Nora Fehlbaum, CEO de Vitra: ¡°Una buena casa no es lo que queda bien en Instagram¡±
Tercera generaci¨®n al mando de la prestigiosa f¨¢brica de muebles, esta neurocient¨ªfica ha puesto en marcha una pol¨ªtica de sostenibilidad que pasa por reducir el consumo energ¨¦tico de su f¨¢brica y el n¨²mero de vuelos, apostar por el transporte en bicicleta y el cultivo de plantas y cambiar los materiales e incluso la dieta que se sirve en su cantina
Nora Fehlbaum (Basilea, 1980) acaba de aterrizar y se cambia el jersey: ¡°Yo leer¨ªa antes una entrevista de alguien vestida de azul que vestida de negro¡±. Le recuerdo que Vitra ped¨ªa a sus empleados que vistieran de blanco, o de negro, para mantener un orden. ¡°Lo hemos cambiado. Y muchas cosas m¨¢s, como la energ¨ªa que empleamos, la vegetaci¨®n que plantamos o nuestra manera de reutilizar los edificios¡±. Lo demuestra el nuevo showroom que ha venido a inaugurar en Madrid: ¡°Hemos reutilizado lo que hab¨ªa. Si no es perfecto, no pasa nada. Eso deja espacio para mejorar¡±.
No solo en su jersey. El color para su empresa es esencial.
Actualizamos los colores ¡ªde la misma manera que se actualizan los materiales¡ª para mantener la vigencia de los muebles que tienen m¨¢s de medio siglo. Es mucho trabajo porque nuestro cat¨¢logo es como un collage. Cada dise?ador asocia a su firma unos tonos, y nosotros debemos armonizarlos. El color es esencial para que uno sienta un mueble como propio.
?Cambiar el color es una estrategia de venta?
Con el tiempo nos saturamos de algunos tonos. Y echamos en falta otros que, cuando llegan, parecen aportar m¨¢s luz.
Tradicionalmente los materiales aportaban su propio color.
Sigue sucediendo, pero el reciclaje est¨¢ redefiniendo el color. En Alemania, con los envases de yogur o los botes de champ¨², producimos pl¨¢sticos de colores inesperados. Sucede tambi¨¦n con las tapicer¨ªas provenientes de tejidos reciclados. Con los tintes no contaminantes, el color de las telas adquiere matices, una nueva expresividad. El objetivo no es est¨¦tico, pero el resultado s¨ª.
Una de sus sillas, la Eames Plastic Chair, ya no se produce en fibra de vidrio.
Se fabrica con pl¨¢sticos reciclados. Y eso altera el color. Trabajamos con dise?os que, tras m¨¢s de medio siglo, son y no son los mismos. Eso hace que muebles con 70 a?os de historia se conviertan en cl¨¢sicos.
?Qu¨¦ es hoy un mueble cl¨¢sico?
No se puede dise?ar. Pero a veces se consigue. Un cl¨¢sico queda fuera del tiempo. No habla del momento y por eso perdura. Una de las sillas de exterior que tenemos, la Landi, fue creada en los a?os treinta. Met¨¢lica, agujereada ¡ªpara dejar pasar la lluvia y a la vez refrescar el cuerpo en verano¡ª, parec¨ªa de otro planeta. Si piensas en los a?os treinta, todo lo que rodeaba a esa butaca ¡ª?la ropa, los coches¡¡ª ha envejecido est¨¦ticamente. Ella no. Un cl¨¢sico parte de una idea rompedora. Puede incluso molestar. Pero no hay cl¨¢sicos que se queden sin ayuda. Necesitan cambios en la tecnolog¨ªa con la que se fabrican o en los materiales. Dedicamos tanto tiempo a actualizar nuestro cat¨¢logo como a renovarlo.
?Esa renovaci¨®n afecta el dise?o original?
Llevamos 65 a?os colaborando con la familia Eames. Ahora lo hacemos con su nieto y solo podemos mantener al d¨ªa los dise?os de sus abuelos gracias a su confianza. Tenemos una misi¨®n com¨²n que el consumidor no necesita ver. El cliente que elige un cl¨¢sico sabe que si un mueble ha funcionado durante 65 a?os lo seguir¨¢ haciendo en el futuro.
