La Monarqu¨ªa se reinventa con Leonor I
Media docena de historiadores advierten de los riesgos para la futura Reina: caer en la corrupci¨®n como su abuelo, inmiscuirse en pol¨ªtica o convertirse en objeto de refriega partidista
Cuando este martes la princesa de Asturias jure la Constituci¨®n en el Congreso, coincidiendo con su mayor¨ªa de edad, estar¨¢ a solo un paso de ser reina. En el momento en que falte su padre ¡ªpor abdicaci¨®n, incapacidad o fallecimiento¡ª se convertir¨¢ autom¨¢ticamente en jefa del Estado, sin el interregno de una regencia. La primog¨¦nita de los Reyes puede tardar meses o a?os en dar ese paso. O puede no darlo nunca. Pero representa ya el futuro de la Monarqu¨ªa, el rostro juvenil y femenino de una instituci¨®n secular que se reinventa para proyectarse a lo largo del siglo XXI. Si llega a ce?ir la Corona, ser¨¢ la primera reina de Espa?a en m¨¢s de 120 a?os y tambi¨¦n la primera vez que tres generaciones de Borbones se suceden pac¨ªficamente en el trono desde hace m¨¢s de dos siglos.
EL PA?S ha preguntado a siete de los m¨¢s prestigiosos expertos en historia contempor¨¢nea de Espa?a por el significado de este juramento, las fortalezas y debilidades de la Monarqu¨ªa, los riesgos a los que se enfrenta y si creen que Leonor de Borb¨®n Ortiz ser¨¢ alg¨²n d¨ªa Leonor I de Espa?a. Estas son sus reflexiones.
Para Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia, el del martes es un ¡°acto hist¨®rico, que simboliza la continuidad din¨¢stica y la lealtad constitucional¡±. Un acontecimiento que ¡°enlaza el pasado con el futuro, representa la continuidad y la renovaci¨®n¡±, en opini¨®n de Jordi Canal, profesor en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Par¨ªs.
Por eso, la ausencia de Juan Carlos I en la sesi¨®n solemne de las Cortes Generales ¡ªuna ausencia que Carmen Iglesias considera ¡°muy lamentable¡±¡ª resulta parad¨®jica: ni Felipe VI ni la princesa de Asturias estar¨ªan ah¨ª si no fuera por el rey em¨¦rito, pero ¨¦l no est¨¢ invitado, al contrario que en su d¨ªa el conde de Barcelona, abuelo del actual monarca, a quien se reserv¨® un lugar de honor en la jura del entonces Pr¨ªncipe de Asturias, el 30 de enero de 1986. ¡°La sucesi¨®n de Juan Carlos I fue traum¨¢tica¡±, explica Juli¨¢n Casanova, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Zaragoza. Y ese trauma a¨²n no superado ha llevado a la Casa del Rey a ¡°marcar distancias¡± con el pasado inmediato, en opini¨®n de Jos¨¦ ?lvarez Junco, catedr¨¢tico em¨¦rito de la Universidad Complutense de Madrid.
Espa?a no era mon¨¢rquica, seg¨²n los historiadores consultados, pero se hizo juancarlista despu¨¦s de que el entonces jefe del Estado ordenase a los tanques volver a sus cuarteles la noche del golpe del 23-F de 1981. ¡°Franco le leg¨® todos los poderes, pod¨ªa haber sido un rey absoluto y decidi¨® ser un monarca constitucional. Eso hay que agradec¨¦rselo. Luego su comportamiento personal empa?¨® su faceta p¨²blica¡±, dice ?lvarez Junco. ¡°El juancarlismo se deslegitim¨®. ?l mismo contribuy¨® a que desapareciera¡±, lamenta ?ngeles Egido, catedr¨¢tica de Historia Contempor¨¢nea de la UNED. ¡°Hubo una sacralizaci¨®n de la figura de Juan Carlos I y esa imagen se quebr¨®¡±, concluye Casanova.
Los esc¨¢ndalos sexuales y econ¨®micos del rey em¨¦rito minaron el prestigio de la Monarqu¨ªa, que toc¨® fondo a mediados de la pasada d¨¦cada. Pero los expertos coinciden en que la instituci¨®n ha superado en gran medida ese bache y Felipe VI, con su conducta, ¡°se ha ganado la confianza de los espa?oles¡±, en palabras de ?ngeles Egido.
Es dif¨ªcil saber en qu¨¦ medida ha recuperado la popularidad, pues el CIS, el principal instituto demosc¨®pico espa?ol, no pregunta desde 2015 sobre la Monarqu¨ªa o la Familia Real. Desde luego ¡°no hay un felipismo [por Felipe VI] al estilo del juancarlismo, pero [el Rey] tiene el aprecio de la sociedad espa?ola¡±, opina ?lvarez Junco. ¡°El reto de Felipe VI es relegitimar a la instituci¨®n como tal, no establecer una vinculaci¨®n afectiva de los espa?oles con su persona, como su padre, sino lograr que se hagan mon¨¢rquicos¡±, apunta Javier Moreno Luz¨®n, catedr¨¢tico de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Pol¨ªticos en la Universidad Complutense de Madrid. ¡°La Monarqu¨ªa espa?ola no tiene la popularidad de la brit¨¢nica, no es una se?a de identidad del pa¨ªs, est¨¢ ah¨ª y cumple su papel, pero en el momento en que cometa uno o dos errores de gravedad, se puede tambalear. No se lo puede permitir¡±, advierte ?lvarez Junco.
