Las abogadas del Estado buscan el jaque mate
Seoane y Fern¨¢ndez consideran fuera de toda duda la voluntad de Unifica para defraudar a Hacienda en la reforma de la sede del PP
Hay muchas palabras bonitas arrumbadas en el diccionario. Timorato, por ejemplo. Se dice de la persona t¨ªmida, encogida, indecisa, ¡°que siente temor de Dios y se gobierna por ¨¦l en sus actos¡±. El fiscal Antonio Romeral, mientras lee su informe de conclusiones en el juicio de los papeles de B¨¢rcenas, se queja de que los abogados de la acusaci¨®n popular le han llamado timorato. No se sabe de qu¨¦ siente temor Romeral ni si lo tiene, pero es verdad que a veces da la sensaci¨®n de que, m¨¢s que acusar, defiende, y que cuando ataca lo hace con guante de seda, en voz baja, casi de puntillas, como si en vez de una sentencia condenatoria buscara firmar unas tablas.
¡ªLas acusaciones ¡ªse duele el fiscal¡ª entend¨ªan que no acus¨¢bamos lo suficiente, pero no era ninguna actitud timorata. No nos mueve ning¨²n inter¨¦s de parte.
Romeral concluye su alegato diciendo que el PP deber¨¢ responder por los tejemanejes de B¨¢rcenas y el presidente del tribunal anuncia una pausa de cinco minutos. El arquitecto Gonzalo Urquijo, que este jueves ha regresado al juicio estrenando corte de pelo, departe con su plantel de abogados y se marcha. Hace bien. Hombre acostumbrado a mohines y alharacas ¡ªotras palabras en el desv¨¢n¡ª no se habr¨ªa podido contener cuando llega el turno de las abogadas del Estado. El escenario cambia de forma radical. La primera en presentar el informe de acusaci¨®n es la abogada Eva Mar¨ªa Fern¨¢ndez Cifuentes. Es probablemente la letrada m¨¢s joven de la sala, y cuando empieza a hablar, los alumnos de Derecho de la Universidad Carlos III que asisten a la sesi¨®n se miran sorprendidos. La abogada del Estado habla r¨¢pido y con una precisi¨®n extrema, sin adornarse, sus frases son puro m¨²sculo. No divaga, no lee, se sabe de memoria el n¨²mero de las facturas, de la placa de los polic¨ªas de la UDEF y de los peritos de Hacienda, sube y baja por las siete plantas de la sede del PP explicando de qu¨¦ manera se las apa?¨® Urquijo y su empresa Unifica para cobrar en negro parte de su remodelaci¨®n. Pero no se queda ah¨ª. Tambi¨¦n advierte al tribunal de las posibles estrategias de los abogados defensores para desvirtuar sus acusaciones y les ofrece la contrarr¨¦plica antes incluso de que se produzca la r¨¦plica. Si el fiscal Romeral parec¨ªa buscar unas tablas, la abogada del Estado Fern¨¢ndez busca el jaque mate, solo mueve una pieza cuando sabe que est¨¢ a salvo de los movimientos futuros del contrario.
¡ªQuedan acreditados y fuera de toda duda los ingresos recibidos y no declarados.
Los abogados de la defensa de Urquijo empiezan a moverse inc¨®modos cuando toma la palabra la abogada del Estado Rosa Mar¨ªa Seoane. Su misi¨®n es demostrar el dolo ¡ªla voluntad deliberada de cometer un delito a sabiendas de su ilicitud¡ª en la actuaci¨®n de los due?os de Unifica. Las cargas de profundidad son tremendas ¡ª ¡°no defraudaron una vez, sino muchas veces¡±, ¡°era una mec¨¢nica de fraude generalizado...¡±¡ª y el abogado de Urquijo explota. Desde las ¨²ltimas filas, los alumnos de Derecho observan c¨®mo el nerviosismo de Luis Jordana de Pozas desemboca en la mala educaci¨®n: hace gestos ostensibles de desacuerdo, murmura, hace ruido en su asiento. El presidente del tribunal lo mira y parece que lo va a amonestar, pero no lo hace. La abogada Seoane sigue desmontando la trama:
¡ªSu comportamiento estaba basado en el enga?o. No era una contabilidad ca¨®tica. Era fraudulenta.
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