Viena o c¨®mo la vivienda p¨²blica puede salvar las ciudades del siglo XXI
En Austria, el 25% del parque inmobiliario es p¨²blico y en su capital, casi la mitad de sus vecinos vive de alquiler. Desde all¨ª, un viaje por la historia y la geograf¨ªa europea de la vivienda social
Una suave llovizna ha vaciado los balcones del Karl Marx-Hof, en Viena. Este ¡°patio de Karl Marx¡± ¡ªuna imponente estructura de 1.275 pisos sociales inaugurada en 1930 y con una fachada de 1,2 kil¨®metros¡ª es el ep¨ªtome del programa municipal de vivienda de la capital austriaca, que comenz¨® a fraguarse en 1919 y que recibi¨® el nombre de la Viena Roja (Das Rote Wien). Un plan urban¨ªstico ¡ªdesarrollado tras el triunfo de la socialdemocracia en las elecciones locales, que dur¨® hasta 1934 y que buscaba dotar a la ciudad de un parque de pisos de titularidad p¨²blica¡ª cuya influencia a¨²n perdura. Actualmente, el Ayuntamiento vien¨¦s es el mayor tenedor de vivienda de Austria y, como resultado, el mercado del alquiler en la capital austriaca es de los m¨¢s asequibles de Europa: 8,66 euros por metro cuadrado en 2022, seg¨²n el ¨ªndice inmobiliario anual de la consultora Deloitte. Un precio que contrasta con los publicados en ese mismo informe sobre Par¨ªs (29,10 euros), Londres (25,12), Barcelona (21,30), M¨²nich (18,90) o Madrid (18,46).
Barbara Schubert, de 38 a?os, reside en uno de estos apartamentos de titularidad p¨²blica. ¡°Aqu¨ª se llama Gemeindebau [edificio comunitario]¡±, apunta. Como ella, alrededor del 50% de los vieneses disfrutan de un alquiler subsidiado, y residen bien en una de las 220.000 viviendas municipales, bien en uno de los 200.000 apartamentos construidos por cooperativas que han contado con ayudas p¨²blicas, seg¨²n detallan desde el Consistorio austriaco. Schubert trabaja como profesora de alem¨¢n y franc¨¦s en un instituto de secundaria de esta ciudad de 1,8 millones de habitantes. Su alquiler le cuesta 450 euros mensuales. ¡°Gastos aparte¡±, apunta. ¡°Gracias a esto, he tenido m¨¢s oportunidades¡±, remarca la mujer, que invierte en torno al 25% de sus ingresos en mantener su hogar. Explica que, a pesar de la alta inflaci¨®n ¡ªen torno al 8,5% en Austria en 2022¡ª, ni ella ni sus amigos, ni la mayor¨ªa de los vieneses, se han visto abocados a abandonar sus hogares por otros m¨¢s asequibles ante una subida rampante del alquiler. ¡°En los Gemeindebau intentan mantener a los habitantes en los pisos. Si alguien tiene problemas con un alquiler p¨²blico, no tendr¨ªa ninguna oportunidad en el mercado libre¡±, explica. Para ser beneficiario hay que superar un proceso de admisi¨®n que puede extenderse hasta los dos a?os. ¡°El arraigo es una v¨ªa de entrada en el sistema municipal¡±, apunta Schubert. Es su caso. Aunque ella reside desde hace 16 a?os en este piso, con vistas al Danubio y muy cerca del centro hist¨®rico, su abuela tambi¨¦n habit¨® el inmueble, que lleva en manos de su familia m¨¢s de tres d¨¦cadas. Si Schubert se mudase, el piso volver¨ªa a ser gestionado por el Ayuntamiento vien¨¦s.