Saber adaptarse
Las monarqu¨ªas que no supieron adaptarse al r¨¦gimen parlamentario cayeron en el siglo XX (Portugal, Alemania, Italia, Grecia y un largo etc¨¦tera). Tambi¨¦n la espa?ola cay¨® pero, y eso es un caso excepcional, volvi¨® y ha tenido ¡°una segunda oportunidad¡±, en palabras de Egido.
¡°La Monarqu¨ªa no se restaur¨®. Se instaur¨® por el r¨¦gimen franquista¡±, explica esta historiadora. Franco design¨® heredero a Juan Carlos, salt¨¢ndose al rey leg¨ªtimo, el conde de Barcelona. Solo cuando, muerto el dictador, Juan de Borb¨®n renunci¨® a sus derechos din¨¢sticos, confluyeron en su hijo la legitimidad mon¨¢rquica con el poder de facto.
Con tan oscuros precedentes, la legitimidad de la Monarqu¨ªa no es tanto de origen como de ejercicio. Se acepta en la medida en que resulta ¨²til para la sociedad; lo que quiere decir ser rentable en la relaci¨®n coste-beneficio. ¡°El dilema [Monarqu¨ªa o Rep¨²blica] no se plantea ya en t¨¦rminos esencialistas sino utilitarios¡±, seg¨²n ?lvarez Junco
La Monarqu¨ªa no es una instituci¨®n democr¨¢tica y no se somete al veredicto de las urnas. Pero eso no significa que sea ajena al juicio de los ciudadanos. Al contrario. ¡°Todos [los servidores p¨²blicos] tienen que ganarse su puesto con su conducta y m¨¢s a¨²n el Monarca¡±, avisa Egido. ¡°Felipe VI ha aprendido la lecci¨®n de que la Monarqu¨ªa hay que regarla cada d¨ªa, porque la opini¨®n p¨²blica se le puede volver en contra¡±, a?ade Canal.
No se sabe si el camino que recorrer¨¢ Leonor de Borb¨®n desde su juramento hasta el trono ser¨¢ largo o corto, o si llegar¨¢ siquiera a culminarlo, pero s¨ª que estar¨¢ lleno de trampas. Ante la pregunta de si la princesa de Asturias ser¨¢ reina, Casanova avisa: ¡°No soy adivino, pero el tr¨¢nsito no va a ser f¨¢cil. Si la instituci¨®n da un paso en falso puede haber problemas¡±.
Los mayores riesgos para la instituci¨®n ser¨ªan dos: volver a incurrir en conductas inmorales como las de Juan Carlos I, sobre todo las econ¨®micas, apart¨¢ndose de la l¨ªnea de austeridad y ejemplaridad prometida por Felipe VI; e implicarse en la lucha partidista. Javier Moreno, bi¨®grafo de Alfonso XIII, recuerda que abandonar su papel de ¨¢rbitro para abanderar uno de los bandos fue el gran error que acab¨® costando el trono al tatarabuelo de Leonor de Borb¨®n.
Aunque parezcan dilemas del siglo pasado, el proceso de investidura ha dejado al descubierto las fuertes presiones de un sector de la derecha para que Felipe VI dejase transcurrir los dos meses de plazo tras el fracaso de Feij¨®o sin designar como candidato a Pedro S¨¢nchez y forzar as¨ª una repetici¨®n electoral. ¡°Hay mucha gente que reclama la intervenci¨®n del Rey m¨¢s all¨¢ de sus atribuciones constitucionales. Y hacen un flaco favor a la instituci¨®n quienes, declar¨¢ndose mon¨¢rquicos, tiran piedras contra su propio tejado¡±, se?ala Moreno. ¡°Si la Monarqu¨ªa quiere ser un s¨ªmbolo de uni¨®n, tiene que mantenerse alejada del avispero pol¨ªtico¡±, a?ade.
En la jura de la Princesa no solo estar¨¢ ausente el rey em¨¦rito, sino tambi¨¦n los presidentes de Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco, as¨ª como los parlamentarios de los grupos nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, adem¨¢s de la mayor¨ªa de los de Sumar. Al juramento de Felipe VI, hace casi 38 a?os, acudieron, en cambio, el lehendakari Jos¨¦ Antonio Ardanza y el president Jordi Pujol, que manten¨ªa con Juan Carlos I una relaci¨®n casi de complicidad.
