Dos continentes, un estrecho y 1.168 kil¨®metros para volver a probar el cusc¨²s de la abuela Amina

Los viernes toca cusc¨²s en casa de la abuela Amina. Es una tradici¨®n familiar, de esas que ni se escriben ni se olvidan y que rememora su hijo Nourdin Benhamu al volante del coche familiar. El marroqu¨ª, de 48 a?os, su mujer Zaida y sus hijos Maysam y Moha han tardado 26 horas en recorrer los 1.106 kil¨®metros que separan su casa de Barcelona del puerto de Algeciras. Est¨¢n a punto de embarcarse en el ferry que les llevar¨¢ a reencontrarse con la matriarca en T¨¢nger. Ha pasado un a?o desde que la vieron por ¨²ltima vez y Benhamu, emocionado, solo anhela ¡°abrazarla¡±. Apenas le quedan ya unas pocas horas para eso ¡°y para comer cusc¨²s¡±, como bromea antes de arrancar el motor y de que su veh¨ªculo se pierda en el interior de la bodega del buque que les llevar¨¢ al feliz reencuentro.

Millones de historias como las de Benhamu y su familia jalonan una Operaci¨®n Paso del Estrecho que, este fin de semana, ha salvado su primer y tempranero pico de afluencia cr¨ªtico, uno de los retos de este a?o. El mayor movimiento de viajeros de Europa enfrenta la edici¨®n de este a?o con una previsi¨®n de crecimiento con respecto al verano de 2022, cuando pasaron 2.912.283 viajeros y 695.487 veh¨ªculos por los puertos de Algeciras, Tarifa (entre ambos concentran del 73.2% de pasajeros), M¨¢laga, Motril, Almer¨ªa, Alicante, Ceuta y Melilla. ¡°Y quiz¨¢s lleguemos a la cifra de 2019, nuestro a?o m¨¢ximo¡±, avanza Esther Mendoza, inspectora jefe del Puesto Fronterizo del puerto algecire?o, en referencia a los 3.340.000 transe¨²ntes que alcanz¨® la OPE en su ¨²ltima edici¨®n previa al par¨¦ntesis de la pandemia.

Abdu Karim ni ha esperado a recoger las notas de sus dos hijos, tan pronto terminaron el colegio en Barcelona, la familia arranc¨® el coche y puso rumbo al puerto de Algeciras. ¡°Lo ten¨ªamos todo preparado¡±, avanzaba el marroqu¨ª el mediod¨ªa de este pasado viernes, dispuesto a superar dos hitos personales: llegar a casa de sus padres antes de la celebraci¨®n de la Fiesta del cordero, que se festeja este pr¨®ximo 28 y 29 de junio, y evitar las aglomeraciones asociadas de este fin de semana, justo por ese motivo. No andaba desencaminado en las prisas. M¨¢s all¨¢ de las previsiones ¡ªmarcadas por festivos en Marruecos o fechas de vacaciones escolares en Europa¡ª, la frontera con Francia en Ir¨²n funciona como una suerte de canario en la mina en el Estrecho. ¡°Desde all¨ª nos avisan cuando los pases de veh¨ªculos por la frontera se vuelven m¨¢s densos, como justo est¨¢ ocurriendo ahora¡±, explica el capit¨¢n de la Guardia Civil Javier Holgado Vilches, jefe de la compa?¨ªa fiscal del puerto de Algeciras. Solo en la jornada del pasado s¨¢bado embarcaron 5.121 veh¨ªculos y 20.785 pasajeros, seg¨²n los ¨²ltimos datos difundidos por la Autoridad de la infraestructura.

El complejo engranaje de la OPE ¡ªen el que participan hasta seis ministerios y los puertos implicados, entre m¨²ltiples instituciones¡ª, al final, es ¡°un dispositivo tan rodado que se pule cada a?o en ciertos aspectos¡±, como apunta Mendoza, ¡°con el objetivo fundamental de agilizar al m¨¢ximo el paso¡±. En esta edici¨®n, 19.441 agentes en toda Espa?a participan del despliegue, un 21,4% m¨¢s respecto a 2022. Dividen su faena entre el control de los flujos de tr¨¢fico, la seguridad, la identificaci¨®n de pasajeros y la inspecci¨®n de equipajes. Aunque ninguno de los eslabones del proceso se le escapa la importancia de la atenci¨®n humanitaria a quienes se exponen a horas de viajes en coche y a esperas m¨¢s o menos largas en llanos que se equipan con espacios de sombra, puntos de atenci¨®n sociosanitaria e incluso espacios para rezar.

Este a?o, las cinco navieras y la Autoridad Portuaria de la Bah¨ªa de Algeciras ¡ªque este a?o tiene destinadas a un millar de personas en un operativo en el que invertir¨¢ dos millones de euros¡ª est¨¢n animando a los viajeros que compren los billetes de forma anticipada y que lleguen al puerto el mismo d¨ªa de su partida y no antes, para evitar esperas innecesarias. Eso se ha materializado en que, nada m¨¢s llegar a las bolsas de espera de preembarque para 7.000 plazas en Algeciras, a los coches se les coloque unas cartulinas de colores que les derivan a una zona u otra, en funci¨®n de la inminencia de la partida de su ferri. El sistema ha pasado su prueba de fuego en un fin de semana cr¨ªtico que ha transcurrido sin sobresaltos. Pese al temporal de viento de levante que complic¨® la navegaci¨®n en el Estrecho, el puerto algecire?o fue capaz de absorber los casi 300 coches a la hora que se registraron en la infraestructura durante la jornada del pasado s¨¢bado.

La volatina sobre el parabrisas de la furgoneta de Abdelhamid Waciri es de color salm¨®n, as¨ª que embarcaba el mismo viernes de su llegada desde Almer¨ªa. Viajaba con su mujer, su hermana y tres ni?os con una baca repleta de regalos para sus hermanas Zaida y As¨ªa, que les esperaban en T¨¢nger. Waciri, de 60 a?os, lleva 34 a?os residiendo en Espa?a y d¨¦cadas de idas y venidas por el Estrecho cada verano. ¡°Vamos a celebrar por todo lo alto la Fiesta del Cordero, a estar con ellas y llevarles cosas que les den alegr¨ªa a mis hermanas, hay que echarles un cable¡±, defiende el carnicero de profesi¨®n. Su historia no sorprende a Holgado, acostumbrado a relatos vitales no tan distintos a las que protagonizaban en el pasado los emigrantes espa?oles en Alemania: ¡°Son familias con un poder adquisitivo medio en sus lugares de residencia que pasan un a?o entero trabajando y ahorrando para que llegue este momento, para volver a estar un mes con su gente. All¨ª, ellos son los que ganan m¨¢s, los que llegan para ayudar a los suyos¡±.

Justo 30 d¨ªas ser¨¢ los que est¨¦ Nourdin Benhamu en casa de su madre Amina. ¡°Luego vuelvo porque se me acaban las vacaciones¡±, explica el tangerino, sobre su trabajo como t¨¦cnico de mantenimiento. En casa de la abuela se quedar¨¢n todo el verano su mujer y sus hijos Maysam y Moha, que excitados en los asientos de atr¨¢s, no paran quietos. ¡°Estamos con la familia y vamos a un mont¨®n de sitios¡±, exclamaba Maysam, nerviosa ya por llegar. En unas horas, a la ni?a le aguardaban sus ra¨ªces familiares, la conexi¨®n con sus ancestros y la cultura de sus padres. Todo tras un viaje entre dos continentes, un estrecho y 1.168 kil¨®metros para sentarse a la mesa de su abuela Amina a comer cusc¨²s.