La vida en vilo de una aldea gallega: desapariciones, descuartizamientos, restos humanos en bolsas y un criminal de permiso
La Guardia Civil trata de reunir pruebas para incriminar a ¡®Pandolo¡¯, principal sospechoso de dos muertes violentas en el municipio ganadero de Mazaricos, que ha pasado la mitad de sus a?os entre rejas
Un rosario de muertes, unas violentas, otras naturales, se cierne sombr¨ªo sobre San Mamede de Albor¨¦s. A escasos metros el uno de otro, en ese peque?o n¨²cleo del municipio coru?¨¦s de Mazaricos (3.760 habitantes), viv¨ªan dos de los protagonistas de esta cr¨®nica negra: Antonio Tu?as Vieites, un vecino de 72 a?os desaparecido el 15 de diciembre de 2022, y el delincuente m¨¢s famoso de la comarca, Jos¨¦ Manuel Mart¨ªnez Quint¨¢ns, de 50 y en prisi¨®n, al que todos conocen por el alias de Pandolo. Los nombres de ambos, junto a alg¨²n otro, transitan por la atribulada historia reciente de una aldea que vive en vilo, esperando el desenlace, mientras la desbrozadora limpia la maleza de unos terrenos en otra punta del municipio y la Guardia Civil rastrea el paisaje en busca de huesos y pruebas.
Hace un mes, una profesora que paseaba por el monte descubri¨® un cr¨¢neo humano. Las muestras gen¨¦ticas confirmaron a finales de noviembre que era la cabeza de Antonio. Unos d¨ªas despu¨¦s de conocerse estos resultados, en otra zona de matorral muy pr¨®xima que fue segada con la idea de encontrar el resto del esqueleto del vecino, se hallaron cinco bolsas de pl¨¢stico: en cuatro de ellas se repart¨ªa un cuerpo desmembrado; la quinta conten¨ªa un ch¨¢ndal azul.
La familia de Antonio no reconoci¨® aquella ropa. ¡°No usaba ch¨¢ndal¡±, apunta su hermana Francisca, en su casa de Albor¨¦s, todav¨ªa conmovida por el suceso que permanece bajo secreto sumarial. ¡°Una cosa es matar y otra, descuartizar¡±, resume la congoja que sienten los vecinos de Mazaricos una panadera del pueblo. A la espera de los resultados de ADN, la Guardia Civil cree que el cad¨¢ver de las bolsas puede corresponder a otro desaparecido de la provincia, a Javier Iglesias Otero. De 50 a?os y vecino de Orro (Culleredo), hab¨ªa coincidido con Pandolo en prisi¨®n y se le perdi¨® el rastro el 5 de mayo de 2022. Hab¨ªa sangre en varias estancias de su chal¨¦ y evidencias de haberse limpiado huellas. En la vivienda tambi¨¦n se encontr¨® un casquillo de bala. El desaparecido estaba pendiente de algunos juicios, y seg¨²n los investigadores se da la circunstancia de que, en la fecha en que falt¨®, Pandolo estaba en la calle. Justo lo mismo que hab¨ªa sucedido cuando Antonio sali¨® de casa sin decir ad¨®nde y ya nunca volvi¨®: Pandolo disfrutaba de un permiso penitenciario.
Entre los d¨ªas de finales de noviembre en que la familia de Tu?as supo que el cr¨¢neo era de su ser querido y la fecha en la que aparecieron los restos de otro hombre en bolsas, fallecieron de muerte natural Celia Cernadas, la exesposa de Antonio, que estaba enferma, y la madre de Pandolo. Cuentan los vecinos que Mar¨ªa Encarnaci¨®n Quint¨¢ns, de 75 a?os ¡ªuna mujer que crio cuatro hijos, separada del padre de Pandolo desde que ¨¦l era un ni?o¡ª,¡°se desviv¨ªa¡± por su descendiente descarriado y que este sent¨ªa ¡°veneraci¨®n¡± por su progenitora. Solo un d¨ªa antes de morir de un infarto, la mujer hab¨ªa hecho declaraciones a las c¨¢maras que acudieron a su casa cuando aparecieron los segundos restos humanos: la madre defend¨ªa la inocencia de su v¨¢stago.
Pero el Equipo de Delitos contra las Personas de la Guardia Civil de A Coru?a, que investiga las dos desapariciones desde el a?o pasado ¡ªy manejaba informaci¨®n que le llev¨® en septiembre a buscar los cad¨¢veres en un antiguo vertedero pr¨®ximo al ¨¢rea frondosa donde ahora aparecieron¡ª, tiene en su punto de mira, como primer sospechoso, a Pandolo. Mart¨ªnez Quint¨¢ns, ese vecino de Albor¨¦s que ha pasado la mitad de su vida entre rejas, acumula un historial delictivo dif¨ªcil de resumir.
Desde julio est¨¢ encerrado en la c¨¢rcel coru?esa de Teixeiro por tirotear a una familia y malherir en el abdomen a un hombre durante el asalto ¡ªen mayo de 2023¡ª a una casa en el ayuntamiento de Ordes, supuestamente elegida de forma aleatoria para robar un coche cuando ¨¦l pasaba por all¨ª en bicicleta a las tantas de la madrugada. En esta ¨²ltima ocasi¨®n, el delincuente, considerado ¡°muy peligroso¡± por los guardias civiles que persiguen sus andanzas, hab¨ªa aprovechado otro permiso para esfumarse. Pero Pandolo, detenido repetidas veces en posesi¨®n de armas de fuego, radiales y pasamonta?as, lleva casi tres d¨¦cadas entrando y saliendo de instituciones penitenciarias. En marzo de 2007 se fug¨® de prisi¨®n, sembr¨® el p¨¢nico con asaltos por media Galicia y tardaron meses en darle caza. Entre robos de veh¨ªculos y golpes en negocios y domicilios, por libre o en banda, solo en 2003 fue arrestado varias decenas veces, aunque la mayor condena hasta el momento, 20 a?os de los que cumpli¨® 16, le cay¨® a los 33 a?os por intentar matar a tiros a una pareja de guardias civiles durante una persecuci¨®n en Sarria (Lugo).
