Simone Rocha explora la liberaci¨®n del cuerpo femenino para la alta costura de Jean Paul Gaultier
La dise?adora irlandesa lleva casi 15 a?os desarrollando un lenguaje propio en el que lo g¨®tico, lo cursi y lo urbano dialogan de forma consistente
¡°Mi padre siempre me ha dicho: ¡®Trabaja duro, pero frena cuando deje de hacerte feliz¡±. Simone Rocha (Dubl¨ªn, 37 a?os) podr¨ªa haber sido otra nepobaby si no fuera porque hace m¨¢s de una d¨¦cada que su talento no deja lugar a la cr¨ªtica. Hija del dise?ador hongkon¨¦s John Rocha, uno de los m¨¢s longevos de la escena brit¨¢nica, la irlandesa se pasaba las tardes al salir del colegio jugando con lo que hab¨ªa en su estudio. ¡°Supongo que de alg¨²n modo estaba destinada a esto¡±, dice. Tras pasar por la m¨ªtica escuela londinense Central Saint Martins, debut¨® en 2010, a los 24 a?os, con un desfile presentado en la Tate Modern (para eso s¨ª le sirvi¨® ser hija de su padre) que fue un ¨¦xito instant¨¢neo.
Las cr¨ªticas fueron tan buenas que ese mismo a?o consigui¨® el premio a la mejor dise?adora emergente en los British Fashion Awards. En Londres, acostumbrados a todo en la moda, no hab¨ªan visto nada parecido: prendas en las que el g¨®tico victoriano dialoga con la indumentaria tradicional china, fabricadas en tejidos t¨¦cnicos y con decenas de peque?os detalles, siempre lazos o peque?as flores: ¡°Siempre me he planteado el dise?o como un lenguaje. Empec¨¦ creando prendas a partir de mi historia, como irlandesa de familia asi¨¢tica que se traslad¨® a Londres. He crecido en una ciudad llena de tradiciones y vivo en una donde lo moderno y lo tradicional conviven¡±, explica. Rocha apenas usa moodboards de inspiraci¨®n, ya tiene todas sus referencias, es decir, su propio idioma, en la cabeza. Tambi¨¦n, por lo mismo, una clientela que viste casi de arriba abajo lo que dise?a, como si se tratara de un uniforme, algo de lo que pocos dise?adores pueden presumir. ¡°No tengo un perfil concreto, supongo que quien compra mi ropa es porque quiere expresar algo con ella y porque se siente c¨®moda con mi estilo. Es ropa que no tiene nada que ver con las tendencias ni con el tiempo, que te puedes poner ahora o dentro de mucho. Muchos la compran pensando en eso, pero no hay un prototipo¡±, sostiene. De hecho, el ¨²ltimo desfile de Rocha, celebrado en la iglesia londinense de St. Bartholomew el pasado febrero, estaba inspirado en la vestimenta de luto de la reina Victoria, ¡°piezas que significan, piezas que se preservan¡±, narraban las notas del desfile.
Es la primera vez, sin embargo, que Rocha se ha enfrentado a crear piezas que se preservan de verdad, es decir, a la alta costura, en el nicho de mercado m¨¢s exclusivo de este sector, en el que cada dise?o, ¨²nico, se crea a mano en un taller parisiense (as¨ª lo dicen las normas de la C¨¢mara Sindical, el organismo franc¨¦s que regula qu¨¦ es y qu¨¦ no alta costura) y suele costar cuatro cifras. ¡°Ha sido como vivir un sue?o. Cada idea que propon¨ªa se materializaba. Todos en equipo buscaban la forma de crear manualmente cosas que parec¨ªan imposibles¡±, explica la irlandesa sobre los maestros costureros de Jean Paul Gaultier, muchos de ellos con m¨¢s de 20 a?os de carrera a sus espaldas en ese mismo atelier. Cuando el dise?ador se retir¨®, justo antes de la pandemia, el grupo Puig, due?o de la ense?a, decidi¨® mantener viva la marca invitando cada seis meses a un dise?ador diferente a presentar una colecci¨®n de alta costura. Rocha es la sexta en aceptar el reto. Gaultier los elige personalmente, pero les da tanta libertad que no ve la colecci¨®n hasta el d¨ªa del desfile, como el resto del mundo. ¡°Lo hago por una cuesti¨®n de respeto¡±, ha declarado el franc¨¦s ya en varias ocasiones.
