El susto de la educaci¨®n
Rasg¨¢ndose las vestiduras en p¨²blico, el president Pere Aragon¨¨s y la consellera Anna Sim¨® han tratado de paliar o minimizar la andanada de la oposici¨®n
Si ser¨¢ morrocotudo el susto que nos hemos pegado al comprobar que nuestra infancia lee mal y cuenta fatal que, por un instante al menos, se ha generado una ins¨®lita unanimidad parlamentaria: todos los grupos est¨¢n de acuerdo en que la evidencia es terrible, que es un problema urgente y que obliga a tomar decisiones sin perder un segundo. Es cierto que la unanimidad -moment¨¢nea y tan solo en el titular- la ha favorecido el president de la Generalitat, Pere Aragon¨¨s, que ha improvisado una intervenci¨®n parlamentaria para tratar el asunto y, sin pa?os calientes, ha admitido el pinchazo educativo y la responsabilidad del Govern en ello.
A ver, es una obviedad que si la escuela catalana se est¨¢ degradando y las nuevas generaciones no dan pie con bola, una gran parte de culpa es de las autoridades, pero no siempre ocurre que los implicados lo admitan. Rasg¨¢ndose las vestiduras en p¨²blico, Aragon¨¨s y la consellera Anna Sim¨® han tratado de paliar o minimizar la andanada de la oposici¨®n. Lo han logrado a medias, al menos han conseguido una aprobaci¨®n general a una cumbre de partidos para analizar la situaci¨®n y estudiar -el mejor verbo en estas circunstancias- qu¨¦ se debe corregir. Pero no han evitado, supongo que ya lo preve¨ªan, la reproducci¨®n una y otra vez de los reproches, algo que ha producido en el hemiciclo un efecto curioso: el presidente afirma: ¡°la educaci¨®n est¨¢ mal¡±, y el resto de portavoces replican con la misma idea: ¡°la educaci¨®n est¨¢ mal¡±, como un coro de tragedia griega.
Una de las cr¨ªticas ya se da por descontada, es esa que figura en la primera p¨¢gina del manual de instrucciones del buen opositor: la intervenci¨®n del presidente llega tarde. Para el resto, cada partido ha vestido su intervenci¨®n con los ropajes propios: Albert Batet, de Junts per Catalunya, ha dirigido parte de las cr¨ªticas a los gobiernos espa?oles que han ido aprobando sucesivas y ef¨ªmeras leyes de educaci¨®n. El socialista Salvador Illa llevaba el traje de ¡°hombre de Estado¡±: ¡°se podr¨ªa hacer mucha sangre: yo no voy a hacerlo.¡±
Poco antes de intervenir en el debate, se ha visto a los tres l¨ªderes de la derecha espa?olista ¨C Ignacio Garriga (Vox), Alejandro Fern¨¢ndez (PP) y Carlos Carrizosa (C¡¯s) ¨C intercambiando comentarios desde sus esca?os y, como si lo hubieran pactado, todos han coincidido en ironizar con el concepto de ¡°modelo de ¨¦xito¡±, tan usado siempre por los responsables de la Generalitat al hablar de la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica. Para estos tres grupos, con pocos matices, el problema fundamental es la falta de castellano en las aulas.
Tambi¨¦n ha sido motivo de choque aquel primer comentario de los portavoces de la Conselleria de Ensenyament, atribuyendo los malos resultados a una sobrerrepresentaci¨®n de alumnos inmigrantes. El departamento admiti¨® el error, la consellera afirma que se tomar¨¢n medidas, pero todo eso no evita que varios grupos lo sigan reprochando. Por cierto, este asunto ha provocado un cortocircuito en Garriga, casi obligado a felicitar al Govern por echar la culpa a los inmigrantes.
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