La incidencia de la diabetes tipo 2 en el mundo se dispara casi un 60% en tres d¨¦cadas entre la poblaci¨®n adolescente y joven
El crecimiento de la enfermedad es especialmente visible en pa¨ªses en desarrollo de nivel socioecon¨®mico medio o medio-bajo y entre las mujeres
Antes de poder hacer siquiera alguna pregunta, dos de las fuentes consultadas para redactar este reportaje calcan al otro lado del tel¨¦fono, con milim¨¦trica exactitud, la misma reflexi¨®n: ¡°Es un estudio muy bueno porque refleja a nivel mundial lo que nosotros vemos cada d¨ªa a nivel micro en nuestras consultas¡±. El estudio al que se refieren ambos expertos fue publicado recientemente en The British Medical Journal y analiza la evoluci¨®n durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas (1990-2019) en 204 pa¨ªses del mundo de la incidencia de diabetes tipo 2 en la poblaci¨®n adolescente y joven (15-39 a?os), la que por edad menos probabilidades deber¨ªa tener de desarrollar esta patolog¨ªa cr¨®nica. Los resultados son cuanto menos preocupantes. En apenas 30 a?os la prevalencia de diabetes tipo 2 en estos grupos de poblaci¨®n se ha incrementado en un 56,4%, pasando de una incidencia de 117 casos por cada 100.000 habitantes en 1990, a una de 183 en 2019.
¡°Como se?alan nuestros hallazgos, la diabetes tipo 2 de inicio temprano es un problema de salud p¨²blica creciente¡±, explica a EL PA?S por correo electr¨®nico Fan Wang, profesor del departamento de Epidemiolog¨ªa de la Facultad de Salud P¨²blica de la Universidad M¨¦dica de Harbin (China) y uno de los autores principales de la investigaci¨®n, que destaca que esta tendencia, general en todo el mundo, es especialmente visible en pa¨ªses en desarrollo de nivel socioecon¨®mico medio o medio-bajo. Algo que podr¨ªa explicarse por los r¨¢pidos cambios sociales y econ¨®micos que se han producido en estos pa¨ªses y que han introducido y generalizado en ellos h¨¢bitos de vida poco saludables, explica Wang: ¡°Por ejemplo, el consumo de bebidas azucaradas se duplic¨® con creces entre los adolescentes mexicanos de 12 a 18 a?os entre 1999 y 2006. En nuestro estudio encontramos patrones de cambio similares en muchos pa¨ªses y un aumento en la proporci¨®n de comorbilidades atribuibles a las dietas ricas en refrescos, carne procesada y carne roja¡±.
Tal y como argumenta el investigador, lo preocupante de estos datos de inicio temprano de la diabetes tipo 2, adem¨¢s del escenario presente, radica en la carga futura de la enfermedad para los sistemas de salud a medida que la poblaci¨®n envejezca. ¡°Un inicio m¨¢s temprano de la diabetes tipo 2 se asocia con una mayor duraci¨®n de la hiperglucemia y un progreso m¨¢s r¨¢pido del proceso patol¨®gico (incluida la resistencia grave a la insulina y el empeoramiento de la funci¨®n de las c¨¦lulas beta del p¨¢ncreas), lo que conduce a un peor control gluc¨¦mico y a un mayor riesgo de complicaciones¡±.
Discapacidad y muertes
Unas complicaciones que ya se observan en el estudio en las tasas de discapacidad y muertes asociadas a la diabetes tipo 2 de inicio temprano, principalmente en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo y especialmente entre las mujeres menores de 30 a?os. Seg¨²n Fan Wang, el r¨¢pido crecimiento econ¨®mico experimentado en estas d¨¦cadas por estas naciones de nivel socioecon¨®mico medio y medio-bajo ha tra¨ªdo consigo un cambio en el espectro de enfermedades, de forma que la carga de morbilidad ha pasado r¨¢pidamente de mostrar un predominio de enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y nutricionales, a un incremento de las enfermedades no transmisibles y las lesiones. ¡°En estos pa¨ªses los niveles de cobertura sanitaria universal para enfermedades no transmisibles fueron mucho m¨¢s bajos que los de enfermedades transmisibles o neonatales, lo que significa que los cambios en los sistemas de salud fueron m¨¢s lentos que los cambios epidemiol¨®gicos¡±, reflexiona el experto.