¡°Uno de aqu¨ª que coincidi¨® con ¨¦l all¨¢ una temporada vino contando que, en la c¨¢rcel de Teixeiro, Pandolo es el rey¡±, comenta un vecino de Albor¨¦s. ¡°Cuando est¨¢ libre, no estamos tranquilos¡±, lamenta una mujer que entra a comprar media empanada de carne en la panader¨ªa de la carretera general que atraviesa en l¨ªnea recta el mapa, salpicado de prados y granjas de vacas, de Mazaricos. Los macabros hallazgos que alteraron el orden natural de las cosas en este municipio (con m¨¢s frisonas que seres humanos en muchas de sus aldeas) tuvieron lugar en el extremo que limita con el ayuntamiento de Serra de Outes. Fue en un paraje verde del lugar de Gosolfre (Chac¨ªn, Mazaricos), atravesado por caminos de tierra que descienden casi de golpe unos 200 metros hasta el nivel del r¨ªo y llevan hasta una cascada. Es un lugar buc¨®lico, pero poco frecuentado, donde confluyen tres arroyos que forman el r¨ªo San Paio. Cuando se les pregunta a los m¨¢s mayores, casi todos dicen que a pesar de sus muchos a?os jam¨¢s, ni de j¨®venes, han llegado hasta all¨ª. La clienta que compra la empanada hasta se arranca con una leyenda que ya le contaba su abuela y que ven¨ªa a decir que en la noche de los tiempos se arrojaba en el cauce a moribundos ¡°para que se los llevara la corriente¡±. En la panader¨ªa Maro?as se hace un silencio de incredulidad.
La Guardia Civil sigue buscando entre Chac¨ªn y Outes el cuerpo de Antonio en la zona donde apareci¨® su cabeza ¡°con se?ales de traumatismo¡± craneoencef¨¢lico, seg¨²n apunta uno de sus primos. Los animales de aquel bosque de ribera y la propia acci¨®n del agua, muy caudalosa este oto?o, pudieron diseminar y arrastrar los huesos del vecino desaparecido. La v¨ªctima viv¨ªa en Albor¨¦s con la familia de su hijo, Juan Tu?as, alba?il de oficio, a unos siete kil¨®metros del lugar donde se encontr¨® la calavera. Un a?o antes de desaparecer, hab¨ªa sido herido de gravedad en el brazo (con el que se protegi¨® la cara) por un conflicto de lindes de tierras: fue la madre de Pandolo quien le clav¨® una hoz.
Seg¨²n relata ahora Francisca Tu?as, el choque vecinal tuvo lugar cuando su hermano estaba cortando unas ramas en el l¨ªmite entre una finca de Mar¨ªa Encarnaci¨®n Quint¨¢ns y un minifundio recientemente adquirido por ¨¦l. ¡°Yo le intent¨¦ convencer para que no comprara ese terreno, que no le serv¨ªa para nada porque ten¨ªa dos fuentes en el medio, pero ¨¦l se encaprich¨®¡±, lamenta la hermana con la voz quebrada, ¡°y ahora pienso si lo que hizo no fue comprar su propia muerte¡±. Aquel d¨ªa de la agresi¨®n, Antonio acab¨® en el hospital de Santiago y, tras la denuncia y el juicio, ¡°la madre de Pandolo fue condenada a pagar 3.000 euros de indemnizaci¨®n¡±, sigue detallando Francisca. ¡°Unos d¨ªas despu¨¦s, mi cu?ado desapareci¨®¡±, apostilla su marido, Amador Castro.
Pero, de momento, los caminos que llevan a Pandolo son circunstanciales. La familia de Antonio Tu?as cree que alguien le tendi¨® una ¡°trampa¡±, y que acudi¨® a un encuentro sin avisar de ello a sus parientes. El 15 de diciembre del a?o pasado sali¨® de casa con su Nissan Almera verde oscuro, y en la zona cercana de Quint¨¢ns ¡ªen un territorio donde se repiten apellidos, todos se conocen y son primos lejanos¡ª una vecina lo vio apearse del coche y bajar, con su cojera, la cuesta de un prado, tambi¨¦n cerca de un r¨ªo. ¡°?Ad¨®nde ir¨¢ por ah¨ª, que no lleva a ninguna parte?¡±, le pregunt¨® la se?ora, escamada, a su marido. ¡°Mujer, ir¨¢ a hacer pis¡±, dicen los familiares de Antonio que zanj¨® el esposo. Fueron los ¨²ltimos testigos que aseguraron identificar al hombre que desapareci¨® hace un a?o. El Almera fue localizado a unos 50 kil¨®metros, en el t¨¦rmino municipal de Carballo, con colillas dentro pese a que el propietario no fumaba. No muy lejos del lugar de Mazaricos en el que fue visto a¨²n con vida, seg¨²n explica Jos¨¦ Manuel Vieites, primo de la v¨ªctima, ¡°su m¨®vil y la pulsera de emergencia de la Cruz Roja¡± que llevaba puesta por su achacosa salud ¡°emitieron la ¨²ltima se?al¡±.
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