C¨¢maras y pararrayos para proteger las iglesias de la Soria despoblada
Los expolios y el abandono rural llevan a Castilla y Le¨®n a reforzar la seguridad en el patrimonio de n¨²cleos peque?os
La ermita de B¨®os, un peque?o pueblo de Soria de tan solo 28 habitantes, seg¨²n datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), ha perdido la fe, dos capiteles y columnas rom¨¢nicas. Todo por una serie de robos. Desde hace d¨¦cadas, la despoblaci¨®n ha despojado de fieles la iglesia, mientras que el patrimonio se lo llevaron hace cuatro a?os unos ladrones que aprovecharon el olvido para sustraer lo poco que quedaba en el templo abandonado: su arquitectura y ornamenta. Esta escena se ha vuelto com¨²n en pueblos sorianos como Rioseco de Soria (110 habitantes) o Castril, donde ya no quedan vecinos. Los expolios y el temor a que estos contin¨²en han inducido a la Junta de Castilla y Le¨®n a impulsar medidas de seguridad y protecci¨®n extra, desde c¨¢maras de vigilancia a pararrayos, para que esos templos no se deterioren o, en el peor de los casos, sufran la delincuencia.
Uno de los principales problemas de estos santuarios pasa porque ni hay curas que los defiendan ni habitantes que los vigilen. El boose?o Argimiro Tejedor, de 75 a?os, habla con nostalgia de esa iglesia rom¨¢nica de la que ahora apenas quedan los muros entre un terreno de labranza. El camino hacia la puerta al menos se ha respetado, cosa que no ha hecho el follaje que crece entre esa vieja parroquia, que, cuando el soriano era joven, alojaba hasta a 100 personas en las fiestas de guardar.
¡°Hab¨ªa un campanillo que sonaba de maravilla y las campanas tambi¨¦n han desaparecido¡±, relata el hombre, que lamenta que el desierto demogr¨¢fico de la zona haya condenado a patrimonios como este, cuyas columnas est¨¢n ayudadas por un soporte que algunos lugare?os colocaron para que no se derrumbara. ¡°Se llevaron las piedras de la b¨®veda del arco¡±, a?ade Tejedor, que explica que las piezas de cierto valor se trasladaron a la iglesia del pueblo y la estructura rom¨¢nica qued¨® sola y sin visitantes, m¨¢s que los oportunistas, en lo alto de un otero.
Este episodio recuerda al vivido en Rioseco de Soria, donde en la ermita de La Mercadera alguien rob¨® unos dinteles, el arco de la entrada y hasta la cruz de un p¨®rtico del siglo XI. Se cree que los autores necesitaron dos d¨ªas, pero podr¨ªan haber empleado m¨¢s tiempo, ya que nadie acude al templo abandonado.
Tras estos sucesos, la Junta ha lanzado un proyecto piloto, financiado con casi un mill¨®n de euros con apoyo de fondos europeos de desarrollo rural, de conservaci¨®n preventiva y de seguridad patrimonial. El jefe del servicio territorial de Cultura en Soria, Carlos de la Casa, ha aclarado que van a actuar sobre 24 bienes de inter¨¦s cultural (BIC) de localidades de menos de 100 habitantes. Para ello, han tenido llegar a consensos con la Iglesia y los ayuntamientos, que deber¨¢n asumir el mantenimiento de los nuevos recursos. ¡°Incluye videovigilancia, protecciones contra incendios y rayos, monitorizaci¨®n ambiental o estructural, de tensi¨®n el¨¦ctrica¡¡±, enumera De la Casa, que achaca los ¡°atentados¡± padecidos a la falta de p¨¢rrocos y vecinos que vigilen o cuiden de los templos, muchos de ellos de gran valor hist¨®rico y art¨ªstico. El objetivo es que ¡°no vuelva a pasar lo de La Mercadera¡±, sentencia el jefe de servicio.
Los sucesos como estos a veces tienen final feliz. Hace unos d¨ªas que la Guardia Civil inform¨® de la recuperaci¨®n en Francia de dos coronas del siglo XVII robadas en la ermita de Nuestra Se?ora de Remedios en Noviercas (Soria, 150 habitantes) en 1974. Las valiosas piezas se vend¨ªan en una subasta de objetos hist¨®ricos, uno de los principales destinos de este legado hist¨®rico, que tambi¨¦n se llega a robar por encargo de quienes quieren tener en sus propiedades privadas estos restos.
Tambi¨¦n hubo suerte en Soria capital, en la iglesia de San Juan de Rabanera. All¨ª desapareci¨® hace unas semanas una talla de san Antonio que se hall¨® junto a otra iglesia cercana, como si los responsables hubiesen tenido cargo de conciencia. El templo permanec¨ªa cerrado hasta que, de repente, lleg¨® Nati Camino, quien prefiere no dar su edad tras conceder su nombre. La feligresa, que tiene una llave para poder abrir a los obreros que van a reparar una puerta, acude a deshora a la iglesia porque el p¨¢rroco no estaba disponible. ¡°?San Antonio es muy milagroso!¡±, exclama con alegr¨ªa, mientras ense?a la talla del siglo XVII que alguien rob¨® cuando el templo estaba abierto y sin nadie dentro. ¡°La gente lo quiere mucho, han sido dos semanas de mucho disgusto¡±, lamenta la mujer, que aprovecha la ocasi¨®n para reflexionar sobre la falta de moral en un mundo en el que se roban hasta las creencias.
Si quer¨¦is llevaros el pueblo entero, llev¨¢oslo. Llevadme a m¨ª tambi¨¦nUn vecino de Aguilera, Soria
Una de las 24 localidades que pronto dispondr¨¢ de recursos para proteger a sus iglesias de cualquier inclemencia es Aguilera, al suroeste de la provincia y de tan solo 16 habitantes, de acuerdo con el INE. Sobre ella se eleva el templo rom¨¢nico de San Mart¨ªn, con una hermosa galer¨ªa porticada y adornos elaborados con mimo y elegancia.
Esta maravilla escondida dentro de la Soria despoblada apenas tiene p¨²blico que rece en ella. Unos vecinos, que rechazan dar su nombre, miran con recelo a los visitantes mientras un hombre de 80 a?os carga le?a como si fuese un chaval porque se le ha estropeado la caldera y carece de agua caliente. ¡°Algo tengo o¨ªdo al cura, a don Lucas¡±, comenta al informarle de las ayudas para proteger este patrimonio de la amenaza de los ladrones. Al rato, abre los brazos y se?ala desesperado el sinf¨ªn de casas vac¨ªas o de tejados desplomados que abundan en el peque?o municipio. ¡°Si quer¨¦is llevaros el pueblo entero, llev¨¢oslo. Llevadme a m¨ª tambi¨¦n¡±, exclama antes de que atardezca y caiga la oscuridad sobre Aguilera.
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