En Madrid, las luces brillan en el r¨ªo de veh¨ªculos que, en tardes laborables, surca la M-30. Desde un lateral de esa v¨ªa de circunvalaci¨®n, la m¨¢s cercana al centro de la capital, vigila el Pirul¨ª, setentera torre de televisi¨®n. Al otro lado del cauce motorizado custodia el ocaso un serpenteante edificio de ladrillo visto y esencia brutalista: El Ruedo. Este llamativo complejo de viviendas sociales es otro icono de la vivienda p¨²blica. Proyectado por S¨¢enz de Oiza, fue construido entre 1986 y 1989 para acoger a 346 familias gitanas provenientes de uno de los numerosos poblados madrile?os, favelas castizas que a finales de los ochenta estaban siendo desmanteladas por los poderes p¨²blicos.
En marzo de 2021, uno de los apartamentos del Ruedo ¡ª80 metros cuadrados, a 20 minutos caminando del parque del Retiro¡ª despert¨® ¡°gran inter¨¦s¡± entre los compradores, seg¨²n divulg¨® la inmobiliaria que lo gestionaba. ¡°Se vende piso por 95.000 euros¡±, dec¨ªa el anuncio. Los agentes afirmaban haber recibido cinco veces m¨¢s llamadas de lo habitual por el ¡°activo¡±. En Espa?a, despu¨¦s de 30 a?os de tenencia, la vivienda p¨²blica puede convertirse en un activo, pues en ese lapso de tiempo el inmueble sale al mercado libre. ¡°La pol¨ªtica de vivienda de Espa?a durante la segunda mitad del siglo XX ha estado condicionada por ser cautiva del sector inmobiliario¡±, resume el arquitecto Pedro G¨®rgolas en la publicaci¨®n La vivienda en propiedad y otras opciones de mercado.
Un cautiverio que, seg¨²n el profesor de Urbanismo y Ordenaci¨®n del Territorio de la Universidad de Sevilla, ¡°ha incentivado, de manera perturbadora, el r¨¦gimen de tenencia en propiedad, tanto en el mercado libre como, sorprendentemente, en el protegido o subvencionado¡±. La vivienda social representa un escueto 2,5% del parque inmobiliario espa?ol: unas 290.000 casas, gestionadas por comunidades aut¨®nomas (72%) y ayuntamientos (27%), seg¨²n detalla en un informe (Observatorio de Vivienda y Suelo: vivienda social 2020) el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma). Muy por debajo de la media europea, que se sit¨²a en el 9%.
Aunque en los ¨²ltimos meses el Gobierno de Pedro S¨¢nchez ha anunciado la creaci¨®n de 183.000 viviendas p¨²blicas ¡ª¡±Una apuesta contundente por construir un parque p¨²blico semejante al de los pa¨ªses europeos avanzados¡±, dijo el presidente¡ª, el modelo espa?ol justamente se ha caracterizado por ¡°orillar a la irrelevancia¡± la vivienda p¨²blica, seg¨²n Pedro G¨®rgolas: ¡°Una estrategia que difiere a la desarrollada en Europa¡±.
Espoleada por la industrializaci¨®n, a finales del siglo XIX se produjo una revoluci¨®n urbana global: miles de campesinos se instalaban en las ciudades. En Londres se proyecta la primera vivienda social contempor¨¢nea. La m¨¢s antigua del mundo se considera Fuggerei, fundada en 1521 en Augsburgo por un rico mercader para cobijar a personas de escasos recursos; mientras que la pionera en vivienda p¨²blica es Boundary Estate, inaugurada en 1900 en la capital brit¨¢nica y promovida por las autoridades locales del London County Council. Se plante¨® como una actuaci¨®n para mejorar la vida de Old Nichol, barrio de Shoreditch, zona que, seg¨²n los registros de la ¨¦poca, no se caracterizaba por su especial problem¨¢tica o inseguridad, aunque s¨ª por tratarse de un ¨¢rea pobre de casas bajas con una esperanza de vida que era la mitad de otras zonas de la capital, y que se hab¨ªa convertido en referente de los suburbios en la ¨¦poca victoriana.
