La sequ¨ªa en la Catalu?a agr¨ªcola: un agujero de 25 millones en los cereales y el temor a perder la campa?a de fruta
La carencia de lluvias y las restricciones al riego siembran de incertidumbres las cosechas
La actividad agr¨ªcola absorbe el 70% de la demanda de agua que se consume y, en plena sequ¨ªa, el campo catal¨¢n est¨¢ sembrado de recelos y temores. La escasez de lluvias ha puesto en jaque las cosechas de esta temporada y amenaza con dejar un socav¨®n econ¨®mico en un sector que tiene las cuentas tiritando. Hay incertidumbre sobre si se podr¨¢ regar este verano y, de partida, se da por perdida la posibilidad de hacer una segunda cosecha de cereales, lo que implica un perjuicio a la baja de 25 millones de euros. Viendo el escenario, los productores de fruta han activado las luces de alarma ante las dudas de si ser¨¢ posible completar la campa?a de recogida de melocotones, manzanas y peras.
Jaume Garde?es explota 45 hect¨¢reas de tierra en la Noguera, Lleida. Se dedica principalmente a la manzana y a la pera, y es representante del sindicato Uni¨® de Pagesos. ¡°No tenemos ninguna previsi¨®n de hasta cuando se podr¨¢ regar¡±, dice. ¡°No se ha querido mojar nadie, ni la Generalitat ni los que gestionan los canales de riego¡±, lamenta. Afirma que ¡°si no llueve, la campa?a de fruta no se podr¨¢ salvar¡±. Da por descontado que, si las tormentas no aparecen durante los meses de abril y mayo, ser¨¢ imposible alargar el riego durante el verano. La cosecha de melocotones, nectarinas, manzanas y peras arranca en junio pero se estira hasta septiembre, y los ¨¢rboles demandan riego regular para no marchitarse. Una hect¨¢rea de frutales necesita entre 9.000 y 10.000 metros c¨²bicos de agua para estar operativa y los productores temen que este verano las restricciones rebajen el flujo hasta los 2.000 metros c¨²bicos. Lo justo para que los ¨¢rboles resistan con vida sin marchitarse.
Sin fruta en el capazo no hay ganancia ni beneficio, pero los agricultores s¨ª han tenido que adelantar una inversi¨®n de hasta 10.000 euros por hect¨¢rea para podar, preparar y abonar las fincas. Garde?es trata de evitar dar cifras para no anticipar el desastre, pero se le escapa que en hay en juego un impacto de ¡°por lo menos 400 millones de euros¡±. Confiesa tener ¡°cuatro aplicaciones de meteorolog¨ªa¡± descargadas en el m¨®vil, y las previsiones que observa no alientan su optimismo. ¡°No soy creyente, pero si pasase por Montserrat seguro que encender¨ªa una vela para que llueva¡±, dice.
Santi Caudevilla se dedica al cultivo extensivo de cereales. La siega de la cosecha de invierno, cebada, trigo y centeno, est¨¢ a la vuelta de la esquina, pero renuncia a poder replantar ma¨ªz, girasol o soja durante el verano para volver a cosechar durante el oto?o. Afirma que la franja que une Lleida y Arag¨®n es ¡°de las pocas zonas de Europa, si no la ¨²nica¡± capaz de lograr dos cosechas anuales. ¡°Lo que hacemos aqu¨ª no lo hace nadie¡±, defiende Caudevilla. Un logro que se convierte en inviable sin agua. Que la zona afectada, una ¨¢rea de 25.000 hect¨¢reas, se quede sin segunda cosecha implica un impacto econ¨®mico a la baja de 25 millones de euros.
La regi¨®n de Lleida concentra casi la mitad de superficie agr¨ªcola que hay en Catalu?a y es la zona l¨ªder en Espa?a en cuanto a producci¨®n de fruta. Su dependencia del agua es absoluta. La Generalitat alega tener poco margen y se escuda en que la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Ebro (CHE) acapara las competencias en ese territorio. T¨¦cnicos de la CHE estuvieron esta semana en una jornada en Mollerussa (Lleida), en la sede de la comunidad de regantes del Canal de Urgell, y alertaron que la situaci¨®n es ¡°muy mala¡± y que es menester esperar a ver como evoluciona la meteorolog¨ªa durante los meses de abril y mayo antes de decidir si procede imponer medidas m¨¢s restrictivas.
Las estreches con el agua han agudizado el debate acerca de la eficiencia de los sistemas de riego en la agricultura. El riego a manta, o por inundaci¨®n, resiste como una pr¨¢ctica muy implementada en la mayor¨ªa de explotaciones, lo que implica un uso intensivo y descontrolado del agua. Apostar por un sistema de riego por aspersi¨®n o por goteo implica un ahorro de el 15% del consumo, pero conlleva unos costes de 6.000 euros por hect¨¢rea, un desembolso que en un sector lastrado por el envejecimiento no todo el mundo est¨¢ dispuesto a asumir.
¡°Se nos acusa de malbaratar el agua regando a manta, y eso no es as¨ª. Porque si todos reg¨¢semos en aspersi¨®n y gotero muchos pozos no podr¨ªan rellenarse con el agua que se filtra por la tierra¡±, dice Jaume Garde?es. Y, luego, se encomienda al cielo. ¡°Tengo la esperanza que en estos dos meses llueva, muchas veces la Semana Santa ha sido lluviosa¡±.
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