La deuda de Espa?a con los 10.000 republicanos deportados al infierno nazi
V¨ªctimas y expertos piden reconocer la responsabilidad del franquismo en el env¨ªo a los campos de concentraci¨®n de los exiliados, de los que solo quedan seis supervivientes
Neus Catal¨¤ ha sido la ¨²ltima: el pasado 20 de abril, en Els Guiamets (Tarragona), su pueblo natal, se apag¨® a los 103 a?os su voz antifascista. Fue el adi¨®s definitivo de la mujer detenida en 1943 en Francia por colaborar con la Resistencia y enviada despu¨¦s al campo de concentraci¨®n nazi de Ravensbr¨¹ck (Alemania). Como ella, otros cinco deportados espa?oles murieron en los ¨²ltimos 13 meses. Fueron Francisco Aura, Jos¨¦ Marfil, Francisco Gri¨¦guez, Ramiro Santiesteban y Crist¨®bal Soriano. Estos exiliados republicanos que sobrevivieron a Mauthausen, un infierno humano en el que perdieron la vida cientos de miles de personas, fallecieron sin ver a su pa¨ªs reconocer su responsabilidad en la deportaci¨®n de casi 10.000 espa?oles.
Cuando queda poco m¨¢s de un a?o para que se cumpla el 80? aniversario del llamado Convoy de los 927, uno de los primeros env¨ªos de republicanos espa?oles de Europa occidental a los campos alemanes, historiadores y expertos piden que se reconozca el papel del franquismo en la deportaci¨®n. Ha querido el destino, adem¨¢s, que esta vieja demanda regrese con solo seis espa?oles con vida de los miles que pasaron por los campos de concentraci¨®n nazis.
Los datos de las asociaciones y de varios historiadores coinciden en que, al menos, a¨²n hay seis supervivientes: Vicente Garc¨ªa (Buchenwald), Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Peruyera (Buchenwald),?L¨¢zaro Nates (Mauthausen), Siegfried Meir (Mauthausen), Juan Romero (Mauthausen) y Conchita Grang¨¦ (Ravensbr¨¹ck). ¡°Pero es posible que haya gente que nunca haya querido contar su historia¡±, apunta el historiador Benito Bermejo, uno de los mayores expertos en la deportaci¨®n espa?ola y descubridor de la gran farsa de Enric Marco, un personaje que se hizo pasar durante a?os por superviviente de un campo nazi, que lleg¨® a presidir la Amical de Mauthausen y cuya historia recoge el escritor Javier Cercas en su formidable novela El impostor.
El paso del tiempo hizo mella en los casi 3.800 espa?oles que sobrevivieron a la barbarie nazi, un 40% de los deportados. La luz de este colectivo que tras tres a?os de lucha en la Guerra Civil huy¨® al exilio, en donde se encontraron con la muerte o a?os de torturas, est¨¢ a punto de apagarse. Los pocos que a¨²n viven hace un lustro que no est¨¢n en condiciones de hacer una entrevista, de asistir a homenajes o de participar en coloquios para difundir su historia.
El testigo ha pasado a segundas y terceras generaciones, que se siguen ocupando de honrar la memoria de sus familiares y de pedir un reconocomiento jur¨ªdico propio que a¨²n no han conseguido y que hace a?o y medio vieron rechazado: el Congreso tumb¨® entonces una petici¨®n de ERC para reconocer por ley a los republicanos que sufrieron la barbarie nazi. La opini¨®n de Enric Garriga, presidente de la Amical de Mauthausen e hijo del deportado espa?ol a Buchenwald Marcelino Garriga, sintetiza la de varias v¨ªctimas consultadas para este reportaje. ?l cree que Espa?a lleva un ¡°considerable retraso hist¨®rico¡± en relaci¨®n al resto de Europa: ¡°No se han cumplido las exigencias m¨ªnimas de restituci¨®n y dignificaci¨®n, una diferencia enorme con pa¨ªses europeos que en su d¨ªa apoyaron el fascismo, pero que luego, con la democracia, pidieron perd¨®n¡±.
La responsabilidad de Franco en la deportaci¨®n espa?ola, sin embargo, es palmaria para los seis historiadores consultados. ¡°Se han encontrado evidencias clave. Aunque se desconoce cu¨¢l fue la toma de decisi¨®n para deportar a Mauthausen a los espa?oles, s¨ª hay constancia de varios documentos que son esenciales y se?alan al r¨¦gimen de Franco¡±, explica el historiador Jos¨¦ Antonio Lisbona, autor del libro M¨¢s all¨¢ del deber, en el que desgrana la respuesta del servicio exterior espa?ol frente al Holocausto.