Proyectada por Owen Fleming, Boundary Estate (a¨²n en pie con menos de un 10% de sus viviendas de titularidad p¨²blica) se ve¨ªa como una mejora para el barrio. ¡°A principios del siglo XX ya se vinculaba la mala habitabilidad con la proliferaci¨®n de enfermedades¡±, explica el arquitecto y urbanista Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga, exdecano del Colegio de Arquitectos de Madrid. ¡°Eso inspir¨® un replanteamiento radical de la arquitectura, del modelo de vivienda y de ciudad¡±, contin¨²a.
¡°En Europa, en vivienda, somos deudores de la revoluci¨®n del movimiento Bauhaus, los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna y los experimentos centroeuropeos de vivienda social¡±, incide Ezquiaga. Uno de esos experimentos tuvo lugar en Stuttgart en el verano de 1927: la exposici¨®n Die Wohnung (La vivienda), que atrajo a medio mill¨®n de visitantes. El plato fuerte fue una serie de casas modelo proyectadas por 16 arquitectos de la Nueva Vivienda: Mies van der Rohe, Ludwig Hilberseimer, Hans Poelzig, Max y Bruno Taut, Hans Scharoun, Adolf Rading, Richard D?cker y Adolf Gustav Schneck, Walter Gropius, Peter Behrens, Josef Frank, Victor Bourgeois, Le Corbusier, Jacobus Johannes Pieter Oud y Mart Stam.
Los proyectos se materializaron en 17 hogares, que plantearon un nuevo modelo y llevaron a un relativo abaratamiento de la vivienda. Condensaban las experiencias habitacionales previas y resultaron en la consolidaci¨®n de los espacios comunes y las zonas verdes, la identificaci¨®n de la importancia de la luz natural, el uso de materiales baratos as¨ª como la producci¨®n en serie, y la incorporaci¨®n de valores de dise?o o eficiencia. Cualidades que se ponen en pr¨¢ctica en el Karl Marx-Hof de la Viena de los a?os treinta, un trabajo del arquitecto austriaco Karl Ehn, alumno del inspirador Otto Wagner, donde las zonas comunes ocupan la mayor parte del espacio de la construcci¨®n (el 80%), y cuyo legado se atisba tambi¨¦n en El Ruedo madrile?o de finales de los ochenta, la ¨²ltima construcci¨®n impulsada por el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) y con un enorme patio donde se desarrolla su vida social.
El precio del alquiler en Viena en 2022 fue de 8,66 euros / metro cuadrado. En Par¨ªs, 29,10; en Londres, 25,12; en Barcelona, 21,30; en Madrid, 18,46¡å.
Aunque los primeros trazos sobre pol¨ªtica de vivienda en Espa?a se dieron con la II Rep¨²blica, entre 1931 y 1939, el modelo se consolid¨® durante la dictadura. Desde los albores de siglo XX, las urbes espa?olas hab¨ªan atra¨ªdo migrantes del mundo rural. La Guerra Civil congel¨® esos flujos, pero en las d¨¦cadas de los cincuenta, sesenta y setenta se reactivaron. ¡°Entre 1951 y 1975, alrededor de 12 millones de espa?oles, m¨¢s del 40% de la poblaci¨®n, cambiaron de casa, en su mayor¨ªa por las migraciones del campo a la ciudad, con el problema asociado de chabolismo¡±, explica el periodista y escritor Andr¨¦s Rubio en Espa?a Fea. El caos urbano, el mayor fracaso de la democracia (Debate).
Desde finales de los a?os cincuenta del siglo pasado, extramuros de las principales ciudades espa?olas habitaban millones de familias en casas informales, en muchos casos sin agua corriente ni luz. La consolidaci¨®n de esos arrabales era el principal reto urbano del momento. La dictadura de Franco encontr¨® la soluci¨®n al problema habitacional en 1959 en Barcelona, donde se celebr¨® el primer Congreso Nacional de Urbanismo: acab¨® renegando de las vanguardias, dejando de lado las experiencias europeas de vivienda ¡ªy casi de urbanismo¡ª y abrazando en su lugar el modelo saj¨®n y estadounidense, m¨¢s centrado en la generaci¨®n de propietarios. ¡°Espa?a fue uno de los territorios europeos que durante el siglo pasado m¨¢s se dejaron influir por la americanizaci¨®n¡±, apunta Andr¨¦s Rubio, que considera al pa¨ªs como ¡°uno de los m¨¢s perjudicados por la grave indefinici¨®n estadounidense para gestionar territorio seg¨²n modelos no regulados y favorecedores de la corrupci¨®n¡±.
