Urkullu, abonado a la estabilidad
Los diez a?os de mandato del lehendakari, marcados por el posterrorismo y por el ¡®proc¨¦s¡¯ de Catalu?a, han moderado al nacionalismo vasco
El pasado diciembre se cumplieron diez a?os de la llegada de I?igo Urkullu a la presidencia del Gobierno vasco, un a?o despu¨¦s de que ETA anunciase el ¡°cese definitivo¡± del terrorismo y cuando a¨²n coleaba la crispaci¨®n generada por el plan soberanista del exlehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe. Una d¨¦cada m¨¢s tarde, el entorno de Urkullu reivindica la estabilidad institucional y la tranquilidad social como logros del lehendakari. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, alter ego de Urkullu, extiende la contribuci¨®n de su partido a la estabilidad en Espa?a y su efecto en Europa. ¡°El PNV da estabilidad donde est¨¢. Influimos en Madrid y se nos escucha en Europa, aunque seamos peque?os¡±, ha dicho recientemente.
Suena a presunci¨®n, pero tiene cierto fundamento. Urkullu ha sido el ¨²nico presidente auton¨®mico recibido por un presidente de la UE. Fue Jean-Claude Junker en 2017 y le felicit¨® por contribuir a la estabilidad al desmarcarse del proceso soberanista catal¨¢n, entonces en marcha, y apoyar los presupuestos del Gobierno de Mariano Rajoy cuando Europa atravesaba la crisis del Brexit.
La influencia pol¨ªtica de Urkullu en clave nacional se confirm¨® cuando, en la crisis catalana, medi¨® entre el entonces president Carles Puigdemont y el presidente Rajoy (a petici¨®n del primero) para tratar de evitar la declaraci¨®n de independencia y la consecuente intervenci¨®n de la autonom¨ªa por parte del Gobierno. Aunque fracasada, esa mediaci¨®n simboliz¨® el desplazamiento de la interlocuci¨®n preferencial del Estado: del nacionalismo catal¨¢n al vasco.
Entre 2017 y 2018, el PNV apoy¨® los presupuestos de Rajoy mientras gobernaba en coalici¨®n con el PSE en Euskadi y participaba en el Gobierno navarro, respaldado por Bildu. La pluralidad de pactos del PNV y la estabilidad vasca contrastaban con la crispaci¨®n pol¨ªtica espa?ola, que oblig¨® a Rajoy a repetir en 2016 las elecciones de 2015. Gobern¨® al segundo intento, al abstenerse el PSOE, lo que provoc¨® un terremoto en este partido. Pedro S¨¢nchez tambi¨¦n las repetir¨ªa tres a?os despu¨¦s, en 2019. Hoy, el PNV sigue gobernando con el PSE en Euskadi, participa del Gobierno navarro, presidido por el PSN, y apoya al de S¨¢nchez.
Urkullu ¡ªrespaldado por Ortuzar¡ª ha recuperado la tradici¨®n pactista y europea de Jos¨¦ Antonio Aguirre, reflejada en los gobiernos de concentraci¨®n que este presidi¨® durante la Guerra Civil y en el exilio, y en su participaci¨®n en el surgimiento del Movimiento Federal Europeo. El actual lehendakari se manifiesta admirador de Aguirre, al que parafrasea: ¡°Antes que nacionalista, soy dem¨®crata¡±.
Sombras en la econom¨ªa
La estabilidad pol¨ªtica europea es clave del mandato de Urkullu, pero de su escenario econ¨®mico proceden algunas de sus sombras. ¡°El riesgo europeo es nuestro riesgo porque nuestra regi¨®n es extremadamente dependiente del espacio franco-alem¨¢n y sensible a los impactos de la guerra energ¨¦tica y tecnol¨®gica en la que estamos¡±, advierte Emiliano L¨®pez Atxurra, presidente de Petronor. El historiador Luis Castells tambi¨¦n advierte: ¡°Adem¨¢s del problema del envejecimiento, la econom¨ªa vasca no tiene el fuelle del pasado. Y la crisis en la sanidad p¨²blica empieza a cuestionar la fama de buen gestor del PNV, junto con alg¨²n caso de corrupci¨®n¡±. Pero tambi¨¦n considera que ¡°el electorado vasco es mayoritariamente moderado y socialdem¨®crata y hoy no percibe alternativa pol¨ªtica¡±.
