Vin?on, el fabuloso reino perdido de los trastos dom¨¦sticos
La multitudinaria presentaci¨®n del libro de referencia sobre la historia de la m¨ªtica tienda de dise?o barcelonesa se convierte en un gran homenaje a su propietario, Fernando Amat
Vin?on, la tienda barcelonesa referencia del dise?o cuyo cierre el 30 de junio de 2015 provoc¨® un terremoto emocional en la ciudad, ha vuelto a abrir sus puertas metaf¨®ricamente en forma de un libro enciclop¨¦dico que pasa revista a su historia de 74 a?os y su trascendencia social y cultural. El volumen, Vin?on 1929-2015, publicado por Editorial Tenov y el Museo del Dise?o de Barcelona(MDB) en su colecci¨®n Imprescindibles (lo es), fue presentado el jueves por la tarde en un acto sorprendentemente multitudinario (444 personas, nada menos, abarrotaron el auditorio del museo) que se convirti¨® en un gran homenaje a la figura emblem¨¢tica de la legendaria tienda: su propietario Fernando Amat. Entre los participantes, junto al propio Amat, los dise?adores y amigos de Amat Javier Mariscal y Pati Nu?ez.
Decir Vin?on era en Barcelona decir -aparte de escaparates asombrosos- objetos de calidad, buen gusto y aire enrollado. De alguna manera, una l¨ªnea en el paseo de Gr¨¤cia marcaba la frontera entre dos formas -que a menudo se solapaban, dependiendo del d¨ªa y el compromiso- de la burgues¨ªa local de entender lo que hab¨ªa que tener en casa y regalar: Vin?on y, casi enfrente, Gimeno. Cl¨¢sico a morir y emporio de las listas de boda bien junto con Vidosa el segundo, el primero era, en cambio, la alternativa simp¨¢tica, de dise?o y hasta un punto gamberra, siempre en los par¨¢metros de paseo de Gr¨¤cia. Hacerte la lista de boda en Vin?on te pod¨ªa llenar la casa de cosas sorprendentes.
Uno de los momentazos de los muchos que hubo en la presentaci¨®n del libro fue cuando la documentalista y especialista en arte contempor¨¢neo y dise?o Maria Jos¨¦ Balcells, autora del libro con el historiador, dise?ador y profesor Oriol Pibernat, pidi¨® a la concurrencia que levantara la mano quien no tuviera en su casa alg¨²n objeto de Vin?on: la levantaron s¨®lo dos personas de los cuatro centenares presentes. Qu¨¦ objetos ten¨ªamos los dem¨¢s entrar¨ªa dentro del largu¨ªsimo cat¨¢logo de cosas estupendas de Vin?on: radios T¨ªvoli, la crepera, la cubitera Polar, la m¨¢quina de palomitas, el perro Juli¨¢n de aluminio de Mariscal, la l¨¢mpara oca, el perro blanco, el reloj de pared de America S¨¢nchez, nuestro primer mailbox, las chinas -aquellas zapatillas que nos pusimos todos-, el trineo de madera que ha subido y bajado tanto de Puigcerd¨¤ y a¨²n sirve de soporte para el ¨¢rbol cuando llega la navidad, el futbol¨ªn personalizado¡ Incluso habr¨¢ quien tenga la vaca. Por no hablar del arte adquirido en el Hipermerc¡¯art (a partir de 1990).
Otro momento fue cuando un grupo de amigos de Amat se pusieron bolsas de Vin?on en la cabeza para homenajearle, y otro m¨¢s cuando Rosa Esteva salt¨® desde su silla para precisar que donde tomaban caf¨¦ los de Vin?on no era en La pu?alada sino en el Mordisco.