A Ana Cebri¨¢n, portavoz del Grupo de Trabajo de Diabetes de la Sociedad Espa?ola de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), le parece ¡°especialmente significativa¡± la perspectiva de g¨¦nero que ofrece el estudio, ya que pone de manifiesto que en el plano internacional las mujeres menores de 30 a?os tienen peor calidad de vida relacionada con la diabetes, y mayores ¨ªndices de discapacidad y de mortalidad.
¡°La revista de la Sociedad Americana de Cardiolog¨ªa ya public¨® hace unos a?os un estudio sobre el importante aumento de patolog¨ªa cr¨®nica en mujeres y sobre la desigualdad de g¨¦nero en el acceso al diagn¨®stico y el tratamiento. Este estudio nos demuestra que en muchos pa¨ªses la situaci¨®n de la mujer con diabetes es todav¨ªa peor. Tenemos una desigualdad de g¨¦nero en patolog¨ªa cardiovascular en general y en diabetes en concreto y este estudio ofrece mucha luz al respecto¡±, se?ala Cebri¨¢n.
Su opini¨®n la refrenda Wang: ¡°Sospechamos que el embarazo y el s¨ªndrome de ovario poliqu¨ªstico en la mujer, que se asocian a la resistencia a la insulina, podr¨ªan contribuir en parte a las diferencias entre sexos. Pero tambi¨¦n encontramos que la mayor carga de enfermedad en las mujeres con diabetes tipo 2 se mostraba en los pa¨ªses con un ¨ªndice socioecon¨®mico bajo, lo que podr¨ªa indicar que en los pa¨ªses menos desarrollados las ni?as y las mujeres tienen menos acceso a los servicios de atenci¨®n m¨¦dica y un peor control de la glucemia¡±.
La obesidad como principal causa
El principal factor de riesgo atribuible al incremento de la incidencia de la diabetes tipo 2 de inicio temprano es el sobrepeso y la obesidad, independientemente del nivel socioecon¨®mico del pa¨ªs, como se?alan los autores de la investigaci¨®n. Aunque en el estudio hallaron una contribuci¨®n proporcional menor de algunos factores de riesgo para el desarrollo de la diabetes tipo 2 que variaron seg¨²n las regiones, como contaminaci¨®n del aire por part¨ªculas ambientales y tabaquismo en pa¨ªses con un ¨ªndice sociodemogr¨¢fico alto y dietas pobres en fruta y contaminaci¨®n del aire por combustibles s¨®lidos en los hogares en pa¨ªses con un ¨ªndice sociodemogr¨¢fico bajo.
¡°La humanidad tiene miles y miles de a?os, pero en los ¨²ltimos 30 hemos experimentado un cambio brutal en los estilos de vida, reflejado sobre todo en el sedentarismo, en la mala alimentaci¨®n y el estr¨¦s¡±, a?ade Crist¨®bal Morales, endocrin¨®logo del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla y miembro de la Sociedad Espa?ola de Diabetes (SED), que se?ala que las tasas de obesidad se disparan con este nuevo estilo de vida y, con ellas, se dispara tambi¨¦n la incidencia de diabetes tipo 2. ¡°Es una enfermedad social. Vivimos en un mundo obesog¨¦nico que es un caldo de cultivo para el desarrollo de este tipo de patolog¨ªas¡±, afirma.
