La expansi¨®n de las energ¨ªas renovables: propuestas para superar el conflicto en los territorios
El bum de los parques solares y e¨®licos est¨¢ generando protestas en zonas rurales. Dos expertos debaten sobre su alcance y plantean soluciones de consenso, como establecer que los beneficios econ¨®micos redunden en la poblaci¨®n local
Durante nueve horas del martes 16 de mayo ¡ªentre las 10.00 y las 19.00¡ª Espa?a alcanz¨® un importante hito: el 100% de la demanda el¨¦ctrica peninsular fue cubierta por fuentes renovables (solar, e¨®lica, hidr¨¢ulica), que no emiten gases de efecto invernadero. La expansi¨®n de esa tecnolog¨ªa encamina al pa¨ªs hacia la ruptura con los combustibles f¨®siles, los principales causantes del calentamiento global, y, adem¨¢s, ayuda a rebajar el precio de la luz y a romper con la dependencia energ¨¦tica.
El pasado a?o, Espa?a fue el segundo pa¨ªs de la UE que m¨¢s electricidad produjo con aerogeneradores y con paneles fotovoltaicos. Y lo que viene en el corto y medio plazo es una expansi¨®n mucho mayor ¡ªsobre todo, en el caso de la solar¡ª, impulsada por los bajos costes de estas tecnolog¨ªas y las pol¨ªticas europeas. Una pata de esta explosi¨®n se sustenta en el autoconsumo, que se ha disparado sin grandes conflictos en Espa?a. La otra, que s¨ª est¨¢ generando algunas tensiones, es la instalaci¨®n de plantas e¨®licas y solares en entornos rurales. Las autonom¨ªas y el Gobierno han concedido el aval medioambiental a m¨¢s de 1.700 proyectos de ambas tecnolog¨ªas desde principios de 2022, seg¨²n los datos recabados por este diario de los Ejecutivos y los boletines oficiales.
Las protestas se centran en muchas ocasiones en los denominados macroproyectos, aquellos que suman m¨¢s de 50 megavatios de potencia instalada. Se critica su impacto visual y ambiental, que est¨¦n impulsados por grandes empresas y fondos de inversi¨®n o que desplacen a otras actividades como la agricultura. EL PA?S ha propuesto a dos expertos un debate online sobre este asunto. A un lado, desde Valencia, Pedro Fresco, ex director general de Transici¨®n Ecol¨®gica de la Comunidad Valenciana, destituido por Comprom¨ªs tras imponerse en ese partido la corriente que aboga por poner freno al desarrollo de los grandes parques. Al otro, desde la ciudad estadounidense de B¨²falo, Jaume Franquesa, autor de Molinos y gigantes. La lucha por la dignidad, la soberan¨ªa energ¨¦tica y la transici¨®n ecol¨®gica (Errata Naturae) y buen conocedor de los movimientos contrarios a la instalaci¨®n de estas tecnolog¨ªas.
Necesidad o conveniencia
?Son necesarios los macroproyectos? ¡°Es probable que algunas macroplantas sean necesarias¡±, arranca Franquesa, pero a?ade: ¡°El problema es que se han puesto ah¨ª todos los huevos de la cesta y creo que habr¨ªa que buscar tambi¨¦n otras opciones que complementaran eso y, sobre todo, abrir un debate para que la decisi¨®n contara con un apoyo democr¨¢tico amplio¡±. Fresco, por su parte, advierte de que ¡°lograr los objetivos de descarbonizaci¨®n solo con autoconsumo es inviable, entre otras razones, porque no tenemos tejados suficientes para hacer eso ni se podr¨ªa hacer con la velocidad necesaria¡±.
Los dos expertos admiten la existencia de conflictos en las zonas rurales. Pero tras la oposici¨®n a la instalaci¨®n de un proyecto puede haber m¨²ltiples razones, ya que es un movimiento muy heterog¨¦neo. Tanto, que ambos especialistas no se ponen de acuerdo en el origen del problema.
¡ªLa ra¨ªz del conflicto es que el modelo de desarrollo renovable est¨¢ hecho en gran parte para satisfacer los intereses de las empresas y genera rechazo y cierta resistencia en amplios sectores¡ª opina Franquesa.
