¡°Ahora me dedico a cultivar la humanidad¡±
El antrop¨®logo c¨¦lebre en los ochenta y noventa por sus estudios pioneros sobre la amanita muscaria y la ayahuasca dirige un centro de desarrollo psicol¨®gico y espiritual en el Montnegre
Puede sorprender que un hombre al que se le ha conocido como ap¨®stol de la ayahuasca y que ha experimentado con las m¨¢s variadas sustancias psicoactivas (¡°expandidoras¡± o ¡°ensanchadoras¡± de conciencia, ha acu?ado ¨¦l), pida un Cacaolat. En el bar para turistas en el que hemos recalado tras constatar que el de la librer¨ªa Alta?r, donde era la cita, estaba cerrado, le miran con conmiseraci¨®n y le dicen que no tienen, as¨ª que acabamos tomando dos combinados fresquitos de naranja con un chorrito de vodka (el suyo m¨¢s largo). Josep Maria Fericgla (Barcelona, 68 a?os), que est¨¢ estupendo, aunque cojea por una ca¨ªda, sacudi¨® con su especial manera de entender y practicar la antropolog¨ªa el panorama cient¨ªfico y cultural catal¨¢n en los a?os ochenta y noventa. Especialmente por sus pioneras investigaciones en torno a la seta t¨®xica nacional amanita muscaria (matamoscas, falsa oronja, reig bord) y la liana amaz¨®nica ayahuasca, base de la bebida alucin¨®gena del mismo nombre., hoy tan en boga.
Su experimentaci¨®n directa con la primera dio pie al El bolet i la g¨¨nesi de les cultures, un libro se?ero y asombroso en el que descubr¨ªa los ¨¢mbitos culturales, especialmente del folclore catal¨¢n, forjados por la ingesta de la seta, entre ellos las leyendas sobre gnomos y follets (publicada en catal¨¢n por Altafulla en 1985, la obra ha tenido varias ediciones, entre ellas en castellano en Libros de la Liebre de Marzo). En cuanto a la ayahuasca, Fericgla, doctor en Antropolog¨ªa por la Universidad de Barcelona, UB) se fue a investigar su uso psicointegrador entre los j¨ªbaros shuar de la selva ecuatoriana en una aventura cient¨ªfica, espiritual y aventura a secas (incluidos vampiros, intoxicaciones y cabezas reducidas) que alumbr¨® libros como Els j¨ªvaros, ca?adors de somnis, diari d¡¯un atrop¨°leg i viv¨¨ncia xam¨¤nica a trav¨¦s de l¡¯aiahuasca entre els shuar (La Campana, 1994, versi¨®n castellana en Integral). Fericgla fue pionero del uso terap¨¦utico de esa y otras sustancias psicoactivas naturales.
Los libros y experiencias de Fericgla, que tuvieron difusi¨®n en art¨ªculos (algunos en el Quadern, con el que colabor¨® en 1988), cursos, jornadas, debates y encuentros como el alucinante (!) Congreso internacional para el estudio de los estados modificados de consciencia celebrado en 1994 en Lleida, marcaron una ¨¦poca particularmente caracterizada por una curiosidad, unas inquietudes y una libertad de pensamiento que hoy muchos echan a faltar.
¡°?Que hay gente que se pregunta qu¨¦ ha sido de m¨ª?¡±, se sorprende Fericgla, que conserva la misma expresi¨®n amigable de cient¨ªfico inocente y asombrado de siempre (como la de Oppenheimer y la de Herbert West, sin ir m¨¢s lejos). ¡°No he dejado de hacer cosas, en buena parte las mismas; pero es cierto que me he retirado del mundo consciente y voluntariamente. Hace a?os que me siento discrepante de este mundo virtual, sin sentido, vac¨ªo de contexto y de historia en el que todo es superficial, moda y apariencia, tambi¨¦n en la ciencia¡±.
Explica Fericgla que se ha ¡°recluido¡± en el centro que cre¨® en una finca de 8 hect¨¢reas en el parque natural de Montnegre, a 50 kil¨®metros de Barcelona, el Campus Can Benet Vives. ¡°Vivo emboscado, literalmente, entre bosques, en el campus que he fundado y donde realizamos muchas actividades de conocimiento y de comunicaci¨®n entre personas. Pasan por el lugar m¨¢s de 4.000 personas al a?o en busca de paz, convivencia y experiencias profundas, de conexi¨®n con lo simb¨®lico y subconsciente, para su desarrollo psicol¨®gico y espiritual no confesional. Nos dedicamos a cultivar la humanidad¡±. El antrop¨®logo r¨ªe cuando se le se?ala que ese proyecto suyo puede hacer levantar alguna ceja. ¡°No es un lugar de retiro religioso ni he fundado una secta, es una escuela de vida en la que se ense?a a tomar decisiones y a prepararte para afrontar traumas y temores consustanciales a nuestra sociedad, en especial el miedo a la muerte. Al contrario que una secta, precisamente, es dif¨ªcil entrar, porque hay mucha demanda, y muy f¨¢cil salir¡±. Tambi¨¦n lleva a cabo actividades y retiros en el otro centro que posee la fundaci¨®n Josep Maria Fericgla (de la que es presidente vitalicio), con socios y amigos, en la Amazonia ecuatoriana, la Casa Etno-Ahuano, finca de 61 hect¨¢reas y ¡°reserva medioambiental privada¡± a orillas del r¨ªo Napo, a 5 horas de Quito, parte de ellas en canoa, y en donde, a diferencia de en Espa?a, se puede usar libremente, de manera ritual y terap¨¦utica, la ayahuasca (en nuestro pa¨ªs, s¨®lo con finalidades cient¨ªficas).