¡°Claro que era fan de Gaultier, como todos los dise?adores de mi generaci¨®n¡±, cuenta Simone Rocha, ¡°siempre me ha gustado su forma de mezclar la est¨¦tica de la calle con la del lujo, pero sobre todo me gusta su visi¨®n de liberaci¨®n de lo femenino, siempre respetando las diferencias¡±. Fue Gaultier quien, en 1990, dise?¨® un cors¨¦ para la gira Blonde Ambition, de Madonna, que ya es historia de la cultura popular. Ese cors¨¦, quiz¨¢ la prenda m¨¢s asociada con la opresi¨®n femenina, subvert¨ªa sus connotaciones y se convert¨ªa en un elemento de liberaci¨®n y reapropiaci¨®n del cuerpo. La irlandesa lo ha utilizado como punto de partida para dise?ar su colecci¨®n: ¡°Me interesan los opuestos. Explorar la mezcla de lo et¨¦reo con lo muy armado¡±, dice. Gasas y miri?aques, encajes y ballenas met¨¢licas, transparencias y vol¨²menes; la colecci¨®n de Rocha es, en realidad, una exploraci¨®n de lo que significa el cuerpo femenino vestido, ¡°del pecho, las caderas, la cintura¡ C¨®mo la propia ropa les da una forma determinada y c¨®mo son naturalmente¡±, cuenta. En una industria que vuelve a retroceder mostrando nuevamente cuerpos delgados y can¨®nicos, ella es una de las pocas que introducen en sus presentaciones modelos de todas las generaciones y tallas. ¡°Para m¨ª es algo natural. Es la realidad. No tendr¨ªa sentido que lo que hago no se lo pudiera poner cualquier mujer¡±, opina.
A diferencia de muchos dise?adores masculinos, Rocha confiesa que no tiene musas y no dise?a pensando en mujeres concretas. Esta incursi¨®n en la alta costura le ha servido para poder poner en pr¨¢ctica algo que nunca hab¨ªa hecho antes, prendas con una complicaci¨®n artesanal que las hace ¨²nicas, casi obras de arte, pero en su d¨ªa a d¨ªa, y pese a que la irlandesa dise?a pensando en la permanencia, su trabajo es tan visualmente imponente como funcional: algodones, cremalleras, bolsillos (esa excepci¨®n a¨²n hoy en las prendas femeninas) y una silueta escalable a cualquier talla. En ¡°su lenguaje¡±, como a ella le gusta llamar a su proceso creativo, hay espacio para esos muy reconocibles vestidos de aspecto victoriano, pero tambi¨¦n para toda una serie de peque?os accesorios que hacen que su proyecto no sea solo el de una firma de lujo tradicional: zuecos Crocs cuajados de pedrer¨ªa, pendientes, broches o accesorios capilares con forma de perla, flores o lazos que casi siempre acaban convirti¨¦ndose en virales en redes sociales. ¡°Empec¨¦ hace tiempo introduciendo estos elementos relacionados con lo femenino en mi trabajo para probar c¨®mo funcionaban en contextos distintos. Al final se han convertido en una de mis se?as de identidad¡±, explica.
Ahora que la en¨¦sima tendencia en boca de todos, llamada coquette, reivindica estos y otros elementos asociados a lo cursi (con y sin iron¨ªa), la dise?adora parece haber encontrado una f¨®rmula de ¨¦xito: ¡°Aunque no s¨¦ si el hecho de que todo esto se ponga de moda es bueno o malo. Por un lado, supongo que para m¨ª es bueno; por otro, yo prefiero seguir haciendo las cosas a mi manera¡±, dice. Tan a su manera que en un mundo dominado por Kering y LVMH, los dos grandes holdings que acaparan la mayor¨ªa de las firmas de moda de lujo, Simone Rocha lleva 15 a?os siendo independiente y no parece que quiera dejar de serlo. Tiene cuatro tiendas f¨ªsicas repartidas por Londres, Nueva York, Hong Kong y Taip¨¦i, es decir, en sus cuatro mercados principales, y un taller de poco m¨¢s de 50 personas en el este de Londres. ¡°Y por ahora estamos bien as¨ª. Ya me parece incre¨ªble haber llegado hasta aqu¨ª y mantenernos. No pienso en el futuro, solo pienso en la colecci¨®n que vendr¨¢ despu¨¦s, en c¨®mo materializarla y en c¨®mo presentarla. Eso ya me parece un reto suficiente¡±.
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