Sobrevivir en la zona cero de la dana sin mareas de voluntarios
Los fontaneros y electricistas son los nuevos h¨¦roes de esta tragedia y el aparato m¨¢s codiciado estos d¨ªas: una retroexcavadora mini para vaciar de fango, gasolina y aguas fecales los garajes
En la parroquia de San Ram¨®n en Paiporta hay una mujer de 24 a?os que hace dos semanas era enfermera y ahora te consigue un cami¨®n del Ej¨¦rcito. Se llama Sol Costa y realmente recibe ¨®rdenes de su madre, Marisol, que antes de que ¡°la ola¡± destruyera su mundo m¨¢s inmediato, era ama de casa. Entre las dos ¡ªy una decena m¨¢s¡ª ponen un poco de orden en el templo, atascado hasta el altar de pa?ales, leche de f¨®rmula, lej¨ªa y latas de conserva. A las puertas de la iglesia acude este lunes un goteo de vecinos cargados con bolsas y mochilas que necesita demasiadas cosas, pero que de momento aguanta con un caf¨¦ caliente, una botella de detergente para la lavadora, guantes de trabajo, papel higi¨¦nico y un cubo de fregona con escurridor. Tambi¨¦n se acercan bomberos, militares, electricistas y fontaneros. Costa se?ala las calles de atr¨¢s donde todav¨ªa el fango llega hasta las espinillas y cuenta: ¡°Ya no hay tantos voluntarios. La gente se empieza a sentir sola¡±.
¡ªSol, necesitamos furgonetas. Tenemos mucho material y no veh¨ªculos para llevarlo.
¡ªEspera, mam¨¢, le pido uno a los militares.
Este lunes, las calles de Paiporta y Catarroja, dos de los municipios m¨¢s afectados por la dana, se han vaciado. Las im¨¢genes del d¨ªa anterior, domingo, y de los primeros d¨ªas, con cientos de j¨®venes arrastrando el fango y tocando puertas con carros de la compra llenos de enseres, se han disipado porque a solo 8 kil¨®metros de aqu¨ª, la vida sigue: algunos colegios han abierto y muchos han vuelto con sus coches llenos de barro a trabajar. La vida que sigue para los que arrastran el lodo exige otras prioridades. Como lavar la ropa despu¨¦s de pasar todo el d¨ªa ensuci¨¢ndose en sus portales, sacudirse con vinagre el olor a podrido, a gasolina, a muerte. Quitar como sea la mancha marr¨®n que les recuerda lo que falta todav¨ªa para recomponerse de la tragedia. ¡°El detergente es como el papel higi¨¦nico en la pandemia¡±, apunta Rosa, una vecina de 67 a?os de Paiporta que ha acudido a por un pu?ado de Ariel en polvo que le han vaciado en una bolsa de pl¨¢stico.
Hasta ahora, las cocinas ¡ªo lo que queda de ellas¡ª se hab¨ªan llenado de garrafas de agua y latas de comida. Pero dos semanas despu¨¦s, la gente necesita algo m¨¢s que at¨²n. La ¨²nica comida caliente que hasta ahora han comido miles de vecinos ha sido la que han repartido los voluntarios y la cocina solidaria del chef Jos¨¦ Andr¨¦s (World Central Kitchen) que siguen presentes en estos municipios. Muchas viviendas todav¨ªa no tienen gas y no pueden cocinar. ¡°La gente ya necesita comer carne¡±, cuenta bajando la voz, como si se avergonzara, otra de las voluntarias de la parroquia, de 27 a?os, que prefiere no dar su nombre. En ning¨²n centro de la zona pueden suministrarla, ni siquiera para los que pudieran cocinar, porque no cuentan con frigor¨ªficos para almacenarla.
En estos nuevos puntos de recogida, que son los ¨²nicos supermercados disponibles en las zonas afectadas, hacen cada d¨ªa una lista de necesidades. No todas coinciden con las que menciona el Centro de Coordinaci¨®n de Emergencias y algunas parecen tan nimias como un acondicionador del pelo ¡ª ¡°Ni siquiera me puedo pasar el cepillo, lo tengo hecho un estropajo¡±, apunta Cristina, vecina de Catarroja; cuchillas de afeitar, ropa interior, calcetines o refrescos. ¡°Sobran mascarillas y lej¨ªa¡±, repiten desde los centros de Catarroja y Paiporta. Aunque todos reconocen que no saben qu¨¦ necesitar¨¢n ma?ana: ¡°Esto cambia cada d¨ªa¡±.
Desde la Generalitat, el balance de las necesidades de las zonas afectadas este lunes se focaliza especialmente en ¡°recuperar el alcantarillado¡± y han calculado que se necesitan 100 camiones m¨¢s para conseguir desatascar las calles. Tambi¨¦n, los esfuerzos esta semana ir¨¢n centrados en combatir ¡°plagas e insectos¡± debido al agua todav¨ªa estancada. Fuentes de la Diputaci¨®n de Valencia se?alan que adem¨¢s, seg¨²n la informaci¨®n de la que disponen, se requieren m¨¢s ¡°chuponas [bombas extractoras de agua y lodo], hornillos y bombas de agua¡± y se?alan que ¡°comida, agua y productos de primera necesidad est¨¢n cubiertos pr¨¢cticamente¡±.
Los electricistas y los fontaneros se han convertido en los nuevos h¨¦roes de esta tragedia. No hay una casa de la zona cero de la dana en la que no se necesite su ayuda. El agua no llega apenas a correr en muchos pisos altos porque las bombas se reventaron en los garajes y no tiene suficiente presi¨®n. As¨ª que mujeres como Rosa, que vive en un tercero de la avenida Blasco Ib¨¢?ez, n¨²mero 32, que tiene un marido con una enfermedad pulmonar, tiene que llenar cada d¨ªa cubos para tirar de la cisterna. ¡°Y me ba?o como puedo, con un hilillo de agua helada¡±, apunta.
Dos semanas despu¨¦s, algunos garajes siguen anegados de lodo, gasolina y aguas fecales. Y en las aceras de Catarroja, entre la maquinaria pesada del Ej¨¦rcito que se mueve para limpiar las calles todav¨ªa enlodadas, no hay una herramienta m¨¢s codiciada que las mini retroexcavadoras. Cristina, que antes de la riada asegura que no ten¨ªa ni idea de este tipo de artilugios, lo explica: ¡°Son m¨¢s peque?as y pesan menos, pueden acceder a las rampas de garajes como el nuestro, que siguen inundados dos pisos. Pero pueden mover m¨¢s el fango seco, las otras se resbalan¡±. Un grupo de j¨®venes que han parado de limpiar, llenos de lodo hasta las cejas, que comen un bocadillo en una esquina en la otra punta del pueblo, coinciden: ¡°Lo que hace falta ahora son las mini retroexcavadoras, como las de cantera¡±. ¡°Ahora vamos a ser todos ingenieros¡±, bromea Juanma.
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