¡°Ojo, que est¨¦ alejado no quiere decir que no me preocupe por el mundo en que vivimos¡±, matiza Fericgla, que se define hoy como escritor, psicotearapeuta (estudi¨® tambi¨¦n psicolog¨ªa), antrop¨®logo centrado en la investigaci¨®n y en parte, ¡°ahora ya no me da verg¨¹enza decirlo,¡± acompa?ante espiritual. ¡°Veo con preocupaci¨®n que estamos en un fin de era, con desorden social, ideol¨®gico, religioso, familiar y sexual, que muy a menudo desemboca en violencia. Y desde Can Benet buscamos alternativas a trav¨¦s de m¨¦todos y t¨¦cnicas de la psicolog¨ªa, de distintas tradiciones culturales y otros que he ido desarrollando yo mismo¡±.
Fericgla recalca que est¨¢ en contra de la utilizaci¨®n puramente recreativa de las sustancias que producen ¡°expansi¨®n de conciencia¡± (a las que se ha denominado psicod¨¦licas, ente¨®genos o creadoras de estados alterados). Asimismo critica la desinformaci¨®n interesada y el secuestro del relato sobre ellas, al igual que su apropiaci¨®n comercial por la industria farmac¨¦utica, y aboga por la b¨²squeda de v¨ªas que permitan su uso social en libertad, con conocimiento profundo, y no como f¨¢rmacos al uso (al asunto dedica este septiembre el seminario online Ayahuasca, espiritualidad tradicional y uso en psicoterapia contempor¨¢nea, junto con el etnobot¨¢nico Jonathan Ott, la neurocient¨ªfica Eva Machado y un cham¨¢n quichua, Carlos Grefa). Con todo, destaca que el ¡°propulsor¡± de las experiencias ext¨¢ticas es secundario: se puede llegar a ellas tambi¨¦n, subraya, por la m¨²sica (es un experto), la danza, la respiraci¨®n o la meditaci¨®n.
Josep Maria Ferigla, que ha tenido cuatro hijos de tres parejas ¡ªuna hija se le muri¨® de peque?a¡ª y considera el amor rom¨¢ntico una enfermedad cultural, recalca que no ve ninguna contradicci¨®n en las distintas etapas de su vida, sino una continuidad. De hecho, recuerda que ya tuvo una experiencia extracorporal (sin sustancias) en un retiro de joven en Montserrat y decidi¨® dedicarse a estudiar los fen¨®menos de realidad expandida y las puertas de la percepci¨®n que dir¨ªan Blake y Huxley. Lleg¨® a la antropolog¨ªa, que le pareci¨® la mejor aproximaci¨®n, de la mano del gran Claudio Esteva Fabregat. Hizo trabajo de campo en el Kurdist¨¢n turco, donde conoci¨® a fondo el sufismo, y en el Magreb. Del bolet, la amanita, recuerda que ¡°era otro momento, hab¨ªa mucho inter¨¦s, hoy el mundo digital ha destrozado el conocimiento real¡±. En todo caso, ¡°soy producto de aquella ¨¦poca, en la que beb¨ªamos de Castaneda, de Graves, de los Wasson¡¡±. Sigue escribiendo: lo ¨²ltimo, de enero, Inspiraciones sin tiempo (editorial Escola de Vida), una suerte de m¨¢ximas, aforismos, pensamientos o ¡°saetas¡± de un antrop¨®logo para los tiempos que corren. Ah¨ª va una: ¡°Aplica en todo momento y lugar los dos sentidos m¨¢s necesarios de la vida, el sentido com¨²n y el sentido del humor¡±.
Y ya que estamos, ?hay alguna nueva sustancia por ah¨ª? ¡°Se est¨¢n estudiando mucho las daturas, como el estramonio, plantas con venenos psicotr¨®picos muy potentes, efectos largos y paro card¨ªaco y muerte en dosis elevadas. Con eso no se juega¡±. El estramonio es una de las fuentes de la escopolamina o burundanga. ¡°Hay muy poca investigaci¨®n a¨²n, pero parece que en la Galicia rural algunos sacerdotes lo administraban secretamente en la extremaunci¨®n, tras la que el moribundo mor¨ªa autom¨¢ticamente, para facilitar el traspaso¡±.
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