Amparadas por el r¨¦gimen franquista, algunas inmobiliarias y constructoras se especializaron en la edificaci¨®n de viviendas de escasa calidad, destinadas primero al alquiler y posteriormente a la venta, en la periferia de las ciudades. ¡°Aunque no se se?alase, dichas viviendas estaban en buena parte orientadas a la poblaci¨®n obrera¡±, recoge la investigadora catalana Merc¨¦ Tatjer en el art¨ªculo ¡®La vivienda obrera en Espa?a de los siglos XIX y XX: de la promoci¨®n privada a la p¨²blica (1873-1975)¡¯, publicado en Scripta Nova, revista especializada en Geograf¨ªa y Ciencias Sociales de la Universitat de Barcelona.
As¨ª, impulsados por organismos como el Instituto Nacional de la Vivienda, la Obra Sindical del Hogar o los gobiernos civiles, surgieron barrios como La Pe?a, en Bilbao; La Elipa y La Concepci¨®n, en Madrid, o La Mina, en Barcelona. En la capital catalana, estas nuevas zonas alejadas del cogollo urbano recibieron el nombre de pol¨ªgonos; entre 1960 y 1970, 3 de cada 10 viviendas construidas en la ciudad se hicieron en estos pol¨ªgonos. La soci¨®loga Tatjer se?ala que fue en esa ¨¦poca cuando se consolid¨® el modelo: ¡°El alquiler como forma de tenencia de la vivienda desaparece en favor del acceso diferido a la propiedad¡±.
En contraste, y a diferencia de muchas otras capitales, desde el Ayuntamiento de Viena siempre se han resistido a la privatizaci¨®n del parque inmobiliario p¨²blico. El Consistorio nunca ha cedido a la presi¨®n, especialmente fuerte a finales de los ochenta y en los noventa, para crear propietarios; quiz¨¢ movidos por la consciencia de que, una vez realizada la transacci¨®n, el municipio perd¨ªa toda capacidad de regular los alquileres. As¨ª, mientras el Reino Unido mantiene casi un 18% de su parque de vivienda como p¨²blica y Francia roza el 17%, en el entorno europeo lidera Pa¨ªses Bajos (con el 30%) seguido de Austria, donde son p¨²blicas una de cada cuatro viviendas. ¡°Adem¨¢s, la vivienda social se distribuye por todos los distritos¡±, destaca Barbara Laa, investigadora especializada en planeamiento urbano de la Universidad T¨¦cnica de Viena. ¡°Comparada con otras ciudades, Viena es bastante mixta¡±, incide en referencia a la diversidad socioecon¨®mica de los barrios de la urbe. ¡°No se han creado guetos¡±, remarca. Considera que ha habido un enfoque ¡°s¨®lido y constante¡± en las pol¨ªticas p¨²blicas que, adem¨¢s de desincentivar la segregaci¨®n urbana, ha ayudado a controlar los precios del alquiler.
En Espa?a, entre 2016 y 2021, los alquileres se encarecieron un 20%. Actualmente, todos los municipios espa?oles de m¨¢s de 50.000 habitantes se encuentran en su rango de precio m¨¢ximo de alquiler o muy pr¨®ximo a ¨¦l. En este proceso de encarecimiento, la inclinaci¨®n espa?ola por la tenencia ha desempe?ado un papel clave y ha convertido a la clase obrera en lo que algunos autores definen como la ¡°infanter¨ªa de la propiedad¡±. En el pa¨ªs, desde los a?os sesenta del siglo pasado, la poblaci¨®n se ha incrementado un 55%, de unos 30 millones a los 47,3 actuales, mientras que el parque residencial lo ha hecho un 225% (hasta 25.218.516 unidades residenciales), como recoge Jos¨¦ Luis Campos en La burbuja inmobiliaria espa?ola (Marcial Pons). La ratio espa?ola de viviendas es de 537 por cada mil habitantes; la media de la Uni¨®n Europea se sit¨²a en 452. El experto G¨®rgolas lo describe como ¡°una inquietante sobreproducci¨®n de viviendas, que ha devenido en la infrautilizaci¨®n de un porcentaje importante del parque residencial¡±.