¡ªEl modelo no est¨¢ hecho para satisfacer a las grandes empresas. De hecho, lo que m¨¢s satisfar¨ªa a las grandes empresas energ¨¦ticas, a las tres que copan hoy el 75% de las energ¨ªas tradicionales, ser¨ªa que no se instalasen renovables. Porque lo que va a provocar es que esa gran concentraci¨®n se diluya; mucho o poco, pero se diluir¨¢ con las renovables¡ª rebate Fresco.
El exdirector de Transici¨®n Ecol¨®gica de la Comunidad Valenciana apunta a una ¡°especie de coalici¨®n negativa de intereses¡± en el movimiento contra las plantas renovables. ¡°Hay casos ideol¨®gicos, pero no son mayoritarios. Hay cuestiones econ¨®micas: por ejemplo, considerar que una planta, que puede ser muy visible, no va a repercutir positivamente en el pueblo... Puede haber miedos por el conflicto con actividades econ¨®micas previas, como la agricultura o el turismo. Tambi¨¦n puede haber cuestiones medioambientales o culturales. Hay muchas cosas que se entrecruzan y, probablemente, lo que menos hay es una percepci¨®n consciente de modelo de desarrollo¡±, opina. Pero Franquesa insiste en que en la ra¨ªz del problema est¨¢ un modelo que, entre otras cosas, busca deliberadamente la ¡°menor capacidad de oposici¨®n¡±. ¡°La instalaci¨®n de renovables se hace en lugares rurales despoblados porque es bueno para el modelo de negocio de los promotores¡±, dice.
Velocidad
Algunos de los movimientos de rechazo han pedido moratorias a la implantaci¨®n de renovables. Franquesa no cree que haya que ¡°parar el desarrollo ahora¡±. Pero advierte de que la necesidad de actuar r¨¢pido contra el cambio clim¨¢tico puede ser una excusa: ¡°El argumento de la prisa est¨¢ siendo utilizado para que no haya debate. Debemos crear un marco en el que podamos decidir cu¨¢les son los criterios, qu¨¦ tipo de transici¨®n queremos y hacia d¨®nde vamos. Este tipo de debate, como m¨ªnimo, deber¨ªa poder hacerse en paralelo a la instalaci¨®n, que, al fin y al cabo, si est¨¢ siendo tan r¨¢pida es porque ofrece oportunidades de negocio interesantes. Eso no es malo, lo que es malo es que ese sea el principal motivo por el que se va adelante con las renovables¡±.
Fresco, sobre la velocidad, apostilla: ¡°Si hemos declarado una emergencia clim¨¢tica, no podemos no tener prisa. La prisa existe y tenemos unos objetivos de renovables que hemos puesto para 2030, que adem¨¢s estamos ahora revisando al alza. ?Esto acaba con el debate? No, pero el debate no se puede interponer. Las renovables deben seguir instal¨¢ndose y, paralelamente, hay una serie de debates que debemos tener. Pero la pretensi¨®n de algunos sectores de paralizarlo todo hasta que se llegue a una soluci¨®n satisfactoria del debate no puede ser¡±. En todo caso, Franquesa recuerda que las tensiones con las renovables no son nuevas. ¡°Hay conflictos alrededor de esto desde, como m¨ªnimo, finales de los a?os noventa. La petici¨®n de debate o de pensar el modelo no es nueva¡±.
Como el bum del ladrillo
Para Franquesa, el desarrollo de las renovables en Espa?a es similar al ¡°modelo del bum inmobiliario¡±. ¡°Entonces se dec¨ªa: necesitamos construir, necesitamos que se hagan nuevos proyectos. Y los municipios, queriendo o sin querer, se encontraron con que la ¨²nica manera de tirar para adelante era construir¡±.
¡ªEs verdad que tiene algunas relaciones con el bum y esa puede ser una de las explicaciones por las que los movimientos antirrenovables en Espa?a son m¨¢s de izquierdas¡ª explica Fresco ¡ªPero no nos equivoquemos: si estamos promoviendo las renovables no es porque sea un lucro privado, sino porque es un bien colectivo. La lucha contra el cambio clim¨¢tico es un bien colectivo, al igual que la independencia energ¨¦tica de Espa?a. No se pueden aplicar las mismas l¨®gicas a montar un circo o un taller mec¨¢nico que a poner renovables. Es una obligaci¨®n de nuestra generaci¨®n luchar contra el cambio clim¨¢tico.
