Gilbert & George, provocaci¨®n por partida doble: ¡°Somos marginales porque queremos ser libres¡±
La pareja de artistas brit¨¢nicos lleva medio siglo creando un universo art¨ªstico personal, en el que la ¨²nica constante son ellos mismos y su pasi¨®n por Thatcher o los Windsor. Ahora abren en Londres un espacio en el que exponer su obra.
En una pintoresca calle empedrada del este de Londres, se encuentra una verja de tres metros de altura en hierro forjado verde formando las letras G&G y coronada con el escudo dorado del rey Carlos III de Inglaterra. Un camino bordeado de plantas conduce hasta la antigua f¨¢brica de cerveza construida en ladrillo y reconvertida en galer¨ªa de arte posmodernista. Es un aut¨¦ntico jard¨ªn del Ed¨¦n. Este es el pa¨ªs de las maravillas de Gilbert y George.
Al igual que su nuevo espacio, el centro Gilbert & George, inaugurado el pasado mes de abril, estos dos artistas siempre han sido un cat¨¢logo de contrastes. Tradicionales por fuera, visten impecablemente y nunca se les ve con otra ropa que no sean sus caracter¨ªsticos trajes de tweed. Sin embargo, producen un arte contempor¨¢neo llamativamente moderno que abarca la fotograf¨ªa, el collage y el cine. Gilbert y George se conocieron en la prestigiosa escuela de arte Central Saint Martins en 1967 e inmediatamente se hicieron inseparables, al parecer porque George era la ¨²nica persona que pod¨ªa entender el ingl¨¦s chapurreado de Gilbert. Desde entonces crean arte juntos y se llaman a s¨ª mismos ¡°estatuas vivientes¡±. Es el mundo de Gilbert y George. Los dem¨¢s podemos mirar.
Aunque siempre se han ubicado en los m¨¢rgenes del establishment art¨ªstico, eso no quiere decir que no hayan cosechado elogios comerciales y de la cr¨ªtica, exponiendo en galer¨ªas desde Tokio hasta Los ?ngeles, incluida una gran retrospectiva en la Tate Modern de Londres en 2007.
¡°Somos dos personas, pero un ¨²nico artista¡±, explica George Passmore, de 81 a?os, el m¨¢s alto de los dos, en su casa del siglo XVIII en la calle de Fournier, donde viven desde la d¨¦cada de 1960. ¡°Nunca nos hemos relacionado con otros artistas¡±, apunta el italiano de nacimiento Gilbert Proesch, de 80 a?os. ¡°Nos hemos mantenido apartados de ellos porque quer¨ªamos tener nuestra propia visi¨®n. Incluso en Central Saint Martin¡¯s nos alejamos totalmente de aquello y creamos nuestro mundo, que no gustaba ni siquiera a los profesores¡±. ¡°No sabemos lo que hacen otros artistas¡±, remata George con orgullo. ¡°Tenemos una regla muy sencilla que adoptamos hace muchos a?os: nunca comer lasa?a en casa de los dem¨¢s¡±, dice sonriendo.
Esa visi¨®n consist¨ªa en colocarse literalmente en casi todas las obras de arte que crean. Quiz¨¢ su pieza m¨¢s c¨¦lebre sea la fotograf¨ªa George the Cunt & Gilbert the Shit [George el Co?o y Gilbert la Mierda], de 1969. Una serie creada en 2021 para la Galer¨ªa Serpentine lleva estampada las palabras Free Dick [Polla libre], Kiss Me [B¨¦same] y Belief is Shit [La fe es mierda]. Vi¨¦ndolos tan elegantemente trajeados, uno jam¨¢s imaginar¨ªa que estos se?ores pudieran ser tan groseros. ¡°?Qu¨¦ es lo que dijo una vez un famoso poeta?¡±, pregunta George, con los ojos brillantes. ¡°A todos los artistas les gustar¨ªa ser caballeros, y a todos los caballeros les gustar¨ªa ser artistas¡±.
