En ruta por la costa mediterr¨¢nea de Israel: de Tel Aviv a Nahariya con parada en Haifa

Israel es un pa¨ªs con dos caras: la milenaria, que se asoma en Jerusal¨¦n y en otros much¨ªsimos lugares hist¨®ricos y arqueol¨®gicos, y otra mucho m¨¢s moderna, que se deja ver en su costa mediterr¨¢nea, con todo un despliegue de cultura playera, surf, copas al atardecer y partidos de matkot o frescobol (un juego de palas t¨ªpicamente playero).

Todo el litoral israel¨ª, el llamado Levante, desde Tel Aviv, al sur, hasta Acre, hacia el norte del pa¨ªs, se asoma a un Mediterr¨¢neo con muchos ecos del Levante espa?ol. Una zona perfecta para pasar unos d¨ªas de playa a la sombra de lugares llenos de historia.

Encantos de Tel Aviv

Tel Aviv es la capital del Levante israel¨ª y no puede ser m¨¢s diferente a Jerusal¨¦n. Animada y cosmopolita, en este moderno ¡°Manhattan del Mediterr¨¢neo¡± se practica como religi¨®n principal el hedonismo. En hebreo, Tel Aviv significa ¡°colina de primavera¡±, y el nombre le viene que ni pintado a una ciudad que parece que siempre est¨¢ inaugurando algo: nuevos restaurantes, hoteles, fiestas¡­ Su mayor reclamo son sus playas, pero tambi¨¦n hay otras citas interesantes para el viajero curioso, como la llamada Ciudad Blanca, el conjunto arquitect¨®nico de estilo Bauhaus que es patrimonio mundial de la Unesco desde 2003. O como el hist¨®rico barrio de Jaffa (Yafo), con su patrimonio ¨¢rabe; el tranquilo vecindario de Neve Tzedek, el m¨¢s antiguo de la ciudad; o la moderna zona de Florentin, refugio de h¨ªpsters. Por toda la ciudad hay galer¨ªas de arte, museos militares o de historia sionista, restaurantes sofisticados, parques tranquilos o bares que ponen m¨²sica a todo volumen¡­ La ciudad no para, y en un pa¨ªs que presume de enclaves milenarios y de mirar al pasado, Tel Aviv presume de mirar al futuro.

La mejor manera de explorarla es a pie o en bicicleta, y es f¨¢cil pasearse por los barrios del centro, acercarse a las playas o dejarse caer por alguno de los muy buenos restaurantes. Y todo ello, comenzando por el centro, por lo que se conoce como Merkaz ha-Ir o Lev Ha-Ir, la zona que incluye los distritos m¨¢s culturales y el paseo principal, el Rothschild Bulevar. Tambi¨¦n es esta la zona del mercado de Carmel o de las tiendas populares y caf¨¦s en Dizengoff St, Allenby St y King George St.

Pero si hay un sitio principal ese es la plaza Rabin, la plaza p¨²blica m¨¢s grande de la ciudad. No le falta un estanque ecol¨®gico, en este caso lleno de flores de loto, una fuente que se ilumina por la noche y algunos caf¨¦s a su alrededor. Aqu¨ª es donde se celebran casi todos los grandes eventos, desde los festejos del D¨ªa de la Independencia en mayo hasta las manifestaciones y acampadas por la paz. Al norte, el Ayuntamiento podr¨ªa parecer un viejo bloque comunista de la d¨¦cada de los sesenta (menos cuando est¨¢ iluminado con l¨¢seres). En Ibn Gabirol St, al lado del Ayuntamiento, un peque?o monumento conmemorativo se?ala el lugar donde fue tiroteado en 1995 el primer ministro Isaac Rabin, quien da nombre a la plaza.

Ciudad Blanca: historias de la Bauhaus

A Tel Aviv se la llama tambi¨¦n la Ciudad Blanca, aunque este nombre corresponde solo a unas calles muy concretas del centro, donde se concentran muchos edificios los a?os treinta de estilo Bauhaus. Esta zona es f¨¢cil de localizar por el estilo de sus edificios: l¨ªneas horizontales, tejados planos, muros blancos y la casi total ausencia de ornamentaci¨®n.

