El bombero activista que se siente silenciado
La Diputaci¨®n Foral de Bizkaia considera incompatible que un funcionario colabore en un programa de radio una vez al mes para hablar de temas sociales
Ina Robles es bombero. Desde los 25 a?os, tiene 46, trabaja en algo que le apasiona. ¡°Ser bombero es mi vida¡±, dice. Ina Robles es activista. Tambi¨¦n desde hace dos d¨¦cadas colabora con varias organizaciones en contra de la guerra, el cambio clim¨¢tico o la desigualdad. ¡°Es una de esas personas que se levanta anclado a sus valores¡±, dice Eva Salda?a, directora de Greenpeace, con quien ha realizado ¡°infinidad de acciones¡±.
Adem¨¢s de manifestarse, colgar pancartas, conducir lanchas y camiones para organizaciones como Greenpeace, Ongi Etorri Errefuxiatuak o Amnist¨ªa Internacional, Robles participa en medios de comunicaci¨®n para servir de altavoz a las causas que defiende (por ejemplo, en el programa En Jake, de EiTB). Siempre lo ha hecho, explica por tel¨¦fono, en su tiempo libre, normalmente de forma gratuita. ¡°En los casos en los que se me ofrece una retribuci¨®n, pido que se done a una ONG¡±, cuenta este bombero del parque de Artaza (Leioa, Bizkaia) que fue concejal de Elkarrekin Podemos en la localidad vizca¨ªna de Getxo entre 2019 y 2020. ¡°El activismo forma parte de mi vida privada, como montar en bici, como otros entrenan a un equipo de f¨²tbol o colaboran en un comedor social¡±, dice. Por ello nunca pidi¨® permiso para salir por la tele.
Cuando Radio Euskadi le ofreci¨® 60 euros por una colaboraci¨®n mensual en el programa Ganbara, de una hora, pero por razones administrativas le pidi¨® que los cobrase y despu¨¦s los donase ¨¦l, Robles dud¨®. ¡°Me quise curar en salud, asegurarme de que no incurr¨ªa en alg¨²n tipo de incompatibilidad; lo que no me pod¨ªa imaginar es que me iban a responder una cosa que ni siquiera pregunt¨¦¡±. La respuesta de la Administraci¨®n fue que ¡°ninguna trascendencia tiene o no el cobro de la colaboraci¨®n¡± para que fuese incompatible con su trabajo de bombero. El problema es que la colaboraci¨®n no era ¡°ocasional¡±.
Seg¨²n la Ley 53/1984 de Incompatibilidades, los funcionarios no pueden llevar a cabo actividades privadas que menoscaben el cumplimiento de sus deberes o comprometan su imparcialidad o independencia (por ejemplo, un t¨¦cnico de urbanismo no deber¨ªa asesorar a una constructora). El art¨ªculo 19 de la ley cita algunas actividades que quedan exentas: un funcionario puede impartir cursos ¡°cuando no tengan car¨¢cter permanente o habitual ni supongan m¨¢s de 75 horas al a?o¡±, producir obras literarias o art¨ªsticas, gestionar su patrimonio o participar en seminarios. Entre estas actividades compatibles con el trabajo p¨²blico est¨¢ ¡°la participaci¨®n ocasional en coloquios y programas¡±. En su denegaci¨®n, la Diputaci¨®n Foral de Bizkaia (DFB) recurre al diccionario: seg¨²n la RAE, ocasional ¡°es lo que sucede o se hace por azar o accidente¡± y lo que ¡°es, sucede o se hace en alguna ocasi¨®n, pero no de forma habitual ni por costumbre¡±. Por lo tanto, dictan, una vez al mes es ¡°habitual¡±: ¡°que deriva de habitus, t¨¦rmino latino¡±.
Robles llam¨® a la DFB tras la denegaci¨®n. ¡°Pregunt¨¦, ?qu¨¦ ser¨ªa entonces ocasional? Me contestaron que un par de veces al a?o¡±, explica el bombero, que dej¨® entonces (9 noviembre 2020) todas sus participaciones en medios: ¡°Si desobedezco me juego un expediente gordo¡±, dice. ¡°En la pr¨¢ctica, la DFB le ha prohibido dar opiniones en medios, en su tiempo libre, sobre cosas que nada tienen que ver con su trabajo, incluso sin cobrar, a no ser que sea algo totalmente excepcional¡±, dice el abogado de Robles, Emilio Aparicio. Bombero y abogado recurrieron, sin ¨¦xito, y luego llevaron el caso a los tribunales. El juicio fue el 20 de septiembre y est¨¢ pendiente de sentencia.
Aunque en sus argumentos ambas partes se embrollan en pormenores de la ley y en su colisi¨®n con la libertad de expresi¨®n, los expertos coinciden en que el meollo est¨¢ en la palabra ocasional. Para reforzar su postura, la DFB cita un art¨ªculo de la Revista de Derecho de la UNED en el que se explica que ¡°el legislador exige la ocasionalidad, ya que el ejercicio habitual, constante y reiterado podr¨ªa colisionar con los principios se?alados de eficacia y dedicaci¨®n del empleado p¨²blico al puesto de trabajo¡±. Sin embargo, la autora, Carmen Seoane Bouzas, no cree que su texto justifique este caso. ¡°No basta con ir a la RAE¡±, explica por tel¨¦fono, ¡°tendr¨ªa m¨¢s l¨®gica hacer una interpretaci¨®n anal¨®gica con lo que dice la ley sobre los cursos: deben ser inferiores a 75 horas al a?o, muy lejos de las 12 de este caso¡±.
