Tricicle remata su largo adi¨®s con un ¡°chimp¨²n¡± de grandes ¨¦xitos en el Liceo
El grupo ofrece en el coliseo l¨ªrico barcelon¨¦s cinco representaciones de ¡°lo mejor de lo mejor¡± de su repertorio antes de disolverse ¡°definitivamente¡±
En el Sal¨®n de los Espejos del Gran Teatro del Liceo, los tres tricicles (que no los tres tenores), esa trinidad de la risa, se multiplican como una met¨¢fora de su dilatada carrera de 43 a?os y de las cinco funciones por todo lo alto en el teatro l¨ªrico barcelon¨¦s con las que van a poner punto final, ahora s¨ª, aseguran, definitivamente al grupo (Hits-chimpum!, 26, 28 y 30 de noviembre y 2 y 4 de diciembre). Visten con mucha sobriedad en colores discretos como tres improbables hamlets, y se les ve muy serios, aunque Joan Gr¨¤cia (65 a?os) est¨¢ explicando la ocasi¨®n en que las tripas empezaron a hacerle un ruido incontrolado para sorpresa de la gente y desolaci¨®n del mimo: eso no te lo soluciona ni el m¨¦todo de Stanislapstick, como dicen ellos. Paco Mir y Carles Sans (65 a?os el primero, 67 el segundo) mueven la cabeza pensando en el mal trago del colega, pero tambi¨¦n muy posiblemente imaginando c¨®mo convertirlo en gag. Sin soluci¨®n de continuidad ya se ponen los tres en resignado registro de entrevista, que por sus expresiones adustas y tensas es como si se fueran a someter a una colonoscopia. Hits-chimpum! Se presenta como un compendio de ¡°lo mejor de lo mejor¡± de Tricicle, los sketches y gags m¨¢s celebrados de todos sus espect¨¢culos.
Salen de entrada a colaci¨®n, ser¨¢ por la edad, los maestros del gesto Lindsay Kemp y Marcel Marceau (ambos fallecidos octogenarios). Gracia y Sans siguieron un curso con el primero, pero, se?alan con sorna, nunca han usado sus t¨¦cnicas de oler limones o correr por campos de flores imaginarios. En cuanto a Marceau, que los tuvo de jovencitos, a la salida de un espect¨¢culo suyo, en un bar en Francia practicando el cl¨¢sico ejercicio de mimo de oscilar la mano desde la mu?eca, Paco Mir recuerda que lo vieron mucho despu¨¦s actuando ya muy mayor: ¡°Sal¨ªa a escena muy viejecito, no queremos que nos pase a nosotros¡±. ¡°Bueno, ¨¦l hac¨ªa otro tipo de cosas¡±, matiza Gr¨¤cia. ¡°Y era m¨¢s viejo¡±, puntualiza Sans.
Pero han decidido acabar con el Tricicle, deshacer el grupo, dejar a su p¨²blico. ¡°Ser¨ªa m¨¢s penoso que ¨¦l nos dejara a nosotros¡±, reflexiona Mir, que a?ade como para s¨ª mismo, ¡°la verdad es que nos han ido muy bien las cosas¡±. ¡°Cerrar algo siempre tiene su punto de pena¡±, agrega Gr¨¤cia, ¡°se acaba una fase de la vida que nos ha dado muchas cosas bonitas, pero es cierto que hay tambi¨¦n una cara B: se terminan los bolos, los hoteles, los cont¨ªnuos desplazamientos¡±.
Liquidan Tricicle, que naci¨® seg¨²n su propia leyenda el 1 de noviembre de 1979, pero los tres siguen con sus carreras esc¨¦nicas propias: Carles Sans tiene en escena su exitoso espect¨¢culo unipersonal ?Por fin solo!; Paco Mir contin¨²a con su labor como reconocido dramaturgo y director (ahora se puede volver a ver su aplaudido montaje de El perro del hortelano, de Lope, en el Poliorama); y Joan Gr¨¤cia dirige el cabaret-restaurante de El L¨ªo en Ibiza.
El fin de Tricicle, afirman, no tiene nada que ver con la relaci¨®n entre ellos. ¡°La amistad est¨¢ intacta¡±, asegura Gr¨¤cia, ¡°aunque es verdad que a partir de ahora, al dejar de actuar juntos y compartir camerino, el contacto ser¨¢ menor¡±. ?Cu¨¢l ha sido el secreto de Tricicle? ¡°Hac¨ªamos una cosa diferente, con un humor distinto, ingenuo, surrealista¡±, contesta Gr¨¤cia. ¡°En realidad no sabes muy bien por qu¨¦ funcionaba, por qu¨¦ tuvo aquel impacto. Esa reacci¨®n del p¨²blico es lo que ha seguido pasando . La gente comulga con un tipo de humor que es muy transversal¡±. Sans a?ade: ¡°Ha habido mucha empat¨ªa, mucha qu¨ªmica, hemos ca¨ªdo bien, nos han querido, en Catalu?a y en todas partes; eso s¨ª, con alg¨²n mamporro¡±. Y Paco Mir: ¡°La gente nos r¨ªe mucho, y cada vez nos ha re¨ªdo m¨¢s¡±.
