La historia humana, a merced de los volcanes
La erupci¨®n de La Palma es una muestra de que habitamos un planeta geol¨®gicamente vivo. El magma dibuja nuestra historia desde hace miles de a?os
La tierra es un planeta geol¨®gicamente activo. Eso quiere decir que la corteza terrestre sigue siendo creada en las dorsales oce¨¢nicas y destruida en las fosas de subducci¨®n, lo que empuja a los continentes lentamente. Esto tiene cosas muy buenas, como tener un n¨²cleo interno s¨®lido de hierro y n¨ªquel que al estar rotando dentro de un n¨²cleo externo l¨ªquido produce un campo magn¨¦tico que desv¨ªa las part¨ªculas cargadas y de muy alta energ¨ªa que llegan del sol. Sin este escudo protector es probable que este bombardeo constante hubiera acabado con la vida en la Tierra. Marte est¨¢ geol¨®gicamente muerto, a pesar de que sobre su corteza tenemos muchas pistas de que no fue as¨ª en el pasado. Vivir en un planeta geol¨®gicamente vivo tiene indeseados efectos secundarios, como los volcanes y los terremotos.
Cuando hablamos de volcanes nos referimos a las t¨ªpicas formaciones monta?osas o elevaciones del terreno por los que de vez en cuando sale lava. Seg¨²n la composici¨®n de la lava y la presencia de gases, las erupciones pueden ser m¨¢s o menos violentas. Las erupciones hawaianas, con apenas gas y explosiones donde la lava fluye, son las menos problem¨¢ticas desde el punto de vista de la poblaci¨®n. En el otro extremo se sit¨²an las erupciones plinianas y peleanas, donde la presencia de gases provoca explosiones y otros efectos potencialmente muy peligrosos. Las erupciones plinianas toman su nombre de Plinio el Viejo, fallecido en la erupci¨®n del Vesubio del a?o 79. Se calcula que los habitantes de Herculano no tuvieron la menor oportunidad de escapar, ya que el flujo pirocl¨¢stico (mezcla de gas volc¨¢nico, material s¨®lido caliente y aire atrapado) asfixi¨® a la gente instantes despu¨¦s del inicio de la erupci¨®n. Los habitantes de Pompeya, situada a 10 kil¨®metros, tuvieron unos 17 minutos para escapar. L¨¢stima que no hubiera radio, televisi¨®n o internet para decirles lo que estaba pasando y que corrieran. La actividad volc¨¢nica no solo puede ser catastr¨®fica en las cercan¨ªas del lugar de la erupci¨®n. La cantidad de gases emitidos a la atm¨®sfera puede hacer el efecto de reflejar la luz del sol y disminuir la temperatura global, como pas¨® con la erupci¨®n del volc¨¢n Mayon en 1814 en Filipinas y la del volc¨¢n Tambora en 1815 en Indonesia. Estos dos hechos, unido a una disminuci¨®n de la actividad solar, provocaron una ca¨ªda global de las temperaturas de casi un grado. Los efectos fueron el conocido como a?o sin verano que provoc¨® una hambruna en el hemisferio norte.
La explosi¨®n del lago Toba, en Indonesia, provoc¨® una edad de hielo milenaria. Estuvo a punto de acabar con la especie humana
Pero los efectos de una explosi¨®n de estos volcanes son una minucia comparado con lo que pasa cuando explota un supervolc¨¢n. El t¨¦rmino supervolc¨¢n procede de la divulgaci¨®n cient¨ªfica y no est¨¢ admitido por los ge¨®logos. Hace referencia a grandes calderas de magma que cuando explotan son capaces de expulsar al menos 50 veces la cantidad de material que arroj¨® el volc¨¢n Krakatoa. Esto implica que una de estas explosiones tiene efectos globales en el clima. Una de estas calderas es la de Yellowstone, que estall¨® hace 640.000 a?os y hace 2,2 millones de a?os y entre sus efectos est¨¢ que rocas americanas llegaran a Europa. Pero hay una que nos afect¨® mucho m¨¢s. Hace 75.000 a?os explot¨® el lago Toba, en Indonesia, llenando la atm¨®sfera de ¨¢cido sulf¨²rico y provocando una edad de hielo milenaria. Nuestros antepasados se encontraban en pleno proceso de colonizar la Tierra desde ?frica y hab¨ªan llegado a Asia. Esa primera colonizaci¨®n fue un fracaso y todas las colonias de Homo sapiens acabaron pereciendo, puesto que ninguno de sus genes se ha encontrado en los actuales pobladores. El cient¨ªfico Stanley Ambrose propuso que la cat¨¢strofe de Toba estuvo a punto de acabar con la especie humana y fue responsable de la aniquilaci¨®n de todos los Homo sapiens que hab¨ªan llegado a Asia. Hallazgos recientes han encontrado restos humanos en Asia posteriores a la erupci¨®n de Toba, por lo que parece que algunas colonias consiguieron medrar tiempo despu¨¦s de la erupci¨®n, aunque por motivos desconocidos acabaron extingui¨¦ndose. La explosi¨®n de otro supervolc¨¢n m¨¢s cercano, en Campi Flegrei, Italia, se piensa que pudo influir en la extinci¨®n de los neandertales. Esperemos que no nos toque experimentar cu¨¢les ser¨¢n los efectos de la pr¨®xima supererupci¨®n y que tarde mucho.
Aquellos atardeceres
Los volcanes han influido en la evoluci¨®n humana, pero tambi¨¦n en la cultura. La erupci¨®n del Tambora y el a?o sin verano hizo que la atm¨®sfera se llenara de part¨ªculas que reflejaban la luz del sol. Esa mayor dispersi¨®n provoc¨® unos atardeceres espectaculares, que han quedado plasmados en muchos cuadros de la ¨¦poca, como los pintados por J. M. W. Turner. Tambi¨¦n el inventor Karl Drais buscando formas de transporte no dependientes de animales, por la falta de avena debido a las pobres cosechas, invent¨® el veloc¨ªpedo, antecesor de la bicicleta. Y como ese verano hizo muy mal tiempo, un grupo de amigos compuestos por Lord Byron, John Polidori, Percy Bysshe Shelley y su esposa, Mary Shelley, estuvieron recluidos tres d¨ªas en Villa Diodati, cerca de Ginebra, sin poder salir. Para entretenerse decidieron contar historias de terror y de ah¨ª sali¨® el Frankenstein de Mary Shelley y el vampiro de Polidori, que sirvi¨® de inspiraci¨®n para el Dr¨¢cula de Bram Stoker. Los volcanes siempre han dado mucho miedo.
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