¡°Vin?on ha triunfado¡±, constat¨® ante un auditorio entregado que no pod¨ªa estar m¨¢s de acuerdo, la directora del MDB, Pilar V¨¦lez, en el arranque de la presentaci¨®n. V¨¦lez record¨® que desde el anuncio del cierre de la tienda el museo, que se define como ¡°museo de objetos para vivir¡±, se puso en contacto con Fernando Amat para hablar del futuro del archivo que Vin?on deb¨ªa haber generado a lo largo de su larga existencia, y que llegaron pronto a un acuerdo para la donaci¨®n al centro, materializada en 2018. El Archivo Vin?on, a partir del cual se ha podido realizar el libro, es un gran fondo que ocupa ¡°43 metros lineales de documentaci¨®n¡±, y que recoge ¡°el dise?o de Barcelona de muchas d¨¦cadas¡±. La directora se?al¨® que Vin?on era ¡°una tienda de objetos de uso, utilitarios¡± y que es l¨®gico que el establecimiento y el museo estuvieran predestinados a encontrarse y fundirse.
Juli Capella, que actu¨® como maestro de ceremonias haciendo uso festivo de las siluetas de manos con gestos de Vin?on (dise?adas en los a?os setenta por Charles Dillon para comunicarse de coche a coche), destac¨® el texto sobre la historia de la tienda que ha escrito Pibernat. Este apunt¨® sus tres motivaciones: repasando lo que se ha escrito sobre Vin?on vio que sobre todo hab¨ªa mucha literatura period¨ªstica a partir del cierre, pero no textos acad¨¦micos sobre la tienda y su significado cultural; en segundo lugar, para ¨¦l, dijo el estudioso, Vin?on le supuso en los a?os setenta un aprendizaje de c¨®mo mirar los objetos y ponerlos en escena en un establecimiento, y como tercer motivo, ¡°los que escribimos historia cultural no lo hacemos para el pasado sino para el futuro¡±. Al respecto, apunt¨® que realiz¨® una encuesta entre sus alumnos y una tercera parte no ten¨ªan ni idea de qu¨¦ era Vin?on, otra lo conoc¨ªan como experiencia infantil (los llevaban sus padres ¡°al bajar de Begur¡±) mientras que el resto, ¡°conoc¨ªan la tienda por mis clases¡±. El libro ha de ayudar, consider¨® pues, ¡°a que Vin?on no caiga en el olvido o se convierta en una leyenda urbana explicada por padres o abuelos, sino una referencia viva¡±.
Balcells por su parte se pregunt¨® ret¨®ricamente qui¨¦n, como ella, no se pone a renegar por el cierre de Vin?on cuando llega Navidad ¡°y no sabes d¨®nde ir para comprar regalos¡±. A?adiendo que ¡°tambi¨¦n es verdad que es un ahorro¡±. La investigadora, que destac¨® el ¡°servicio impecable¡± que ofrec¨ªa la tienda, record¨® la aventura de recoger el archivo Vin?on cuando vio la cantidad de material que hab¨ªa, con papeles como los que documentaban el paso en 1957 de llamarse el local Regalos Hugo Vin?on a Galer¨ªas Vin?on, o los 800 expedientes de exportaci¨®n que permit¨ªan saber cu¨¢ndo y d¨®nde compraban productos los Amat.
El libro, ordenado cronol¨®gicamente por d¨¦cadas, y muy visual, con fotograf¨ªas impagables, mucha atenci¨®n a los escaparates y apartados sobre gr¨¢fica y productos caracter¨ªsticos de cada ¨¦poca, arranca curiosamente la historia en unos bajos de la calle de Rossell¨® en los a?os veinte, donde Enrique Levi se dedicaba a la importaci¨®n de porcelana, loza fina, cristaler¨ªa y objetos de adorno. Levi se asoci¨® con su cu?ado alem¨¢n afincado en Barcelona Hugo Vin?on y en 1935 trasladaron el negocio a un local en los bajos del 96 de paseo de Gr¨¤cia alquilado a Antonio Rocamora, marqu¨¦s de Villamizar. Levi que era jud¨ªo decidi¨® emigrar a EE UU y vender su parte a Vin?on que amplia el local y consigue licencia municipal de negocio de ¡°quincalla mayor¡±. Entre los 24 trabajadores figura Jacinto Amat, que en 1949 se asocia con Hugo Vin?on. En 1950 y 1955 empiezan a trabajar en Regalos Hugo Vin?on los hijos de Amat, Fernando y Juan. En 1957, Hugo Vin?on vende su parte a Jacinto Amat y la tienda pasa a ser Galer¨ªas Vin?on. En 1967 muere Jacinto Amat y Fernando y Juan dan un giro al negocio, del que sale el popular Vin?on. Familiares de Hugo Vin?on deploraron a este diario que la familia, cuyo nombre al cabo llev¨® la tienda, no fuera convidada a la presentaci¨®n del libro.
