¡±.
La playa de El Carabass¨ª registra un alto grado de ocupaci¨®n y el agua se presenta limp¨ªsima. Estar¨¢n de enhorabuena los amantes del nudismo, puesto que cuentan, a unos 300 metros del Conviction, con una amplia zona se?alizada. La visi¨®n del mar, de la isla de Tabarca, de los parapentistas gravitando sobre el faro de Santa Pola, se ve enturbiada, al mirar atr¨¢s, al descubrir la urbanizaci¨®n Gran Alacant, usurpadora de la sierra.
Olal¨¤, a la sombra de los pinos en Benissa
Las sinuosidades y un urbanismo de baja cota caracterizan las calitas de Benissa, poco conocidas para la mayor¨ªa de visitantes for¨¢neos. La de Baladrar, de piedrecillas y olas juguetonas, pide llevar tanto cangrejeras como gafas y tubo para practicar esn¨®rquel, y cuenta con servicio de socorrista. Si mientras nadamos dirigimos la vista a tierra, veremos a media altura el merendero y, algo m¨¢s arriba, la terraza panor¨¢mica del Xiringuito Olal¨¤, de un encanto especial: ¡°Colocamos las mesas literalmente bajo los pinos y sobre tierra, lo cual genera una sombra fresca, natural, que se agradece en verano¡±, explica Mar¨ªa Dalmau, su amable propietaria. Este es la primera ocasi¨®n en que permanecer¨¢ abierto todo el a?o.
Las mesas m¨¢s agraciadas (y demandadas), bajo red de camuflaje, se asoman a un panorama marino generoso en el que resalta la potente masa caliza del pe?¨®n de Ifach. Lo m¨¢s demandado es la paella, en verano solo bajo reserva (Olal¨¤ no deja de ser un chiringuito), bien del senyoret (toda pelada), que es la m¨¢s solicitada; bien de marisco, verduras... sin contar el arroz negro o el arroz meloso con rape y cigalas. ?De primero? Nada mejor que el pesca¨ªto frito. A nuestros pies se disponen los bebederos para mascotas.
Los fines de semana conviene no llegar tarde para encontrar plaza de aparcamiento, problema que desaparece al anochecer, cuando las actuaciones en directo resuenan en el Olal¨¤ de lunes a viernes, entre 20.30 y 23.00.
Para bajar la paella, lo suyo es desplazarse en coche, por la tarde, a la colindante cala Advocat para enlazar con el Paseo Ecol¨®gico, equipado con bancos y paneles explicativos, que comunica con Calpe. Pero daremos la vuelta mucho antes, d¨¢ndonos un chapuz¨®n en la cala arenosa de la Fustera, suficiente para completar en total unos cinco kil¨®metros de agradable caminata.
¡®Dolce far niente¡¯ a la b¨²lgara en el Para¨ªso Playa de La Vila Joiosa
Las playas de Parad¨ªs y Bol Nou, en La Vila Joiosa, tapizadas de grava y piedrecillas blancas, siempre han constituido uno de los principales reservorios de la Costa Blanca en cuanto a locales l¨²dicos y divertidos. El chiringuito Para¨ªso Playa sienta sus reales en el arenal de Parad¨ªs, junto al trozo de acantilado separador de la playa del Bol Nou. El amplio aparcamiento, el hecho de no estar atestado de ba?istas y el ambiente relajado se extiende tanto a los asientos-columpios para adultos como a los sof¨¢s de la zona de estilo chill-out. El atardecer condice muy bien con esta escenograf¨ªa de hamacas, sombrillas y palmera.
Hay clientes que, desde el desayuno hasta la madrugada, hacen de este su hogar, su todo incluido particular: solo les falta llevar la pulserita. Que lo gestione una familia b¨²lgara, arraigada desde hace 23 a?os en La Vila Joiosa, se comprende al llegar a la mesa, entrecruzadas, las pantagru¨¦licas brochetas b¨²lgaras de ternera, cordero, pollo o cerdo; carnes marinadas y cocinadas con una receta secreta. Las hamburguesas son de ternera gallega.
Basta con sugerir al bartender un par de ingredientes para que improvise un c¨®ctel rico y original; o se le pide directamente un daiquiri de mango y asunto resuelto. Los espect¨¢culos de m¨²sica en vivo se reservan para los s¨¢bados por la noche y los domingos al mediod¨ªa.
Otro chiringuito de la misma playa, el Paradise Beach, pertenece a la misma propiedad, lo que se evidencia a la hora de compartir cachimbas, precios y reservar ambos los mi¨¦rcoles y jueves al sushi, elaborado en vivo por el chef Basilio Corral. En el Paradise Beach, de mesas redondas de madera, la carta apuesta por una oferta m¨¢s gourmet, sea el tartar de at¨²n con aguacate o las setas con crema de yogur y jam¨®n iberico.
Una puerta-coraz¨®n para entrar al Moana de El Campello
Pocos esperar¨ªan descubrir en la playa del Carrer La Mar, en la localidad costera de El Campello, el ¨ªntimo sabor asi¨¢tico-mediterr¨¢neo del Xiringuito Moana. A la entrada recibe un rinoceronte tallado en madera, junto a un ¨¢nfora como si la acabasen de sacar del mar, que da acceso al portal-coraz¨®n de eucalipto, puerta de entrada cuya iluminacion nocturna impacta a los visitantes. Ese es, sin duda, uno de los principales fotocoles del municipio. Y es que la decoraci¨®n es el sello de identidad del Moana, con mobiliario tra¨ªdo de Indonesia, maderas a la deriva con motivos decorativos de delfines y corazones, junto a l¨¢mparas de bamb¨² o de conchas enhebradas con hilos de pescar. Tenue, c¨¢lida, se presenta la iluminaci¨®n, a la que se suma el clima familiar que genera el mismo personal contratado durante los ¨²ltimos tres a?os.
De su cocina salen tartares de salm¨®n y at¨²n, as¨ª como s¨¢ndwiches Moana de brioche, con jam¨®n, queso y ensalada. Dos bartenders responden de la cocteler¨ªa de calidad. De color verde ¡ªcu¨¢l si no¡ª se presenta el c¨®ctel Hulk, elaborado con alcohol a elegir, granizado de kiwi, zumo de pi?a, pl¨¢tano y manzana. Los fines de semana y quiz¨¢ alg¨²n jueves (mejor preguntar) suena m¨²sica en directo, lo cual genera un episodio divertido: al ser el local de reducidas dimensiones, se ve a muchos visitantes acerc¨¢ndose a las hamacas con sombrilla para bailar al ritmo de la m¨²sica sobre la arena y bajo la luz de la luna.
Si el aparcamiento se complica, lo mejor es dejar el coche en la gasolinera, junto al cauce del R¨ªo Seco.
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