Las Matem¨¢ticas no fallan: pierde el alumno que recibe clases ¡®online¡¯
Un estudiante que recibe las clases presenciales avanza m¨¢s r¨¢pido en el temario respecto a otro que tiene semipresencial
Alejandro Bracamonte tiene 17 a?os y las ideas muy claras. Quiere estudiar arquitectura, pelea cada mil¨¦sima que le bajan en sus ex¨¢menes y lucha por conseguir que su centro d¨¦ clases presenciales para presentarse a la Evaluaci¨®n de Acceso a la Universidad (EvAU), a principios de junio, con opciones. Es una cuesti¨®n de igualdad de condiciones, explica. De ser justos. De que no le cierren una puerta antes de tiempo. Porque, al final, se trata de su futuro. Como ¨¦l, unos 54.000 alumnos de 2? de Bachillerato estudian en Madrid con la mirada puesta en un examen que les cambiar¨¢ la vida para siempre. A la incertidumbre de si podr¨¢n optar a la carrera deseada, este a?o se le une una m¨¢s: si unos llegar¨¢n a la meta con la lecci¨®n mejor aprendida por un hecho que no depende ellos, el de la presencialidad total o el de las clases telem¨¢ticas. La carrera por llegar a la meta ya ha empezado. Y la liebre corre m¨¢s r¨¢pido para unos que para otros.
De los 54.000 alumnos de la regi¨®n, unos 33.000 pertenecen a centros p¨²blicos, casi 4.000 a concertados y unos 17.000 a privados. De estos, una gran mayor¨ªa de los que estudian en centros privados y concertados disfrutan de esa presencialidad tan deseada durante este curso, seg¨²n asegura CC OO. En los p¨²blicos, solo una minor¨ªa ha conseguido el benepl¨¢cito de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n para ello. El protocolo lo especifica bien claro: entre una tercera parte y la mitad del horario semanal se realizar¨¢ en el centro educativo y el resto de manera telem¨¢tica. A no ser que se pueda garantizar la distancia interpersonal de metro y medio entre los alumnos.
Seg¨²n datos que ha conseguido recolectar la Federaci¨®n Francisco Giner de los R¨ªos, institutos como el Julio Palacios (en San Sebasti¨¢n de los Reyes), el Jos¨¦ Churriguera (Legan¨¦s), el Cervantes (Madrid), el Pradolongo (Madrid), el Santa Eugenia (Madrid), el Laguna de Joatzel (Getafe) o el Antonio Gaud¨ª (Coslada) tienen el visto bueno de la Comunidad para que sus alumnos de 2? de Bachillerato estudien todo el curso desde sus centros. La raz¨®n: tienen espacio suficiente o cuentan con aulas como la biblioteca para que los alumnos cumplan con la medida sanitaria necesaria. La Administraci¨®n asegura a este peri¨®dico que ya hay un 20% de los 300 institutos p¨²blicos que cumplen esos requisitos.
Esteban ?lvarez, presidente de la asociaci¨®n de directores de institutos (Adimad) asegura que los centros p¨²blicos con espacio suficiente para garantizar una presencialidad segura son escasos, debido a la saturaci¨®n que tienen. La mayor¨ªa de los alumnos, por tanto, sufren las consecuencias de una semipresencialidad que potencia la desigualdad.