La Bauhaus (fundada por el arquitecto Walter Gropius y m¨¢s tarde liderada por Ludwig Mies van der Rohe) fue una escuela de arte y dise?o que ejerci¨® una gran influencia y estuvo en activo en las ciudades alemanas de Weimar, Dessau y Berl¨ªn de 1919 a 1933. Los nazis, que tachaban a este estilo de cosmopolita y degenerado, obligaron a la escuela a cerrar, pero sus ideales modernos llegaron a Palestina de manos de arquitectos jud¨ªos alemanes que hu¨ªan de la persecuci¨®n nazi. En los a?os treina, seg¨²n Tel Aviv se estaba urbanizando (de acuerdo a un plan de finales de la d¨¦cada de 1920 del urbanista escoc¨¦s sir Patrick Geddes), se construyeron unos 4.000 edificios de estilo Bauhaus de color blanco (la quintaesencia de la arquitectura moderna de mediados del siglo XX). De ellos, un millar figuran en el listado de la Unesco como un patrimonio a proteger.

En la actualidad, muchos de estos edificios se hallan en un estado lamentable (el calor y los vientos del desierto son poco compasivos con el hormig¨®n), pero varios centenares ya han sido restaurados, cifra que va en aumento. Ejemplos magn¨ªficos pueden encontrarse en Rothschild Blvd y las calles que lo cruzan (como Mazeh St y Nahmani St) y en Bialik St (cerca del parque Gan Meir). Para los m¨¢s curiosos, hay en la ciudad un Bauhaus Center y tambi¨¦n se organizan circuitos Bauhaus, guiados y gratis (en ingl¨¦s) para no perderse nada.

Un paseo por los barrios del sur

Si alguien llega a Israel pensando en encontrarse exclusivamente con referencias milenarias y arqueol¨®gicas se le van a romper los esquemas con solo unos d¨ªas en los barrios de Tel Aviv, algunos de ellos de lo m¨¢s moderno y vanguardista. Es el caso, por ejemplo, de los que quedan al sur del centro hist¨®rico, donde est¨¢n algunos de los mejores mercados y muchos museos.

El mercado de Carmel (Shuk HaCarmel) es el m¨¢s animado, y se podr¨ªa decir que es el coraz¨®n de la ciudad y el polo opuesto de los anodinos centros comerciales y supermercados. Est¨¢ junto al desali?ado barrio yemen¨ª, y conserva ese ambiente bullicioso y concurrido de los buenos mercados, donde los vecinos compran aceitunas, encurtidos, fruta, verdura o queso y los visitantes pueden tambi¨¦n comprar accesorios de imitaci¨®n o ropa de playa. Otro mercado interesante es el de las especias de Levinsky; es como un minibarrio de alacenas y tiendas, que se cre¨® en la d¨¦cada de los veinte por inmigrantes de los Balcanes. Aqu¨ª es donde los chefs compran especias frescas, hierbas arom¨¢ticas, aceite de oliva y otras muchas exquisiteces.

En esta misma zona est¨¢n algunos de los muchos museos de los que presume la ciudad, como el dedicado a Ben Gurion, en la que fue su casa, o el Museo de Arte de Tel Aviv, en un moderno y envolvente edificio y con una soberbia colecci¨®n de arte impresionista y posimpresionista. En l¨ªnea similar est¨¢n el Museo Bialik, una bonita villa de los a?os veinte, o el Museo Rubin, dedicado al artista Reuven Rubin. Pero hay muchos m¨¢s, como el Museo de la Hagana, que narra la formaci¨®n y las actividades de esta organizaci¨®n paramilitar, o la Chelouche Gallery, una galer¨ªa de arte contempor¨¢neo instalada en la Twin House, un edificio neocl¨¢sico de los a?os veinte.

