El Gobierno se afana por calmar el ruido tras el amago de dimisi¨®n de S¨¢nchez
El PP, que no ha condenado los se?alamientos de Miguel ?ngel Rodr¨ªguez a informadores, se arroga la bandera de defensor del periodismo y la libertad de expresi¨®n
Cualquier d¨ªa es bueno para seguir alimentando el concurso de hip¨¦rboles que tan a menudo se representa en las Cortes espa?olas. Un martes de principios de mayo en el Senado, por ejemplo, con el tibio calor primaveral envolviendo la primera sesi¨®n de control al Gobierno despu¨¦s de los cinco d¨ªas de meditaci¨®n pol¨ªtico-existencial de Pedro S¨¢nchez, llega la portavoz del PP, Alicia Garc¨ªa, y denuncia que el Ejecutivo est¨¢ hundiendo Espa?a en la ¡°depravaci¨®n democr¨¢tica¡±:
-?En qu¨¦ pa¨ªs serio un presidente se apropia de la democracia, del poder judicial y hasta de la opini¨®n libre de los ciudadanos?
En defensa de S¨¢nchez, ausente de la sesi¨®n, sale presta la vicepresidenta primera, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, para negar que el amago de dimisi¨®n en diferido haya da?ado la imagen internacional del l¨ªder socialista:
-El presidente del Gobierno es el mejor embajador que ha tenido nunca Espa?a.
Y en las filas de unos y otros suenan v¨ªtores y aplausos.
El Congreso lleva dos semanas pr¨¢cticamente paralizado en cumplimiento de la vieja costumbre de interrumpir sus actividades principales cuando se desarrolla una campa?a electoral. Pero en el Senado la mayor¨ªa popular trabaja sin descanso para preservar la esencia de la democracia -o eso es lo que defienden Alberto N¨²?ez Feij¨®o y los suyos- y all¨ª nada se interrumpe por mucho que los partidos anden en plena refriega electoral en Catalu?a. Este martes, pues, tocaba sesi¨®n de control, el primer choque parlamentario entre Gobierno y oposici¨®n despu¨¦s del retiro introspectivo de S¨¢nchez, aunque en ausencia de este.
El PP pint¨® el habitual cuadro terror¨ªfico para definir al Gobierno: ¡°deriva totalitaria¡±, ¡°cruzada contra los derechos y libertades¡±, ¡°nos encaminan a Venezuela¡±, ¡°cenagal de corrupci¨®n¡±¡ Todo eso combinado con chascarrillos sobre la carta a los espa?oles en la que S¨¢nchez se declaraba enamorado de su esposa. ¡°Farsa de amor¡±, lo calific¨® Alicia Garc¨ªa. ¡°Gal¨¢n enamorado dentro de una ¨®pera bufa¡±, acrecent¨® su compa?ero Miguel ?ngel de la Rosa.
Los representantes del Gobierno parecieron empe?ados en demostrar su voluntad de frenar la ¡°m¨¢quina del fango¡±, sintagma que ya se ha hecho omnipresente en el discurso del Ejecutivo. Montero y la ministra portavoz, Pilar Alegr¨ªa, concentraron sus esfuerzos dial¨¦cticos en reconvenir al PP por su actitud, lejos de los intercambios de gruesas acusaciones que se hab¨ªan o¨ªdo las ¨²ltimas semanas en el Congreso. ¡°Reconozcan la legitimidad de las urnas¡±, emplaz¨® Montero a los populares. ¡°Est¨¢n haciendo un terrible da?o a la democracia¡±. ¡°Abandonen de una vez la pol¨ªtica de la destrucci¨®n y del bulo¡±, insisti¨® Alegr¨ªa.
Incluso el siempre locuaz ?scar Puente compareci¨® m¨¢s refrenado que de costumbre. Pero el ministro de Transportes no pudo resistir la tentaci¨®n cuando el senador Juan Jos¨¦ Sanz Vitorio lo acus¨® de aceptar la invitaci¨®n al yate de un empresario al que hab¨ªa adjudicado contratos cuando era alcalde de Valladolid. ¡°Hace falta tener cuajo para hablar ustedes de yates. Yo a donde no me subir¨ªa nunca ser¨ªa al yate de un nacrotraficante¡±, replic¨® el socialista.
En un tono muy diferente al resto de intervinientes del PP, Sanz Vitorio, viejo conocido de Puente en Castilla y Le¨®n, se entreg¨® a la iron¨ªa para recordar diversas pol¨¦micas del ministro hasta acabar en la ¨²ltima: sus comentarios sobre ¡°las sustancias¡± que consume Javier Milei que provocaron un furibundo ataque del presidente argentino al Gobierno. ¡°Es imprescindible que deje de ser ministro¡±, concluy¨® Sanz Vitorio lo que Puente defini¨® como ¡°una performance¡± para pedir su dimisi¨®n. Pero el propio titular de Transportes no pudo evitar la risa con una de las iron¨ªas m¨¢s celebradas del senador popular:
-Enc¨¢rguele a Tezanos [director del CIS] una encuesta para ver qui¨¦n es m¨¢s guapo, Brad Pitt o usted. Se muere Brad Pitt.
La sesi¨®n ofreci¨® un condensado perfecto de los dos tonos en que se mueve la pol¨ªtica espa?ola. Cuando se hablaba de temas m¨¢s t¨¦cnicos -la pol¨ªtica hidr¨¢ulica, las energ¨ªas limpias, la EBAU, las negociaciones sobre Gibraltar, las infraestructuras en La Rioja..- la discusi¨®n, aun con t¨¦rminos cr¨ªticos, no se sal¨ªa del cauce, mientras el hemiciclo parec¨ªa aburrirse entre conversaciones a media voz. Hasta que surg¨ªa un asunto m¨¢s pol¨ªtico, las bancadas volv¨ªan a alborotarse y los adjetivos ca¨ªan como proyectiles sobre la C¨¢mara.
En esta ¨²ltima faceta el PP se emple¨® a fondo para erigirse en defensor de los periodistas y en interpretar las cr¨ªticas de S¨¢nchez a los ¡°pseudomedios¡± que difunden bulos como un plan para acabar con la libertad de prensa en Espa?a. ¡°Es una estrategia de limpieza programada por el propio presidente del Gobierno¡±, clam¨® el expresidente extreme?o Jos¨¦ Antonio Monago, quien atribuy¨® al l¨ªder socialista la intenci¨®n de convertir los medios en un ¡°mero instrumento de propaganda pol¨ªtica¡±. Desde su esca?o, Monago pareci¨® encajar con gesto de sorpresa la muy previsible r¨¦plica de Pilar Alegr¨ªa, mentando las amenazas de Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, todopoderoso jefe de gabinete de la presidenta madrile?a, Isabel D¨ªaz Ayuso, a periodistas de EL PA?S y Eldiario.es por publicar noticias sobre el fraude fiscal de la pareja de esta.
El PP tambi¨¦n puso en liza a la senadora por Ceuta Cristina D¨ªaz Moreno para que arremetiese contra la ¡°intromisi¨®n obscena del Gobierno¡± en RTVE, a la que defini¨® como ¡°m¨¢quina de propaganda del sanchismo¡±. La ministra portavoz expres¨® hasta dos veces su extra?eza por que fuese precisamente esa senadora quien lanzase tan aceradas cr¨ªticas, pero no entr¨® en m¨¢s detalles. Un vistazo al curr¨ªculo oficial de D¨ªaz Moreno aclaraba la inc¨®gnita: lleg¨® al PP tras haber dirigido la radiotelevisi¨®n p¨²blica de Ceuta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.