El norte de Granada es la milla de oro de las plantaciones de marihuana y los enganches ilegales
Endesa cifra en 847 millones el coste del fraude por plantaciones de mar¨ªa en Espa?a en 2022, p¨¦rdida que las distribuidoras compensan en las facturas de empresas y ciudadanos
La zona norte de Granada es la milla de oro de los enganches ilegales para plantaciones de marihuana. En Granada capital, Endesa tiene 1.125 transformadores y de ellos, el top ten del fraude, lo conforman 18 situados en la zona norte, un distrito compuesto por los barrios de Almanj¨¢yar, Cartuja, Campo Verde, Joaqu¨ªna Eguaras, Rey Badys, Caser¨ªa de Montijo, La Paz y Nueva Granada. Esos 18 centros de transformaci¨®n, explica la empresa, acumulan el 97% de las incidencias de la red el¨¦ctrica de toda la ciudad. Incidencias que pueden ser cortes de luz o, en su caso extremo, incendios de la instalaci¨®n derivada de una sobrecarga excesiva. Endesa cifra en 847 millones el coste del fraude por plantaciones de marihuana en Espa?a en 2022.
¡°Regularizaci¨®n y otros conceptos¡± es una de las l¨ªneas que aparecen en las facturas de la luz. Por lo general, apenas unos euros que no llaman la atenci¨®n, comparadas con el resto de cantidades mucho mayores que aparecen en esas facturas. Esos otros conceptos son un caj¨®n de sastre de costes imposibles de identificar¡ o casi, porque al menos uno de esos conceptos ya tiene nombre: es el fraude el¨¦ctrico. Bajo ese ep¨ªgrafe se esconde la compensaci¨®n a las comercializadoras de electricidad por el robo de electricidad que cometen usuarios dom¨¦sticos, empresas y, cada vez m¨¢s, las plantaciones de marihuana indoor. El hurto ¨C¡±p¨¦rdidas no t¨¦cnicas¡± en el sistema el¨¦ctrico espa?ol en el argot empresarial¨C en apartado del cultivo de marihuana lo ha valorado Endesa, a precio de la electricidad del momento, en 847 millones de euros en 2022. Este fraude representa ya el 27% del total de la corriente robada, porci¨®n de una tarta que se completa con otros dos pedazos, el del 40% de fraude dom¨¦stico y el del 33% industrial. Venga de donde venga, el fraude el¨¦ctrico es gratis para el infractor porque se lo pagan quienes tienen contrato en vigor. Es un robo cuya compensaci¨®n se ha socializado entre quienes no roban.
La defraudaci¨®n el¨¦ctrica, por otro lado, tiene tambi¨¦n sus entornos campeones, sus millas de oro. La zona norte de Granada es uno de ellos desde hace a?os. Un informe actualizado al mes de septiembre de Endesa cifra en un 56% los suministros sin contrato, los enganches ilegales. De 4.875 suministros que la compa?¨ªa ha detectado, algo m¨¢s de 2.100 son legales. El resto, alrededor de 2.750, jam¨¢s recibir¨¢n la factura porque son enganches que roban corriente.
El problema del cultivo en interior de marihuana surgi¨® en Granada hace algo m¨¢s de una d¨¦cada. En aquel momento, en plena crisis econ¨®mica de 2008, las administraciones dejaron pasar la situaci¨®n porque proporcionaba sustento a familias desfavorecidas y, por tanto, generaba una cierta paz social. Con el tiempo, aquellos cultivos aislados trajeron consigo un problema mayor: aparecieron mafias y clanes que quisieron hacerse con m¨¢s y m¨¢s viviendas ¨Cque se compran y venden en el barrio al margen de la ley¨C y que incrementaban la superficie de cultivo hasta el infinito, a veces, convirtiendo edificios completos en naves de producci¨®n de mar¨ªa. Un ejemplo es el conocido en la ciudad como Hotel Luz, un edificio que nunca fue hotel ni brill¨® jam¨¢s. De sus casi 40 viviendas, apenas una ten¨ªa contrato y cuatro estaban habitadas por personas mayores. El resto, m¨¢s de 30 pisos, era una secuencia de viviendas-huerto con luz, pero sin contrato que la polic¨ªa desmantel¨® hace unos a?os. Y donde tiene que volver recurrentemente.
La Fiscal¨ªa de Andaluc¨ªa explica en su memoria de 2022 que existen hasta 16 clanes familiares dedicados al cultivo de esta droga en la zona Norte, ¡°donde disfrutan de su espacio de confort, ejerciendo la intimidaci¨®n sobre los vecinos para extender su territorio y ocultar su actividad, con un control absoluto de los movimientos policiales y defensa frente a otras organizaciones¡±. En definitiva, un entorno autogestionado.
