Donatila sale a la luz: 10 a?os de lucha de una mujer analfabeta por cobrar la pensi¨®n de su hijo muerto en Mauthausen
La madre de Antonio Berjaga logr¨® en 1966 que las autoridades alemanas le pagaran 147 marcos al mes para reparar la p¨¦rdida


¡°El perseguido no cometi¨® ning¨²n crimen contra la paz, ning¨²n crimen de guerra, ni contra la humanidad. Ni ha prestado ning¨²n apoyo a la tiran¨ªa nacional socialista, ni ha combatido contra el r¨¦gimen de libertad y de democracia¡±. Este texto forma parte de la declaraci¨®n jurada que escribi¨® la familia de Antonio Berjaga, nacido en Orcera (Ja¨¦n) y fallecido en 1941 a los 27 a?os en los campos de exterminio de Mauthausen, entre la numerosa documentaci¨®n que le exig¨ªan las autoridades alemanas para que pudiera optar al cobro de una pensi¨®n como reparaci¨®n por su muerte.
Fue la madre del represaliado, Donatila Nieto, que era analfabeta y no hablaba alem¨¢n, quien luch¨® durante una d¨¦cada, superando todas las adversidades, para que el 14 de julio de 1966 se le reconociera una pensi¨®n de 147 marcos al mes. Al cambio, eran 2.058 pesetas de la ¨¦poca (unos 12 euros). Hay que tener en cuenta que el salario m¨ªnimo en Espa?a en 1963 era de 1.800 pesetas al mes. Sergio Rodr¨ªguez Tauste, bisnieto de la mujer, ha culminado ahora una ardua investigaci¨®n que pone de relieve la complicidad del r¨¦gimen franquista con el nazismo, pero al mismo tiempo la valent¨ªa de muchas autoridades locales que se jugaron la vida falseando informes que hicieron posible el cobro de la indemnizaci¨®n por las v¨ªctimas de estos campos de exterminio. El BOE del 9 de agosto de 2019 public¨® el listado de los 4.427 espa?oles asesinados en los campos de Mauthausen-Gusen (Austria).
¡°Me parece muy dudoso el poder conseguir para usted una decisi¨®n favorable, ya que usted tiene todav¨ªa ocho hijos en vida, dos de ellos solteros¡±, se dec¨ªa en uno de los muchos escritos que Donatila Nieto recib¨ªa desde la Federaci¨®n Espa?ola de Deportados e Internados Pol¨ªticos V¨ªctimas del Fascismo, fundada en 1945 con la finalidad de exigir al Estado alem¨¢n las pensiones por su responsabilidad en los hechos. La federaci¨®n cobraba a los familiares el 12% de la pensi¨®n en concepto de comisi¨®n.

¡°El padre de Antonio muri¨® muy pronto, justo al principio de todos los tr¨¢mites, por lo que tuvo que ser su mujer, Donatila, que era analfabeta, la que se buscara la vida con unos se?ores que le escrib¨ªan desde Alemania¡±, rememora el historiador Sergio Rodr¨ªguez, que ha indagado durante mucho tiempo en el Centro Documental de la Memoria Hist¨®rica de Salamanca y en los archivos del Ministerio de Antiguos Combatientes y V¨ªctimas de Guerra de Alemania y tambi¨¦n el Memorial KZ- Gedenkst?tte de Mauthausen-Gusen, en Austria, donde se conserva el expediente de Antonio Berjaga.
No fue nada f¨¢cil para una mujer que con 68 a?os perdi¨® a su marido y tuvo que enfrenarse sola al laberinto burocr¨¢tico para lograr la pensi¨®n por la muerte de su hijo. El escritor Emilio de la Cruz explica en el libro El t¨ªo Gil y la hermana Donatila (Diputaci¨®n de Ja¨¦n, 1991) que el arrojo de esta mujer, en plena dictadura franquista, se debi¨® a su ¡°agudeza cr¨ªtica intacta y humilde al tiempo, con una modestia producto de un largo calvario de tiran¨ªas y parad¨®jico cosmopolitismo¡±. Donatila firmaba con el dedo y siempre llevaba anotado en un papel su nombre completo y su fecha y lugar de nacimiento, por si hac¨ªa falta.
Con todo, Rodr¨ªguez destaca que, frente a las complicidades con el nazismo del aparato franquista, tambi¨¦n emergi¨® la generosidad de algunos funcionarios locales. Es el caso de Manuel Montalvo, el empleado municipal que ayudaba con los tr¨¢mites a Donatila Nieto, o el mismo alcalde de Orcera a mediados del siglo pasado, Adriano Bell¨®n Ruiz, que no tuvo reparo alguno en sortear el control del r¨¦gimen y aportar los certificados necesarios para que la familia de su paisano cobrase la pensi¨®n. ¡°No fue nada f¨¢cil, le pusieron numerosas pegas e incluso le cuestionaron que necesitara la pensi¨®n, porque Donatila ten¨ªa nueve hijos [otros dos, Antonio y Aurora, ya hab¨ªan fallecido]¡±, se?ala Rodr¨ªguez.