Uno de los archivos a los que se refiere Lisbona es una circular de la Gestapo del 25 de septiembre de 1940 enviada a todas las autoridades del Tercer Reich y a los territorios ocupados, incluida la Francia de Vichy. En ella se indica c¨®mo hay que proceder con respecto a los rotspanienk¨¢mpser (combatienes de la Espa?a roja, en su traducci¨®n del alem¨¢n) detenidos. Para quienes est¨¢n en esta categor¨ªa, la circular, dictada por orden de Hitler, dice que pierden la condici¨®n de prisioneros de guerra y que deben ser enviados a los campos. "Ese documento tiene mucho que ver con lo que hace Ram¨®n Serrano Su?er [entonces Ministro de la Gobernaci¨®n] dos d¨ªas antes en Alemania, donde se ve con Heinrich Himmler [l¨ªder de las SS]. El sentido com¨²n y la pr¨¢ctica hist¨®rica evidencian que en esa reuni¨®n est¨¢ gran parte de la orden. Y en declaraciones posteriores, Franco y Serrano Su?er insisten en que no hay espa?oles fuera de Espa?a, es decir, no los consideran espa?oles", explica Lisbona.
Otro de los informes que se?ala la connivencia de la dictadura est¨¢ en el Archivo General de la Administraci¨®n, en Alcal¨¢ de Henares. Es una consulta de la Embajada alemana en Madrid sobre el convoy de los 927, el env¨ªo el 20 de agosto de 1940 de un millar de espa?oles, entre los que hab¨ªa hombres, mujeres, ancianos y ni?os, de Angulema a Mauthausen. "Berl¨ªn pregunta qu¨¦ hacer con los menores que tienen m¨¢s de 14 a?os y que se han quedado en el campo, y no hay respuesta oficial. No se han encontrado documentos ni en los archivos espa?oles ni en los alemanes. Y no se respondi¨® porque hab¨ªa una falta de inter¨¦s", apunta Lisbona. Como ¨¦l, el historiador alem¨¢n Bernd Rother, autor de Franco y el Holocausto, se?ala a la dictadura: "Lo de desinteresarse fue bastante simple para el Gobierno franquista. No se plante¨® c¨®mo proteger a sus ciudadanos porque no los consideraba espa?oles".
La supervivencia del franquismo hasta finales de los 70 hizo el resto para contribuir al olvido de los deportados: quedaron durante d¨¦cadas en la sombra, con una vida en el exilio y soslayados por una dictadura que fabric¨® mitos falsos como el de Franco salvador de jud¨ªos. La literatura y los trabajos documentales tardaron en aparecer: tras un desierto de casi 20 a?os, en 1963 lleg¨® el primer libro, del escritor superviviente de Mauthausen Joaqu¨ªm Amat-Piniella, que logr¨® esquivar la censura y publicar K. L. Reich, en el que documenta el horror nazi en forma de novela. En 1970 apareci¨® el segundo trabajo cuando la revista Cuadernos para el di¨¢logo apost¨® por un suplemento de los espa?oles en los campos de concentraci¨®n. Y en los siguientes 15 a?os solo hubo dos grandes obras: en 1977 la escritora Montserrat Roig escribi¨® Los catalanes en los campos nazis y en 1984 se imprimeron las memorias de Neus Catal¨¤, De la resistencia y la deportaci¨®n.
¡°Ha costado much¨ªsimo que este tema salga a la luz y se divulgue por el escaso inter¨¦s que hubo durante el franquismo, por la dificultad de acceso a los archivos y por la propaganda del r¨¦gimen¡±, opina el historiador Josep Calvet. A pesar de que en estos ¨²ltimos 15 a?os se han multiplicado los trabajos documentales, la mayor¨ªa de los expertos consultados considera que la deportaci¨®n es una historia desconocida para los j¨®venes. Rosa Tor¨¢n, historiadora y expresidenta de la Amical de Mauthausen, cree que el principal motivo es pol¨ªtico: ¡°El problema es c¨®mo se integra la deportaci¨®n en la historia de Espa?a. Es un tema pol¨ªtico, porque la deportaci¨®n de los republicanos no fue por azar: son los combatientes derrotados, exiliados y deportados con la connivencia de la dictadura. Es no haber asumido y reconocido el pasado del fascismo en Espa?a¡±.
60 a?os despu¨¦s de la liberaci¨®n de Mauthausen
Los republicanos espa?oles que sufrieron la barbarie nazi no solo esperaron d¨¦cadas para que su historia comenzase a ser conocida en Espa?a. Tambi¨¦n lo hicieron para que un presidente del Gobierno visitase un campo de concentraci¨®n. Fue en 2005, cuando el expresidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero pis¨® Mauthausen ¨Cseis d¨¦cadas despu¨¦s de su liberaci¨®n¨C y homenaje¨® oficialmente desde los propios campos a las v¨ªctimas republicanas. Para Nathalie Serra, hija del deportado a Mauthausen Miquel Serra, se ha dado otro peque?o paso este a?o con el homenaje al exilio el pasado febrero del presidente del Ejecutivo, Pedro S¨¢nchez, en Arg¨¦les sur Mer, donde est¨¢ el campo de concentraci¨®n franc¨¦s por el que pasaron 450.000 espa?oles. El l¨ªder del PSOE se convirti¨® entonces en el primer presidente que visit¨® durante su mandato las tumbas de Manuel Aza?a y Antonio Machado.
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