Alejandro Bracamonte vive en Legan¨¦s y estudia ciencias en el instituto Mar¨ªa Zambrano, por lo que se enfrenta a asignaturas como matem¨¢ticas, qu¨ªmica o dibujo t¨¦cnico. Tiene en su mente una nota: el 11,5 que ped¨ªan el a?o pasado para entrar en el segundo grado de arquitectura, por eso cada mil¨¦sima cuenta para ¨¦l. Adem¨¢s, se enfrenta a una semipresencialidad que le pone las cosas complicadas. F¨ªsica, al tener pocos alumnos matriculados, es totalmente presencial. Pero matem¨¢ticas no. As¨ª que cuando sale de una se tiene que ir corriendo a casa para dar la otra, lo que le resulta complicado porque le cuesta llegar 40 minutos. ¡°Cuando tengo suerte, tenemos el recreo en medio, as¨ª que salgo corriendo. Pero siempre me conecto con la clase ya empezada. Lo peor es cuando una clase va detr¨¢s de la otra. Es materialmente imposible llegar a tiempo¡±, explica el estudiante. Ese es solo un ejemplo de las consecuencias de un sistema en el que, siente, se encuentra en el lado negativo de la balanza. Luego, a?ade, las clases online por definici¨®n van m¨¢s lentas que las presenciales. A los profesores les resulta m¨¢s complicado atender a las cuestiones de los alumnos, la conexi¨®n a Internet falla a veces o el proyector da problemas. El resultado de ese c¨²mulo de adversidades con el que lidian cada d¨ªa se refleja en una comparativa sencilla: su clase va por el segundo tema de un temario de 12 que entrar¨¢ en la EvAU. Un amigo suyo, en otro instituto y con clases presenciales, ya ha tenido un examen del tercero. ¡°Siento que vamos lentos y no por culpa del profesor, sino de la situaci¨®n. Luego si no llegamos a dar todo el temario me dir¨¢n que mala suerte. Y los de la privada podr¨¢n hacerlo sin problemas¡±, se queja el aspirante a arquitectura.
No hace falta irse muy lejos para comprobar si lo que cuenta se cumple. Javier Vaquero Espinosa, a punto de cumplir los 17, en noviembre, no conoce a Alejandro y estudia en el Jos¨¦ Churriguera, tambi¨¦n en Legan¨¦s. Les separan casi dos kil¨®metros de distancia f¨ªsica y una decisi¨®n que le favorece tomada gracias a los espacios de su centro, raz¨®n por la que la Consejer¨ªa ha permitido que 2? de Bachillerato se imparta al 100% en las aulas. Las dos primeras semanas no fue as¨ª, pero el equipo directivo del centro, junto al Ampa, elabor¨® un informe en el que explicaba que contaban con la biblioteca y un aula de dibujo t¨¦cnico, de grandes dimensiones, que pod¨ªan utilizar y que pod¨ªan garantizar la distancia de metro y medio entre los alumnos. Tras una primera negativa, finalmente se lo concedieron. ¡°Es que si fuera un concertado o privado contratar¨ªan profesores, bajar¨ªan ratios y se les permitir¨ªa. Los p¨²blicos est¨¢n saturados as¨ª que es m¨¢s complicado desdoblar aulas y que exista la distancia interpersonal, pero claro, nuestros hijos est¨¢n compitiendo con los dem¨¢s¡±, argumenta Enrique M. Santiago, uno de los portavoces del Ampa.
Javier Vaquero quiere estudiar Relaciones Internacionales, y aspira a alcanzar el 11 que ped¨ªan el curso pasado. Le pasa como al amigo de Alejandro, que con solo mes y medio desde el inicio de las clases ya va un tema por delante en matem¨¢ticas, una de las asignaturas en las que coincide. ¡°Menos mal que finalmente podemos dar todas las clases porque yo durante el confinamiento lo pas¨¦ mal, me agobi¨¦ mucho¡±, reconoce. Tiene la suerte de contar con ordenador propio y buena conexi¨®n a Internet, pero aun as¨ª asegura que la semipresencialidad significa ¡°ir un poco por tu cuenta¡±. Y eso, a?ade, funciona cuando la asignatura la dominas ¡°m¨¢s o menos¡± pero cuando no, es f¨¢cil perderse y desconectarse de la materia.
Eso mismo cuenta Jos¨¦ Luis Tore, profesor de Lengua y Literatura del instituto Carmen Mart¨ªn Gaite, en Moralzalzar, donde el centro ha optado por tirar tabiques con su propio presupuesto para conseguir esa presencialidad con la que todos sue?an. Las obras acaban de empezar, y esperan poder estar listos en noviembre, casi dos meses despu¨¦s del inicio del curso. ¡°Se est¨¢ produciendo un agravio comparativo entre los alumnos¡±, denuncia Tore, uno de los 122 firmantes procedentes del mundo de la cultura de un manifiesto que reclama m¨¢s y mejores medios para la educaci¨®n p¨²blica. ¡°Las clases online se ralentizan y, adem¨¢s, no han llegado los dispositivos prometidos. De hecho, conozco a profesores que est¨¢n poniendo dinero de su bolsillo para paliar eso¡±, explica el docente.