¡°Tricicle es un grupo que forma ya parte de la memoria emocional del pa¨ªs¡±, afirma Sans. ¡°Cuando piensas en el peso que hemos tenido, todo lo que hemos conseguido. Es muy bestia, no hemos parado de llenar teatros, esto es lo ins¨®lito¡±. Al preguntarles por cu¨¢l ha sido su gran momento, se quedan pensativos. ¡°Quiz¨¢ lo m¨¢s potente fue cuando hicimos Slastic, nuestro tercer espect¨¢culo, en 1986, nos dio universalidad¡±, considera Gr¨¤cia. ¡°Porque el deporte, su tema, es universal. Es con el que m¨¢s vueltas hemos dado; otros espect¨¢culos han sido tan exitosos, pero Slastic es algo especial¡±. Bueno, el gran momento parecer¨ªa ser la actuaci¨®n en la clausura de los JJ OO de Barcelona, el sketch de los atletas de marcha (que dicho as¨ª ya suena a broma). ¡°Eso era deporte tambi¨¦n¡±, dice Gr¨¤cia.
Sans a?ade otros hitos, el desembarco en 1988 en Par¨ªs, con Slastic, en el Th¨¦?tre de la Ville, cuando Le Monde les salud¨® como ¡°une heure et demi du meilleur burlesque¡±; y la serie de televisi¨®n de 1987 Tres estrellas, que prob¨® que tambi¨¦n funcionaban en ese medio. La aparici¨®n en 1983 (luego volvieron dos veces m¨¢s) en Un, dos, tres¡ responda otra vez tuvo gran trascendencia al hacerlos muy populares.
Importante asimismo, consideran, fue su abandono del mimo tradicional, acad¨¦mico, a ra¨ªz de la cr¨ªtica que les hizo en el Festival de Mim de Barcelona de 1981 Joan de Sagarra. Fue, acuerdan, su peor momento. ¡°Nos destroz¨®¡±, dice Joan Gr¨¤cia, ¡°escribi¨® que hac¨ªamos el rid¨ªculo y que lo mejor era que nos retir¨¢semos. Fue una cabronada, pero visto con perspectiva deber¨ªamos invitarlo a cenar¡±. Lo que decidieron fue dejar el mimo cl¨¢sico e iniciar su camino particular. ¡°Hicimos un clic, Empezamos a ponerle imaginaci¨®n¡±, sintetiza Gr¨¤cia. Es evidente que hicieron bien, hoy les sentar¨ªan muy mal las mallas, que no les quedaban bien, confiesan, ni en su ¨¦poca juvenil ¡°de mayor esplendor f¨ªsico¡±. No reniegan sin embargo del mimo y de tantas horas pasadas con el maestro Leparsky. ¡°Hemos usado muchos recursos del mimo, y sin el mimo no tendr¨ªamos nuestra concepci¨®n del espacio¡±. ¡°Ni la limpieza de gesto¡±, a?ade Sans, que puntualiza que sin embargo ellos se consideran m¨¢s hijos de un Jacques Tati que del mimo puro de un Marceau. Hijos tambi¨¦n de un Cary Grant, aporta Gr¨¤cia, y de los hermanos Marx, Le Grand Magic Circus de J¨¦r?me Savary, los Monty Python, en su facilidad de cambiar de personajes. ¡°De hecho no incorporamos mujeres al grupo al ver c¨®mo hac¨ªan los papeles femeninos ellos mismos en El sentido de la vida¡±.