De lo antiguo a lo moderno

Hay otras dos zonas de necesaria visita. Una es Neve Tzedek, el primer barrio de Tel Aviv (se fund¨® en 1887), que tiene alma propia. Apartado del caos del resto de la ciudad, es un enclave bohemio donde el tiempo discurre con calma y una evocadora mara?a de calles flanqueadas por bares, caf¨¦s y boutiques de artesan¨ªas, con viejas paredes de piedra. Uno de sus hitos es el centro de danza Suzanne Dellal, que fue la primera escuela que se abri¨® extramuros de Jaffa, y hoy es un espacio para festivales y eventos culturales. Tambi¨¦n aqu¨ª, en una calle tranquila y buc¨®lica, se encuentra el Museo de Arte Nahum Gutman, que muestra la obra de un artista israel¨ª del siglo XX que se convirti¨® en uno de los pintores e ilustradores de libros infantiles m¨¢s famosos del pa¨ªs.

Otro de los barrios de moda en Tel Aviv es Florentin, llamado as¨ª en honor de David Florentin, un jud¨ªo griego que compr¨® esta zona en los a?os veinte. Hoy se ha convertido en el barrio art¨ªstico y chic de la ciudad, hogar de dise?adores, m¨²sicos, fot¨®grafos y grafiteros talentosos.

D¨ªas de playa

En verano, las playas de Tel Aviv se convierten en un verdadero lugar de encuentro. Son 14 kil¨®metros de arena dorada, divididos en diferentes secciones, cada una con su personalidad. Son playas de aguas limpias y bien preparadas, con el mismo ambiente de cualquier litoral mediterr¨¢neo.

Playa Gordon es la principal, con tumbonas, helader¨ªas, restaurantes y un gimnasio al aire libre; Playa Metzitzim es una bah¨ªa para familias, con una peque?a zona para que jueguen los ni?os; y la Playa Hilton incluye la zona (no oficial) para la comunidad LGTBI. Tambi¨¦n hay otra parte donde se pueden pasear perros (la ¨²nica que admite canes de la ciudad) y un ¨²ltimo sector que es el dominio de los surfistas. Y quedan otros arenales por ver y disfrutar, como Frishman, el m¨¢s ancho de la ciudad; Bograshov, de los m¨¢s populares, y la Playa Alma, probablemente la m¨¢s moderna, con espectaculares vistas de Jaffa al otro lado del agua. En su popular restaurante Manta Ray se disfruta de cervezas Goldstar durante el Sabbat.

Para finalizar, se puede pasear por el puerto viejo, donde los fines de semana se concentran miles de personas. El paseo es amplio, de madera, con zonas de juegos y un mercado cubierto de productos agr¨ªcolas ecol¨®gicos.

Jaffa, independiente y ¨¢rabe

Tel Aviv tiene muchas caras y una prueba est¨¢ en Jaffa, un enclave independiente, con su propia historia antigua. Sus tres grandes atractivos son el mercadillo cercano a la emblem¨¢tica Torre del Reloj (de 1903), su casco antiguo en lo alto de una colina y el centro comercial en el puerto viejo. Y al sur del centro hist¨®rico se puede a?adir el barrio de Ajami, donde a¨²n se pueden distinguir casas otomanas junto a destartaladas chabolas de pescadores.

En los ¨²ltimos a?os se han dedicado muchos esfuerzos a reformar el casco antiguo de Jaffa de cara al turismo, aunque la aut¨¦ntica baza de esta parte de la ciudad, el mercadillo, sigue bastante destartalada. Diseminado por un entramado de calles al sur de la Torre del Teloj, el muy querido pish-peshuk o shuk ha-pishpeshim est¨¢ repleto de caf¨¦s tranquilos y variopintos puestos callejeros de ropa, objetos y muebles vintage. En las noches de verano, su zona principal es a veces escenario de actividades al aire libre y los jueves el mercado abre hasta tarde.

Pero el edificio m¨¢s destacado de esta parte de la ciudad es sin duda el Monasterio de San Pedro, una preciosa iglesia franciscana de color crema de finales del siglo XIX sobre las ruinas de una ciudadela cruzada y a¨²n lugar de culto activo.