Donatila Nieto tuvo que esperar hasta 1966 para lograr el resarcimiento econ¨®mico por la muerte de su hijo. 11 a?os despu¨¦s, falleci¨® ella a la edad de 87. De los hermanos de Antonio Berjaga tan solo viven Herminia y Francisca, nonagenarias y usuarias ambas de la Residencia de Personas Mayores Pe?alta de Orcera. ¡°Apenas recuerdan nada del horror vivido por su hermano, pero de todas formas este siempre ha sido un tema tab¨² en la familia, sobre todo mientras dur¨® la dictadura¡±, asegura Sergio Rodr¨ªguez, que es nieto de Herminia Berjaga. Ella fue la que le dio una moneda de plata de 50 c¨¦ntimos que Antonio regal¨® a cada uno de sus hermanos, antes de abandonar la aldea de Linarejos (donde viv¨ªa la familia).
Antonio Berjaga, el preso 3.890 del campo de Mauthausen-Gusen, fue movilizado por el Ej¨¦rcito para hacer el servicio militar y conducido al frente para conocer los horrores de la guerra y termin¨® con 26 a?os en un tren de ganado rumbo a un campo de exterminio del que ya no volver¨ªa y en el que logr¨® sobrevivir menos de un a?o. Su memoria ha sido novelada ahora en el libro Recuerdos mutilados (C¨ªrculo Rojo, 2022), de Manuel Mart¨ªnez Moreno.
Tras la Guerra Civil, hab¨ªa cruzado la frontera como tantos espa?oles, civiles y antiguos soldados, y llegado a Angulema (Francia). Los exiliados espa?oles no fueron especialmente bien recibidos en un contexto marcado por la beligerancia europea previa al estallido de la II Guerra Mundial y la m¨¢s que previsible ocupaci¨®n alemana de Francia, por lo que, como otros muchos espa?oles, termin¨® en el campo de concentraci¨®n de Les Alliers (Francia).
El Convoy de los 927
El?20 de agosto?de?1940, muy poco despu¨¦s de la firma por?Francia?del?armisticio del 22 de junio de 1940?con la?Alemania nazi, parti¨® desde Angulema un convoy, con los espa?oles refugiados con destino al?campo de concentraci¨®n de Mauthausen-Gusen (Austria). Era el llamado?Convoy de los 927, por el n¨²mero de personas que lo compusieron. Se trat¨® del primer env¨ªo de deportados con destino a los campos nazis. Antonio Berjaga Nieto era uno de esos 927 y una vez llegado a Mauthausen fue empleado como mano de obra esclava en las canteras de granito, subiendo bloques de granito de unos 30 kilos a sus espaldas a lo largo de unas interminables escaleras que conduc¨ªan a la zona de carga de la cantera. ¡°El objetivo del campo era eliminar a los recluidos por agotamiento y malnutrici¨®n¡±, asegura Sergio Rodr¨ªguez.
Se calcula que la Federaci¨®n Espa?ola de Deportados e Internados Pol¨ªticos V¨ªctimas del Fascismo tramit¨® m¨¢s de 7.000 reclamaciones de pensi¨®n de entre los familiares de las v¨ªctimas de Mauthausen. Esta federaci¨®n fue creada por exiliados republicanos espa?oles que hab¨ªan sobrevivido a los campos de exterminio nazis, o que hab¨ªan padecido cautiverio durante la ocupaci¨®n de Francia. Su primera sede se estableci¨® en Toulouse, y su primera presidencia recay¨® en la figura de Francisco Largo Caballero, superviviente del campo de Sachsenhausen, que falleci¨® un a?o despu¨¦s. De ese modo, Josep Ester i Borr¨¢s, exiliado de ideolog¨ªa libertaria que hab¨ªa recibido las m¨¢s altas condecoraciones de los gobiernos franc¨¦s, brit¨¢nico y estadounidense por su labor en la resistencia, ser¨ªa el secretario general desde 1947 hasta 1980, fecha de su muerte. El cometido de esta federaci¨®n era ayudar a los deportados, internados pol¨ªticos y sus familias, y arrojar luz sobre todas las v¨ªctimas de Mauthausen.
¡°Han tenido que pasar 74 a?os para que el Gobierno de Espa?a reconozca la muerte de aquellos compatriotas de los que se desentendi¨®; muchas de sus historias se van escribiendo, como la de Antonio Berjaga, pero otras muchas siguen permaneciendo en el anonimato y el olvido por la muerte de sus familiares m¨¢s cercanos¡±, concluye el historiador Sergio Rodr¨ªguez, que es tambi¨¦n cronista de Orcera (Ja¨¦n), el pueblo de donde parti¨® Berjaga para no volver m¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