Las cifras lo demuestran. Seg¨²n los ¨²ltimos datos de la OMS, correspondientes a 2016, desde 1975 las tasas de obesidad casi se han triplicado en todo el mundo. En ese a?o hab¨ªa m¨¢s de 340 millones de ni?os y adolescentes con sobrepeso u obesidad y la cifra se disparaba hasta casi 650 millones en el caso de los adultos (el 13% de la poblaci¨®n mundial).
Es una enfermedad social. Vivimos en un mundo obesog¨¦nico que es un caldo de cultivo para el desarrollo de este tipo de patolog¨ªas¡±Crist¨®bal Morales, Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla
Por lo que respecta a Espa?a, los datos del Observatorio Global de la Obesidad reportan que el 16% de la poblaci¨®n mayor de 15 a?os sufre obesidad. El 23,3% de los menores de 16 a?os tiene sobrepeso y un 17,3% presenta obesidad, seg¨²n la ¨²ltima actualizaci¨®n de 2019 del estudio Alimentaci¨®n, Actividad f¨ªsica, Desarrollo Infantil y Obesidad (ALADINO) de la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrici¨®n (AESAN).
Para detener la que se ha bautizado ya como epidemia mundial de diabesidad (t¨¦rmino acu?ado por el doctor Paul Zimmet en 2001 para visualizar la ¨ªntima relaci¨®n entre diabetes tipo 2 y obesidad), Cebri¨¢n destaca la importancia de desarrollar pol¨ªticas de prevenci¨®n: ¡°No podemos cambiar la realidad socioecon¨®mica de cada pa¨ªs, ni siquiera la de cada barrio, pero s¨ª podemos concienciar a la poblaci¨®n con informaci¨®n accesible y adaptada a cada realidad. Hay que hacer pol¨ªtica preventiva desde las escuelas, desde las familias, etc., porque est¨¢ demostrado que la mala alimentaci¨®n en etapas infantiles tiene mucha repercusi¨®n en la incidencia de obesidad y de diabetes¡±.
Morales, por su parte, coincide en la importancia de emplear recursos en prevenci¨®n: ¡°Cada euro invertido supone muchos euros de ahorro para el sistema sanitario¡±. Adem¨¢s, se?ala la necesidad de desarrollar en Espa?a un plan nacional de obesidad que abarque desde la infancia hasta la vejez: ¡°Necesitamos un consenso pol¨ªtico con visi¨®n a largo plazo para cambiar esta tendencia en el futuro¡±. En ese plan nacional, el endocrin¨®logo tambi¨¦n destaca la importancia de invertir en diagn¨®stico precoz, tratamientos y formaci¨®n de los pacientes. ¡°Estos pacientes que tienen diabetes tipo 2 desde j¨®venes son de muy alto riesgo. Hay que educarlos terap¨¦uticamente desde el minuto uno, ya que tienen que ser conscientes de la importancia de cambiar sus h¨¢bitos de vida, especialmente para perder peso¡±, subraya Morales.
El profesor Fan Wang, desde una perspectiva m¨¢s global, apunta a la importancia de que los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo implanten en sus territorios algunas intervenciones de salud p¨²blica implementadas ya en pa¨ªses con mayor nivel socioecon¨®mico y que han demostrado ser efectivas, como el impuesto a los cigarrillos y la regulaci¨®n de la calidad del aire. ¡°Los pa¨ªses en la etapa de cambio socioecon¨®mico r¨¢pido pueden aprender de estas iniciativas exitosas. En cuanto a los pa¨ªses menos desarrollados socioecon¨®micamente, son recomendables medidas para mejorar las condiciones del hogar y la disponibilidad, accesibilidad y asequibilidad de alimentos saludables¡±.
El autor del estudio se?ala por ¨²ltimo la necesidad de considerar las diferencias de g¨¦nero mostradas por el estudio en la formulaci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas. ¡°Seg¨²n lo que muestra nuestro estudio, se deber¨ªa fortalecer a¨²n m¨¢s la prevenci¨®n y el control efectivos de la diabetes tipo 2 en mujeres menores de 30 a?os, especialmente en las regiones menos desarrolladas¡±, concluye.
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