Yuval Noah Harari: ¡°Netanyahu construy¨® una coalici¨®n de fan¨¢ticos mesi¨¢nicos y sinverg¨¹enzas oportunistas¡±
El historiador y escritor israel¨ª, autor del superventas ¡®Sapiens¡¯ y con m¨¢s de 45 millones de libros vendidos, es uno de los pensadores estrella de ¨¢mbito mundial
Barro es una palabra importante en la vida de Yuval Noah Harari (Kiryat Atta, Israel, 47 a?os). Cuando era ni?o, cuenta, viv¨ªa en una casa rodeada por un lago. All¨ª jugaba al f¨²tbol, observaba las especies animales que aterrizaban por el lugar y sol¨ªa construir castillos con la tierra h¨²meda, pese a que acabara sumido en el fango. Entonces deb¨ªa quedar algo absorto entre sensaciones encontradas y conceptos que conectaban parad¨®jicamente. Quiz¨¢s por eso, a veces tienda a utilizar t¨¦rminos que resuenan en su subcons...
Barro es una palabra importante en la vida de Yuval Noah Harari (Kiryat Atta, Israel, 47 a?os). Cuando era ni?o, cuenta, viv¨ªa en una casa rodeada por un lago. All¨ª jugaba al f¨²tbol, observaba las especies animales que aterrizaban por el lugar y sol¨ªa construir castillos con la tierra h¨²meda, pese a que acabara sumido en el fango. Entonces deb¨ªa quedar algo absorto entre sensaciones encontradas y conceptos que conectaban parad¨®jicamente. Quiz¨¢s por eso, a veces tienda a utilizar t¨¦rminos que resuenan en su subconsciente, y aunque no tengan que ver con sus ideales de infancia, s¨ª entra?an ciertas sensaciones pegajosas. ¡°Parte del problema de hoy¡±, dice, ¡°es que nos hallamos enfangados en una cantidad de informaci¨®n que no podemos procesar y la mayor¨ªa de esta, con la que nos alimentamos, es informaci¨®n basura¡±.
Por eso, adem¨¢s, se atreve a darnos un consejo: ¡°Como ocurre con la comida, nos estamos atiborrando de informaci¨®n basura. Necesitamos una dieta. Debemos medir las raciones de informaci¨®n que ingerimos¡±.
Dieta tambi¨¦n es una palabra con peso en la vida de Harari. Es vegano, aunque no ultra. Si visita a su madre y a ella se le ocurre a?adir queso de cabra a una tarta, se la come. Su vocaci¨®n austera y la medida del tiempo rigen su vida. Lo administra bien, como observamos mientras le acompa?amos en su visita m¨¢s reciente a Madrid, en mayo pasado. All¨ª, por la ma?ana, habl¨® media hora clavada para cientos de empleados de Sanitas sobre el futuro de la salud en la F¨¢brica de Tapices. De pie, con su tono de voz agudo y su habilidad para desentra?ar conceptos complejos ante todo tipo de p¨²blicos, asegur¨® que nos encontramos ante una nueva era en ese ¨¢mbito: ¡°La revoluci¨®n tecnol¨®gica no solo nos lleva a curar a enfermos, sino a mejorar la salud de quienes se encuentran sanos¡±.
Aunque, a juzgar por lo que horas despu¨¦s, en el Ateneo de Madrid, por la tarde, dijo Harari durante la presentaci¨®n del VIII Global Youth Leadership Forum, uno se pregunta hasta qu¨¦ punto vale la pena mantener las anal¨ªticas en niveles ¨®ptimos: ¡°Si no regulamos pronto las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, perderemos el control de nuestras vidas¡±, solt¨®. Y as¨ª, entre el advenimiento del apocalipsis y la constataci¨®n de los mejores avances y progresos a nuestro alcance, el fil¨®sofo israel¨ª ha construido su disquisici¨®n de la ¨¦poca en que vivimos no solo en su obra ¡ªsobre todo con tres superventas, con m¨¢s de 45 millones de copias, como Sapiens, Homo Deus o 21 lecciones para el siglo XXI, principalmente¡ª, tambi¨¦n en sus charlas, conferencias y debates p¨²blicos.