El momento culminante del acto fue cuando Fernando Amat, sentado en la primera fila del p¨²blico, se puso en pie para cosechar un gran aplauso mientras un grupo seleccionado de amigos con las bolsas de Vin?on en la cabeza -Ramon Pujol, Carlota Marquina, Pati N¨²?ez, Mariscal¡- . proclamaban ¡°amamos a Amat¡± y explicaban an¨¦cdotas sobre su relaci¨®n con ¨¦l y su tienda. N¨²?ez cont¨® que en 1982, con 23 a?os, encontr¨® una nota de Amat en su vespa pregunt¨¢ndole si le gustar¨ªa dise?ar una bolsa de Navidad para Vin?on. En los 90, Amat le confes¨® que fue la primera de esas bolsas y una excusa que se invent¨® para ligar con ella. Mariscal explic¨® que conoci¨® a Amat en el 77 en una exposici¨®n suya en la calle de Princesa, ¡°porque yo entonces nunca iba de plaza de Catalunya para arriba¡±. M¨¢s adelante vio los escaparates de Vin?on y pens¨® ¡°?c¨®mo mola!, pero no entr¨¦ porque no ten¨ªa ni un duro¡± (luego realizar¨ªa los famosos atriles de los escaparates, entre otras muchas cosas). Se?al¨® que Amat ¡°es muy generoso y t¨ªmido, pero no malcarat, como dicen algunos. Cont¨® que en una ocasi¨®n fue a venderle palmeritas de papel mach¨¦ y no se las compr¨®, pero al regresar a casa encontr¨® en el bolsillo de la chaqueta las 300.000 pesetas que necesitaba. ¡°Como botiguer las palmeras no me interesan, te las metes por el culo, pero como amigo ah¨ª tienes¡±, explic¨® que Amat le dijo al llamarlo el dise?ador para agradecerle el gesto. Mariscal acab¨® convirtiendo la palabra Vin?on en un son cubano: ¡°Vin-son que te quiero mi amor¡±, cant¨® para rematar con un ¡°?Viva Vin?on!¡± que core¨® toda la sala.
¡°No tengo nada que decir¡±, manifest¨® Fernando Amat ya en la tarima de la presentaci¨®n, solo ante el auditorio expectante. ¡°Bueno, s¨ª, lo que ha escrito el Pibernat, y me empre?a que no sea m¨ªo, de que vend¨ªamos ¡®trastos dom¨¦sticos¡¯, es una definici¨®n perfecta¡±. Seguidamente, se puso su ¡°uniforme de botiguer¡±, un gab¨¢n y una gorra de b¨¦isbol que se encasquet¨® en sustituci¨®n del gorro de marinero que llevaba y que demostraba que si te llamas Fernando Amat en Barcelona te puedes poner lo que quieras y quedas como un se?or, y hasta creas tendencia. ¡°Desde que no tengo tienda he empezado a hacer de carpintero¡±, apunt¨® con una mezcla ins¨®lita de socarroner¨ªa y ternura. ¡°Si os hace falta alguna vez algo de carpinter¨ªa, aqu¨ª estoy¡±. Y a?adi¨®: ¡°Cuando hac¨ªa de botiguer compr¨¢bamos algo y tard¨¢bamos hasta un a?o o dos en saber si funcionaba. Lo de la carpinter¨ªa es inmediato: sabes en el acto si la pata de la silla llega al suelo o no. No hag¨¢is cosas a largo plazo. Y ya est¨¢¡±.
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