Las almas errantes del ¡®Titanic¡¯ senegal¨¦s

Todo sali¨® mal aquel 26 de septiembre de 2002. La noche, el aguacero, un barco sobrecargado y con problemas t¨¦cnicos, la escasez de botes salvavidas, la lentitud del rescate. A las once de la noche, el ferri Le Joola, que hac¨ªa la traves¨ªa entre las ciudades senegalesas de Ziguinchor y Dakar, se hund¨ªa frente a las costas de Gambia con unas 2.000 personas a bordo. Sobrevivieron 64, lo que la convierte en una de las peores tragedias mar¨ªtimas de la historia, con m¨¢s muertos que el Titanic. Veinte a?os despu¨¦s, los familiares de las v¨ªctimas siguen reclamando justicia y que los restos del barco sean reflotados para tener un lugar donde llorar a sus muertos. ¡°Ellos nos visitan en sue?os y visiones, quieren descansar¡±, asegura Eli Diatta, hermano de una de las v¨ªctimas. La herida sigue abierta.

Aquella ma?ana de septiembre, la casa del entrenador y exjugador de la selecci¨®n senegalesa de f¨²tbol Michel Diatta, hermano de Eli, era un hervidero de ni?os de entre 10 y 15 a?os. Los 26 chavales, emocionados, impacientes, se dispon¨ªan a viajar con su preparador hasta Fatick para jugar un torneo. ¡°Aquel sal¨®n estaba lleno de vida¡±, recuerda su hermano. ¡°Al d¨ªa siguiente, mi madre me dice que hab¨ªa escuchado en la radio que Le Joola hab¨ªa naufragado. Fui al puerto a recabar informaci¨®n y me encontr¨¦ de frente con la cat¨¢strofe: todo el mundo lloraba y gritaba, muchos de ellos desplomados en el suelo¡±, recuerda. Las noticias iban llegando a cuentagotas. Todos los ni?os y el propio Michel Diatta murieron tragados por el mar.

El barco, construido en unos astilleros alemanes y comprado por el Estado de Senegal, ten¨ªa una capacidad de 550 personas. Aquel d¨ªa se api?aban a bordo unas 2.000. Cuando una tormenta les sorprendi¨® a la altura de las costas de Gambia, muchos pasajeros corrieron a protegerse de la lluvia en la zona de babor y el ferri se escor¨® por el peso y acab¨® d¨¢ndose la vuelta. Cientos quedaron atrapados en su interior. Mariama Diouf, de 38 a?os y embarazada de cuatro meses, logr¨® nadar, salir a la superficie y encaramarse a la quilla junto a una veintena de supervivientes, desde donde se escuchaban los gritos y llantos desesperados de quienes estaban debajo. Los servicios de rescate tardaron m¨¢s de 12 horas en llegar hasta el lugar del accidente.

La lista oficial habla de 1.863 fallecidos ¡ªentre ellos, una madre y sus dos hijos espa?oles que hac¨ªan turismo en Senegal¡ª, pero un recuento posterior, elaborado por las asociaciones de v¨ªctimas que incluy¨® a quienes viajaban sin t¨ªtulo de transporte, eleva la cifra a 1.953. En los d¨ªas siguientes aparecieron 651 cad¨¢veres, de los que apenas 50 se pudieron identificar. Los familiares piden que los restos del barco, donde quedaron muchos cuerpos, sean reflotados y llevados a un memorial que se construye en recuerdo de la tragedia. ¡°No hemos podido hacer el duelo. Hasta que el barco no sea reflotado no descansar¨¢n y nosotros no podremos liberarnos de la carga del Joola¡±, asegura Eli Diatta.

El terremoto de una tragedia llena de irregularidades se llev¨® por delante a todo el Gobierno, pero las v¨ªctimas siguen reclamando justicia. La Fiscal¨ªa atribuy¨® toda la responsabilidad al capit¨¢n del barco, el comandante Issa Diarra, tambi¨¦n fallecido, y orden¨® el cierre del caso. Nadie ha pedido perd¨®n. Y las indemnizaciones y becas escolares para un millar de hu¨¦rfanos no han llegado a todos ni han logrado cerrar la herida.

El actual presidente senegal¨¦s, Macky Sall, tiene previsto presidir este 26 de septiembre en Ziguinchor las actividades conmemorativas, con un acto en el cementerio de Kant¨¦ne y el lanzamiento de ramos de flores a las aguas del puerto de la ciudad. Tambi¨¦n intervendr¨¢n el presidente de la asociaci¨®n de familiares y v¨ªctimas, Boubacar Ba, y se presentar¨¢ el libro Naufragio del Joola en ?frica: causas y consecuencias de un desastre humanitario, de la estadounidense Karen Samantha Barton, profesora de Geograf¨ªa de la Universidad de Colorado del Norte.