Harari es una estrella del pensamiento mundial. Entre esos dos extremos, consciente del yin y el yang que balancea en su vida y su filosof¨ªa, me atrev¨ª a preguntarle, ya al final de su jornada madrile?a, bajo el retrato de Manuel Aza?a en el Ateneo, sentados frente a frente y rodeados de tres miembros de su equipo, si era optimista. ¡°Trato de ser realista¡±, contestaba entonces. ¡°No me considero un pesimista que piense que nos encontremos condenados y sin salida porque entonces: ?qu¨¦ sentido tiene intentar hacer algo? Pero, por el contrario, un optimista cree que al final todo se va a arreglar por s¨ª solo y no se responsabiliza de nada. La verdad es que afrontamos retos enormes, pero en la ¨¦poca que nos ha tocado vivir disponemos del conocimiento y los recursos suficientes para resolverlos¡±.
No hab¨ªa estallado entonces la ¨²ltima guerra en Oriente Pr¨®ximo. Pero en medio del conflicto le volvimos a preguntar. Harari se hab¨ªa movilizado contra el asalto a la democracia en su pa¨ªs por parte del Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu y la situaci¨®n no ha disminuido sus cr¨ªticas: ¡°?l no es culpable del ataque que perpetr¨® Ham¨¢s. Pero ha fracasado a la hora de preparar al pa¨ªs para una guerra¡±, afirma. ¡°Ha gobernado casi sin interrupci¨®n desde 2009 y, por desgracia, ha antepuesto sistem¨¢ticamente sus intereses personales a los nacionales. Construy¨® su carrera pol¨ªtica dividiendo al pa¨ªs y debilitando cualquier instituci¨®n del Estado que no lo sirviera ciegamente¡±.
La protesta contra Netanyahu se convirti¨® en un asunto central entre sus actividades. ¡°Me siento muy comprometido contra esa situaci¨®n. De una manera que nunca imagin¨¦ que lo har¨ªa. Hasta el punto de que en primavera me vi en medio de una plaza en Tel Aviv dando un discurso ante miles de personas. Cuando el fuego rodea tu casa y te planteas c¨®mo ser¨ªa vivir en una dictadura, no te queda m¨¢s remedio¡±, nos contaba en mayo. Sobre todo, cuando su trabajo se basa en la libertad de expresi¨®n y se ve obligado a escribir cosas no muy agradables sobre l¨ªderes pol¨ªticos o empresariales¡ ¡°Pensar que un d¨ªa te puedes levantar y esa libertad haya desaparecido, que en 2024 podamos estar cerca de vivir las ¨²ltimas elecciones democr¨¢ticas en Estados Unidos o que el Gobierno de Israel triunfe a la hora de destrozar la independencia judicial y la libertad de pensamiento y los derechos humanos, me obliga a reaccionar¡±.
A lo largo del a?o pasado, cuenta Harari, la situaci¨®n de asedio a la democracia en su pa¨ªs empeor¨®. ¡°Netanyahu construy¨® una coalici¨®n de fan¨¢ticos mesi¨¢nicos y sinverg¨¹enzas oportunistas que se dedicaron a ignorar los muchos problemas que tenemos, incluyendo el deterioro de la seguridad, y en lugar de eso se concentraron en acaparar un poder ilimitado para s¨ª mismos¡±, denuncia ahora. ¡°Para perseguir esos objetivos adoptaron unas pol¨ªticas extremadamente divisivas, expandieron teor¨ªas de la conspiraci¨®n sobre las instituciones p¨²blicas que se opon¨ªan a sus estrategias y calificaron a las ¨¦lites de servicio comprometidas como traidores desestabilizadores¡±.
En medio de esa estrategia populista del Gobierno, prefirieron taparse los o¨ªdos ante las advertencias de las fuerzas de seguridad. ¡°Fueron continuamente prevenidos por el ej¨¦rcito y los servicios de inteligencia acerca de que esas pol¨ªticas situaban al pa¨ªs en peligro y erosionaban nuestra capacidad ante ataques externos. Se burlaron de los expertos e ignoraron todos sus avisos¡±, asegura.
Los o¨ªdos sordos llegaron a ser de tal calado que, ¡°para colmo¡±, afirma el fil¨®sofo, ¡°cuando el comandante en jefe del ej¨¦rcito le pidi¨® una reuni¨®n para prevenir a Netanyahu de hasta qu¨¦ punto sus pol¨ªticas afectaban a la seguridad nacional, el primer ministro rechaz¨® el encuentro. Y cuando el ministro de Defensa, Yoav Gallant, levant¨® la alarma, lo ces¨® y fue obligado a restituirlo solo por la indignaci¨®n popular que esa decisi¨®n provoc¨®¡±.
