As¨ª se protegen los tesoros del arte frente al cambio clim¨¢tico
Todo un rosario de nuevas t¨¦cnicas y estrategias se pone en marcha para blindar los grandes museos y colecciones de los desastres naturales
Unas veces parece que se inunda el mundo. Otras, que se quema. Rodas y Corf¨² (Grecia), Palermo y Mesina (Italia), Cascais (Portugal) o Quebec (Canad¨¢). Quema el suelo de la tierra. El calor burbujea el mercurio y acorrala tambi¨¦n el patrimonio art¨ªstico. La emergencia clim¨¢tica desciende hasta el infierno de Dante. El Prado y el Museo Reina Sof¨ªa son las grandes preocupaciones de Espa?a. La casa de Goya est¨¢ m¨¢s amenazada por las aguas que por las llamas; en el subsuelo fluye un arroyo y las ciclog¨¦nesis explosivas son impredecibles. La pinacoteca tiene un protocolo de seguridad que no hace p¨²blico. Algunos cuadros est¨¢n geolocalizados con chips. Pocos, es una tecnolog¨ªa cara.
El Reina Sof¨ªa ¡ªrelata Manuela G¨®mez, restauradora de pintura¡ª escribe sobre el granito de sus muros las reglas. La temperatura en las zonas expositivas es de 20 grados cent¨ªgrados. Y se admite una variaci¨®n de ¡À2. Id¨¦ntico margen con la humedad (50%). Pero llevan a?os trabajando en un plan de seguridad (Procoes). En las salas habr¨¢ equipos EPI (similares a los utilizados por los sanitarios durante la pandemia) y mantas ign¨ªfugas. Adem¨¢s, un sistema digital de alarma conectar¨¢ con los bomberos, de manera que la pantalla les mostrar¨¢ cu¨¢l es el problema y en qu¨¦ lugar ha surgido, y podr¨¢n armar una estrategia al instante. Porque el tiempo ¡ªel del reloj¡ª escoge en segundos o minutos si un picasso se conserva o se destruye.
El pasado ha puesto en alerta al presente del arte. La hist¨®rica tormenta Sandy, que en 2012 inund¨® Nueva York, cay¨® del cielo como una amenaza. ¡°Los dep¨®sitos art¨ªsticos se han eliminado de zonas de riesgo de inundaci¨®n¡±, explica el comisario Gabriel P¨¦rez-Barreiro. Gigantes del almacenamiento ¡ªcomo UOVO, que gestiona 10 localizaciones en Estados Unidos¡ª se protegen de un posible desastre. Sus almacenes situados en lugares de riesgo, por ejemplo, el barrio de Wynwood de Miami, est¨¢n construidos a 5,4 metros por encima del nivel del mar y deben resistir un hurac¨¢n de categor¨ªa 5 (con viento de hasta 252 kil¨®metros por hora). Huyendo del agua, el Louvre trasladar¨¢ 250.000 obras en 2024 a su centro de conservaci¨®n en la comuna de Li¨¦vin, al norte de Francia y a una hora de Par¨ªs en tren de alta velocidad (TGV). ¡°Quiz¨¢¡±, aseguran, ¡°supone el mayor movimiento de piezas de la historia¡±. Era obligatorio: las riberas del Sena, donde se sit¨²a el museo, son muy vulnerables a las inundaciones. Algunas de sus galer¨ªas y almacenes est¨¢n casi bajo el r¨ªo, con lo cual una crecida ser¨ªa arriesgar cientos de obras. Solo un irresponsable pondr¨ªa en peligro sus caravaggios, leonardos o goyas.
En otros meridianos, pese a que las llamas ya cercaron el centro en octubre de 2019, la confianza es el principal sistema antiincendios. El californiano Getty (1997) cree que su edificio (construido con m¨¢rmol y cemento y protegido por acero) soportar¨ªa el fuego. Hasta su extensa zona verde, con robles sistem¨¢ticamente podados ¡ª?sostienen desde el museo¡ª, actuar¨ªa de retardante si se desata un incendio. Nadie quiere perder su patrimonio. La Fundaci¨®n Helen Frankenthaler (Nueva York) ha creado el programa privado (con un presupuesto de 10 millones de d¨®lares, unos 9 millones de euros) m¨¢s ambicioso en la historia art¨ªstica del pa¨ªs para afrontar (a trav¨¦s de subvenciones) la crisis clim¨¢tica. El MoMA est¨¢ dise?ando una b¨®veda de almacenamiento en fr¨ªo. El Museo de Arte de Filadelfia construye algo sin precedentes: una galer¨ªa flotante sobre una barcaza en el r¨ªo Delaware Waterfront y el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Los ?ngeles recurre a los fondos de la iniciativa clim¨¢tica Frankenthaler. Qui¨¦n quiere bailar una canci¨®n lenta en una habitaci¨®n en llamas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.