Presente continuo
Iluminada por la desgracia de la lucidez, comprende lo que est¨¢ pasando. Hunde el rostro en las manos y empieza a llorar
Me obsesiona el presente continuo. Es una forma verbal que se construye con el presente de indicativo del verbo ¡°estar¡± m¨¢s el gerundio. Se usa para referirse a acciones que est¨¢n en curso: estoy corriendo, estoy cocinando. La frase ¡°el presente continuo¡±, por su parte, parece una descripci¨®n ajustada del momento que vivimos, esa cinta transportadora en la que el tiempo se envasa d¨ªa por d¨ªa, con un pasado que empieza a ser difuso y un futuro que es incertidumbre. Ambas cosas ¡ªel presente continuo como forma verbal y como frase¡ª se funden en un punto. Lo descubr¨ª ayer, cuando vi una entrevista en la que la periodista argentina Mar¨ªa Moreno respond¨ªa a la pregunta: ¡°?Qu¨¦ libro est¨¢s leyendo?¡±. Dec¨ªa que nunca ¡°est¨¢ leyendo¡± porque lee r¨¢pido y termina un libro en el d¨ªa. Su presente continuo ¡ª¡±estoy leyendo¡±¡ª se transforma en pasado ¡ª¡°le¨ª¡±¡ª muy r¨¢pido. Al escucharla me di cuenta de que, despu¨¦s de un breve periodo (enero-marzo de 2021) en el que devor¨¦ libros al ritmo que ella menciona, ca¨ª nuevamente en el presente continuo que arrastr¨¦ a lo largo de 2020, y ahora estoy leyendo una novela corta desde hace casi un mes. Adem¨¢s, si hasta hace un tiempo aplicaba la forma verbal ¡°estoy viendo¡± s¨®lo a las series ¡ªno pueden verse seis temporadas en un d¨ªa¡ª, ahora la aplico tambi¨¦n a las pel¨ªculas. As¨ª, digo: ¡°Estoy viendo El sol que abrasa¡± (de Chung Mong-hong) o ¡°estoy viendo Otra ronda¡± (de Thomas Vinterberg). La frase es literal: empiezo un d¨ªa, contin¨²o al siguiente, termino una semana m¨¢s tarde. Supongo que soy la misma que vio de una sola vez en el cine la sensacional Moli¨¨re, de Ariane Mnouchkine, que dura cuatro horas. Pero no s¨¦ d¨®nde est¨¢ esa que soy (?era?). Ahora ¡°estoy viendo¡± Collective, una pel¨ªcula rumana sobre el incendio de una discoteca en Bucarest que dej¨® decenas de muertos y que estuvo nominada a mejor documental en la ¨²ltima entrega de los Oscar. En ese rubro tambi¨¦n fueron nominados Mi maestro el pulpo (Lo que el pulpo me ense?¨®, en Espa?a), de Craig Foster (result¨® ganador), y El agente topo, de la chilena Maite Alberdi. Mi maestro el pulpo cuenta la relaci¨®n entre un buzo y un pulpo. Despu¨¦s de verla record¨¦ Grizzly Man, de Werner Herzog, el documental sobre Timothy Treadwell, un experto en osos pardos que muri¨® devorado por uno de ellos. Me interesa la relaci¨®n entre el hombre y la naturaleza, pero muy poco las miradas rom¨¢nticas del tipo ¡°la naturaleza es sabia¡± (que es la que siento que exuda Mi maestro el pulpo). El agente topo fue de las pocas pel¨ªculas que vi este a?o sin detenerme, quiz¨¢s mi ¨²ltimo triunfo sobre el presente continuo. Cuenta la historia real de un hombre chileno de m¨¢s de 80, Sergio Chamy, contratado por un detective privado para infiltrarse en una residencia de ancianos y averiguar si all¨ª maltratan a la madre de una clienta. Para eso, Chamy debe aprender a usar herramientas de espionaje ¡ªgafas con c¨¢mara incorporada¡ª y otras comunes ¡ªWhatsApp¡ª que le cuesta dominar (las escenas de aprendizaje tienen visos c¨®micos pero dejan flotando la idea de que todos seremos vencidos por alguna tecnolog¨ªa en el futuro). Una vez infiltrado, Chamy descubre algo que no tiene que ver con el supuesto maltrato ejercido por el personal del asilo sino con el olvido por parte de los familiares de las personas que viven all¨ª: nadie va a visitarlas, nadie las llama. El asilo es un dep¨®sito de viejos solos. Lo que en el principio era jocoso ¡ªuna se?ora coquetea con Sergio, dispuesta a casarse y ¡°ofrendarle¡± su virginidad¡ª, se torna tr¨¢gico. En una escena brutal, Chamy se acerca a una de las residentes que padece una enfermedad que afecta la memoria. La ve desencajada y le pregunta qu¨¦ le pasa. La mujer lo mira como si lo viera por primera vez (aunque son amigos) y le dice que no sabe d¨®nde est¨¢. Su rostro es la m¨¢scara del horror: un sujeto en una sola dimensi¨®n, puro presente sin memoria. Sergio le cuenta qui¨¦n es ¨¦l, qu¨¦ hacen ah¨ª. La mujer, iluminada por la desgracia de la lucidez, comprende lo que est¨¢ pasando. Entonces hunde el rostro en las manos y empieza a llorar. Por el horror que le produce el presente continuo, ese mundo sin espesor y sin pasado hacia el que se dirige inexorablemente.
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