¡ªBueno, digamos que lo que motiva en ¨²ltima instancia el desarrollo renovable es algo distinto del bum inmobiliario, aunque yo no me he encontrado con ning¨²n proyecto econ¨®mico que no se justifique en cierta medida como un bien com¨²n. Cuando se estaba construyendo en el bum [inmobiliario] tambi¨¦n se hac¨ªa para el bien de Espa?a¡ª contrapone Franquesa.
Soluciones
En lo que s¨ª coinciden ambos es en que las cosas se pueden hacer mejor y en muchas de las medidas que se pueden tomar para lograrlo. Franquesa apunta al impulso de la ¡°copropiedad¡± de las plantas para dar participaci¨®n a los vecinos; o la ¡°reinversi¨®n de los beneficios en el municipio¡± para la ¡°estimulaci¨®n del empleo local¡±; o ¡°estudiar la posibilidad de que la electricidad sea m¨¢s barata para los vecinos y empresas locales¡±; o ¡°figuras impositivas adicionales¡± que pudieran aplicar los municipios o las comunidades aut¨®nomas a las empresas. Todas esas propuestas las defiende Fresco tambi¨¦n: ¡°Los desarrollos renovables tienen que dejar beneficios en los sitios donde se instalan; ahora mismo ya hay algunos impuestos [a las empresas], pero tenemos que hacer que estos beneficios sean mayores y que ayuden a fijar industria en el territorio¡±. Este experto a?ade un factor m¨¢s: ¡°las mejoras en la ubicaci¨®n de las plantas¡±. Propone no solo determinar las zonas en las que no se pueden instalar renovables, sino tambi¨¦n establecer las ¨¢reas de instalaci¨®n ¡°preferente¡±. ¡°?Por qu¨¦ no se han hecho todas estas cosas antes? Llevamos un cuarto de siglo con esto y no se ha hecho. La resistencia viene de la falta de voluntad¡±, lamenta Franquesa.
Nacionalismo y antirrenovables
Franquesa critica que la transici¨®n ecol¨®gica y energ¨¦tica se ha presentado como ¡°una cuesti¨®n puramente t¨¦cnica¡±. ¡°Pero es una cuesti¨®n pol¨ªtica y por lo tanto tenemos que tener conciencia de que estamos tomando decisiones pol¨ªticas¡±, sostiene. Respecto al componente ideol¨®gico de los movimientos contrarios a los grandes parques, este especialista se?ala que en Espa?a ¡°vienen m¨¢s de trayectorias de izquierda que de derecha¡±. Pero no considera que el nacionalismo desempe?e un papel determinante.
No opina igual Fresco: ¡°Creo que el nacionalismo y el regionalismo s¨ª que influyen. Los nacionalismos sin Estado que existen en Espa?a han tendido mucho a la defensa del territorio y la visi¨®n rom¨¢ntica del territorio la han defendido precisamente por no tener Estado. En casos como la Comunidad Valenciana, Catalu?a o Euskadi percibo que el nacionalismo que se siente muy arraigado al territorio, al que le ha dado mucho valor sentimental, responde m¨¢s fuertemente contra su alteraci¨®n¡±. Y a?ade un factor m¨¢s: ¡°Tambi¨¦n tenemos regionalismos en la llamada Espa?a vaciada, pero en este caso lo importante es el sentimiento de agravio acumulado durante d¨¦cadas por el modelo de desarrollo. Todo ese sentimiento de agravio ha sido sublimado cuando han llegado las energ¨ªas renovables, pese a no ser las culpables¡±.
Las propuestas de los grandes partidos
PSOE
PP
VOX
UNIDAS PODEMOS
Recibe cada tarde el bolet¨ªn Diario de elecciones, escrito por el director adjunto de EL PA?S Claudi P¨¦rez. Y aqu¨ª, la radiograf¨ªa de todas las comunidades que van a las urnas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.