Mar¨ªa F¨¦lix: la glamurosa mexicana adelantada a su tiempo
110 a?os despu¨¦s de su nacimiento, revisitamos las impresionantes colecciones que conformaban el mundo en el que decidi¨® vivir la actriz y cantante
Octavio Paz escribi¨® alguna vez: ¡°Mar¨ªa F¨¦lix naci¨® dos veces: una cuando sus padres la engendraron y otra cuando se invent¨® a s¨ª misma¡±. Y en esa invenci¨®n cre¨® mundos est¨¦ticos e ideol¨®gicos que tambi¨¦n llevaron al poeta y premio Nobel a decir de ella: ¡°Es un rel¨¢mpago que desgarra las sombras¡±. De ella se dijo de todo: que era soberbia, ambiciosa, calculadora, devoradora de hombres, pero la realidad es que era una mujer adelantada a su tiempo que no encajaba en una ¨¦poca donde ellas callaban muchas cosas y donde una sociedad de doble moral imperaba. En sus entrevistas pon¨ªa sobre la mesa temas como el machismo y la violencia dom¨¦stica y animaba a las mujeres a estudiar y ser autosuficientes. La prensa de la ¨¦poca fue muy cruel con ella y la calific¨® desde asesina hasta drogadicta sin fundamento alguno. Ella, en lugar de molestarse, cre¨® un ¨¢lbum con titulares que la atacaban para regodearse en ellos y fortalecer esa autoconstrucci¨®n de s¨ª misma.
Su creaci¨®n no se limitaba a su persona, sino tambi¨¦n al mundo en el que quer¨ªa vivir. Sol¨ªa decir: ¡°Donde est¨¢n las antig¨¹edades, estoy yo¡±. Y tan cierto era que fue descubierta para el cine cuando contemplaba embelesada el aparador de una tienda de antig¨¹edades. A partir de ese momento empez¨® la invenci¨®n de la F¨¦lix por parte de otros, como el dise?ador Armando Vald¨¦s Peza y un equipo que la ayud¨® a modular su voz y a disimular su tartamudez hasta el punto de hacerla imperceptible. Pero la gran creaci¨®n fue personal y naci¨® de una vasta inteligencia, una gran disciplina y el temprano entendimiento de lo que causaba en los dem¨¢s. Un poder que se puso de manifiesto cuando, siendo una desconocida, exigi¨® que su debut en El pe?¨®n de las ¨¢nimas fuera en un papel estelar y que su salario fuera m¨¢s alto que el de cualquiera de sus colegas (incluido Jorge Negrete, que ya era una estrella). Se neg¨® a usar la ropa que le hab¨ªan asignado y pidi¨® que todo su vestuario fuera comprado en El Palacio de Hierro, que en aquel entonces era, en cuestiones de moda, a lo mejor que se pod¨ªa aspirar en M¨¦xico, ya que ten¨ªa una taller de alta costura y una gran tienda de telas.
Chavela Vargas dec¨ªa que los mexicanos nacen donde les da la gana y ella eligi¨® no solo nacer en ?lamos, Sonora, al norte de M¨¦xico, sino tambi¨¦n hacerlo y morir el mismo d¨ªa: el 8 de abril (de 2002) a los 88 a?os (hab¨ªa nacido en 1914), el n¨²mero que se asemeja al infinito, como infinita era Mar¨ªa. Para celebrarlo, el Estate of Mar¨ªa F¨¦lix y el mismo Palacio de Hierro, a trav¨¦s del Fomento Social Mar¨ªa F¨¦lix y la colaboraci¨®n de coleccionistas privados, pusieron en pie Mar¨ªa y la moda, 1914-2024, exposici¨®n que pudo verse en Ciudad de M¨¦xico en abril. Ella sol¨ªa decir: ¡°Yo busco lo bello, lo que nadie tiene, soy una fan¨¢tica del esplendor¡±. Eso y su gusto por el exceso eran palpables en sus casas de Par¨ªs, Cuernavaca y la colonia Polanco, en M¨¦xico, as¨ª como su man¨ªa por los textiles antiguos e insospechadas colecciones ¨¦tnicas.
