Los primeros realojados de la dana: ¡°Estamos rehaciendo la vida poquito a poco¡±
21 familias que perdieron sus casas son reubicadas en un bloque de vivienda social en La Torre, en el sur de Valencia
Joaqu¨ªn Pel¨¢ez ¡ª77 a?os, todos le llaman Ximo¡ª dice que ha vuelto a vivir. En sus brazos tiene todav¨ªa las heridas del d¨ªa en que la riada destroz¨® la casa en la que viv¨ªa y ¨¦l alcanz¨® a salvar su vida como pudo, encaramado encima de los muebles. Lo acaban de trasladar a este piso de 52 metros cuadrados en un bloque al sur de Valencia y siente como si estuviera empezando de cero. Espera un muchacho que va a venir a colgarle unos cuadros que compr¨® en un mercadillo, le falta conseguir el televisor, el espejo para el ba?o, algunos platos. ¡°Estamos rehaciendo la vida poquito a poco¡±, dice. El 29 de octubre, cuando la dana azot¨® con fuerza la provincia, perdi¨® el DNI, el m¨®vil, las gafas y hasta los dientes, que ya se hab¨ªa quitado para dormir.
El bloque en el que han trasladado a Joaqu¨ªn est¨¢ ubicado en el barrio La Torre, pertenece a la Generalitat valenciana y tiene en total 184 pisos de entre 48 y 89 metros cuadrados que iban a ser destinados a alquiler de protecci¨®n oficial. Tras la debacle, se decidi¨® que se destinar¨ªan a afectados por las inundaciones. Despu¨¦s de semanas de trabajos para desatascar el agua empozada en sus s¨®tanos (esta misma edificaci¨®n tambi¨¦n result¨® afectada por las riadas) y una inversi¨®n de m¨¢s de dos millones de euros, las primeras 21 familias ya han sido realojadas aqu¨ª, en una de las dos torres del bloque.
Joaqu¨ªn est¨¢ en la segunda planta. El apartamento tiene una habitaci¨®n, un ba?o, una sala comedor, cocina, terraza y tiene todos los muebles b¨¢sicos. Fue uno de los que apareci¨® fugazmente en los v¨ªdeos que el president Carlos Maz¨®n publicit¨® en sus redes sociales el fin de semana pasado, en una cuestionada campa?a de publicidad para su gesti¨®n en la recuperaci¨®n de la Comunidad Valenciana tras las inundaciones y para tratar de levantar una imagen que en los sondeos est¨¢ por el suelo. Esos actos de entrega de llaves, sin embargo, est¨¢n prohibidos expl¨ªcitamente por la ley de publicidad institucional, as¨ª como las campa?as pagadas de las arcas p¨²blicas dirigidas exclusivamente a mejorar la notoriedad y la imagen de instituciones gubernamentales.
Antes de que lo trajeran aqu¨ª, Joaqu¨ªn pas¨® m¨¢s de un mes en una residencia para ancianos que acogi¨® a algunas de las v¨ªctimas. Viv¨ªa en una urbanizaci¨®n para personas mayores entre Paiporta y Picanya, propiedad de la Entidad Valenciana de Vivienda y Suelo (EVHS), en la que hab¨ªa 31 casas y un centro de d¨ªa. El paso del torrente de agua que se las llev¨® todas por delante dej¨® all¨ª nueve ancianos muertos. Y a los dem¨¢s, en la calle. Joaqu¨ªn lleva encima una operaci¨®n en la columna, no ve bien por un ojo, padece c¨¢ncer y tiene un cuerpo fr¨¢gil como una hoja. ¡°Cuando era joven era un Ferrari, ahora soy viejo y soy un [Seat] seiscientos¡±. No se termina de creer que haya conseguido salir de la casa con los muebles flotando y el agua arrastr¨¢ndolo todo. ¡°Ese d¨ªa no me enter¨¦ de nada, fue todo de golpe¡±, cuenta. Sali¨® a la calle medio desnudo y luego alguien lo cubri¨® con una s¨¢bana. ¡°Yo parec¨ªa Ghandi¡±, dice.
En la casa n¨²mero 21 de esa misma urbanizaci¨®n viv¨ªa Lucre Cano junto a su esposo, hoy realojados ambos en este edificio. Ella ¨Cde 66 a?os, la m¨¢s joven de esa residencia¨C camina cojeando porque ese 29 de octubre el torrente revent¨® el ventanal de su casa y un cristal se le clav¨® en el pie. Cuando sal¨ªan de la casa en medio de la inundaci¨®n, una alcantarilla enorme se llev¨® delante de ellos a un matrimonio vecino: ¡°Se los trag¨® enteros a los dos en segundos¡±, relata. Todas esas casas, de la 1 a la 31, quedaron destruidas. Lo ¨²nico que pudo salvar fue una fotograf¨ªa de la primera comuni¨®n de su hijo Rodrigo, en la que tambi¨¦n aparece su otra hija, su mam¨¢ y su marido. Ahora solo se ve el rostro de su hijo porque el barro arruin¨® el resto. Ahora tiene otro valor. Lucre piensa enmarcarla y colgarla en la pared como recuerdo del d¨ªa que les parti¨® su vida en dos.
Ella y su esposo podr¨¢n vivir en este piso durante seis meses sin pagar alquiler. Cumplido ese plazo, se evaluar¨¢ la situaci¨®n y, en caso de que sigan necesit¨¢ndolo, el piso pasar¨¢ a r¨¦gimen de alquiler social. La primera noche que pas¨® en el nuevo apartamento, Lucre no pod¨ªa ni dormir. Tanta calma despu¨¦s de semanas de estar rodeada de fango y de ajetreo en la residencia en la que estuvo acogida temporalmente le parece ahora extra?a: ¡°Le dije a mi marido ¡®me parece un sue?o que estemos aqu¨ª, en una casa, no con todo el mundo por ah¨ª gritando¡¯¡±.
Hasta el momento, a 114 familias afectadas por la dana se les ha ofrecido una vivienda del parque p¨²blico seg¨²n las cifras de la Generalitat. De esas, 72 han accedido a ellas, a 37 no les ha resultado necesaria y otras cinco est¨¢n pendientes de aceptarla o no. Las riadas del 29 de octubre dejaron alrededor de 2.000 viviendas destruidas o inhabitables. Muchas de esas familias est¨¢n viviendo temporalmente en casas de familiares y amigos y otras en refugios transitorios habilitados en distintos municipios de la provincia.
Rosa Guti¨¦rrez, 74 a?os, es otra de las nuevas inquilinas del bloque. Sobre ese mes que pas¨® en una residencia despu¨¦s de la riada prefiere no entrar en detalles: ¡°No voy a decir ni bien, ni mal; ah¨ª lo dejo¡±. Se siente privilegiada de ser una de las beneficiadas con la entrega de estos pisos. Sobre todo, porque en la noche de ese 29 de octubre estaba segura que no sobrevivir¨ªa. ¡°Lo m¨¢s probable era que yo falleciera; si yo me caigo, no me levanto; me hubiese ahogado¡±, sostiene. Para el pr¨®ximo 22 de enero tiene agendada una cita con el psiquiatra. ¡°Yo he perdido mucho, pero procuro pensar que lo que he perdido es material y que lo principal es mi vida¡±, dice. Est¨¢ terminando de comprar lo que le falta para la nueva casa. ¡°Ahora me toca ponerle mi toque personal¡±. Naci¨® un 23 de febrero, pero dice que ahora el 29 de octubre tambi¨¦n lo celebrar¨¢ como un cumplea?os, porque ese d¨ªa volvi¨® a nacer.
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