?Qu¨¦ asegura frescura durante tanto tiempo?
El riesgo. La visi¨®n. Tratar de evitar las modas.
?C¨®mo las evitan?
Somos una compa?¨ªa lenta. Eso nos permite esquivar modas. Para hacer algo que proporcione un cambio se necesita tiempo. Desde la primera idea hasta que distribuimos un dise?o pasan cuatro a?os. No nos quedamos con la primera idea: la cuestionamos, la hacemos evolucionar, la estudiamos desde la resistencia, la convivencia¡ Esos plazos nos alejan del ritmo de la moda.
?Es responsable seguir produciendo sillas?
Lo he pensado muchas veces. ?Necesitamos m¨¢s productos? Hace siglos que existen las sillas y lo ¨²nico que han hecho ha sido actualizarse: siguen teniendo patas, asiento y respaldo. Es el mueble m¨¢s cercano al cuerpo humano. Han pasado de sentarlo a representarlo, y hablan de las prioridades del tiempo en que fueron ideadas: ?qu¨¦ materiales estaban disponibles?, ?hab¨ªa una guerra y escaseaban las materias primas? Las sillas, cuando aportan algo nuevo, siguen escribiendo esa historia.
?C¨®mo puede una silla representar una ¨¦poca y a la vez mantenerse fuera del tiempo?
Puede cuando se adelanta a su tiempo. Al final, las sillas de los Eames hablan de los a?os cincuenta, pero, actualizadas, nos indican lo que no debemos perder.
?Lo mejor siempre es rompedor?
Hay ideas que solo rompen, sin proponer. Las buenas ideas rompen para mejorar. Este a?o hemos producido la silla Mikado, de Barber & Osgerby, que permite sobremesas muy largas sin tener que pasar al sof¨¢ porque el respaldo se adapta, movi¨¦ndose, al cuerpo del comensal. Es importante porque en muchas casas no caben sof¨¢s para hacer sobremesas.
Vitra propuso cambiar la manera de trabajar.
Ve¨ªamos que la gente ya no necesitaba un puesto fijo, sino un lugar para conectar su ordenador. Moverse en la oficina es m¨¢s sano que permanecer anclado.
?Cu¨¢l es su reto como tercera generaci¨®n?
Mis abuelos iniciaron la compa?¨ªa con un ¨²nico objetivo: la viabilidad econ¨®mica. Lo hicieron durante la posguerra y priorizaron el precio de los productos y pagar salarios dignos a los empleados. La segunda generaci¨®n mejor¨® el producto y desarroll¨® una misi¨®n cultural: el Vitra Design Museum, el primer edificio de Frank Gehry en Europa naci¨® para acoger la mayor colecci¨®n de sillas mundial y ha terminado convertido en un museo independiente que habla del dise?o en el mundo. Por eso, sin descuidar lo conseguido, queremos cuidar la manera como producimos y distribuimos nuestros muebles. El cuidado del medio ambiente es nuestra misi¨®n principal.
?Qu¨¦ ha cambiado?
Todo. Tenemos una lista negra de materiales: ni PVC, ni pegamentos ¡ªporque no permiten el reciclaje¡ª. Hemos desechado los rellenos de tapicer¨ªa que no son sostenibles. Decidimos que no ¨ªbamos a tener una silla, la silla, sostenible, sino que todos los productos deb¨ªan serlo. Nos creemos el cambio y hemos alterado el consumo de gas por el del agua caliente de la central t¨¦rmica municipal. Captamos energ¨ªa solar con paneles y este a?o vamos a llegar a neutralizar nuestras emisiones de carbono en todo: la f¨¢brica, el museo y las oficinas.
?Cu¨¢nto les ha costado?