Hanzel Orteg¨®n, uno de los grandes especialistas en Mar¨ªa F¨¦lix, comisario de la exposici¨®n y miembro del Estate of Mar¨ªa F¨¦lix, comenta: ¡°Mar¨ªa era una coleccionista de colecciones, su vida podr¨ªa dividirse como las salas de un museo. Coleccion¨® amores, canciones y pretendientes, entre los que se cuentan Diego Rivera, que le tra¨ªa serpientes de Oaxaca que ella dejaba libres en el jard¨ªn de una de sus casas, y Luis Miguel Domingu¨ªn, con quien sali¨® algunas veces despu¨¦s de un encuentro en el aeropuerto de Barajas. Pose¨ªa grandes colecciones de porcelanas francesas, de textiles y encajes, de plata, de pintura (incluidos retratos suyos de artistas como Leonora Carrington, Leonor Fini, Remedios Varo y su ¨²ltima pareja, Antoine Tzapoff), de antig¨¹edades, de libros antiguos y raros, de artes decorativas, de cristaler¨ªa, de joyas y de un gran etc¨¦tera que la ayud¨® a lograr esa atm¨®sfera espectacular que siempre la rodeaba¡±. A todo ello se a?ad¨ªa su abanico de amistades ilustres, con personajes tan diversos como Dal¨ª, la duquesa de Windsor o Sara Montiel, adem¨¢s de sus cinco esposos (Enrique ?lvarez, el cantante Ra¨²l Prado, el compositor Agust¨ªn Lara, el actor Jorge Negrete y el banquero Alexander Berger).
¡°Con su visi¨®n siempre de progreso, cuando se cas¨® con Alex Berger, el empresario franc¨¦s que le dio tanta contenci¨®n y soporte, y empez¨® a pasar temporadas mucho m¨¢s largas en Par¨ªs, se empez¨® a preguntar por qu¨¦ la Ciudad de M¨¦xico no ten¨ªa un metro como el de esa capital. Fueron ella y Berger quienes iniciaron las gestiones para ponerlo en marcha. En el sal¨®n de su casa de Polanco se presentaron los primeros planos. Cuando le preguntaban cu¨¢l hab¨ªa sido el mejor regalo que le hab¨ªa hecho Berger, ella contestaba: ¡°El metro, que es m¨ªo y me lo regalo ¨¦l¡±.
¡°Mar¨ªa era efectista y por eso no le importaba mezclar uno de sus impresionantes collares de serpiente o cocodrilo de Cartier con un lazo de bisuter¨ªa. O para el desmayo de muchos, alterar piezas hist¨®ricas para que acabaran encajando con su mundo. Mar¨ªa F¨¦lix cruzaba los oc¨¦anos con una treintena de maletas, modisto personal, peinadora, Topolino ¡ªla mujer a quien llevaba con ella a todas partes ¨²nica y exclusivamente para que le pusiera las pesta?as¡ª, secretaria y el ni?o, un malet¨ªn de mano en el que llevaba consigo todas sus joyas. En resumen, todo aquello que ella necesitara para lograr la majestuosidad y el efecto deseado¡±, explica Rodrigo Flores, director de Experiencias de El Palacio de Hierro.
En cuanto a aquel aparador de la tienda de antig¨¹edades delante del cual fue descubierta para el cine, lo que Mar¨ªa F¨¦lix estaba contemplando eran un candil y un espejo de porcelana alemana Dresden de la gama crom¨¢tica de colores pasteles que tanto le gustaba, los mismos que se compr¨® con su primer sueldo cinematogr¨¢fico y que la acompa?aron literalmente el resto de su vida. Ese mismo candil era el que estaba colocado sobre su cama en su casa de Polanco, en la que muri¨® aquel 8 de abril de 2002. Puede que cuando recibi¨® ese primer sueldo por sus prestaciones de actriz hubiera muchas otras necesidades b¨¢sicas que atender, pero Mar¨ªa siempre supo que la vida le iba a seguir dando oportunidades que iba a tomar. Porque ella misma lo dec¨ªa as¨ª de claro: ¡°Yo no vivo a la altura de mis expectativas, vivo a la altura de mis posibilidades¡±.
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