Esta situaci¨®n afecta a los alumnos que m¨¢s dificultades tienen, a?ade el profesor. ¡°Porque son adolescentes y no todos tienen el mismo grado de madurez o las mismas facilidades. Por lo que si uno va regular en una materia, esta situaci¨®n lo empeora, le resta oportunidades y la brecha se agranda¡±, argumenta.
Los ex¨¢menes de la EvAU del curso pasado se flexibilizaron, teniendo en cuenta la situaci¨®n de la pandemia. A los alumnos se les ofrec¨ªa dos opciones en cada prueba, y cada una de ellas ten¨ªa varias preguntas. Como algo excepcional, se les permiti¨® mezclar las cuestiones de las dos opciones, por si no hab¨ªan llegado a estudiar todo el curr¨ªculum. Este a?o, sin embargo, las instrucciones parecen obviar esa cuesti¨®n. Al menos es lo que refleja las primeras instrucciones colgadas, que vuelven al sistema de hace dos a?os. Fuentes de la Consejer¨ªa de Universidades, sin embargo, aseguran que todav¨ªa no est¨¢ decidido, que depender¨¢ de c¨®mo evolucione el curso. ¡°Se decidir¨¢ en las pr¨®ximas semanas¡±, explican.
¡°Qu¨¦ poca empat¨ªa tienen con nosotros¡±, le dijo una alumna a Tore, su profesor de Lengua. Profesores y alumnos esperan que subsanen al menos esa cuesti¨®n. Obligados a seguir asignaturas desde casa, ya sienten que la brecha les obliga a salir m¨¢s tarde en una carrera desigual.
Casi dos meses sin profesor de F¨ªsica
El grito por la desigualdad de oportunidades entre alumnos se extiende. Alejandro Garc¨ªa, portavoz del sindicato de alumnos de Madrid, apunta tambi¨¦n a un hecho desolador para muchos: la falta de profesorado. Pasa, por ejemplo, en el instituto Manuela Malasa?a (M¨®stoles), donde el profesor de F¨ªsica est¨¢ de baja y todav¨ªa no se ha cubierto su hueco. ¡°Han pasado casi dos meses y los alumnos de 2? de Bachillerato no han empezado esa materia. Luego llegar¨¢ junio, y ?qu¨¦ pasar¨¢? Esto es insostenible¡±, se queja. Tambi¨¦n cuenta c¨®mo la administraci¨®n ha dejado a cada centro abandonado, teniendo que sacarse las casta?as del fuego. Pas¨® en el instituto G¨®mez Moreno (San Blas), cuyos alumnos hac¨ªan cola para ver qui¨¦n entraba en clase o no, y luego no hab¨ªa opci¨®n para seguirla de manera telem¨¢tica, cuenta. ¡°Eso se ha solucionado ya, pero estuvieron un mes as¨ª. Los que no entraban ten¨ªan que pedir los apuntes y ya, que se apa?aran¡±, cuenta Garc¨ªa, que cree que ¡°nunca ha habido igualdad de condiciones¡± aunque ahora, contin¨²a, ¡°emerge a la superficie las consecuencias de los recortes¡±.
Esteban ?lvarez, presidente de la asociaci¨®n de directores, apunta adem¨¢s a un dato m¨¢s: solo el 15% de los centros que imparten clases de manera semipresencial lo hacen sin retrasos con respecto a los dem¨¢s, debido a las deficiencias en la conectividad.
Isabel Galv¨ªn, de CC OO, asegura que ha denunciado la situaci¨®n ante el Defensor del Pueblo ¡°porque se est¨¢ vulnerando el derecho a la educaci¨®n¡± y porque va a tener un gran impacto en las clases medias. No es la ¨²nica denuncia que le va a llegar por el mismo problema, ya que la Fapa Francisco Giner de los R¨ªos tambi¨¦n lo ha hecho. ¡°La ¨²nica opci¨®n es que se vuelva a la presencialidad igual para todos porque est¨¢ teniendo unos efectos demoledores¡±, asegura Galv¨ªn.
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