El apoyo electoral al PNV ha subido ligeramente en estos diez a?os: de 27 esca?os en 2012 a 31 en los comicios de 2020. Empez¨® gobernando s¨®lo y hoy lo hace con el PSE. Las encuestas para las elecciones municipales del pr¨®ximo mayo confirman la mayor¨ªa del Gobierno de coalici¨®n. Y en el PNV no se escuchan voces sobre el posible relevo de Urkullu ni de Ortuzar, el t¨¢ndem del ¨¦xito peneuvista.
Su pol¨ªtica dista mucho de la que protagoniz¨®, entre 1998 y 2009, el lehendakari Ibarretxe, quien se entreg¨® a un plan soberanista que provoc¨® el choque con el Estado y dividi¨® la sociedad vasca. El giro dr¨¢stico del PNV a la transversalidad fue una decisi¨®n estrat¨¦gica que Urkullu, seg¨²n cuenta su entorno, incub¨® como presidente del partido siendo a¨²n Ibarretxe lehendakari y gobernando Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en La Moncloa. El PNV estaba dividido en aquel momento: mientras Urkullu respaldaba a Zapatero en la fase final de ETA y apoyaba sus presupuestos en las Cortes, Ibarretxe se lanzaba a la confrontaci¨®n.
Urkullu, pese a discrepar de aquel plan soberanista, seg¨²n sostienen estas fuentes, quiso evitar el riesgo de una ruptura y por eso no impidi¨® que Ibarretxe volviera a ser cabeza de lista del PNV en las elecciones de 2009. Las gan¨®, pero perdi¨® la presidencia: su electorado menos nacionalista abandon¨® al PNV ¡ªun tercio no se declara nacionalista¡ª y la izquierda abertzale no concurri¨® por estar ilegalizada, lo que facilit¨® la llegada al Gobierno del socialista Patxi L¨®pez, a quien prest¨® sus votos el PP.
La pol¨ªtica de distensi¨®n en Euskadi la inici¨® L¨®pez. Urkullu la continu¨® al recuperar el Gobierno vasco en 2012, y desde 2016 gobern¨® con el PSE, que reivindica su contribuci¨®n a la moderaci¨®n nacionalista. Urkullu hab¨ªa aprendido del fracaso de Ibarretxe. ¡°Supimos leer que la sociedad vasca estaba harta de terrorismo y de confrontaci¨®n pol¨ªtica. Quer¨ªa tranquilidad y que nos preocup¨¢ramos de sus problemas¡±, se?alan en su entorno.
El decenio de Urkullu ha estado marcado, desde un principio, por las consecuencias del final del terrorismo etarra y el reto del proceso independentista en Catalu?a. En ambos retos marc¨® sus diferencias con la etapa de Ibarretxe.
En el primer escenario, el lehendakari dialog¨® con el Gobierno de Rajoy para afrontar el desarme de ETA, el giro en la pol¨ªtica penitenciaria sobre los presos etarras y el reconocimiento a las v¨ªctimas del terrorismo. Hizo autocr¨ªtica por el abandono al que las instituciones vascas hab¨ªan sometido a las v¨ªctimas, les prometi¨® paz con memoria y rompi¨® con las ambig¨¹edades peneuvistas al aclarar que el terrorismo etarra no tuvo justificaci¨®n pol¨ªtica.
La actitud de ¡°distancia cr¨ªtica¡± del t¨¢ndem Urkullu-Ortuzar ante el proceso soberanista catal¨¢n marc¨® igualmente esta etapa. ¡°No fue f¨¢cil mantener la distancia por nuestras relaciones hist¨®ricas con el nacionalismo catal¨¢n y por la presi¨®n de Gure Esku Dago [plataforma vasca, ¨¦mula de la Asamblea Nacional Catalana], animada por Bildu¡±, admiten fuentes pr¨®ximas a Urkullu. El lehendakari transmiti¨® a Artur Mas y a su sucesor, Carles Puigdemont, su negativa a implicarse en un proceso soberanista.¡°En un mundo globalizado, la independencia es pr¨¢cticamente imposible. Es un concepto del siglo XIX. Nuestro nacionalismo es solidario¡±, dijo Urkullu durante el proc¨¦s. Y Ortuzar: ¡°Un pa¨ªs no se declara independiente. Tienen que reconoc¨¦rtelo¡±. Urkullu no ha vuelto a ver a Puigdemont tras su huida a B¨¦lgica en 2017.