Paco Mir agrega como influencias los dibujos animados de La pantera rosa y Los Picapiedra, Comediants, Jango Edwards, y a Albert Vidal, al que tienen por su gran maestro; el Vidal de El buf¨® no el que te pod¨ªas encontrar luego enterr¨¢ndose en Madrid o trabajando su vertiente m¨ªstica en Ladakh. Cuentan que en cambio nunca tomaron clases con Jacques Lecoq, el referente de teatro corporal y maestro de muchos de los maestros del tr¨ªo. ¡°Quer¨ªamos ir a su escuela parisina, pero una vez, despu¨¦s de hacer en T¨¤rrega Manicomic, al comentarlo a los actores del Th¨¦?tre du Soleil ¡ªlos de Ariane Mnouchkine¡ª, que estaban por ah¨ª, nos dijeron: ¡®?Para qu¨¦?, si ya hac¨¦is Lecoq¡¯¡±. ¡°En realidad somos muy ecl¨¦cticos y autodidactas¡±, asevera Sans, ¡°todo y la base de formaci¨®n del Institut del Teatre de Barcelona¡±
En su trayectoria, recuerdan las primeras actuaciones en el caf¨¦-teatro Llantiol, el estreno de Manicomic en la Villarroel, el inesperado ¨¦xito en el Festival de Teatro de Sitges de 1982, donde encontraron admiradores tan inesperados como Joan Brossa y Ricard Salvat, la primera temporada estable en el Regina¡. Momentos interesantes en la vida de Tricilce sin duda son tambi¨¦n la ocasi¨®n en que John Belushi les pidi¨® en Chicago que le ense?aran la t¨¦cnica de la famosa ¡°patada en la entrepierna¡±, que aprendieron de Pawel Rouba. Que el 23-F les pill¨® haciendo un cursillo de improvisaci¨®n con Albert Boadella. O cuando en 1991 los Reyes les saludaron personalmente tras una funci¨®n de Terrific y la reina les pregunt¨® para su estupefacci¨®n: ¡°?Y ustedes cu¨¢ntos son?¡±.
Tricicle se marchan sin dejar herederos, pese a que tuvieron una segunda compa?¨ªa durante un tiempo. ¡°Aquello no tuvo continuidad, no sal¨ªa a cuenta¡±, dice Mir. ¡°No, no pasamos el testigo a nadie¡±, a?ade Gr¨¤cia, ¡°somos tan genuinamente nosotros que el traspaso es muy dif¨ªcil. Lo nuestro es un g¨¦nero que hemos ido haciendo nosotros. Una criatura propia¡±. Sin embargo, consideran que han influido en mucha gente.
Entre las espinitas que tienen est¨¢ la de que nunca les hayan llamado del Institut del Teatre para dar clases. ¡°Quiz¨¢ les parecemos muy comerciales¡±, ironiza Sans. ¡°El ¨¦xito en este pa¨ªs lo pagas, te ignoran o te desprecian; nos pas¨® con cierta intelligentsia teatral, parte de la profesi¨®n dej¨® de vernos¡±. Desde ciertos ambientes se les ha etiquetado de, bueno, se les ha tenido por¡ ¡°Pijos¡±, zanja Gr¨¤cia. ¡°Era muy de la ¨¦poca dividir entre progres y pijos. Nosotros ¨¦ramos tres chavales, ajenos a las familias teatrales, nos hicimos populares, y ten¨ªamos coche, un Seat 131 Supermirafiore plateado que era un lujazo y daba mucha envidia en aquellos tiempos . Pero es que nos lo hab¨ªan dado pag¨¢ndonos en especie por participar en una convenci¨®n de Volkswagen en Marbella en 1983. Nos ve¨ªan en ¨¦l y se dec¨ªan: ¡®Mira qu¨¦ pijos¡¯
La retirada de Tricicle, larga como un viacrucis de risas, deb¨ªa tener lugar en marzo de 2020, coincidiendo con sus 40 a?os de vida, tras una tanda final de funciones de su ¨²ltimo espect¨¢culo Hits en el teatro Coliseum de Barcelona, pero la pandemia oblig¨® a cancelar cuando a¨²n quedaban tres semanas de representaciones. Les qued¨® el gusanillo de despedirse bien y de ah¨ª este ¡°chimp¨²n¡± final, en el sentido de remate y en alusi¨®n al cl¨ªmax con que tienen que acabar los sketches. El hecho de que sea en el Liceo tiene la gracia no s¨®lo de que desde luego es un escenario por todo lo alto, sino que all¨ª actuaron haciendo de figurantes (lo que se llamaba ¡°aguantar una lanza¡±) en la temporada 1982/83 en La historia de un soldado con m¨²sica de Stravinski que mont¨® Savary. Ahora vuelven, recalcan, como cabezas de cartel y ¡°camerino s¨®lo para nosotros¡±.
Se han tenido que currar la vuelta, porque llevan dos a?os sin hacer Hits y estaban algo desengrasados. Pero anuncian un final apote¨®sico el ¨²ltimo d¨ªa, con muchas sorpresas e invitados. Esta vez s¨ª, afirman, ser¨¢ un adi¨®s definitivo. ?Definitivo? ¡°Bueno, no hemos firmado ning¨²n contrato para no volver¡±, matiza Paco Mir, ¡°si nos dan 10 millones a cada uno, o nos proponen actuar en Broadway¡¡±. ¡°La certeza es que cada uno est¨¢ tan implicado en sus proyectos personales que ser¨¢ dif¨ªcil volver¡±, confirma Carles Sans. ¡°Pero pagant sant Pere canta¡±.
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