Varios a?os y una decisi¨®n firme. Adem¨¢s, nosotros hemos cambiado. La cantina solo sirve comida vegetariana. Los coches de la compa?¨ªa son el¨¦ctricos, viajamos mucho menos en avi¨®n y muchos empleados llegan al campus en bicicleta. Yo recorro los siete kil¨®metros entre nuestras oficinas en Basilea a la f¨¢brica en bicicleta.
?Una empresa puede ense?ar a vivir mejor?
Debe responsabilizarse de cuidar mejor el planeta. En nuestro caso, muchos empleados solicitaron mejoras para hacer su vida, y la de la f¨¢brica, m¨¢s sostenibles.
Le encargaron un jard¨ªn al paisajista Piet Oudolf.
Porque defiende el casi nulo consumo de agua.
?Tiene jard¨ªn?
Uno peque?o que precisa muy poca agua y cuidados. Pero no tengo tiempo ni oficio para cuidarlo.
Como mujer, madre y CEO de Vitra, ?sabe delegar?
No puedes hacerlo todo, pero la mayor¨ªa de nosotros podemos hacer m¨¢s de lo que hacemos.
?Delegar es una asignatura pendiente en muchas mujeres?
Se puede hacer mucho. Yo corro y nado cada ma?ana en espacios abiertos. Me dedico a m¨ª misma las primeras horas del d¨ªa.
Estar¨¢ oscuro.
La mayor parte del a?o, s¨ª.
?Y no le da miedo?
No. Para empezar, el atacante deber¨ªa levantarse tan temprano como yo, antes de las cinco de la madrugada. Y luego tendr¨ªa que correr m¨¢s r¨¢pido que yo. De modo que hago deporte, compro pan, preparo a mis cuatro hijos y me voy a trabajar.
Pedaleando.
S¨ª. El d¨ªa da mucho de s¨ª.
Su vida parece buc¨®lica para una CEO.
Puedes correr y madrugar all¨¢ donde est¨¦s. Me encanta descubrir las ciudades cuando amanece. Y utilizar las piscinas p¨²blicas. Se aprende mucho.
?Qu¨¦ ha llevado de su vida a su empresa?
En el Campus de Vitra hemos abierto una tienda circular. Compramos antiguos dise?os ¡ªa gente que los ha heredado o ha cambiado de gusto¡ª, los reparamos y los volvemos a vender. Ahora fabricamos pensando en c¨®mo se van a reparar los muebles.
?De d¨®nde sacaron la idea?
Adquirimos la empresa finlandesa Artek, que iniciaron Alvar y Aino Aalto. Ellos abrieron una tienda para dar una segunda vida a las sillas de hospitales o escuelas que ellos mismos vendieron. Las sillas de Alvar Aalto llevan m¨¢s de 90 a?os en producci¨®n.
?Hay culturas m¨¢s sostenibles?
Sin duda. Los finlandeses no suelen apostar por la abundancia. Eligen. Su publicidad era: ¡°Una silla es suficiente¡±. Hay una conexi¨®n entre su cultura y la japonesa. Ellos priorizan, restan. Y ense?an a los dem¨¢s. El medio ambiente define nuestros sentimientos, nuestra actitud y hasta nuestros pensamientos.
Montaigne dec¨ªa que la presencia de los libros en una habitaci¨®n te hac¨ªa pensar.
Lo comparto. La pandemia demostr¨® hasta qu¨¦ punto la organizaci¨®n de nuestras casas y la calidad de nuestros muebles afecta a nuestra vida. Hoy se busca un confort f¨ªsico y visual por encima de una decoraci¨®n.
?Qu¨¦ es una casa del siglo XXI?
El siglo XX comenz¨® con la modernidad, que simplific¨® las l¨ªneas y desnud¨® los muebles. Luego llegaron las propuestas org¨¢nicas, como reacci¨®n, y luego una revisi¨®n posmoderna que busc¨® salvar lo mejor del pasado. Hoy creo que la circularidad, el rescate de muebles y materiales, tendr¨¢ un efecto en el aspecto de las casas. Habr¨¢ m¨¢s mezcla. Y tambi¨¦n muchas m¨¢s plantas. La biofilia es clave. Las plantas, adem¨¢s de producir ox¨ªgeno, afectan al estado de ¨¢nimo.