Aunque estos desplantes se han hecho habituales, Carmen Iglesias los considera una ¡°profunda descortes¨ªa¡± y un ¡°insulto a todos los espa?oles¡±, que ilustra el divorcio de parte de la sociedad catalana y vasca con la Corona. Un problema que ¡°no se va a solucionar de la noche a la ma?ana¡±, seg¨²n Moreno; y se agrava porque el ¡°antagonismo¡± con el Monarca se ha convertido en bandera de los partidos independentistas tras el discurso real del 3 de octubre de 2017 que abri¨® la puerta a la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n, agrega Canal.
Perdido el apoyo de los nacionalistas perif¨¦ricos, el respaldo del PSOE es ¡°esencial¡± para la instituci¨®n. Sin los socialistas, la Monarqu¨ªa se quedar¨ªa coja, solo sostenida por las fuerzas de la derecha ¡ªPP, Vox y UPN¡ª y a medio plazo resultar¨ªa inviable. ¡°Para que la instituci¨®n tenga futuro no puede identificarse con la derecha ni con la izquierda¡±, explica este ¨²ltimo historiador.
Si el Partido Socialista apostara por la Rep¨²blica, la situaci¨®n ser¨ªa similar a la que se produjo en Catalu?a con el vuelco de Converg¨¨ncia desde el autonomismo al independentismo, que dispar¨® la cuota electoral de este ¨²ltimo hasta casi el 50% del electorado.
A Mercedes Cabrera, que fue ministra de Educaci¨®n de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, no le cabe en la cabeza que el PSOE pueda dar ese giro. Pero alerta del riesgo de que los partidos conviertan la Corona en objeto de refriega pol¨ªtica y ¡°alguno se empe?a en apropi¨¢rsela, igual que han hecho con los s¨ªmbolos de Espa?a, como la bandera o el himno¡±.
La mayor¨ªa de los socialistas, incluso alguno que tendr¨¢ un papel relevante en los actos del martes, se confiesan republicanos, pero consideran, como Cabrera, que este no es un asunto prioritario ni que preocupe ahora a los espa?oles. Si en medio de una fuerte polarizaci¨®n pol¨ªtica se abriese el mel¨®n del dilema Monarqu¨ªa-Rep¨²blica, se entrar¨ªa en una espiral ¡°de muy dif¨ªcil soluci¨®n¡±, advierte Moreno.
M¨¢s all¨¢ de los esc¨¢ndalos del rey em¨¦rito, la Monarqu¨ªa exhibe en su hoja de servicios a Espa?a haber facilitado casi medio siglo de democracia, estabilidad y prosperidad econ¨®mica, alega este historiador. Est¨¢ por ver durante cu¨¢nto tiempo le valdr¨¢ ese cr¨¦dito a Leonor de Borb¨®n, que a¨²n es una p¨¢gina en blanco.
El hecho de que sea una mujer resulta ¡°providencial¡± para la instituci¨®n, seg¨²n Egido, y un factor ¡°muy positivo, aunque no buscado¡±, en palabras de Iglesias, pues sintoniza con un tiempo en el que las mujeres est¨¢n asumiendo cada vez m¨¢s responsabilidades y ¡°refuerza su presencia en puestos de poder¡±, a?ade Cabrera. Su juventud, apunta Moreno, puede ayudar a la Corona a conectar con un sector de la poblaci¨®n en el que hasta ahora despierta ¡°una simpat¨ªa bastante baja¡±.
Pese a que la mayor¨ªa de los historiadores cree que, si no hay accidentes en el camino, Leonor de Borb¨®n ser¨¢ un d¨ªa Reina, se muestran muy cautos ante la pregunta de si eso significar¨¢ la definitiva consolidaci¨®n de la Monarqu¨ªa. ¡°El t¨¦rmino definitivo en historia yo no lo utilizar¨ªa nunca¡±, concluye ?lvarez Junco.
Martes 31, agenda para una jornada real
11.00 La Princesa de Asturias, Leonor de Borbón, jura la Constitución ante las Cortes Generales. Le toma juramento la presidenta del Congreso, Francina Armengol, quien pronuncia un discurso. Asisten los reyes Felipe VI y Letizia y la infanta Sofía.
13.30 El presidente del Gobierno en funciones impone a la Princesa de Asturias el collar de Carlos III en el Palacio Real. Discursos del presidente Pedro Sánchez y de la Princesa de Asturias. Asisten los reyes Felipe y Letizia y la infanta Sofía.
14.00 Almuerzo con los titulares de las altas instituciones del Estado en el Palacio Real. Discurso del Rey. Asisten la reina Letizia, la Princesa de Asturias y la infanta Sofía.
Tarde-noche. Cena privada en El Pardo con motivo del 18º cumpleaños de Leonor de Borbón. Están invitados los Reyes, su hermana Sofía, los reyes eméritos, Juan Carlos I y Sofía; las hermanas de Felipe VI, Elena y Cristina, y los hijos de estas; así como la familia de la reina Letizia.
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