El punto de inflexi¨®n
La segunda etapa del decenio de Urkullu la marcan dos retos inesperados: la moci¨®n de censura de S¨¢nchez contra Rajoy, tras la condena judicial al PP por corrupci¨®n, y la pandemia.
El PNV acababa de apoyar por tercera vez los Presupuestos de Rajoy, de los que hab¨ªa obtenido notorias contrapartidas, y su voto hab¨ªa sido decisivo una vez m¨¢s. Respaldar, s¨®lo d¨ªas despu¨¦s, la censura de S¨¢nchez sonaba a deslealtad. Pero el PNV impuso su pragmatismo y apoy¨® la moci¨®n.
El cambio de gobierno mejor¨® el entendimiento con el Ejecutivo vasco, participado por el PSE, y agiliz¨® el acercamiento de presos a c¨¢rceles vascas: hoy, de los 170 presos etarras, el 92% cumple condena en c¨¢rceles vascas y navarras.
Tras fracasar el proc¨¦s catal¨¢n, Bildu, que intent¨® un ¡°segundo frente¡± en Euskadi, cambi¨® de estrategia y comprometi¨® al PNV en una propuesta de nuevo Estatuto, que recog¨ªa el ¡°derecho a decidir¡±. S¨¢nchez y el PSE lo rechazaron. Ese pacto PNV-Bildu apenas dur¨®: se rompi¨® cuando Urkullu y Ortuzar anunciaron que el nuevo Estatuto se pactar¨ªa con otros partidos y con el Gobierno central. La ponencia estatutaria est¨¢ aparcada en el Parlamento vasco desde diciembre de 2019. La pandemia y sus consecuencias socio-econ¨®micas han hecho que hasta Bildu meta en un caj¨®n sus reivindicaciones soberanistas.
En mayo de 2020, en v¨ªsperas de las elecciones auton¨®micas, s¨®lo se declaraba independentista el 14% de la poblaci¨®n vasca, frente al 67,5% que dec¨ªa ser autonomista, y la cuesti¨®n territorial ocupaba el octavo puesto entre los problemas ciudadanos, a 40 puntos de la sanidad y el paro, seg¨²n el Euskobar¨®metro. Esos comicios premiaron de nuevo al PNV que alardea de su estrategia: ¡°Supimos ver que Euskadi no quer¨ªa aventuras. Bildu prioriza ahora el bienestar de los vascos y la pol¨ªtica de pactos en Espa?a, como adelantamos nosotros. Es bueno que haga pol¨ªtica y se enmiende¡±, se?alan fuentes del PNV. El nacionalismo vasco se ha convertido hoy en las Cortes en adalid de los pactos por el bienestar.
El PNV es hoy uno de los pilares m¨¢s firmes del Gobierno de coalici¨®n PSOE-UP. No ve alternativa y lo apoyar¨¢ hasta finalizar la legislatura, pese a sus quejas sobre el cumplimiento de los pactos con S¨¢nchez, con quien mantiene una relaci¨®n preferente.
Un eventual acercamiento al PP est¨¢ encallado por el rechazo rotundo del PNV a Vox y a un hipot¨¦tico gobierno del que participe. ¡°Cero absoluto a quien venga con Vox¡±, avisa Ortuzar.
Diez a?os despu¨¦s de la llegada de Urkullu al cargo de lehendakari, el PNV no renuncia a su ideario soberanista, pero rechaza la v¨ªa unilateral: lo aprendi¨® del plan Ibarretxe y lo confirm¨® tras el fracaso del proc¨¦s catal¨¢n. ¡°Autogobierno es pacto¡±, zanja Urkullu.
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