La tensi¨®n aflora en los centros de menores de Ceuta y decenas de chicos se fugan
Las ONG denuncian que muchos de los menores hab¨ªan huido de la explotaci¨®n o de matrimonios forzosos
El nerviosismo crece en la olla a presi¨®n de los albergues de emergencia para los menores marroqu¨ªes que se han montado en Ceuta tras la crisis fronteriza de mayo. La tensi¨®n ha aflorado en esos centros en los que viven m¨¢s de 700 ni?os y j¨®venes desde que el viernes se enteraron de que hab¨ªan empezado las repatriaciones en grupo. Unos 80, seg¨²n fuentes de distintas organizaciones humanitarias y policiales, han logrado escapar antes de que les toque la maldita loter¨ªa del regreso forzoso. Los v¨ªdeos de sus compa?eros grabados con tel¨¦fono m¨®vil enfilando el camino de regreso vuelan a trav¨¦s de WhatsApp y son el complemento perfecto para planear la fuga.
¡°Es un mecanismo normal de supervivencia, entendible en un ni?o con miedo a ser devuelto a su pa¨ªs de origen. Al saber que se est¨¢n llevando a sus compa?eros de otros centros tratan ellos de salir¡±, explica Laura Bodend?rfer, oficial de protecci¨®n de la infancia de Unicef, que se encuentra desde hace varias semanas de misi¨®n en Ceuta. Ella ha sido testigo tanto el viernes como el s¨¢bado de la salida por la frontera de los menores. Save The Children, por su parte, ha entrevistado desde mayo a unos 350 de estos menores y ha recogido testimonios de violencia sexual o laboral, matrimonios forzosos y redes criminales o de trata.
La mayor¨ªa, m¨¢s de medio centenar seg¨²n confirmaron fuentes policiales a El Faro de Ceuta, se fugaron el s¨¢bado del polideportivo Santa Amelia. Se trata de una de esas instalaciones improvisadas por las autoridades ceut¨ªes tras las cr¨ªticas recibidas por haber acogido los primeros d¨ªas a cientos de chavales en naves cerca de la frontera. Las fugas de Santa Amelia llegan despu¨¦s de que los menores comprobaran c¨®mo treinta de sus compa?eros fueron repatriados desde estas instalaciones. Pero la noticia de los traslados forzosos y en grupo tambi¨¦n ha llegado a otros centros de acogida. Una veintena aproximadamente ha logrado huir de los albergues Piniers 1, 2 y 3.
Pese a todo, en la segunda jornada de repatriaciones la frontera estaba en calma cuando, a las diez de la ma?ana del s¨¢bado, atraves¨® la verja un minib¨²s con 15 menores. Iba custodiado por agentes de la Polic¨ªa Nacional y local. El proceso de entrega a las autoridades del pa¨ªs magreb¨ª, que transcurri¨® sin incidentes seg¨²n pudo observar en la distancia EL PA?S, tuvo de testigos a trabajadores de Samu (la empresa que gestiona el centro de menores de Santa Amelia), polic¨ªas y miembros de protecci¨®n civil.
Pero detr¨¢s de esa aparente normalidad, las autoridades de ambos pa¨ªses est¨¢n incumpliendo las leyes, seg¨²n varias organizaciones humanitarias que siguen a los menores en Ceuta desde que llegaron. Unicef cree que han de respetarse las leyes nacionales, europeas e internacionales, explica Laura Bodend?rfer sin querer meterse en cr¨ªticas pol¨ªticas pero recordando que los menores deben ser evaluados.
Save The Children, otra organizaci¨®n con dilatada experiencia en derechos de menores, es menos diplom¨¢tica a la hora de alertar sobre lo que consideran una ilegalidad por parte de Madrid y Rabat. Esta ONG lleva desde mayo entrevistando de manera individualizada a los menores y preparando informes que env¨ªan a las autoridades en un intento de que se cumpla la norma.
Hasta ahora han conseguido entrevistar a unos 350 ni?os y ni?as, pero ninguno de los que se encuentran en Santa Amelia, de donde el Ministerio del Interior est¨¢ repatriando hasta ahora a los menores sin explicar qu¨¦ criterio de selecci¨®n est¨¢ siguiendo, seg¨²n esta ONG. En al menos uno de cada cuatro casos afirman haber sufrido explotaci¨®n laboral, detalla Dar¨ªo Mart¨ªn, uno de los mediadores culturales de Save The Children que llevan a cabo las entrevistas en ¨¢rabe marroqu¨ª. A?ade que, en algunos casos, han recogido testimonios de explotaci¨®n sexual tanto en la calle como en la familia y algunas de las ni?as escapan del matrimonio forzoso. Otros, a?ade Mart¨ªn, afirman haber sido perseguidos por bandas, eran obligados a participar en redes criminales o escaparon de intentos de secuestros para trata.
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