?La mezcla como estilo es el fin de las modas?
Es el triunfo de las decisiones individuales. Puede que una reacci¨®n al mundo global. Necesitamos nuestra propia mezcla de ingredientes para acomodar nuestra manera de vivir.
?Qu¨¦ es una buena casa?
La que se hace con el tiempo, a lo largo de los a?os. Las casas deben tener espacio para la memoria, para el cambio, para los dibujos de tu hija. Una casa es eso, no lo que queda bien en Instagram.
?C¨®mo comenz¨® su relaci¨®n con el dise?o?
El responsable del dise?o de Vitra era mi t¨ªo. Vitra viene de vitrina. Y mi padre se hizo cargo de la f¨¢brica de vitrinas. Nosotros ¨¦ramos cuatro y est¨¢bamos rodeados de dise?o, pero la mezcla nos dio gran libertad. Uno de mis hermanos es director de cine, otro profesor, yo cient¨ªfica y el ¨²ltimo es chef. Cada uno encontr¨® su pasi¨®n. No nos marcaron con el negocio familiar.
Aun as¨ª, usted, la mayor, ha terminado al mando.
Es dif¨ªcil saber si lo decid¨ª o lo asum¨ª. Estudi¨¦ Neurociencia y Econ¨®micas. Llegu¨¦ a Vitra en la crisis de 2010. Abrimos Vitra House y pasamos de 90.000 a 400.000 visitantes al a?o. Siento respeto y afecto por lo que hicieron mis abuelos y mi padre y mi t¨ªo. Pero fue una oportunidad llegar para cambiar algunas cosas. Al final, el cambio es una responsabilidad. No estudi¨¦ dise?o ni arquitectura, pero he aprendido mucho de los dise?adores con los que trabajo.
?C¨®mo elige con qui¨¦n trabajar?
Nos gustan las relaciones largas con clientes, proveedores y dise?adores. Sabemos que el tiempo es esencial para ganar confianza y para detectar errores. A veces a los dise?adores no se les ocurre una soluci¨®n. Necesitan tiempo. Otras, nosotros no podemos invertir, necesitamos tiempo. Y as¨ª, el tiempo decide. Y asegura la calidad. Entre personas se construye la confianza que lleva a hacer las cosas bien.
?Eligen entonces a partir de la confianza?
Mi t¨ªo Rolf dec¨ªa que los dise?adores tienen antenas que nosotros no tenemos.
?Los dise?adores han dejado de disfrazarse de conejo para pasar a solucionar problemas?
Siempre han aportado soluciones, pero ya no basta con que decoren.
?De d¨®nde nacen las innovaciones?
El sof¨¢ Alcove, con respaldo muy alto como formando una estancia, naci¨® de la necesidad de ganar intimidad en las oficinas abiertas. La oficina es un lugar para la innovaci¨®n. Somos m¨¢s conservadores en casa. Ah¨ª los cambios son lentos, pero llegan. Las televisiones sustituyeron a la chimenea como centro del sal¨®n. Hoy no vemos la televisi¨®n juntos. Eso cambiar¨¢ la forma de los salones. Nuestro pr¨®ximo dise?o trabaja esa evoluci¨®n, observa qu¨¦ ocurre con una sala de estar abierta a usos distintos y paralelos.
?Qu¨¦ papel tiene la sostenibilidad social en su misi¨®n como empresaria?
Aprendemos de trabajadores con inquietudes ecol¨®gicas. Nos cuentan. La mitad de nuestros directores son mujeres. Contratamos a los m¨¢s talentosos y con frecuencia son mujeres. Mi abuela Erika fue un ejemplo. Las mujeres han sumado siempre a Vitra. La arquitecta Zaha Hadid, por ejemplo, hizo aqu¨ª su primer edificio. Sevil Peach cambi¨® las oficinas. Hella Jongerius lo cuestiona todo. Las mujeres fuertes, y los hombres valientes, han estado presentes en nuestra compa?¨ªa. Los necesitamos.
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