D¨ªas de brocado y oro para coleccionar dise?os m¨ªticos
La venta del guardarropa de las grandes estrellas vive el mejor momento de su historia gracias a la pervivencia de los iconos y la nueva econom¨ªa circular
En el Grand Palais de Par¨ªs, la novia entra como si entrara a una iglesia. Su vestido es grandioso e interminable. La top model Ashleigh Good camina casi descalza, como una inmaculada vestida de blanco. Se gira y revela a los espectadores el rostro puro y p¨¢lido de una mujer¡±. Esas son las palabras que escogi¨® la escritora francesa Anne Berest para narrar en 2015 el cierre del desfile de alta costura oto?o-invierno de Karl Lagerfeld para la marca francesa de lujo Chanel. Escond¨ªa otras sorpresas. La modelo estaba embarazada de varios meses, el dise?o era de neopreno y mostraba un vestido de corte emperatriz esculpido en un molde. Alta costura sin costuras. El vestido se subast¨® en 2023 en la casa Christie¡¯s por 94.500 euros.
Durante estos ¨²ltimos a?os, la moda tiende a mezclar la memoria de quien la visti¨®, el deseo de poseerla e incluso el activismo. Elizabeth Taylor, L¡¯Wren Scott, Daphne Guinness, Elsa Schiaparelli, Audrey Hepburn, Catherine Deneuve, Zizi Jeanmaire y, en estas pasadas semanas, la actriz Jessica Chastain, e incluso ese talento de narrar historias sobre tela que fue Vivienne Westwood (1941-2022), han puesto a la venta una parte de su armario a beneficio de causas sociales.
El coleccionismo de las prendas un d¨ªa pose¨ªdas por las estrellas vive d¨ªas de brocado y oro. Los sucesores de Westwood vendieron ¡ªhasta el pasado 28 de junio¡ª m¨¢s de 200 piezas que abarcaban cuatro d¨¦cadas de dise?o de moda. Lo recaudado nutri¨® los fondos de su fundaci¨®n, de Amnist¨ªa Internacional y de M¨¦dicos Sin Fronteras. ¡°Los objetos ten¨ªan un v¨ªnculo tangible con su leyenda que no se puede repetir. Esta venta jam¨¢s ha tenido precedentes¡±, valora Adrian Hume, director de Colecciones Privadas e Ic¨®nicas de Christie¡¯s.
Del maestro franc¨¦s Yves Saint-Laurent (1936-2008) aprendimos que ¡°las modas pasan, pero el estilo es eterno¡±. Es una ecuaci¨®n con un resultado obvio. Suyo es el r¨¦cord de la prenda de alta costura m¨¢s cara vendida en el mundo. Un conjunto de noche, homenaje a Van Gogh, que comprende la vestimenta Tournesols (girasoles en franc¨¦s) con fondo de organza, perlas de vidrio bordadas por la casa Lesage, sat¨¦n de seda y chenilla y botones de Desrues. Unas 600 horas de trabajo. Un apasionado desembols¨® por ¨¦l 382.000 euros. Solo se conocen cuatro ejemplares de esa misma chaqueta.
En febrero, la actriz Jessica Chastain vendi¨® en muy pocas horas las 30 piezas de su guadarropa privado que subi¨® a la plataforma de reventa de lujo Vestiaire Collective. Un telar propio. Givenchy, Alexander McQueen, Stella McCartney o Jimmy Choo. Aqu¨ª la econom¨ªa circular y el mito se bordan al igual que el organd¨ª. Cambia la narrativa, el mercado de reventa ¡ªacorde con fuentes consultadas de Vestiaire Collective¡ª representa 186.000 millones de euros y crece entre el 15% y el 20% anual. Las prendas asociadas a celebridades ¡ªpensemos en Chastain¡ª defienden un relato de compraventa de segunda mano y econom¨ªa del infinito retorno. Los grandes modistas tienen la capacidad de trasladar de una ¨¦poca a otra los sue?os injustamente olvidados.
Ashleigh Good, la modelo embarazada y vestida de neopreno, entra en el Grand Palais de Par¨ªs como si fuera una catedral. Se gira un poco, y revela a los espectadores el rostro puro y p¨¢lido de una mujer encinta. Una moderna Virgen Mar¨ªa. Bella como una Madonna italiana antigua.
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