Para Jes¨²s Cruz, catedr¨¢tico de Derecho del Trabajo en la Universidad de Sevilla, ¡°esta denegaci¨®n no es comprensible¡±: ¡°La Diputaci¨®n hace una interpretaci¨®n demasiado restrictiva; una cosa puede ser peri¨®dica, pero tambi¨¦n ocasional, los 60 euros son una cantidad tan rid¨ªcula que es demostrativa de que no hay una relaci¨®n que pueda menoscabar el ejercicio de su trabajo¡±. El catedr¨¢tico explica que aqu¨ª ¡°ocasional¡± es un ¡°concepto jur¨ªdico indeterminado¡±: ¡°No es preciso, no lo puedes trasladar a una cifra exacta, pero una vez al mes, por esa cantidad, no parece responder al esp¨ªritu de la ley¡±. El catedr¨¢tico de Administrativo de la Universidad de Alicante, Santiago Gonz¨¢lez-Varas, coincide: ¡°Habr¨ªa que estudiar la jurisprudencia al detalle, pero intuitivamente 12 horas al a?o no perjudicar¨ªan su desempe?o como funcionario¡±. El abogado de Robles lo explica con la paradoja sorites: ¡°Para nosotros 12 veces al a?o es grano, para la Diputaci¨®n es mont¨®n¡±.
En CC OO Euskadi el asunto suena ¡°raro¡±: ¡°Es la primera incompatibilidad de este tipo de la que tengo conocimiento¡±, dice Cesar Merino. ¡°Normalmente la Administraci¨®n no pone problemas cuando es algo tan espor¨¢dico y si no tiene nada que ver con sus funciones¡±. En Greenpeace, su directora tambi¨¦n est¨¢ sorprendida: ¡°Nunca nos hab¨ªa pasado, pero tampoco me extra?a; los activistas son silenciados de muchas maneras¡±. En la Diputaci¨®n este es ¡°un asunto de r¨¦gimen jur¨ªdico y no hay valoraci¨®n posible m¨¢s all¨¢ de la que hizo el t¨¦cnico que estudi¨® el caso: al ser peri¨®dica, la colaboraci¨®n no es ocasional; habr¨¢ que esperar a que resuelva el juez¡±, explican fuentes forales.
Mientras tanto, Ina Robles ya no habla en los medios. Salvo en Twitter, donde tiene 16.363 seguidores y el d¨ªa del juicio public¨®: ¡°La Administraci¨®n en la que trabajo intenta silenciarme. (...) Si eres alguien molesto para el sistema, el precedente se podr¨ªa usar para silenciarte tambi¨¦n a ti¡±. ¡°Sobre todo siento rabia¡±, dice. ¡°Hab¨ªa conseguido cierta presencia, para el activismo es fundamental tener altavoces, y aunque el juez me d¨¦ la raz¨®n ya he perdido la inercia. Cuando esto acabe, nadie se acordar¨¢ de m¨ª¡±.
La Administraci¨®n en la que trabajo intenta silenciarme, hoy ha sido el juicio.
— Ina Robles (@inarobles13) September 20, 2021
Seg¨²n sea la sentencia, igual no puedo volver a utilizar Twitter nunca m¨¢s.
Si eres alguien molesto para el sistema te interesa, el precedente se podr¨ªa usar para silenciarte tambi¨¦n a ti [HILO]
¡°Tanto mi trabajo como mi activismo consisten en salvar vidas¡±
En 2007 Ina Robles escal¨® con otros miembros de Greenpeace la bas¨ªlica del Pilar de Zaragoza para colgar una pancarta contra las bombas de racimo fabricadas por una empresa local. En 2013 fue uno de los detenidos de la ONG por encaramarse al tejado del Congreso para protestar por la ¡°especulativa¡± Ley de Costas. Durante a?os ha compatibilizado su trabajo de bombero con su activismo en su tiempo libre. No es una excepci¨®n: ¡°Tenemos muchos voluntarios que son funcionarios, sobre todo bomberos, pero tambi¨¦n alg¨²n polic¨ªa municipal¡±, dice Eva Salda?a, directora de Greenpeace, que explica que la organizaci¨®n tiene una ¡°pol¨ªtica de cuidados¡± para cuando sus miembros, funcionarios o no, sufren alguna consecuencia por sus acciones (contrat¨¢ndolos si son inhabilitados, pagando abogados o multas).
En 2017, el nombre de Robles salt¨® a los medios, junto al apodo de ¡°el bombero objetor¡±. Estando de servicio se neg¨® a participar en un ret¨¦n de carga de armas en el puerto de Bilbao con rumbo a Arabia Saud¨ª. Aleg¨® objeci¨®n de conciencia: ¡°Esas armas masacran ni?os en Yemen, lo volver¨ªa a hacer¡±, dice a pesar de que define los siguientes meses como ¡°un infierno¡±. La Diputaci¨®n Foral de Bizkaia lo amenaz¨® con una falta muy grave (que le podr¨ªa haber supuesto hasta seis a?os sin empleo y sueldo). Finalmente, todo qued¨® en una leve: una mancha temporal en su expediente, sin multa. ¡°El juez fue muy riguroso, comprob¨®, porque estaba grabado en la emisora, que en 14 minutos se sustituy¨® mi ausencia y no se puso a nadie en peligro por mi negativa a participar¡±, dice el bombero. ¡°Mi trabajo es algo sagrado, nunca hab¨ªa entrado en conflicto con mi activismo hasta aquel d¨ªa en el puerto, de hecho, tanto uno como otro consisten en salvar vidas¡±.
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