Balanzas fiscales, otra vez

En Espa?a llevamos 20 a?os hablando de forma recurrente sobre balanzas territoriales. Nos hemos convertido ya en campeones mundiales en c¨¢lculos y aportaciones metodol¨®gicas. Para que el lector no especialista comprenda mejor el alcance e inter¨¦s del nuevo episodio al que parece que vamos a asistir, conviene incidir en algunas ideas.

La primera es que las balanzas fiscales son una estimaci¨®n que requiere partir de hip¨®tesis que admiten m¨¢rgenes en su concreci¨®n, lo que influye en los resultados finales. No es como mirar un term¨®metro o calcular la cantidad de agua acumulada en un embalse. La existencia de un consenso metodol¨®gico previo es la ¨²nica manera de evitar el baile y la confrontaci¨®n de cifras aparentemente calculadas de forma objetiva.

Segundo, en todos los pa¨ªses del mundo hay regiones con balanzas fiscales positivas, que reciben m¨¢s de lo que aportan, y negativas, que aportan m¨¢s de lo que reciben. Exactamente igual que usted o yo no tenemos residuos fiscales nulos: dependiendo de su nivel de renta y de la demanda efectiva que hace de los servicios p¨²blicos su residuo ser¨¢ mayor o menor. Son las reglas del juego redistributivo de las sociedades democr¨¢ticas que tanto nos ha costado construir.

Si la existencia de saldos negativos y positivos es inevitable, las preguntas relevantes son si existen agravios comparativos dentro de Espa?a y c¨®mo nos situamos respecto a los pa¨ªses de nuestro entorno. La respuesta a la primera pregunta es que, en general, las estimaciones muestran que Pa¨ªs Vasco, Navarra y Canarias disfrutan de un saldo fiscal sustancialmente m¨¢s favorable de lo que cabr¨ªa aguardar teniendo en cuenta su renta per c¨¢pita regional. Lo contrario ocurre en la Comunidad Valenciana y Murcia. Catalu?a y la Comunidad de Madrid se sit¨²an muy cerca de donde cabr¨ªa aguardar. Sobre la segunda cuesti¨®n, Espa?a no figura entre los pa¨ªses de la UE que despliegan una mayor redistribuci¨®n interregional de la renta: la evidencia emp¨ªrica disponible muestra que en Espa?a el efecto redistributivo interregional es muy inferior al que se constata en Dinamarca, Suecia, Pa¨ªses Bajos o Alemania.

Cuarta y ¨²ltima idea: las balanzas fiscales s¨ª tienen que ver con el sistema de financiaci¨®n auton¨®mica. Las posiciones tan favorables de Pa¨ªs Vasco y Navarra son, sobre todo, resultado de la aplicaci¨®n del sistema foral. Y la mala posici¨®n de Murcia y la Comunidad Valenciana son explicadas en buena medida por la infrafinanciaci¨®n derivada de la deficiente aplicaci¨®n del sistema de r¨¦gimen com¨²n.

Entiendo que una parte de las fuerzas pol¨ªticas de Catalu?a presione por alcanzar un status similar al de las comunidades forales. Pero si uno defiende la eliminaci¨®n de agravios comparativos, converger con los pa¨ªses m¨¢s avanzados de la Uni¨®n Europea y profundizar en la cohesi¨®n social, lo que toca son otras cosas. En particular: replantearse los importes del cupo vasco y la aportaci¨®n navarra, resolver los problemas de infrafinanciaci¨®n en el r¨¦gimen com¨²n y repensar el r¨¦gimen especial canario.