La frustrada reconstrucci¨®n de Fraguas, una pedan¨ªa abandonada en la Espa?a vac¨ªa: multa y c¨¢rcel para los repobladores
Los miembros a¨²n activos de un colectivo que lleg¨® a tener 50 personas se encuentran en un proceso judicial en Castilla-La Mancha por usurpaci¨®n y contra la ordenaci¨®n del territorio
Acaban de recolectar las patatas y los ajos. Gonzalo Aracil lleva nueve a?os reconstruyendo y habitando las casas abandonadas de Fraguas, una antigua pedan¨ªa del municipio de Monasterio (Guadalajara), que fue expropiada en 1968 para plantar pinos en el monte. Era un lugar vac¨ªo y deshabitado cuando llegaron en 2013. Junto a cinco compa?eros se enfrenta ahora a un grave problema: un proceso judicial en el que pueden ir a la c¨¢rcel por usurpaci¨®n y delito contra la ordenaci¨®n del territorio. Y deben hacer sus c¨¢lculos sobre c¨®mo asumir las costas de demolici¨®n incluidas en la condena y valoradas en 109.841 euros, tras la sentencia, el pasado junio, del Juzgado de lo penal 1 de Guadalajara.
Un grupo de 15 personas lleg¨® en 2013 al despoblado. La Asociaci¨®n Fraguas Revive present¨® varios proyectos a la Junta de Castilla-La Mancha sobre apicultura, agricultura y ganader¨ªa ovina para la prevenci¨®n de incendios. Ninguno fue aprobado. Aun as¨ª, siguieron. ¡°Sab¨ªamos que no ten¨ªamos los permisos, pero pens¨¢bamos que nos ver¨ªan con buenos ojos¡±, reconoce Aracil. No era ingenuidad, hab¨ªan estudiado la zona: a 40 kil¨®metros al norte, una entidad similar ten¨ªa cedido el uso de pastos, cultivos, y edificios. All¨ª un grupo de arquitectos se rebel¨® hace m¨¢s de 40 a?os contra la desaparici¨®n de los pueblos de la serran¨ªa de la provincia. Sin embargo, los de Fraguas no han conseguido la simpat¨ªa de las instituciones.
De las 50 casas que hab¨ªa en Fraguas, han rehabilitado dos para viviendas, otra como almac¨¦n y un antiguo gallinero, respetando la metodolog¨ªa tradicional y los dise?os originales: ¡°Solo hemos a?adido elementos de seguridad a las estructuras¡±.
Un a?o despu¨¦s de su llegada, la Junta de Castilla-La Mancha ¡ªbajo el mando de Dolores de Cospedal (PP)¡ª los denunci¨® por usurpaci¨®n de monte p¨²blico. Los agentes forestales identificaron a 50 personas en el enclave. Llegaron a ser enjuiciadas, aunque solo seis fueron condenadas. En ellas recae el peso de la ley. Tras nueve a?os de proceso judicial, se ha ratificado la sentencia, conden¨¢ndolos por este delito, y otro contra la ordenaci¨®n del territorio que interpuso el siguiente equipo de Gobierno de Emiliano Garc¨ªa-Page (PSOE).
Mercedes ?lvarez, que coregenta una casa rural, ¨²nica oferta de pernocta en los alrededores, comprende su estado de ¨¢nimo: ¡°Son buena gente, generosa. Estas cosas queman, empiezas con mucha ilusi¨®n con un proyecto de vida y te encuentras que igual vas a la c¨¢rcel. Es un sinsentido¡±. Su marido y socio, Miquel Jim¨¦nez, les sinti¨® vecinos desde el primer momento: ¡°Ven¨ªan aqu¨ª, les compr¨¢bamos sus productos artesanales (mermeladas, cremas¡). Han bajado alguna vez, les hemos dado un caldito y cuando les hemos ido a visitar nos acogen¡±.
Aunque las denuncias han sido interpuestas por la Junta de Castilla-La Mancha, el matrimonio de hoteleros, que apoya desde su llegada al grupo, acusa tambi¨¦n al Consistorio por su resistencia al cambio: ¡°El Ayuntamiento podr¨ªa hacer mucho m¨¢s. Tendr¨ªa que haberles empadronado¡±.
En una entrevista de Cuatro Al D¨ªa, la alcaldesa Mar¨ªa Victoria Delgado asegur¨® que ¡°ellos [los pobladores de Fraguas] saben que no se les ha podido empadronar porque el pueblo no existe¡±. Fuentes del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, entidad encargada del empadronamiento, corrigen a Delgado: ¡°De acuerdo a la Ley, el padr¨®n debe reflejar el domicilio donde realmente vive cada vecino. En consecuencia, incluso la ausencia total de techo puede y debe figurar como domicilio v¨¢lido en el padr¨®n¡±.