El puerto, uno de los m¨¢s antiguos del mundo, se mencionaba ya en la Biblia y en su tiempo fue el punto de llegada de peregrinos a Tierra Santa. Hasta hace pocas d¨¦cadas, aqu¨ª era donde se almacenaban las famosas naranjas de Jaffa para exportarlas a todo el mundo, pero ahora es m¨¢s un centro de recreo, con un paseo mar¨ªtimo, restaurantes de pescado y tiendas.

Una escapada hacia el norte: Netanya y Cesarea

La autodenominada ¡°Riviera israel¨ª¡± est¨¢ en Netanya, unos 30 kil¨®metros al norte de Tel Aviv. Es una ciudad con cierto aire a viejo pueblo vacacional, un frente mar¨ªtimo y las playas m¨¢s amplias y limpias de Israel. Antes era frecuentada por visitantes de la tercera edad (sobre todo franceses, brit¨¢nicos y rusos), pero ya empieza a llamar la atenci¨®n tambi¨¦n de los j¨®venes que ven cierto encanto en su amplio paseo mar¨ªtimo y sus conciertos al aire libre. Este es tambi¨¦n uno de los reclamos playeros para los israel¨ªes, por ejemplo por el larga arenal de 12 kil¨®metros que se va vaciando de gente conforme se aleja del centro urbano.

Otra playa espectacular es Mikhmoret, al norte de Netanya: kil¨®metros de dunas que orillan la costa mediterr¨¢nea a la que acuden muchos israel¨ªs a volar cometas. Est¨¢ cerca del parque nacional Alexander River, que se despliega con unas extensas dunas bancas y en sus someros riachuelos se cobija la mayor poblaci¨®n de tortugas de caparaz¨®n blando del pa¨ªs, que a¨²n se pueden contemplar desde el puente de la Tortuga.

En la costa norte de Israel la historia antigua asoma entre palmeras y las aguas azul intenso del Mediterr¨¢neo. En Cesarea, m¨¢s al norte a¨²n, las ruinas bien conservadas del ambicioso puerto de Herodes se alzan imponentes frente al mar. En la Antig¨¹edad fue una importante ciudad portuaria que compet¨ªa con Alejandr¨ªa y Cartago. Su momento de gloria fue durante el reinado de Herodes el Grande, en tiempos de Augusto. Aqu¨ª vivi¨® por ejemplo Poncio Pilato, y as¨ª lo dice la Biblia. Cesarea est¨¢ hoy dividida entre la parte nueva y la antigua, y esta ¨²ltima forman el parque nacional de Cesarea.

A pesar de los esfuerzos de varios conquistadores por mantener el puerto operativo, el tiempo y las guerras acabaron por imponerse. En el siglo XIV la mayor parte del lugar hab¨ªa desaparecido bajo las dunas cambiantes. Las excavaciones arqueol¨®gicas han dejado al descubierto impresionantes restos romanos, por lo que su recorrido es toda una inmersi¨®n en otros siglos: el Cardo (calle bizantina excavada), el yacimiento de una ciudad de los cruzados, la plataforma del templo de tiempos de Herodes, un antiteatro Herodiano, un hip¨®dromo de 10.000 localidades donde se celebraban luchas de esclavos y prisioneros contra animales salvajes y carreras de cuadrigas en una pista en forma de U, adem¨¢s de palacios de ¨¦poca romana e incluso un teatro, el m¨¢s antiguo de Israel.

Haifa y sus jardines colgantes

La ciudad m¨¢s grande de esta zona de Levante es Haifa, un animado puerto que se extiende a lo largo del monte Carmelo, poblada por jud¨ªos y ¨¢rabes, con unos jardines colgantes y una animada vida cultural y nocturna. Tambi¨¦n vale la pena reservar tiempo para las grutas marinas de Rosh HaNikra o una dorada playa de Akhziv.

