Las dos diabetes: la historia de dos enfermedades que no se supieron diferenciar hasta el siglo XX
Sus s¨ªntomas ya fueron descritos en la antig¨¹edad, pero no fue hasta el siglo pasado cuando los investigadores pudieron distinguir entre dos dolencias con efectos similares e identificar las causas de cada una
La diabetes es una de las enfermedades m¨¢s frecuentes en los pa¨ªses occidentales, muchas veces relacionada con la obesidad o una mala alimentaci¨®n, aunque tambi¨¦n puede tener causas gen¨¦ticas. Esta enfermedad es conocida desde la antig¨¹edad, pero realmente eran dos enfermedades.
En el papiro egipcio de Ebers ya se describe una enfermedad que hace que los que la sufren orinen mucho, pierdan peso y tengan siempre hambre y la necesidad de beber. En la antig¨¹edad cl¨¢sica le pusieron el nombre ¡°diabetes¡±, que significa literalmente ¡°pasa a trav¨¦s de¡±. Es un t¨¦rmino, supuestamente acu?ado por Areteo de Capadocia (otras fuentes se?alan que pudo ser Apolonio de Menfis), y que hace referencia a que est¨¢n continuamente orinando (pasando l¨ªquido a trav¨¦s de ellos). El t¨¦rmino m¨¦dico equivalente en la actualidad ser¨ªa poliuria (orinar mucho). Areteo se?al¨® que esta enfermedad podr¨ªa deberse a que los que la sufren se est¨¢n descomponiendo por dentro y que por eso eliminan todo el cuerpo por la orina. As¨ª explicaba la p¨¦rdida de peso. El m¨¦dico romano del siglo I Celso tambi¨¦n hizo una descripci¨®n bastante detallada de la enfermedad. Galeno la achac¨® a un fallo en el ri?¨®n que imped¨ªa retener la orina. Siglos despu¨¦s fue estudiada por el m¨¦dico, astr¨®logo y alquimista suizo Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, que se hizo llamar Paracelso por considerarse superior a Celso y, por motivos obvios, para abreviar. El suizo observ¨® que al evaporar la orina de los pacientes se quedaba un residuo blanco que no aparec¨ªa en los pacientes sanos. Interpret¨® que la diabetes se deb¨ªa a la acumulaci¨®n de esta sal blanca en el ri?¨®n. No fue superior a Celso, ni a Galeno. Ninguno dio con la causa real.
En el siglo XVII, el m¨¦dico Thomas Willis ten¨ªa el m¨¦todo de diagnosticar las enfermedades de sus pacientes probando la orina. De esta forma descubri¨® que hab¨ªa algunos de sus pacientes de diabetes que su orina ten¨ªa un sabor ¡°maravillosamente dulce, como si se le hubiera a?adido az¨²car o miel¡±, pero en otros pacientes, aquejados de s¨ªntomas parecidos, este sabor dulce no aparec¨ªa. As¨ª acu?¨® los t¨¦rminos ¡°diabetes mellitus¡± (literalmente diabetes endulzada con miel) y ¡°diabetes insipidus¡± (diabetes sin sabor). Y as¨ª fue como estas dos enfermedades, aparentemente similares, se separaron.
Hoy sabemos que la diabetes mellitus, la m¨¢s frecuente, se debe a un problema con la regulaci¨®n de los niveles de az¨²car en sangre. En el siglo XX, gracias al trabajo de cient¨ªficos como el rumano Paulescu y los canadienses Banting y Best, descubrimos el papel del p¨¢ncreas y de la hormona que segrega, la insulina, en regular los niveles de az¨²car en sangre. Sabemos que la diabetes juvenil suele ser debida a que la s¨ªntesis de insulina es defectuosa y que si aparece en la edad adulta es porque la respuesta de las c¨¦lulas a la insulina es deficiente. Durante mucho tiempo el tratamiento basado en insulina era muy caro e inefectivo, ya que la ¨²nica forma de conseguir esta hormona era a partir del p¨¢ncreas del cerdo. Gracias al desarrollo de la ingenier¨ªa gen¨¦tica, hoy podemos producir insulina humana a partir de bacterias o levaduras a un precio asequible.
?Y qu¨¦ pasaba con los que ten¨ªan diabetes, pero su orina no estaba dulce? Pues que los niveles de az¨²car en sangre eran perfectamente normales y su insulina tambi¨¦n. La diabetes insipidus es una enfermedad gen¨¦tica, bastante rara, que puede estar causada por da?os en los ri?ones (nefrog¨¦nica) o en el hipot¨¢lamo (central). Similarmente a lo que ocurre con la diabetes mellitus aqu¨ª est¨¢ fallando una hormona, pero no es la insulina sino la vasopresina u hormona antidiur¨¦tica, que es la responsable de mantener el nivel correcto de l¨ªquidos en el cuerpo. Un fallo en el hipocampo hace que esta hormona no se produzca, mientras que un fallo en los ri?ones puede hacer que no respondan correctamente a su presencia. En ambos casos, nuestro cuerpo es incapaz de regular los niveles de l¨ªquido, y esto induce que los que la sufren tengan la necesidad continua de beber y de orinar. Al final, Galeno no iba tan desencaminado cuando situ¨® el problema de la diabetes en el ri?¨®n, su fallo fue no especificar cu¨¢l de las dos. Una de las complicaciones de la medicina es que s¨ªntomas similares pueden tener causas muy diferentes, aunque les pongamos el mismo nombre.
Cuando la orina habla del cuerpo
¡ª Lo del diagn¨®stico de enfermedades probando u observando la orina no es algo tan extra?o. En el Decamer¨®n de Boccaccio ya hay un cuento en el que un m¨¦dico prueba la orina de una dama para diagnosticarle la enfermedad. En la Edad Media, una t¨¦cnica m¨¦dica muy popular era la uroscopia, que consist¨ªa en depositar la orina en un recipiente de vidrio transparente y tratar de diagnosticar alguna enfermedad bas¨¢ndose en su aspecto.
J. M. Mulet es catedr¨¢tico de Biotecnolog¨ªa.
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