Juan Antonio S¨¢nchez, responsable de eDistribuci¨®n, la filial de redes de Endesa, explica que es casi imposible detectar los enganches ilegales y m¨¢s dif¨ªcil a¨²n clausurarlos. Eso no significa que no se detecte el fraude. La diferencia entre la potencia de electricidad que circula por los 18 transformadores que dan servicio a esta zona y la que realmente miden los contadores de las viviendas con contrato es hasta un 1.000 por ciento mayor, seg¨²n Endesa. Por cada kilovatio pagado en el barrio, otros 10 viajan sin contrato. S¨¢nchez cuenta que los clanes hacen esas conexiones il¨ªcitas desde los bajos de los edificios y en el interior, tirando paredes ¡°y si hace falta muros maestros¡± si es necesario. Con esas excavaciones buscan la entrada de los cables de suministro al edificio y ah¨ª los conectan y comienza el robo del fluido. Eso provoca un problema no solo de coste econ¨®mico para los dem¨¢s, sino de seguridad para el propio edificio. Problema, adem¨¢s del propio fraude, es de seguridad. Enganchan varias viviendas, con una demanda de potencia muy superior a la capacidad que, por su secci¨®n, tienen los cables. Endesa se apoya en sendos estudios de la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a para considerar que un invernadero de interior demanda una potencia equivalente a 77 viviendas de unos 100 metros cuadrados. Frente a los casi 3.500 kilovatios por a?o que consume una vivienda de esa superficie, un cultivo ilegal a cubierto en el mismo espacio consume m¨¢s de un cuarto de mill¨®n de kilovatios en un a?o.
A pesar de que los centros de transformaci¨®n en la zona Norte, explica la empresa, est¨¢n sobredimensionados en hasta 3 veces la potencia necesaria a la vista de los suministros legales, los cortes de suministro y las incidencias son una constante en la zona como consecuencia de los enganches il¨ªcitos y de la manipulaci¨®n en las casetas de transformaci¨®n. El responsable de eDistribuci¨®n cuenta un caso ocurrido en julio pasado en uno de esos 18 centros de transformaci¨®n. ¡°Estos cuentan con unos fusibles que, cuando se alcanza un nivel de consumo determinado que pone en peligro la infraestructura, salta para evitar incendios o problemas similares. Pero alguien manipul¨® los fusibles para que aguantaran tres veces m¨¢s y as¨ª aguantaran m¨¢s sin saltar. Los fusibles aguantaron, pero no otros elementos y se prendi¨® fuego. No ocurri¨® una desgracia de milagro¡±, comenta, ¡°pero cualquier d¨ªa va a pasar algo malo¡±.
Y lo que empez¨® en la zona Norte de Granada se ha ido extendiendo a otros lugares. S¨¢nchez recuenta problemas similares ya en Almer¨ªa, C¨¢diz o Catalu?a. Y dentro de la provincia, el recuento de pueblos con saqueo el¨¦ctrico es extenso: el 35% de los suministros el¨¦ctricos de Pinos son ilegales, el 47% en Iznalloz, el 25% en Atarfe.
R¨¢pida recuperaci¨®n
Las mafias del cultivo de marihuana tienen f¨¢cil capacidad de recuperaci¨®n. En Endesa recuerdan el caso de una intervenci¨®n policial a las 7 de la ma?ana en un edificio en el que 28 enganches ilegales llevaron al centro de transformaci¨®n a su l¨ªmite, a 200 kilovatios. A las 12 de la ma?ana, los t¨¦cnicos hab¨ªan desconectado todos los suministros y la demanda energ¨¦tica cay¨® a cero. Poco despu¨¦s, agentes y electricistas volvieron a sus casas. A las tres de la tarde, la nueva remesa de cultivo estaba ya en marcha a juzgar por los 150 kilovatios que marcaban los contadores de la empresa. Los agentes volvieron a la ma?ana siguiente y encontraron 18 cultivos de marihuana en marcha que consum¨ªan, de nuevo, 200 kilovatios.
Soluciones legales
Endesa le ha dado vueltas al problema y solo ve una soluci¨®n al fraude el¨¦ctrico: reformar el c¨®digo penal. Juan Antonio S¨¢nchez explica que han hecho un an¨¢lisis comparativo de c¨®mo est¨¢ esa figura en los c¨®digos penales de pa¨ªses vecinos (Francia, Italia, Portugal y Alemania) y en todos ellos, cuenta, ¡°hay penas de prisi¨®n, mientras que en Espa?a es de tres a 12 meses de multa. Esto en Espa?a es un delito leve que se solventa la mayor¨ªa de las veces con una multa de 1.200 euros, por lo que les sale rentable a los cultivadores y defraudadores. Si se modifica la ley y se penara con c¨¢rcel m¨¢s de uno se lo pensaba¡±. En Francia, por ejemplo, la pena es de tres a?os de prisi¨®n y 45.000 euros de multa, en Italia de 1 a seis a?os de prisi¨®n y en Alemania hasta cinco a?os de prisi¨®n.
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