En Haifa, la elegante Colonia Alemana, el abigarrado barrio ¨¢rabe-cristiano y la bohemia Masada St le a?aden su propio car¨¢cter a esta caleidosc¨®pica ciudad portuaria. Por encima del intenso tr¨¢fico y el ajetreo del puerto destaca su atracci¨®n m¨¢s famosa: el santuario y los jardines colgantes tropicales de Haifa. Los jardines colgantes de Haifa o Baha¨ªes son especialmente llamativos: se extienden por 19 empinadas terrazas hasta un santuario con c¨²pula donde descansan los restos del profeta-mensajero de la fe baha¨ª (con unos seis millones de seguidores en todo el mundo). Son la principal atracci¨®n de la ciudad, cuyo ambiente puede pasar de relajado a trepidante en un santiam¨¦n, y fueron dise?ados en las laderas del monte Carmelo entre 1989 y 2001. Incre¨ªblemente sim¨¦tricas y bien cuidadas, las terrazas tienen un porte noble, con fuentes, parterres de flores, ¨¢guilas de piedra, setos recortados con forma de estrella de ocho puntas e inmaculadas zonas de c¨¦sped. Los jardines se iluminan por la noche para ofrecer consuelo espiritual al Bab por los a?os que pas¨® a oscuras en la c¨¢rcel. Desde la Colonia Alemana hay excelentes vistas.

Bajo los Jardines Baha¨ªes, la avenida Ben Gurion est¨¢ flanqueada por hermosas casas del siglo XIX de inclinados tejados rojizos y citas en alem¨¢n de la Biblia sobre las puertas. Esto es la Colonia Alemana, establecida en 1868 por los templarios (no hay que confundirlos con los caballeros de las Cruzadas), secta protestante pietista del suroeste de Alemania que buscaba acelerar el segundo advenimiento de Jes¨²s en Tierra Santa. En las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XIX, los templarios fundaron varias colonias en Palestina, y a ellos se les atribuye la mejor¨ªa de los m¨¦todos de transporte, tecnolog¨ªa y agricultura locales. El lugar impresion¨® a Baha¡¯ullah, fundador de la fe baha¨ª, y hasta recibi¨® la visita del k¨¢iser alem¨¢n Guillermo II en 1898. Los templarios vivieron aqu¨ª hasta 1939, cuando los brit¨¢nicos los detuvieron por ser extranjeros enemigos (muchos se hab¨ªan unido al partido nazi en la d¨¦cada de 1930); m¨¢s tarde, la mayor¨ªa ser¨ªan deportados a Australia.

Para encontrar la atm¨®sfera del antiguo Oriente Pr¨®ximo que todos los viajeros buscan hay que ir a Wadi Nisnas, un barrio de callejuelas y mercados con aspecto de aldea, habitado principalmente por ¨¢rabes cristianos y situado en un peque?o valle entre Hadar y la Colonia Alemana. El contrapunto lo pone precisamente un barrio como Hadar, en la falta del monte Carmelo: es la ciudad jard¨ªn construida en los a?os veinte y treinta del pasado siglo con edificios estilo Bauhaus. Y para ver todo desde arriba, solo hay que subir a la Torre Eshkol, dise?ada por Oscar Niemeyer en 1978. Un ascensor lleva hasta el mirador en la planta n¨²mero 30 de este rascacielos, que corona la Universidad de Haifa, con unas vistas excepcionales.

La Ciudad Vieja de Acre

Visitada por Marco Polo de cami?no a China, Acre rebosa de historia medieval y otomana. En una pen¨ªnsula que se adentra en el Mediterr¨¢neo, siglos de historia se apilan en las murallas de los cruzados y esbeltos minaretes y pintadas c¨²pulas y de las iglesias que se elevan por encima de las murallas alisadas por los vientos marinos. Estos baluartes de piedra y profundos fosos son los mismos que dieron la bienvenida a Marco Polo hace 750 a?os.