¡°Adem¨¢s, algunos vecinos, especialmente en barrios de autoconstrucci¨®n, en ¨¢reas hist¨®ricas y en buena parte de los pol¨ªgonos de promoci¨®n privada o p¨²blica, ahora han de lidiar con viviendas que requieren de fuertes inversiones para adaptarlas a los est¨¢ndares modernos o a las necesidades de sus usuarios, ya envejecidos¡±, resume Merc¨¦ Tatjer. Una problem¨¢tica de la que tambi¨¦n se ha percatado la arquitecta francesa Anne Lacaton, quien forma parte del estudio Lacaton & Vassal, cuyo trabajo se ar?ticula seg¨²n una premisa: ¡°Nunca demoler¡±. ¡°Hay que renovar m¨¢s y construir menos¡±, argumenta la profesional, que inaugur¨® la ¨²ltima edici¨®n del Congreso Internacional de Arquitectura (La ciudad que queremos), organizado por la Fundaci¨®n Arquitectura y Sociedad.
Entre las intervenciones m¨¢s celebradas del t¨¢ndem Lacaton & Vassal se encuentra la remodelaci¨®n de 530 apartamentos en un barrio obrero de Burdeos, trabajo galardonado con el Premio Mies van der Rohe en 2019. La pareja de arquitectos actu¨® en un edificio de viviendas sociales erigido en 1960, anexando a los pisos, entre otras actuaciones, unos m¨®dulos que ampliaban el espacio habitable y mejoraban la luminosidad o la eficiencia clim¨¢tica. ¡°Los espacios donde habitamos no son siempre adecuados: un vecindario, una ciudad, no son una acumulaci¨®n de elementos que se multiplican¡±, describe Lacaton, que defiende un modelo de vivienda ¡°de calidad, generoso, asequible, para gente diversa, con diferentes modos de vida¡ Son condiciones esenciales para crear ciudad¡±.
¡°La diversidad, los usos mixtos, el uso de espacios compartidos, la sostenibilidad y la rehabilitaci¨®n de antiguas infraestructuras son los asuntos que hoy en d¨ªa el dise?o de vivienda debe tener en cuenta desde el inicio del proyecto¡±, resumen Carmen Espegel, Andr¨¦s C¨¢novas y Jos¨¦ Mar¨ªa de Lapuerta, comisarios de la exposici¨®n Amaneceres Dom¨¦sticos. Temas de vivienda colectiva en la Europa del siglo XXI, que se exhibi¨® en la Fundaci¨®n ICO, en Madrid, el a?o pasado. Espegel considera que ¡°las herramientas aplicadas en el siglo XX para proyectar vivienda se han vuelto obsoletas¡±. Por eso la muestra identificaba una serie de ¨¢reas clave a tener en cuenta hoy en d¨ªa a la hora de construir: la conciencia clim¨¢tica, los cuidados, los nuevos modelos de gesti¨®n, el contexto urbano y las identidades.
¡°Surge un renovado momentum para aumentar la inversi¨®n en vivienda social¡±, afirma un informe de 2020 de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE). El estudio (Social Housing: A Key Part of Past and Future Housing Policy; Vivienda social: clave en el pasado y el futuro de las pol¨ªticas de vivienda) tambi¨¦n describe la vivienda p¨²blica como una herramienta eficiente para paliar los excesos urban¨ªsticos del siglo pasado y recuperar el v¨ªnculo entre arquitectura y vivienda. La arquitecta francesa Lacaton lo resume con una frase: ¡°La vivienda es el reto m¨¢s bello de la arquitectura contempor¨¢nea¡±.
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