El misterio subterr¨¢neo entre los 13 kil¨®metros de cavidades del Pozo Azul
Un lago de Burgos, con decenas de kil¨®metros entre cuevas, atrae a espele¨®logos internacionales
Qu¨¦ fr¨ªa est¨¢ el agua. Da igual la ¨¦poca del a?o: meter la pezu?a en el Pozo Azul de Covanera (Burgos, 20 habitantes) supone que enseguida los deditos se queden blancos. Por eso para sumergirse de verdad en esas cristalinas aguas hace falta un buen equipo de buceo si se pretende pasar m¨¢s de dos minutos de chapoteo. La superficie apenas consta de unos metros de largo y de ancho pero la gracia de este lugar se encuentra bajo tierra: bajo esa primera capa de agua se abre una indescifrable selva de cavidades, misterio irrenunciable para los m¨¢s conocidos espele¨®logos y aventureros del mundo. Las exploraciones han permitido recorrer m¨¢s de 13 kil¨®metros de t¨²neles en expediciones de m¨¢s de una semana de duraci¨®n. El pozo, no apto para meros aficionados, genera un inter¨¦s internacional en busca de las respuestas a¨²n negadas por las cavernas inundadas.
La boca de los secretos se encuentra a unos minutos de Covanera, una coqueta localidad contigua al r¨ªo Rudr¨®n en el norte de Burgos. El atractivo de Orbaneja del Castillo, Sedano o los d¨®lmenes del entorno han puesto en el mapa unos rincones glosados por las obras de Miguel Delibes y donde las inmersiones han tomado protagonismo gracias a los enigmas de la cavidad. Quienes llamaban loco a Carlos Pino cuando se empe?¨® en crear un club de buceo en Burgos no imaginaban la locura subterr¨¢nea que esconde el Pozo Azul. Este burgal¨¦s, de 61 a?os y 37 entre neoprenos y bombonas, sigue asombr¨¢ndose cuando los m¨¢s expertos buceadores desentra?an secretos de cavidades ignotas. ¡°Lo m¨¢s caracter¨ªstico es su longitud, son unos 14 kil¨®metros de t¨²neles¡±, explica, con frecuentes cambios de nivel, profundidades de hasta 70 metros y ¨¢reas no inundadas donde los especialistas asientan sus campamentos cuando se adentran en la oscuridad durante d¨ªas.
Estas inmersiones las dejan para los expertos, pues ellos prefieren guiarse por la prudencia y limitarse a una zona m¨¢s manejable. ¡°Hemos puesto un cartel a unos 50 metros de profundidad pidiendo no avanzar m¨¢s porque la gente no est¨¢ preparada, los especialistas en buceo t¨¦cnico hacen mucho m¨¢s pero nosotros damos pase¨ªtos, hacemos pr¨¢cticas, pero somos m¨¢s aficionados que exploradores¡±, destaca Pino, encantado por el bel¨¦n submarino que colocan all¨ª cada Navidad. Hace unos a?os un joven muri¨® entre esas cavidades tras adentrarse con tres colegas. Los cuatro iban ¡°con un equipo de buceo aut¨®nomo deportivo, normal, como de playa¡±. El grupo arm¨® ¡°una polvareda de tres pares¡± y, tras desorientarse, uno se desnort¨®. Los rescatadores tardaron tres d¨ªas en hallarlo: se encontraba en lo alto de una cueva inundada. Los buzos pasaban por debajo y solo al mirar hacia arriba lo vieron.
Las grutas atraen a espele¨®logos aficionados de toda Espa?a. La mayor¨ªa son responsables, pero siempre hay alg¨²n incauto a quien le dicen: ¡°Chico, ?d¨®nde vas con ese equipo?, os vais a matar¡±. ¡°Van los que saben, pero la curiosidad mat¨® al gato¡±, reflexiona Pino. Sus compa?eros, cuando se topan con alguien poco preparado, se sumergen con ¨¦l para evitar sustos. El burgal¨¦s insiste en la precauci¨®n para que no suceda como en una cueva de Soria, donde varias muertes y percances han obligado a la Junta de Castilla y Le¨®n a poner c¨¢maras y exigir permisos para adentrarse.
Las intentonas aficionadas, mejor excusa imposible para justificar sus quedadas para comer despu¨¦s de sumergirse, se quedan en ni?er¨ªas en comparaci¨®n con el despliegue de los grandes aventureros atra¨ªdos por el Pozo Azul, denominado as¨ª por los juegos crom¨¢ticos del lugar y sus rocas. Hay momentos donde all¨ª hay casi m¨¢s personas que el censo de Covanera, como cuando el equipo del ingl¨¦s Jason Mallinson anda cerca. Este aventurero y experto espele¨®logo y submarinista salt¨® a la fama cuando en 2018 rescat¨® a 12 ni?os y un adulto de una caverna de Tailandia donde quedaron atrapados. El episodio dio prestigio general a una instituci¨®n en el buceo y el descubrimiento de galer¨ªas subterr¨¢neas como las burgalesas. ¡°No recuerdo exactamente cu¨¢ntas veces he bajado al pozo, unas 20 desde 2001¡å, estima Mallinson, atra¨ªdo por una ¡°longitud¡± que ¨¦l ha contribuido a aproximar. En sus primeras andaduras pasaba solo unas horas pero, tras ir descubriendo m¨¢s parajes, en la ¨²ltima expedici¨®n ¨¦l y sus compa?eros invirtieron m¨¢s de una semana nadando y reptando. Con ellos llevaban una especie de torpedo para avanzar cuando el espacio lo permit¨ªa, ropa de repuesto, sacos de dormir, avituallamiento y fuentes de calor contra la hipotermia. El brit¨¢nico ha sufrido los rudimentos del pozo y, pese a ello, sigue planificando m¨¢s visitas. Hace unos a?os tuvo un problema con los sistemas de gas y oxigenaci¨®n y anduvo cerca de quedarse sin aire, pero estas experiencias lo alimentan: ¡°Es un viaje duro y me pienso si volver, pero intento entender qu¨¦ ha pasado y si lo puedo solucionar¡±.
La aventura supone enfrentarse al fr¨ªo, a lo desconocido y a rocas afiladas capaces de da?ar sus trajes y complicarlo todo. Covanera atrae irremediablemente a Mallison, ansioso por encontrar el final de tanto t¨²nel. De momento ha constatado los 11 kil¨®metros confirmados del Pozo Azul, si bien los capilares m¨¢s estrechos y las intrincadas v¨ªas invitan a pensar en mucha m¨¢s distancia. Para ello necesitar¨¢n paciencia y ¡°avanzar muy despacio para evitar riesgos¡±. Para 2024, o 2025 si el calendario lo impide antes, planean nuevas inmersiones. Es curioso pensar que quiz¨¢ alg¨²n senderista o mero paseante tiene bajo sus pies, a decenas de metros, a un equipo de espele¨®logos empe?ados en hacer historia.
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