Bisabuela, sal a la ventana: Clara da sus primeros pasos durante la pandemia
Angelines Laorga, de 91 a?os, recibi¨® una visita sorpresa: se asom¨® a la calle y pudo ver a su bisnieta caminar por primera vez
El olor a croquetas y alb¨®ndigas con tomate invade la casa de Angelines Laorga, de 91 a?os todos los viernes por la noche desde hace 30 a?os. Angelines espera sentada en el sof¨¢ viendo la televisi¨®n con su marido, Antonio, hasta que llegan sus siete hijos, 16 nietos y 2 bisnietas. Cuando empez¨® el estado de alarma el olor a comida y las risas desaparecieron. Solo iba alguno de sus hijos por turnos a dejarle la compra en la puerta, y ella siempre lamentaba que ya no la besaban o entraban a su casa. Nadie de la familia quer¨ªa ponerlos en riesgo. ¡°Ya superaron la guerra, ahora no se los va a llevar el coronavirus¡±, dice su nieto, Antonio Hedilla.
Hace un a?o naci¨® la segunda bisnieta, Clara Hedilla. Angelines llevaba semanas poniendo a Clara de pie y llam¨¢ndola para que diera sus primeros pasos. Pero todav¨ªa era muy pronto. Durante la cuarentena, encerrada en su casa, Clara se lanz¨® a caminar, pero su bisabuela no lo pudo ver en persona.
Ahora que los ni?os pueden salir a dar paseos al padre de Clara se le ocurri¨® que pod¨ªa caminar las cuatro manzanas del barrio de la Guindalera y dar una sorpresa a su madre. Cuando lleg¨® al portal llam¨® al telefonillo pero no subi¨®. Angelines dej¨® el mando de la televisi¨®n sobre el sof¨¢ y se asom¨® a la ventana a ver qu¨¦ pasaba. Para su alegr¨ªa estaban all¨ª Antonio con su bisnieta. Lo que no se esperaba era ver c¨®mo Clara caminaba hacia Antonio, que la estaba esperando con los brazos abiertos. ¡°Es una imagen que voy a recordar siempre¡±, dice su hijo. Angelines se emocion¨® mucho y no paraba de gritar de la felicidad.
La ¨²ltima vez que la hab¨ªa visto no sab¨ªa andar y ahora Clara es una prueba de que el mundo no se ha detenido por completo durante la pandemia. Y la peque?a est¨¢ disfrutando de los paseos tras estas semanas. ¡°Ha flipado mucho con la calle, estaba impactada con tanto est¨ªmulo despu¨¦s de siete semanas¡±, cuenta el padre de la peque?a.
La soledad de los mayores se ha reforzado con la pandemia y ahora son m¨¢s vulnerables. Angelines ha cumplido 66 a?os de matrimonio con Antonio durante el confinamiento, y bromea con que en cuanto la dejen salir a la calle va a buscarse un amante. ¡°Mi esposo es muy aburrido¡±, dice Angelines entre risas. En la cuarentena su vida apenas ha cambiado, asegura, porque siguen sentada en el sof¨¢, ¡°viendo la televisi¨®n, como siempre¡±.
Esta rutina de los viernes por la noche, la del olor a croquetas y alb¨®ndigas y risas de los nietos, es la que Angelines est¨¢ deseando recuperar. ¡°Mis abuelos me han ense?ado lo que es el cuidado por el otro, que es lo que m¨¢s echamos de menos ahora que no podemos abrazarnos¡±, dice Hedilla.
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