La escuela rural que se salv¨® del cierre renovando la pedagog¨ªa
El colegio de Copons ha pasado en siete a?os de 10 a 63 alumnos con una apuesta innovadora que ha atra¨ªdo a muchas familias
Renovarse o morir. La escuela rural de Copons (Anoia) opt¨® por lo primero. Hace unos a?os, el descenso de la natalidad se conjur¨® con un mal entendimiento entre familias y escuela para ir vaciando las aulas de alumnos, hasta el punto de estar al filo del cierre. Hasta que hace siete a?os, dos maestras (una de ellas nueva) decidieron dar la vuelta al proyecto educativo y pasar a poner el foco en el trabajo por proyectos y el aprendizaje manipulativo. Lo presentaron a familias del pueblo, y gust¨®. En ese momento, apenas ten¨ªan una decena de alumnos. Iniciaron la nueva etapa, y el boca-oreja hizo el resto. Actualmente ya son 63 ni?os. ¡°No ha habido intenci¨®n de captar alumnos, hacemos lo que consideramos que necesitan, no pensamos que hagamos nada extraordinario¡±, asevera la directora, N¨²ria Moncl¨²s.
El solemne edificio de tres plantas de la antigua rector¨ªa acoge desde el curso pasado la escuela Quatre Vents. La intenci¨®n es que los alumnos se sientan c¨®modos y predispuestos a aprender. As¨ª, que el primer detalle para sentirse como en casa es cambiar las zapatillas de la calle por unos calcetines de andar. Aqu¨ª, los espacios son clave. ¡°Condicionan el aprendizaje. Huimos del individualismo, el decir ¡®esta es mi mesa¡¯. Preferimos mesas redondas que fomenten el debate y el trabajo en grupo¡±, incide Moncl¨²s.
Como en otras escuelas rurales, aqu¨ª se mezclan alumnos de diferentes edades. ¡°La escuela es el ¨²nico sitio donde te separan seg¨²n el a?o de nacimiento. Pero si permites que se relacionen con otros ni?os, pueden encontrar m¨¢s afinidades porque cada uno tiene un tipo de juego diferente. Adem¨¢s, la mezcla enriquece y aprenden unos de otros¡±, asevera la directora. Uno de los momentos en que se ven los beneficios es en la adaptaci¨®n de los alumnos de Infantil3. ¡°Est¨¢n con los mayores, que ya no lloran y tienen los h¨¢bitos adquiridos, as¨ª que aprenden por imitaci¨®n y m¨¢s r¨¢pido¡±.
Este viernes, mientras los alumnos de los cursos superiores se peleaban con la tecnolog¨ªa para acceder, por primera vez, al Classroom, peque?os y medianos circulaban libres por los diferentes espacios de la primera planta. Cada uno eleg¨ªa la actividad para practicar la lectoescritura o las matem¨¢ticas. Gina, Cora y otras compa?eras compart¨ªan una mesa redonda para jugar al Cazapalabras, una especie de Paraul¨°gic en papel donde ten¨ªan que ir apuntando las palabras que lograban formar con la decena de letras que hab¨ªa en una ficha. ¡°Pero lo que m¨¢s nos gusta es cuando nos ponen un v¨ªdeo y hay que responder preguntas¡±, coincid¨ªan varias de ellas. M¨¢s all¨¢, Lluc y Ter hab¨ªan optado por acomodarse sobre los cojines del suelo, y por un cuento. ¡°Va de un ni?o que viaja al pa¨ªs de los trols¡±, dec¨ªan escuetamente para seguir concentrados en leer resiguiendo las palabras de cada vi?eta.
¡°Son tareas que ellos eligen, muy visuales, aprenden jugando¡±, apunta Luc¨ªa, maestra de infantil, mientras supervisa los diferentes grupos, y que se estrena en un centro con una pedagog¨ªa innovadora. ¡°En las escuelas que trabajan con fichas no ves los alumnos tan motivados; aqu¨ª muestran mucho inter¨¦s y aprenden muy r¨¢pido¡±, a?ade.
La directora explica que los pilares b¨¢sicos de su metodolog¨ªa son el trabajo por proyectos, el respeto al ritmo de aprendizaje de cada alumno, y unas actividades m¨¢s manipulativas. ¡°El aprendizaje tiene que entrar por los sentidos y los alumnos tienen que ver que lo que les est¨¢s ense?ando es ¨²til y que les servir¨¢ en el futuro¡±, defiende. Un modelo que empiezan a introducir muchos centros ¡ªb¨¢sicamente porque es el camino que marca la nueva ley educativa, la Lomloe¡ª, pero que en los ¨¢mbitos rurales cuentan con cierta ventaja. ¡°Tenemos menos alumnos, as¨ª que puedes individualizar m¨¢s el aprendizaje¡±, apostilla la directora.
Al mediod¨ªa, unos pocos alumnos se marchan a comer a casa. Enric, con tres hijos en la escuela (4, 7 y 9 a?os), admite estar encantado con el colegio. ¡°Busc¨¢bamos una escuela no convencional, que trabajara por proyectos, y no con libros. Viv¨ªamos en Carme, pero al final nos hemos trasladado a Copons, en parte por la escuela¡±, cuenta. Eli y Albert viven en Rubi¨® (que no tiene colegio), y valoran que ¡°es una escuela peque?a y muy vivencial. Es como una familia¡±.
Educaci¨®n sexual?
En la escuela han empezado a introducir la educación sexual, ya desde Infantil3. Con diferente complejidad según la edad. Así, con los más pequeños trabajan el conocimiento del propio cuerpo y el consentimiento. “Queremos acabar con el tabú de que no se pueden tocar. Y también enseñarles a decirles que no cuando alguien los quiera tocar. Hay muchos casos de abusos y demasiado tabú sobre el tema. Tienen que aprender a decir que no si un adulto se lo pide”, defiende Monclús. En los más grandes, también se busca alertar sobre la pornografía. “Muchos de ellos ya se han topado con imágenes mientras navegan por internet, y no puede ser que esta sea la primera información que tienen del sexo y se piensen que esto es lo normal. La pregunta es si esto lo tiene que enseñar la escuela. Pues no lo sé, pero hay unas carencias a nivel social y familiar sobre esto, y a veces la escuela está para cubrir estas carencias. Es un tema delicado, pero hay que empezar a normalizarlo, como la muerte”, remata la directora.
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