La Junta de Castilla-La Mancha incluy¨® en octubre de 2021 al municipio de Monasterio ¡ªdonde se encuentra el despoblado de Fraguas¡ª entre los que tienen ¡°riesgo de extrema despoblaci¨®n¡±. No es una excepci¨®n: la situaci¨®n es dram¨¢tica, con el 93% de los municipios de la provincia afectados. El colectivo no entiende c¨®mo no ven con buenos ojos su propuesta, como s¨ª se hace en otras regiones como Navarra, donde el Gobierno foral ha desarrollado un proyecto junto a la Red Ib¨¦rica de Ecoaldeas para recuperar pueblos abandonados, o en Arag¨®n, donde la comunidad ha cedido municipios a colectivos para su repoblaci¨®n, como Artosilla, Ibort y Huesca.
J¨®venes que no quieren ser urbanitas
Andrea Mart¨ªn (23 a?os) lleva m¨¢s de un a?o conviviendo en Fraguas. Es inform¨¢tica y teletrabaja desde el poblado. Se molesta cuando le dicen que ah¨ª no hacen nada. ¡°A veces se nos ve como personas que queremos huir y que hemos venido a sentarnos en el monte sin oficio ni beneficio. Este es un trabajo duro, hay que creer en el proyecto¡±. Siente que, en un contexto grave de despoblaci¨®n y de falta de acceso a la vivienda, no se les deja vivir en el campo: ¡°Somos gente joven que no queremos ser urbanitas. Si quieren que vengamos al campo, tenemos que poder vivir del campo. ?Qu¨¦ quer¨¦is, un hotel, un spa?¡±.
Desde hace a?os reforestan la zona con especies aut¨®ctonas, asesorados por asociaciones especializadas. La ¨²ltima replantaci¨®n ha sido de robles, bellotas y encinas. En su defensa de la vuelta del ecosistema original han encontrado unos aliados de excepci¨®n. Se refieren a ellos con tono reverencial, como Los Antiguos. Son aquellos vecinos y vecinas que fueron expropiados en 1968 y que a¨²n hoy vuelven al pueblo de visita, y hasta han declarado en los tribunales a su favor.
El colectivo Fraguas Revive se ha enfrentado a tres gobiernos regionales. Entre 2017 y 2019, hubo cierto acercamiento durante el mandato conjunto de PSOE y Podemos. Tras la primera sentencia condenatoria, en junio de 2018, se puso la cosa complicada, pero se present¨® ante el juzgado un acuerdo entre las partes que los jueces rechazaron. Un portavoz de la Administraci¨®n regional reconoce que en dicho acuerdo se propon¨ªa ¡°explorar la puesta en valor de usos y actividades permitidas en la normativa del parque natural. Pero, fue desestimado por el juzgado. Y aunque no compartimos la decisi¨®n judicial, hay que asumir que existe una sentencia judicial firme que se debe cumplir¡±.
¡°Desde que el juzgado no la acept¨®, la Junta ha ido a por nosotros, se a?adieron los delitos contra la ordenaci¨®n del territorio y da?os medioambientales¡±, asegura Aracil. El Gobierno regional afirma haber retirado el segundo de ellos. ¡°Se retir¨® la acusaci¨®n por delito de da?os, evitando que pesara el ingreso en prisi¨®n sobre las personas condenadas¡±, explica un portavoz.
¡°Eso es una mentira horrorosa, es que me hierve la sangre¡±, rebate Aracil. ¡°Lo retir¨® la Fiscal¨ªa y la Junta lo acept¨® en sala durante el juicio porque los agentes forestales y del Seprona declararon que no hab¨ªa impacto medioambiental apreciable¡±.
El desencuentro es total. Desde el Ejecutivo de Garc¨ªa Page aseguran que ¡°solo una de las seis personas implicadas permanece all¨ª y algunas viven en pueblos de la comarca donde se les hab¨ªa ofrecido vivienda¡±. Pero, Isabel Turina, otra de las condenadas, lo niega: ¡°Cada uno nos hemos buscado la vida, no nos ofrecieron nada¡±.
Ella, Lalo Aracil y cuatro compa?eros se enfrentan ahora a una pena de c¨¢rcel que sobrepasar¨ªa los cuatro a?os si no abonan, cuando el juzgado lo dictamine, los 110.000 euros por las demoliciones de las cinco reconstrucciones, seg¨²n el c¨¢lculo de TRAGSA. Aracil a¨²n espera un milagro: ¡°Nos queda el ¨²ltimo rayito de esperanza, hemos puesto el ¨²ltimo recurso, a ver qu¨¦ pasa¡±, explica mientras retira unos rastrojos de la calle principal del antiguo pueblo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.