Araceli Segarra: ¡°Lo realmente dif¨ªcil es aprender a vivir sin elogios¡±
La primera espa?ola que ascendi¨® al Everest huye de la ¨¦pica del himalayismo y explica su vocaci¨®n de escritora: ¡°Me gusta contar historias¡±
Araceli Segarra (Lleida, 52 a?os) deja claro desde un principio que si ha citado a este diario a su actual h¨¢bitat, la Cerdanya, es para hablar de cosas positivas: ¡°?Para qu¨¦ hablar de otra cosa, si no?¡±, afirma desde una terraza con vistas en el t¨²nel del Cad¨ª, la gran boca que abre en veda a los pirineos de Lleida. Tiene razones: la alpinista dice estar cansada de que los medios de comunicaci¨®n solo la llamen para hablar de cat¨¢strofes en la monta?a. O para pedirle su opini¨®n sobre la masificaci¨®n en las cimas m¨¢s altas del mundo, como el Everest o el K2. ¡°No quiero alimentar tanto espect¨¢culo¡¡±, afirma. Segarra es mucho m¨¢s de lo que dicen las hemerotecas. Y cuenta con una gran virtud: haberse conseguido alejar de los ambientes hipercompetitivos que asfixian la vida. ¡°Yo con muy poquita cosa me conformo...¡±, resume.
La monta?era sonr¨ªe constantemente, se autodefine como una persona t¨ªmida y se muestra inquieta ante cualquier ruido, como el de un aire acondicionado, que no provenga de las monta?as y su fauna salvaje. Por lo que pide cambiar instant¨¢neamente de mesa nada m¨¢s arrancar la entrevista por el ruido de la m¨¢quina de refrigeraci¨®n: ¡°As¨ª no hay quien se concentre¡±, se justifica. La concentraci¨®n frente a una mesa es precisamente una de las habilidades que m¨¢s debe poner en pr¨¢ctica en los ¨²ltimos tiempos: ¡°Me estoy formando para escribir, para contar historias. Me he dado cuenta que es lo que realmente me gusta¡±, afirma la alpinista.
Hay una contrariedad que famosos, actores, cantantes o grandes deportistas pueden en alg¨²n momento llegar a padecer, sobre todo cuando son j¨®venes: que un papel en una serie, una canci¨®n pegadiza de verano o una ascensi¨®n emblem¨¢tica se acabe convirtiendo en una etiqueta de por vida que marque una trayectoria profesional mucho m¨¢s completa. Segarra, como otros muchos, la lleva consigo: ser la primera espa?ola que escal¨® el Everest. ¡°Son muy malas las etiquetas. Te encasillan¡±, dice una mujer que m¨¢s all¨¢ de subir grandes monta?as en estilo alpino en todos los rincones del mundo es fisioterapeuta, ha publicado libros infantiles ilustrativos, da charlas motivacionales en empresas y este a?o ha sacado su esp¨ªritu activista para implicarse de lleno en el frente opositor contra los Juegos de Invierno en los Pirineos. ¡°?Y si un futbolista decide escribir un libro? ?Por qu¨¦ no podr¨ªa hacerlo?¡±, defiende.
¡°Hago pocas cosas y ninguna de bien. Dibujo desde peque?a y me gusta ilustrar. Yo s¨¦ perfectamente que las ilustraciones que hago (su personaje, la aventurera Tina, ya acumula un volumen) no son especialmente buenas. Hay otros, profesionales, que lo hacen mucho mejor. Pero a m¨ª lo que me gusta y para lo que estoy estudiando es para contar historias. Tengo muchas en la cabeza¡±, dice Segarra, que cursa el segundo a?o de narrativa en el Ateneu. ¡°Aunque soy muy prudente con esto de escribir. Tengo una cosa medio hecha, de ficci¨®n... pero hasta ah¨ª puedo contar¡±, a?ade la catalana, que se declara una apasionada por la literatura juvenil (¡±es lo que m¨¢s me gusta¡±, dice) y el g¨¦nero de fantas¨ªa. ¡°Para huir del encasillamiento, incluso me estoy planteando intentar publicar bajo seud¨®nimo¡±, dice.
En 2013, 17 a?os despu¨¦s de su ascensi¨®n, Segarra se decidi¨® a describir en un libro el episodio del rescate en la monta?a m¨¢s alta del mundo tras el tr¨¢gico accidente de 1996 mientras formaba parte una expedici¨®n que rodaba un documental. Nada m¨¢s bajar del techo del mundo, ya ten¨ªa ofertas para hacerlo. Pero no se sent¨ªa preparada. No entonces. ¡°Con 26 a?os no ten¨ªa nada que contar¡±, dice. Finalmente lo hizo, aunque el t¨ªtulo (Ni tan alto ni tan dif¨ªcil, La Galera) ya fue toda una declaraci¨®n de intenciones contra una ¨¦pica y un dramatismo que, opina la catalana, hace a?os se ha apoderado de muchas cordilleras. Un fen¨®meno hoy inflamado por la hiperconectividad de las redes sociales y la inmediatez digital. ¡°La exposici¨®n constante... es peligrosa. Tambi¨¦n en los medios de comunicaci¨®n. Puede llevarte a un autoenga?o. Lo realmente dif¨ªcil es aprender a vivir sin elogios¡±.
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