La Ciudad Vieja de Acre fue declarada patrimonio mundial por la Unesco en el 2001. El olor a caf¨¦, especias y pescado frito inunda los laber¨ªnticos mercados, y sus zigzagueantes callejones hacen que los visitantes se pierdan. Se aconseja guardar el mapa y rendirse a su enmara?ado encanto. Desde el fuerte de Burj Al Commander se tienen unas fant¨¢sticas vistas de la ciudad. Desde all¨ª, el paseo por la muralla terrestre se erige el Burj Al Karim, tambi¨¦n conocido como fuerte Brit¨¢nico. Pero adem¨¢s de sus fuertes y sus murallas, su mayor atractivo son las Salas de los Caballeros, con sus impresionantes b¨®vedas de piedra. Al pasear por estas reverberantes estancias es f¨¢cil imaginar a aquellos caballeros medievales y evocar los sonidos y olores de la vida en la ciudadela, construida hace 800 a?os por la orden mon¨¢stica de los caballeros hospitalarios.

Y hay tambi¨¦n presencia ¨¢rabe: la elegante silueta de la mezquita de Al-Jazzar, con su c¨²pula verde y esbelto minarete con 124 escalones, domina el extremo norte de la Ciudad Vieja. Y dando un salto en el tiempo, las historias de resistencia contin¨²an en el Museo de los Prisioneros de los Movimientos, dedicado a la resistencia de la armada jud¨ªa durante el mandato brit¨¢nico. Este curioso museo ocupa una enorme estructura que los turcos construyeron a finales del siglo XVIII sobre unos cimientos de los cruzados del siglo XIII, y que tanto otomanos como brit¨¢nicos usaron como c¨¢rcel. Los otomanos tambi¨¦n encerraron aqu¨ª a Baha¡¯ullah, fundador de la fe baha¨ª, a finales del siglo XIX. Su celda, lugar sagrado para los baha¨ªes, solo est¨¢ abierta a peregrinos de esa fe.

Nahariya y el pa¨ªs ut¨®pico de Akhzivland

Hermanada con Miami Beach, en Florida (EE UU), puede que Nahariya no brille tanto como su hom¨®loga estadounidense, pero es muy popular entre los amantes del sol. Fundada por refugiados alemanes jud¨ªos en 1935, esta localidad israel¨ª recuerda a un complejo tur¨ªstico costero centroeuropeo de entreguerras. Pero aqu¨ª la historia no est¨¢ muy lejos. Al norte, las bonitas ruinas del castillo de Montfort explican la historia de una familia noble, los De Milly, de tiempos medievales. Se puede llegar hasta ¨¦l en una agradable excursi¨®n a pie.

Y siguiendo hacia el norte atravesaremos Akhziv, que es como se conoce a la franja costera entre Nahariya y Rosh Hanikra, un parque nacional con grandes prados y tambi¨¦n con vestigios de un puerto fenicio y una peque?a playa poco profunda ideal para las familias. Esta costa tiene un enorme encanto, tan irresistible que en 1971 el activista Eli Avivi lo declar¨® el Estado independiente de Akhzivland, y con ideario ut¨®pico-hippy que lleg¨® a atraer a visitantes famosos, como Sofia Loren en la d¨¦cada de los sesenta. Cuando el Gobierno decidi¨® crear el parque nacional de Akhziv, Avivi se neg¨® a abandonar sus tierras, que fueron cercadas cort¨¢ndole el paso hasta su amada playa. Como respuesta, ¨¦l renunci¨® a la ciudadan¨ªa israel¨ª y as¨ª naci¨® Akhzivland, que cuenta con sellos de pasaporte y su propia bandera con una sirena. Hay que llamar con antelaci¨®n para alojarse en una de las habitaciones o acampar en el patio.

Avivi, actualmente un octogenario, todav¨ªa da la bienvenida a los visitantes en su frondoso complejo. La atracci¨®n principal es un extravagante museo con antig¨¹edades, maniqu¨ªs disfrazados, esqueletos de animales y recortes de peri¨®dicos y v¨ªdeos (solo en hebreo) sobre este territorio.

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