En medio de toda esa ceguera, Ham¨¢s atac¨® el 7 de octubre para impedir, seg¨²n Harari, algo muy concreto. ¡°Israel estaba a punto de firmar un acuerdo de paz con Arabia Saud¨ª. El tratado estaba destinado a normalizar las relaciones entre Israel y el mundo ¨¢rabe, mejorar las condiciones de los palestinos y reanudar el proceso de paz. Esa perspectiva de normalizaci¨®n ha aterrorizado tanto a Ham¨¢s como a Ir¨¢n, su principal apoyo. Por eso se produjo el ataque, por eso lo perpetraron con tanta sa?a contra civiles e incluso lo filmaron. El objetivo era desbaratar el acuerdo y esparcir semillas de odio que acaben con cualquier oportunidad para una paz futura¡±, cree.
Pese a todo, reta a su Gobierno a no caer en una trampa: ¡°No deber¨ªan encerrarnos en una guerra sin fin. Espero que, tras desarmar a Ham¨¢s, eso no implique frustrar acuerdos de paz futuros, que Israel regrese a la propuesta saud¨ª, se comprometa en el camino de la pacificaci¨®n y se d¨¦ cuenta de que esta solo puede ser alcanzada si conlleva la posibilidad de dotar a los palestinos de una vida digna en su propia patria¡±.
Pero el objetivo se aleja. La obcecaci¨®n del Gobierno israel¨ª y las se?ales autoritarias de los ¨²ltimos a?os hac¨ªan temer lo peor y esto se produjo. ¡°Ese comportamiento a lo largo de los a?os ha corro¨ªdo el poder del Ej¨¦rcito y el Estado. Israel ha denominado la operaci¨®n militar como Espadas de hierro. Pero si mantienes esas espadas en agua salada, se oxidan. Da lo mismo lo que uno pueda pensar acerca del conflicto palestino-israel¨ª, la manera en que las pol¨ªticas populistas de Netanyahu han corro¨ªdo el Estado de Israel deber¨ªan servir de aviso a todas las democracias del mundo. Si das el poder a los populistas, te puede ocurrir a ti¡±.
No ser¨¢ porque ¨¦l se canse de advertirlo. Tiene la oportunidad de dec¨ªrselo a la cara a los l¨ªderes m¨¢s influyentes del mundo cuando se re¨²ne con ellos. Los despachos de ciertos mandatarios en el cargo son habituales en los viajes que Harari realiza por el mundo, como los de empresarios, fundaciones y centros de an¨¢lisis¡ Es el gur¨² favorito de Silicon Valley. Quiz¨¢s no haya dise?ado un pensamiento original propio. Pero nadie duda de que ha logrado resumir en esta era de la incertidumbre atiborrada de datos gran parte de lo que nos ocurre. Lo ha hecho en una obra que ha tratado de explicarnos nuestro pasado en Sapiens, el futuro en Homo Deus y el presente en 21 lecciones para el siglo XXI.
Probablemente seduzca a los magnates tecnol¨®gicos por los principios del contrapunto. No usa tel¨¦fono inteligente, aunque tiene uno, solo para emergencias. Ataca los peligros de la inteligencia artificial y demanda con urgencia su regulaci¨®n en todo el mundo, una iniciativa que ya ha tomado la Uni¨®n Europea. Dedica dos horas al d¨ªa a la meditaci¨®n y al menos uno o dos meses al a?o al retiro en completo silencio bajo las reglas de la ortodoxia vipassana. En cuanto a los l¨ªderes, Harari desaf¨ªa conceptos b¨¢sicos del pensamiento pol¨ªtico: desde la libertad a la igualdad. No las cree productos de un derecho inalienable del hombre, sino obra de su capacidad de ficci¨®n, como sostiene en Sapiens. No quiere decir esto que nos encontremos ante un furibundo anarcoiliberal: todo lo contrario. Como hemos visto, se siente cada vez m¨¢s comprometido con la defensa de la democracia.