Entrar en el hogar de Gilbert y George es como adentrarse en un universo paralelo. A trav¨¦s de un laberinto de habitaciones con armarios llenos a rebosar de antig¨¹edades, baratijas y pilas de libros encuadernados en piel que llegan hasta el techo, se cruza un peque?o patio adoquinado que conduce hasta su estudio. Siempre est¨¢n juntos y son c¨¦lebres por comer todas las noches en el mismo restaurante turco, a un paso de su casa. ¡°Antes ¨ªbamos a un restaurante distinto cada noche, pero el due?o acab¨® en la c¨¢rcel¡±, dice Gilbert soltando una risita, feliz con su chiste surrealista.
Son una contradicci¨®n tambi¨¦n en otros aspectos. Abiertamente gais cuando la homosexualidad era tab¨² (en el Reino Unido se despenaliz¨® en 1967, el a?o en que se conocieron), se casaron en 2008. Pero tambi¨¦n son nacionalistas ac¨¦rrimos. Sienten admiraci¨®n por la familia real brit¨¢nica y por el partido conservador, y un gran amor por Margaret Thatcher. Ponen por las nubes al primer ministro Rishi Sunak (¡°es tan guapo¡±). George vot¨® a favor del Brexit. Gilbert, nacido en Tirol del Sur, no vot¨®. Sostienen que ser abiertamente de derechas en el mundo liberal del arte es una forma de rebeli¨®n. ¡°Somos marginales porque queremos ser libres, capaces de pensar de forma diferente¡±, explica George.
La creaci¨®n de su propia pinacoteca este a?o ha sido otra forma de rebelarse frente a la tiran¨ªa de las galer¨ªas de arte. ¡°Tienes que esperar a?os para que te inviten a exponer en un museo de Londres¡±, comenta George. ¡°Por eso decidimos crear el nuestro¡±. Para ellos era importante que la entrada fuera gratis.
Para la exposici¨®n que puede verse actualmente en su galer¨ªa, The Paradisiacal Pictures (Las im¨¢genes paradisiacas) han creado un paisaje psicod¨¦lico. ¡°No son im¨¢genes de c¨®mo creemos que ser¨¢ el para¨ªso¡±, explica George. ¡°Los cuadros tratan de lo que creemos que piensa la gente sobre el m¨¢s all¨¢¡±. ¡°En todas las sociedades, la gente sue?a con otra oportunidad¡±, afirma George. ¡°Todos los entierros de todas las religiones hacen referencia a la otra vida. En todo el mundo hay gente que piensa que le queda otro intento m¨¢s¡±.
?Qu¨¦ les gustar¨ªa que la gente se llevara de su arte? George se recuesta en su silla y reflexiona. ¡°Cuando est¨¢n ante un cuadro, los adolescentes tienen que decir: ¡®?Qu¨¦ co?o se supone que tengo que pensar?¡±, asevera.
No son solo malhablados y an¨¢rquicos. La burbuja en la que viven puede tener su lado negativo. Tal vez se deba a su mentalidad de posguerra o a sus inclinaciones pol¨ªticas derechistas, pero no parecen sentir mucha simpat¨ªa por las clases trabajadoras.
¡°En l¨ªneas generales, nunca ha habido tanta gente tan privilegiada como ahora¡±, afirma George con total naturalidad.
Gilbert asiente. ¡°Europa ya no sufre¡±, asegura. ¡°Cuando ¨¦ramos peque?os, hab¨ªa bancos de alimentos. En l¨ªneas generales, todos somos unos ni?atos mimados, estamos realmente convencidos de ello¡±.
Se avecinan cambios para Gilbert y George, les guste o no. La zona del este de Londres en la que residen, Spitalfields, siempre ha sido un choque de culturas. La calle en la que viven tiene nombre franc¨¦s. En la d¨¦cada de 1960, cuando se instalaron en ella, albergaba a la comunidad jud¨ªa de la ciudad. Ahora, los dos artistas llaman la atenci¨®n entre las docenas de restaurantes pakistan¨ªes y banglades¨ªes, los turistas camino de Brick Lane. En 50 a?os, son casi la ¨²nica constante. Ante la pregunta de qu¨¦ opinan de la llegada de marcas de moda de alto nivel y de la expulsi¨®n de la gente de a pie del barrio por el aumento de precios, responde George: ¡°Nunca he visto gente bien¡±. Gilbert a?ade: ¡°East End no para de cambiar. Es un hervidero de actividad. Aqu¨ª todo el mundo parece tener menos de 25 a?os¡±.
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