Vive en Tel Aviv y mantiene su cuartel en las oficinas de su compa?¨ªa: Sapienship, fundada junto a su esposo y m¨¢nager, Itzik Yahav. Antes de publicar Sapiens fue profesor de Historia Medieval y Militar en la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n, donde, dice, adem¨¢s de dar clase se dedicaba a escribir art¨ªculos y estudios que apenas llegaban a nadie. Mientras estudiaba, entre otras cosas, la conquista de M¨¦xico y dedicaba su tiempo a las cr¨®nicas de Bernal D¨ªaz del Castillo en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espa?a, nos cuenta c¨®mo se le fue ocurriendo Sapiens. ¡°Al mismo tiempo le¨ªa sobre chimpanc¨¦s, para divertirme¡±.
Y fue hilando. Entendi¨® que necesitaba destrozar su propio m¨¦todo de escritura: ¡°Cuando est¨¢s metido en el doctorado y redactas art¨ªculos acad¨¦micos, los haces de una forma que agrade a tus colegas, con ese c¨®digo que sabes que les gusta. He tenido que olvidarme de eso y reaprender a escribir para hacerlo accesible¡±, afirma. Busc¨® influencias. ¡°Para m¨ª, una muy importante fue la lectura de Armas, g¨¦rmenes y acero, el libro de Jared Diamond. Cambi¨® mi vida. No solo a la hora de plantearme c¨®mo escribir, sino sobre qu¨¦ hacerlo¡±, confiesa. ¡°En la Universidad te empujan a especializarte, ¨¦l me hizo ver que como cient¨ªfico vale centrarse en ello, pero debes ampliar el foco hacia la historia del universo¡±. Otra influencia para Harari fue La pol¨ªtica de los chimpanc¨¦s, de Frans de Waal. ¡°Me ense?¨® que puedes aplicar el sentido del humor, me divert¨ªa y a la vez pod¨ªas enterarte con profundidad del comportamiento animal y humano¡±.
As¨ª fue conformando un estilo propio y radicalmente distinto al del aplicado doctorando. Una manera de contar que ha enganchado a decenas de millones de personas y en la que caben en sus p¨¢ginas la cultura popular y la ciencia de alto nivel. Harari tira de c¨®mics como Jabato para explicar el cerco de Numancia o de Harry Potter para que mastiquemos mejor algoritmos y disquisiciones que investiga. ¡°Mi trabajo es establecer un puente entre ese conocimiento m¨¢s sesudo y el gran p¨²blico¡±, asegura. Y no le importa que lo acusen, como han hecho algunos expertos que han tratado de desmontarlo, de populismo cient¨ªfico. ¡°Es verdad y no creo que sea malo. Mi objetivo se centra en eso, en popularizar la ciencia. Ya he escrito art¨ªculos que han le¨ªdo algo as¨ª como cinco personas en todo el mundo. Ahora lo que hago es estudiar lo que han hecho otros colegas y no escribir para alentar teor¨ªas de la conspiraci¨®n, pero s¨ª acercarme a muchos lectores m¨¢s. Si no llegas a ellos, se crea un vac¨ªo donde entran las mentiras. Si pierdes a ese p¨²blico, lo atrapan otros¡±.
Son muchos los cient¨ªficos que no saben c¨®mo comunicar bien sus descubrimientos, asegura. ¡°En esa comunidad, escribes con el peso de los n¨²meros, las ecuaciones, los hechos. No se admiten chistes, ni bromas¡ Pero no cuadra, no llega, porque somos una especie acostumbrada a las historias, pensamos en esa clave, nos engancha eso, no las estad¨ªsticas¡±. Esa es la teor¨ªa principal de Sapiens. En su libro, Harari sostiene que la especie ha logrado imponerse en el mundo gracias a su capacidad para entrelazar ficciones que han mantenido a lo largo de los siglos comunidades enteras. ¡°As¨ª que si deseas explicar los grandes temas, necesitas esas herramientas, las de contar bien historias. Ce?irte a la ciencia y los ¨²ltimos descubrimientos, pero traducirla a una materia interesante y accesible hasta para los adolescentes¡±.
Pero no solo pretende convencer a sus lectores en m¨¢s de 60 lenguas con teor¨ªas a menudo poco complacientes, como que la especie de los sapiens se impusiera a los neandertales a causa del primer genocidio de la humanidad o que el cambio clim¨¢tico que se nos viene encima no cuenta como el primero, sino el tercero. Tambi¨¦n busca influir en quienes llevan las riendas. ¡°A menudo les aconsejo que se aparten, que mediten, que busquen tiempo y espacio para s¨ª mismos¡±, afirma. ¡°Demandamos que nuestros l¨ªderes empleen todas sus fuerzas en nosotros, pero si ellos carecen de la oportunidad de contemplar y calmarse, no ejercer¨¢n bien su trabajo¡±. Lo tiene comprobado. Y para resumirlo emplea una par¨¢bola moderna al alcance de todo el mundo: ¡°Me doy cuenta a menudo de que, si no tienes hueco para recrearte en una amplia conversaci¨®n con ellos, nada bueno ni que merezca la pena saldr¨¢ de ah¨ª. Si solo dispones de 20 minutos, no llegas a nada. En cuanto aparece el silencio, se marchan a lo siguiente¡±. ?Miedo al vac¨ªo? ¡°As¨ª solo te quedas en los clich¨¦s. Las mejores ideas aparecen cuando se presentan esos silencios, cuando te aburres¡±.
La ansiedad se ha conformado contra nosotros mismos. Biol¨®gicamente resulta insostenible. Por eso Harari detesta la palabra excitante. ¡°El cuerpo humano est¨¢ construido as¨ª. Tienes ciclos de excitaci¨®n, cierto, cuando aparece el peligro o se presentan oportunidades. Pero luego te calmas. Si mantienes al organismo en una continua sucesi¨®n de lo primero, colapsa. En Estados Unidos, la palabra excitante se ha convertido en un t¨¦rmino estrella: todo es exciting¡, incluso el hecho de saludar a alguien. No es bueno. El cumplido deber¨ªa ser lo contrario: que los calme mucho el hecho de conocerte¡±.
?l trata de no venirse demasiado arriba. Aunque se sienta sorprendido de su propio ¨¦xito global. ¡°S¨ª, desde luego. Mi especialidad de estudio es la historia militar en la ¨¦poca medieval: es decir, temas como los Reyes Cat¨®licos y la unificaci¨®n de Espa?a o las cruzadas¡ Y por extra?as coincidencias me veo hablando de la inteligencia artificial¡ No lo vi venir. Llevaba una vida tranquila, poca gente ven¨ªa a mis conferencias, publicaba art¨ªculos que apenas atra¨ªan a nadie. A m¨ª me encanta la historia. Si me das a elegir un libro sobre los Reyes Cat¨®licos o Elon Musk, escojo a Isabel y Fernando¡±.
Su base a la hora de armar los libros sigue siendo radicalmente hist¨®rica, basada en su especialidad y su pasi¨®n desde ni?o. ¡°Me atra¨ªa la guerra, quiz¨¢s porque en Israel viv¨ªamos rodeados de ella y mi padre, ingeniero, trabajaba en la industria armament¨ªstica¡±, recuerda. Aun as¨ª, el primer conflicto que le marc¨® fue el de las Malvinas: ¡°Curioso, ?no? Me fij¨¦ en el que ten¨ªamos m¨¢s lejos¡±.
Tras haber celebrado con una edici¨®n conmemorativa por 10 a?os de ¨¦xito ininterrumpido la aparici¨®n de Sapiens en 2023, actualmente se encuentra inmerso en tres vol¨²menes para p¨²blico infantil: su serie titulada Imparables, que resume la historia del mundo. Para este a?o anuncia novedad. ¡°Un nuevo libro que tratar¨¢ la inteligencia artificial y la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n desde una perspectiva hist¨®rica amplia. De hecho, tiene m¨¢s cap¨ªtulos de historia que sobre los avances de Silicon Valley. Al fin y al cabo, no soy un inform¨¢tico, soy historiador¡±. A¨²n no tiene t¨ªtulo: ¡°Es lo ¨²ltimo que pongo. Estoy m¨¢s o menos satisfecho, pero evito pensar el t¨ªtulo hasta el final porque el mismo proceso de investigaci¨®n me sorprende y me lleva hacia otros lugares. Si te ci?es a una idea, ?d¨®nde vas a parar? Si lo sabes todo desde el principio, ?qu¨¦ sentido tiene empezar? No descubres nada nuevo¡±.